Tokio 9-3-1945, 22:30 horas
A las 22:30 mientras la gente en Tokio dormía, dos aviones marcadores B-29, uno de ellos pilotado por el General Power, volaron sobre la ciudad dejando caer bombas incendiarias M-47 para delimitar el área de bombardeo. Poco después otros dos aviones B-29 lanzaron tiras de aluminio para impedir la detección de los radares e impidiendo el alumbrado de los reflectores de la artillería antiaérea. Dos aviones más, marcaron con incendiarias una cruz uniendo los cuatro puntos dejados por los aviones marcadores. Seguidamente la flota de 334 aviones B-29 comenzó el bombardeo de alfombra sobre el sector de la ciudad demarcada por la X de fuego casi perfecta. El avión de Power subió a gran altura volando en círculos sobre la ciudad para observar.
Uno de los edificios del Palacio Imperial.
Véase el Chidorigafuchi, uno de los fosos que llega a tener
más de 50 metros de ancho y que rodean todo el palacio.
El bombardeo se concentró en los municipios de Koto-Ku, Sumida-Ku y Taito-Ku, que se encuentran a lo largo de la ribera este del río Sumida. El municipio Sumida-Ku se encuentra entre el río del mismo nombre y el río Arakawa y forma parte del este de la ciudad de Tokio, hacia el oeste en el centro de la ciudad se encuentra el palacio Imperial. Poco antes de iniciarse el bombardeo, se levantó un fuerte viento, que aventó las llamas y las esparció rápidamente. Cuando los demás B-29 alcanzaron la ciudad y dejaron caer sus bombas, estallaron incendios adicionales. El viento aumentado a cuarenta y cinco kilómetros por hora enviaba restos llameantes por encima de los cortafuegos y canales. Por el intenso calor, el viento cobró más fuerza, corriendo a 30 metros por segundo, tocando las casas no alcanzadas por las bombas y encendiéndolas debido a la altísima temperatura del aire. El aire infernal llegó hasta el centro de Tokio causando pequeños fuegos espontáneamente encendidos en techos y puertas.
Modelo de casa japonesa típica. Techos y paredes de madera.
Paneles de madera forrados en papel de arroz
La incursión continuó por unas dos horas, mientras el General Power observaba cuidadosamente la operación e intentaba recoger datos para evaluación posterior. Power envió por radio informes sobre el incendio, que hasta al insensible general le hicieron una tremenda impresión. Pero, en tierra, la escena era mucho peor, una pesadilla salida del Infierno de Dante. Radio Tokio emitió un informe, horas más tarde, en el que el locutor, después de condenar a los estadounidenses por la matanza de la población, describía vividamente el holocausto: "Esta noche de brillante luz de las estrellas permanecerá en la memoria de todos los que la presenciaron. Después de la caída de las primeras bombas incendiarias, se formaron nubes de humo que se iluminaron desde abajo con una luz rojiza. De ellas emergían los aviones, volando pavorosamente a baja altura sobre los centenares de incendios, que se esparcían gradualmente. Un bombardero explotó ante nuestros ojos como un proyectil trazador de magnesio, casi sobre el centro de la ciudad. Las nubes de fuego se dirigían serpenteando hacia lo alto y la torre del edificio de la Dieta se erguía negra contra el rojo del cielo. La ciudad estaba tan resplandeciente como una salida de sol; nubes de humo, hollín, incluso chispas arrastradas por el vendaval, volaban por encima. Pensamos que esta noche todo Tokio sería reducido a cenizas..."
Los bombardeos de las ciudades japonesas fueron de un éxito escalofriante. En un par de horas 2 mil toneladas de bombas, medio millón de incendiarias de Napalm y Magnesio, llovieron sobre Tokio destruyendo gran parte de la capital. Fue uno de los mayores desastres hasta entonces sufrido por ningún beligerante en la historia de la guerra. No todos se percataron de la alerta aérea en Tokio cuando apareció el primer avión y que se interrumpió brevemente debido a que se trataba de sólo dos aviones, pero un centenar de personas de Sumida-Ku precavidas con sus maletas, lograron escapar permaneciendo en el Parque Kinshi donde observaron llenos de pavor el holocausto.
