La Caida de Francia, Mayo de 1940...

Sebastian

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Esta bien lo voy a leer aca.......pero despues veo si lo consigo ja.
Esta batalla y las de la 2 guerra mundial las lei varias veces en varios libros, pero si veo algun libro que no conozca sobre la 2WW lo compro(dependiendo el precio claro).

Saludos y metele que quiero leer el siguiente capitulo ja.
 

Leutnant

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8ª Parte:

La llegada de Guderian.



El 12 de mayo es un magnífico domingo de Pentecostés. En Francia y en Alemania, las ciudades y los pueblos están llenos de niñas de primera comunión con traje de organdi. En Holanda y Bélgica, las antorchas de la guerra ennegrecen el cielo.

Ya está clara una cosa: es imposible desbloquear la fortaleza Holanda. Giraud, después de su arranque fulgurante, se ha guardado de aventurar el grueso de sus tropas al Norte del Escalda, contentandose con empujar hacia Breda su 1ra D.L.M. y los grupos de reconocimiento de sus dos divisiones motorizadas. La Luftwaffe ha dejado a las columnas francésas subir hacia el Norte sin intervenir durante el 10 y el 11; luego ha entrado violentamente en acción. Cambio a la vista: ayer, una marcha triunfal entre flores; hoy, un duro acoso, camiones incendiados, arroyos de sangre civil y militar en las rutas agujereadas de embudos.



El VII Ejército recibe valientemente su bautismo de fuego, pero es de sobra evidente la inutilidad de su punta lejana: por la tarde, se da orden de volver a pasar el Escalda.
El mismo 12 de mayo, se celebra una conferencia franco-belga en el pequeño castillo de Casteau, cerca de Mons. Las imágenes concretas de la guerra han acompañado a los grandes jéfes que rodaban hacia su cita. En Bélgica como en Holanda, la intervención de la Luftwaffe ha cambiado en tragédia la florida entrada en fuego de la víspera. Arden pueblos, las rutas son ametralladas; pánicos causados por el miedo a los paracaidístas provocan enloquecidos tiroteos a la nada.

Francia está representada por un Daladier con botas altas y por los generales Georges, Billotte y Champon; Inglaterra, por un delgado Lord Gort, y Bélgica, por su Rey. Ya se incuban recriminaciones. Los franceses no han encontrado la posición del Dyle preparada como hubieran querido, y no pueden menos que expresar una cortéz sorpresa ante la rapidéz con que los belgas han abandonado el canal Albert.
Ellos mismos, sin embargo, está impresionados por la poténcia aérea alemana. En el coche que le vuelve a llevar a su puesto de mando, Leopoldo III contempla la muerte en los caminos, y dice a Overstraeten: "La confianza en el éxito parece limitada..." Con todo, el Rey ha aceptado la autoridad del General Billotte, encargado de coordinar la acción de los ejércitos aliados del ala derecha. La unidad del mando queda establecida: no resistirá mucho tiempo más.

Marchando a toda velocidad, el cuerpo de caballería ha llegado más allá de Gambleaux. La misión de sus dos D.L.M es contener al enemigo durante ¡cuatro días! La toma de contacto es dura, pero las primeras informaciones que llegan al cuartel general de La Ferté-sous-Jouarre son "satisfactorias". La batalla se anuncia "tal como la veia el mando francés": choque de vanguardia al Sur de Lieja, a lo que seguirá "sin duda" una estabilización en las posiciones Amberes-Namur. Pero el ritmo de la realidad es más precipitado y más brutal de lo que se había pensado.



Todos los pensamientos se dirigen a Gambleaux. En Lorena y en el Rin, ni siquiera se ha roto la calma. En las Ardenas, las cinco divisiones ligeras de caballería lanzadas por delante de los ejércitos IX y II han sido rechazadas violentamente, y se identifican unidades blindadas alemanas en la confluencia del Semois.

Pero no se sacan conclusiones alarmistas. Huntziger está firmemente establecido en sus posiciones preparadas de antemano, y el ala izquierda de Corap llega al Mosa entre Givet y Namur. Permanece intacta la convicción en que se ha fundado todo el dispositivo francés: no es la dificil región de las Ardenas donde el enemigo hará su esfuerzo principal (esta noción será catastrófica).