La tormenta de fuego arrasó todo el este de la ciudad donde se concentraba la mayor parte de las casas de madera, cartón y papel. Miles de las personas murieron asfixiadas y quemadas por el aire de la tormenta que desató vientos con temperaturas de 1000°C corriendo a más de 200 kms por hora consumiendo el oxígeno y creando una tromba de aire que subió cuando menos a 10 kms de altura. Muchos bombarderos fueron lanzados centenares de metros hacia arriba por las corrientes de aire. Al menos uno reportó que una bomba de 250 kgs fue devuelta al depósito de bombas por una súbita corriente de aire. En tierra, la tormenta de fuego succionaba a los que trataban de huir, matando a niños, mujeres y ancianos. Atrapados entre los ríos Sumida y Arakawa, la gente que trataba de salvarse del fuego tirándose a los canales murieron hervidas o asfixiadas. Salvaron los más jóvenes que pudieron correr hasta encontrar algún lugar donde por milagro el fuego no llegó, los demás, mujeres, ancianos y niños pequeños fueron incinerados. Los llamados "turbantes anti bombardeos" que miles de mujeres usaban para protegerse de las esquirlas durante los bombardeos convencionales, era lo primero que se encendía aún sin que el fuego las tocara, cuando las mujeres con sus hijos en brazos corrían en medio de la tormenta.
Las casas de madera y cartón simplemente se volatilizaban. El contenido inflamable de los edificios de cemento y ladrillo ardió completamente convirtiéndolos en hornos que apenas quedaron como cascarones con sólo cenizas en su interior. Las pérdidas fueron enormes, murió más gente en esas fatídicas dos horas, que en la explosión atómica de Nagasaki. Según las primeras cifras recopiladas por la policía metropolitana japonesa, 83.783 personas murieron, miles fueron declarados desaparecidos, 40.918 fueron heridas y más de 800.000 de personas estaban sin hogar. Llevó veinticinco días a las autoridades japonesas el remover de los escombros todos los cuerpos calcinados. Las cifras fueron aumentando. Quedaron destruidos más de 40 kilómetros cuadrados de la ciudad de Tokio. Según la cuenta final, en el holocausto de fuego, el bombardeo había matado a más de 100.000 personas, dejando heridas a más de 400.000 y al menos un millón de personas quedaron sin techo en pleno invierno. Se contabilizaron 276.791 casas que fueron destruidas por el fuego,
La explosión de una bomba de tungsteno podría hacer
pensar que es el inicio de una celebración...
En el ataque, las pérdidas de los B-29 fueron catorce en total, tres de ellos, al menos, fueron derribados por las baterías antiaéreas japonesas y se le vio explotar en el aire estrellándose en Aoki-cho, Kawagichi, dos tripulantes salvaron milagrosamente, los otros dos aviones se estrellaron también. Las tripulaciones de otros cinco bombarderos, alcanzados por los antiaéreos, cayeron en el océano y fueron salvadas por unidades de rescate. Otros se estrellaron al tratar de aterrizar en Iwo Jima. Dieciocho horas después del ataque, el Primer Ministro Koiso hablo por Radio Tokio para denunciar a los "muy crueles y bárbaros estadounidenses", y advertir al pueblo japonés que tenían que estar preparados para soportar más bombardeos incendiarios.
Inútil intento de apagar el tungsteno.
ginza suburbios de tokio
el incendio de dia
y por ultimo un video de you tube
http://www.youtube.com/watch?v=btA9q1VvHD8&feature=related
bueno amigos esta demas decir que es mi primer post espero que mis errores no sean muchos y espero consejos, criticas, opiñones, desde ya muchas gracias y deseo que salga bien para seguir con las otras ciudades incendiadas en la guerra del pacifico.
saludos a todos y desde ya muchas gracias :)
fuente :http://www.exordio.com
A las 22:30 mientras la gente en Tokio dormía, dos aviones marcadores B-29, uno de ellos pilotado por el General Power, volaron sobre la ciudad dejando caer bombas incendiarias M-47 para delimitar el área de bombardeo. Poco después otros dos aviones B-29 lanzaron tiras de aluminio para impedir la detección de los radares e impidiendo el alumbrado de los reflectores de la artillería antiaérea. Dos aviones más, marcaron con incendiarias una cruz uniendo los cuatro puntos dejados por los aviones marcadores. Seguidamente la flota de 334 aviones B-29 comenzó el bombardeo de alfombra sobre el sector de la ciudad demarcada por la X de fuego casi perfecta. El avión de Power subió a gran altura volando en círculos sobre la ciudad para observar.
Uno de los edificios del Palacio Imperial.
Véase el Chidorigafuchi, uno de los fosos que llega a tener
más de 50 metros de ancho y que rodean todo el palacio.
El bombardeo se concentró en los municipios de Koto-Ku, Sumida-Ku y Taito-Ku, que se encuentran a lo largo de la ribera este del río Sumida. El municipio Sumida-Ku se encuentra entre el río del mismo nombre y el río Arakawa y forma parte del este de la ciudad de Tokio, hacia el oeste en el centro de la ciudad se encuentra el palacio Imperial. Poco antes de iniciarse el bombardeo, se levantó un fuerte viento, que aventó las llamas y las esparció rápidamente. Cuando los demás B-29 alcanzaron la ciudad y dejaron caer sus bombas, estallaron incendios adicionales. El viento aumentado a cuarenta y cinco kilómetros por hora enviaba restos llameantes por encima de los cortafuegos y canales. Por el intenso calor, el viento cobró más fuerza, corriendo a 30 metros por segundo, tocando las casas no alcanzadas por las bombas y encendiéndolas debido a la altísima temperatura del aire. El aire infernal llegó hasta el centro de Tokio causando pequeños fuegos espontáneamente encendidos en techos y puertas.
Modelo de casa japonesa típica. Techos y paredes de madera.
Paneles de madera forrados en papel de arroz
La incursión continuó por unas dos horas, mientras el General Power observaba cuidadosamente la operación e intentaba recoger datos para evaluación posterior. Power envió por radio informes sobre el incendio, que hasta al insensible general le hicieron una tremenda impresión. Pero, en tierra, la escena era mucho peor, una pesadilla salida del Infierno de Dante. Radio Tokio emitió un informe, horas más tarde, en el que el locutor, después de condenar a los estadounidenses por la matanza de la población, describía vividamente el holocausto: "Esta noche de brillante luz de las estrellas permanecerá en la memoria de todos los que la presenciaron. Después de la caída de las primeras bombas incendiarias, se formaron nubes de humo que se iluminaron desde abajo con una luz rojiza. De ellas emergían los aviones, volando pavorosamente a baja altura sobre los centenares de incendios, que se esparcían gradualmente. Un bombardero explotó ante nuestros ojos como un proyectil trazador de magnesio, casi sobre el centro de la ciudad. Las nubes de fuego se dirigían serpenteando hacia lo alto y la torre del edificio de la Dieta se erguía negra contra el rojo del cielo. La ciudad estaba tan resplandeciente como una salida de sol; nubes de humo, hollín, incluso chispas arrastradas por el vendaval, volaban por encima. Pensamos que esta noche todo Tokio sería reducido a cenizas..."
Los bombardeos de las ciudades japonesas fueron de un éxito escalofriante. En un par de horas 2 mil toneladas de bombas, medio millón de incendiarias de Napalm y Magnesio, llovieron sobre Tokio destruyendo gran parte de la capital. Fue uno de los mayores desastres hasta entonces sufrido por ningún beligerante en la historia de la guerra. No todos se percataron de la alerta aérea en Tokio cuando apareció el primer avión y que se interrumpió brevemente debido a que se trataba de sólo dos aviones, pero un centenar de personas de Sumida-Ku precavidas con sus maletas, lograron escapar permaneciendo en el Parque Kinshi donde observaron llenos de pavor el holocausto.