Por encima de Bouillon, el 12 por la tarde, aparece una formación de aviones aliados. Llueven bombas. Las ventanas del Hotel Panorama vuelan en pedazos. El hotel domina espléndidamente el valle de Semois. Generaciones de cazadores lo han llenado de trofeos que hace caer el soplo furioso de las bombas. Una cabeza de jabalí se dezploma sobre una mesa, a solo centímetros de un general inclinado sobre un mapa. El estallido de una vitrina la acribilla. Fuera, un convoy de municiones ha sido alcanzado por las bombas. Los obuses estallan en cadena y los ecos del estrecho valle mezclan sus detonaciones en un poderoso retumbar de tambor.
El general a quien un jabalí difunto ha estado a punto de aniquilar es Guderian. Se sacude y ríe. Hace media hora que ha llegado al Hotel Panorama, donde su jéfe de estado mayor, Coronel Nehring, ha instalado tranquilamente el puesto de mando, sin cuidarse de la proximidad de un puente que es imán para las bombas.
"De todos modos Nehring - dice Guderian - hariamos mejor en mudarnos. No es un día para hacernos matar".

Bouillon, la última ciudad belga, está sólo a 5 Km de la frontera francésa. Ésta ha sido franqueada aquella mañana, a las 9:30 hs, por los elementos de cabeza de la 1ª división Panzer, tanques ligéros que tienen como emblema una hoja de roble. En seguida han entrado en el bosque de Sedán.
A esas horas, salen al famoso campo de batalla por el calvario de Illy, desde donde el 1 de septiembre de 1870, el Rey Guillermo de Prusia vió la carga desesperada de los cazadores de Africa de Galliffet.

Desde sus posiciones en la orilla izquierda, la artillería francesa tira con precisión, pero Sedán. incendiado, no parece defendido. Se alcanza entonces el Mosa, sesenta horas después de haber dejado los cuarteles en el Eifel.



No ha sido fácil. Los belgas han puesto en juego destrucciones que han estorbado seriamente el avance. La caballería francesa se ha batido con vigor, aunque, ateniéndose a su sencilla misión de retardo, nunca se haya aferrado al suelo sin ánimo de retroceder. Semejante táctica habría complicado seriamente la situación porque ya una sola de las tres divisiones blindadas del 19º cuerpo, la 1ª, va exactamente conforme al horario. La 10ª llegará penosamente a Bazeilles durante la noche. La 2ª, francamente atrasada, todavía está en el Semois.


Un Fieseler Storch se posa junto al nuevo puesto de mando, en la aldea de Noirefontaine. El jéfe de la agrupación blindada, el capitán general Von Kleist, envía a buscar, para las ordenes de mañana, a su subordinado Guderian. Media hora más tarde éste escucha, aturdido de verse superado en audacia por primera véz. A las 16 hs, mañana, 13 de mayo de 1940, franqueará el Mosa a ambas partes del Sedán. Establecerá una cabecera de puente, apoderándose de la Cota 247. de la aldea de Wadelincourt y del bosque de Marfée. Guderian reclama que sus fuerzas no están reunidas, que una de sus divisiones va rezagada y que su regimiento de asalto, el Gross Deutchland no ha superado Bouillon. Kleist no puede remediarlo, no es mago, ni la órden viene de él. No viene del comandante de grupo de ejércitos, Rundstendt, ni del comandante en jéfe, Von Brauchitsch. Viene del impaciente suprémo: Adolf Hitler.


Su batalla se desarrolla bien. Las operaciones de detalle que ha montado personalmente en Holanda y en Bélgica han salido admirablemente bien. Además de sus ventajas propiamente militares, esos golpes fulgurantes realizan uno de los objetivos pretendidos por el Führer: atraer la atención hacia Lieja y Rotterdam, para apartarla de Dinant y de Sedán. Ordena trompetearlos en los partes oficiales, y en cambio, silenciar la marcha de los vehículos blindados a través de las Ardenas. Es preciso que los franceses sigan malgastando sus tropas en Bélgica, lo que, por otra parte, hacen tan bien como si obedecieran al propio Hitler.



"El enemigo - observa el Führer - todavía no ha comprendido la idea fundamental de nuestras operaciones: la perforación del grupo de ejércitos A. Continúa llevando grandes efectivos hacia la línea Amberes-Namur y descuida el sector frente al grupo A...".

No obstante, el 12 por la tarde, no se han reunido las condiciones razonables para atravesar a un lado y a otro de Sedán. Guderian pide esperar un poco, aunque sea un par de horas, para permitirle reagrupar su cuerpo de ejército. Sus superiores inmediatos le dan la razón, pero no pueden hacer responsables de modificar el horario del Führer.

Tras el calor del día, la noche, la noche de mayo, pura como un diamante, parece glacial. El pequeño avión que vuelve a llevar a Guderian a su puesto de mando, se pierde un momento por encima de las líneas francesas. La artillería sigue tirando. Todos los informes del día han subrayado su precisión y su eficacia. Para forzar una posición como la de Sedán contra cañones tan habiles hay que contrarrestarles vigorosamente. No es la artillería de que Guderian dispondrá mañana a las 16 hs lo que se lo permitirá.

Una sola cosa le tranquiliza un poco: el jéfe de la 3ra Flota Aérea, Sperrle, asiste a su conversación con Kleist. Le ha prometido el mayor apoyo que jamás haya recibido ningún ejército.


Fuente:
- "La Segunda Guerra Mundial". Raymond Cartier. Ed. Larousse/Paris Match. 1970.

- "39 - 45. Mille Images Inédites des Archives Militaires". Pierre Miquel. Ed. Chene. 1985.


Saludos!!!
 

Leutnant

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9ª Parte:

La Aviación conquista, la Infantería ocupa.


La promesa de Sperrle empieza a realizarse a las 11. Un poco antes, el General Grandsard, jéfe del 10º Cuerpo, decía al General Lafontaine, jéfe de la 55ª D.I:
"Siempre se lo he dicho, Lafontaine: los alemanes necesitarán semanas, sino meses, para montar un ataque. Todavía estamos en la toma de contacto antes de empeñarse a fondo. Quédese tranquilo al menos por 8 días".

Banhead

Nada, en efecto, puede justificar el pesimismo de un guerrero de la vieja escuela. Es un poco desconcertante que los alemanes hayan alcanzado el Mosa tan rápido, pero la doctrina francesa enseña que uno sólo se bate a fondo sobre una sola posición, y todo lo que ha pasado en las avanzadillas en los últimos tres días no es más que una distracción. Los alemanes han llegado con tanques, pero los tanques no nadan, y tras de los puentes de Bouillonais, de Fabert, de Torcy, de la plaza de Turenne, de la Estación, el último puente del Mosa, el de la Esclusa, ha saltado puntualmente, a las 21 hs.



La marcha rápida del enemigo, por lo demás, ha puesto en alerta al mando, que ha dado órdenes para que se concentren hacia Sedán unidades de reserva general.

El 10mo Cuerpo ya ha recibido a los regimientos de artillería 314 y 369. Doscientas bocas de fuego, cuyos calibres van del 75 al 155 largo, guarnecen las alturas al oeste de Sedán. Es cierto que reina algún desorden en la zona del cuerpo de ejército. Para reforzar la defensa, el mando ha tomado la decisión de pasar en seguida a primera línea a la 72ª D.I., en vez de guardarla en reserva. Viene de bastante lejos, su instalación es laboriosa y la inquietud se propaga a las divisiones vecinas, que deben estrechar su dispositivo para abrirle espacio. El movimiento no se completará hasta la noche del 14 al 15, pero tendrá como beneficio reducir el frente asignado a la 55ª D.I.



Ésta es lo que es, con clamorosas debilidades de las grandes unidades de Serie B, pero es preciso que luche tal como es, y siempre es una ventaja recibir el choque en un terreno que se organiza hace meses. El puesto de mando de combate de la división se encuentra en Font-Dagot, en el camino de Bulson a Maisoncelles, a 10 Km de las primeras líneas. El jéfe, General de Brigada Henri Jean Lafontaine, es un viejo galo de grandes bigotes, relativamente jóven para su rango: cincuenta y ocho años.
Al contrario que Grandsard, crée que los alemanes atacarán a toda velocidad. Conoce al General Musse, ex agregado militar en Varsovia, que le ha contado la campaña de Polónia, y estima que el Mosa no es obstáculo para un ejército que ha franqueado como si nada el Bug y el Vístula. Pero Huntziger se encogió de hombros: "Polónia es Polónia; ¡Aquí, estamos en Francia, General!..."

Reforzada con un batallón de ametralladoras y de elementos de infantería de fortaleza, pero amputada de uno de sus dos regimientos, el 213, dejado en reserva de cuerpo de ejército, la 55ª D.I. defiende el Mosa desde el canal de las Ardenas a Pont-Maugis. A su izquierda empieza el IX Ejército del general Corap, y a su derecha, la 71ª D.I., comandada por el General Baudet.