La tormenta de fuego arrasó todo el este de la ciudad donde se concentraba la mayor parte de las casas de madera, cartón y papel. Miles de las personas murieron asfixiadas y quemadas por el aire de la tormenta que desató vientos con temperaturas de 1000°C corriendo a más de 200 kms por hora consumiendo el oxígeno y creando una tromba de aire que subió cuando menos a 10 kms de altura. Muchos bombarderos fueron lanzados centenares de metros hacia arriba por las corrientes de aire. Al menos uno reportó que una bomba de 250 kgs fue devuelta al depósito de bombas por una súbita corriente de aire. En tierra, la tormenta de fuego succionaba a los que trataban de huir, matando a niños, mujeres y ancianos. Atrapados entre los ríos Sumida y Arakawa, la gente que trataba de salvarse del fuego tirándose a los canales murieron hervidas o asfixiadas. Salvaron los más jóvenes que pudieron correr hasta encontrar algún lugar donde por milagro el fuego no llegó, los demás, mujeres, ancianos y niños pequeños fueron incinerados. Los llamados "turbantes anti bombardeos" que miles de mujeres usaban para protegerse de las esquirlas durante los bombardeos convencionales, era lo primero que se encendía aún sin que el fuego las tocara, cuando las mujeres con sus hijos en brazos corrían en medio de la tormenta.
Las casas de madera y cartón simplemente se volatilizaban. El contenido inflamable de los edificios de cemento y ladrillo ardió completamente convirtiéndolos en hornos que apenas quedaron como cascarones con sólo cenizas en su interior. Las pérdidas fueron enormes, murió más gente en esas fatídicas dos horas, que en la explosión atómica de Nagasaki. Según las primeras cifras recopiladas por la policía metropolitana japonesa, 83.783 personas murieron, miles fueron declarados desaparecidos, 40.918 fueron heridas y más de 800.000 de personas estaban sin hogar. Llevó veinticinco días a las autoridades japonesas el remover de los escombros todos los cuerpos calcinados. Las cifras fueron aumentando. Quedaron destruidos más de 40 kilómetros cuadrados de la ciudad de Tokio. Según la cuenta final, en el holocausto de fuego, el bombardeo había matado a más de 100.000 personas, dejando heridas a más de 400.000 y al menos un millón de personas quedaron sin techo en pleno invierno. Se contabilizaron 276.791 casas que fueron destruidas por el fuego,
La explosión de una bomba de tungsteno podría hacer
pensar que es el inicio de una celebración...
En el ataque, las pérdidas de los B-29 fueron catorce en total, tres de ellos, al menos, fueron derribados por las baterías antiaéreas japonesas y se le vio explotar en el aire estrellándose en Aoki-cho, Kawagichi, dos tripulantes salvaron milagrosamente, los otros dos aviones se estrellaron también. Las tripulaciones de otros cinco bombarderos, alcanzados por los antiaéreos, cayeron en el océano y fueron salvadas por unidades de rescate. Otros se estrellaron al tratar de aterrizar en Iwo Jima. Dieciocho horas después del ataque, el Primer Ministro Koiso hablo por Radio Tokio para denunciar a los "muy crueles y bárbaros estadounidenses", y advertir al pueblo japonés que tenían que estar preparados para soportar más bombardeos incendiarios.
Inútil intento de apagar el tungsteno.
ginza suburbios de tokio
el incendio de dia
y por ultimo un video de you tube
http://www.youtube.com/watch?v=btA9q1VvHD8&feature=related
bueno amigos esta demas decir que es mi primer post espero que mis errores no sean muchos y espero consejos, criticas, opiñones, desde ya muchas gracias y deseo que salga bien para seguir con las otras ciudades incendiadas en la guerra del pacifico.
saludos a todos y desde ya muchas gracias :)
fuente :http://www.exordio.com