El río corre por el valle bastante amplio, ciñendo las alturas de su orilla izquierda en que se ha atrincherado la 55ª D.I. Desde sus observatorios, ésta vé el bosque ardenés de donde sale el enemigo por rutas tortuosas, a través de Saint-Menges y Givonne. Más cerca, vé las grandes praderas pantanosas que rodean Bazeilles y Donchery, así como la larga península de Iges que traza el Mosa después de haber curzado Sedán. Vé, incendiada, la ciudad abandonada sin combate. Con más razón se ha abandonado la península de Iges, indefendible por causa de su contorno, para trasladar la posición de resistencia al canal, de 1.500 metros de largo, que la corta por su base. Con esta excepción, la consigna es defender el propio curso del Mosa aplicando a éste una barrera de fuego contínuo.


Más de cincuenta bloques de cemento, armados con una ametralladora, un cañón del 25 o uno del 47, se han establecido de manera que no haya una pulgada de cauce sin batir. En conjunto, el sector forma un arco. El pequeño macizo del bosque del Marfée forma la cuerda, entre el Mosa y el Bar. Es difícil de abordar, y su vertiente norte ofrece buenos campos de tiro en la curva de Sedán. Allí se ha fijado la línea de detención. Algúnos lamentan que no se haya puesto allí la línea principal de resistencia, abandonando la curva, más dificilmente defendible que la ciudad a que se ha renunciado. Pero la doctrina exige pegarse a los cauces de agua, fosos antitanques hechos por Dios.

Tal es el campo de batalla de la infortunada 55ª División de Infanteria (Serie B). Se diría que la aviación alemana la eligió, entre todas las divisiones del ejército francés, para cortarla trozo a trozo en aquella tarde del 13 de mayo. La preparación aérea prometida por Sperrle se abate exactamente en su sector. Aplasta las aldeas de la primera líneas, Hannoge, Villeres-sur-Bar, Croix-Poit- Frenois, Claire-et-Villette, el pueblo de Torcy, Wadelincourt, Pont-Maugis, Noyers-Pont-Maugis...



Machaca las posiciones de artillería, los pueblos de Bulson, Stonne, Raucourt-et-Flaba... Se aplica bomba a los bunkers, algunos de los cuales son destripados por bombas en picado y otros son cegados por géiseres de barro que tapan sus aberturas. Las formaciones enemigas trabajan metódicamente, en grupos de una treintena de aparatos, describiendo una gran rueda de donde se desprenden verticalmente las flechas aullantes de los Stukas. Hasta los alemanes que se acercan al Mosa, bajo el viento de sus propias bombas, están impresionados, casi compadecidos. "El efecto moral - anota en su cuaderno de ruta el jéfe Von Kielmansegg - debe ser espantoso. La artillería francesa ha callado...".

¡¿Y la aviación francésa?! El 10 y el 11 de mayo, sus cazas habían obtenido algunos éxitos. Todavía se muestra y derriba tres aviones sobre el Mosa en la mañana del 13. Última ocación concedida a la artesanía frente a la gran industria.



Cuando una patrulla triple del grupo Murtin reaparece unas horas más tarde, encuentra adelante 80 Messerschmidt que escoltan a 50 bombarderos. La patrulla pierde un aparato y derriba dos. La intervención de la aviación francesa ha terminado por ese día.



Durante ese tiempo, los asaltantes se acumulan. Los caminos de las Ardenas vierten hacia el hoyo del Sedán torrentes de hombres y máquinas. Hace un calor ardiente, un polvo desecador por todas partes, una sed abrasadora. Ataque general a las 16 hs. Órden del Führer; pero hay que correr cuerpo a tierra para atenerse a esa precipitación despiadada. El Reg. Gross Deutschland, que debe desempeñar el papel principal del ataque, todavía está por la mañana en territorio belga, a 40 Km de su emplazamiento de asalto.



Sus camiones lo vomitan al borde del bosque de Sedán, del cual le quedan 7 Km a pie, llevando sus canoas inflables y su enorme impedimenta. El oficial que manda la compañía de vanguardia es el Oberleutnant Von Courbiere, que estaría en el otro bando si Luis XIV no hubiera revocado el edicto de Nantes. Marcha inaudita, cubierta de sudor; pero la artillería francesa, que ayer machacaba las laderas expuestas, ya no tira.
Floing está incendiado y hay que atravesarlo bajo las llamas... Al fín, allí está el Mosa, corriendo, negro bajo las paredes de una fábrica textil arruinada.
Son las 15 hs. Queda una hora para preparar una de las operaciones consideradas como más difíciles del arte militar: atravesar un río teniendo delante a un enemigo atrincherado.

"Nosotros, los viejos del 14-18 - dice el Capitán Lothar Gittermann - , sabémos de qué espíritu de sacrifício y de qué habilidad táctica es capaz el ejército francés. No estamos tranquilos más que a medias. Pero nuestros oficiales jóvenes y nuestros soldados tienen una confianza ciega en su superioridad".

Lo que ven puede confirmarles esa convicción orgullosa. Guderian, teniendo pocos medios, los concentra al máximo. En 2 Km desde los bordes del bosque de Sedán a la península de Iges, ha comprimido todo lo que tira en la 1ra Div. Panzer: la artillería de los tanques, la artillería autopropulsada, la F.L.A.K (o artillería antiaérea), la P.A.K (artillería antitanque). Las disposiciones tomadas al Sur de Sedán, ante Bazeilles, por la 10ma Panzer, son las mismas. Lo que importa es tirar. La tempestad aérea, el picado rugiente de los Stukas, que parece apuntar a cada hombre individualmente, han abrumado a los defensores. Se trata de que no vuelvan a encontrar el reflejo de los combatientes de la última guerra, que levantaban la cabeza después de las más violentas tempestades de artillería volviendo a hallar las armas con qué destrozar el asalto...

Se decía en 1916: la artillería conquista, la infantería ocupa. Hoy le toca al avión conquistar.

Lo demás es casi detalle. El ataque imposible se pone en marcha a horario. La travesia del Mosa dura unos momentos. Los defensores no están completamente paralizados. Algúnos resisten enérgicamente en Frenois. Cerca del Castillo Bellevue, una casamata bien mandada detiene a los asaltantes, que se filtran y la rodean, hasta acabar con su pieza del 88. A las 19 hs, el sol está todavía en el cielo. Sin que un solo medio blindado haya franqueado el Mosa, el Reg. Gross Deutschland alcanza la Cota 247, su objetivo del día. La supera, e infatigable, se sumerge en el bosque de Marfée.


Ante la 10ª Panzer, al Sur de Sedán, la resistencia ha sido al principio un poco más firme. Sólo a las 17 hs, cuarenta minutos después soldados selectos de la Gross Deutschland, el Leutnant Hanbauer y el Feldwebel Ruberth, del 86º Reg. de Fusileros abordan la orilla enemiga. Desde un observatorio del 10mo C.E., se cuentan los hombres que les siguen: 40. Por el milagro de una línea telefónica salvada, sube la información a los escalones superiores: 40 alemanes han logrado franquear el Mosa en Wadelincourt...



Por parte alemana, el General Guderian se ha precipitado a una de las primeran lanchas inflables. Desembarca en la orilla izquierda, donde el Tte. Coronel Balck le recibe gritando: "¡La navegación de placer está prohibida en el Mosa!...".

Por parte francesa, el General Huntziger ha hido de su puesto de mando de Sanuc, a 50 Km del frente, al del 10º C.E., en la Berliére, que está a 25 Km y luego ha vuelto a Senuc, donde había llegado a las 19 hs, para hacerse servir la cena por ordenanzas de guante blanco... ¡Un abismo separa las dos concepciones de mando!

Para los alemanes, cuya doctrina de guerra se ha reformado bajo la influencia hitleriana, el jéfe debe estar en la avanzada, en un avión cuando necesita ver, en un camión-radio cuando tiene que dar órdenes, interviniendo personalmente en combate cuando encuentra la ocasión.

Según la concepción francesa, heredada de 1914, el jéfe dirige a distancia una guerra casi abstracta con suficiente perspectiva de tiempo y de espíritu como para que sus decisiones se sustraigan a la emoción del combate. En Senuc, la única información llegada por la tarde es:
"40 alemanes han franqueado el Mosa...". Parece pintar un incidente local.
"Eso - dicen tranquilamente a Huntziger - nos dará 40 prisioneros...".

La cabecera de playa en el hundimiento de Francia, ha nacido.



Fuente:
- "La Segunda Guerra Mundial". Raymond Cartier. Ed. Larousse/Paris Match. 1970.

- "39 - 45. Mille Images Inédites des Archives Militaires". Pierre Miquel. Ed. Chene. 1985.

- Bundesarchiv.


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El terror de la guerra...

10ª Parte:


De una sorpresa, un pánico hace un desastre.




Toda el ala izquierda del 2º Ejército Francés, se derrumba. La travesia del Mosa habría podido ser sólo un incidente local, como todos los ejércitos han tenido en todas las guerras. Un pánico surgido de un largo abatimiento moral lo convertirá en un desastre irremediable, el hundimiento de toda una nación es ahora una realidad.

Por lo que se puede juzgar, el viento de derrota partió de Bulson, oscuro pueblito junto a los bosques de Marfée. Un centenar de habitantes, una iglésia sin sacerdote, una docena de granjas ardenésas, dos porches redondeados y montones de estiércol que desbordan hasta el camino. Durante los nueve meses de espera, se habían alojado artilleros en las granjas.

El país era fangoso y sombrío, el clíma muy humedo y frío. Malsano para los hombres, y peor aún para los caballos, que morían en masa sin que se supiera el porqué. El aburrimiento y la pereza devoraban a una tropa en que los oficiales no tenían ya gusto por mandar ni los hombres costumbre por obedecer. Las piezas, del 105 largo, tenían sus emplazamientos cerca del acantonamiento, apuntando a las salidas del bosque de Sedán. Pero hacía mucho tiempo que los sirvientes de ese grupo de artillería pesada de cuerpo de ejército habían dejado de creer que tirarían alguna vez un obús contra el enemigo.

Esa inverosimilitud se produjo el 12 de mayo. Los artilleros la acogen un poco como una diversión en su monótona vida. La moral es buena y sigue siéndolo durante la mañana del 13, hasta el momento en que los Stukas empiezan a zambullirse contra sus baterías.
Las pérdidas son insignificantes, ningún cañon queda fuera de servício, ¡pero los sirvientes abandonan sus piezas y huyen por los bosques! Ése es el momento en que los alemanes atacan el Mosa, y desde su puesto, el General Lafontaine ve una multitud de tanques atravesando el amplio talud que lo bordea. ¡Blanco soñado!... ¡Pero la artillería francesa ya no tiene brazos que la sirvan!

Sin embargo, la tempestad aérea decrece. Algunas baterías se recuperan. Cinco tanques alemanes que se dejan ver en los bordes del bosque de Balan, son destruidos por los 155 cortos. Quizá bastaría poca cosa para que los hombres dispersos y aterrados se volvieran a reunir en torno a sus cañones, experimentando la embriaguez del combate y volviendo a hallar, en ese taller que es una pieza en fuego, la conciencia profesional que forma la base de la bravura legendaria de los artilleros. Después de todo, sólo son elementos de infantería los que han pasado el Mosa. Ni un tanque lo ha cruzado, ni lo hará hasta el día siguiente. Si la artillería se rehace, ese puñado de hombres lanzados a través del río quizá pueda quedar copado y capturado.

Pero la artillería no se rehace: ¡Huye! ¡Llena el camino de Bulson a Maisoncelles y a Chemery! ¡Artilleros de los regimientos 45, 99, 110, 145, y 310, arrastran con ellos a los soldados de la retaguardia, de los cuerpos ferroviarios, de los enfermeros, hasta los telefonistas huyen!



Abajo, en el pueblo, aún se lucha. Hay casamatas que resisten, hay oficiales que se defienden en sus puestos, ¡pero el pánico se propaga como fuego en campo seco, en medio de hombres que no han visto una silueta enemiga!
"¡Los tanques boches están en Bulson!", grito ******* que, sin embargo, alcanza a los estados mayores, cuyas últimas comunicaciones intactas sirven para propagarlo. Puestos de mando se trasladan precipitadamente. ¡Regimientos que no han recivido una sóla bomba (como el 71º de infantería), abandonan sus posiciones y se repliegan en desorden!
Oficiales veteranos de la pasada guerra, coroneles (uno de ellos se suicidará de la vergüenza, tiempo después) se ponen a la cabeza de este "¡sálvese quien pueda!".

Unidades disciplinadas, como la artillería de la 5ª D.L.C., siguen la oleada, ¡llevándose el material, convencidas de que obedecen una orden de repliegue!



El fin de la jornada es de una serenidad extraña. Los Stukas han desaparecido. El ejército francés está intacto, con centenares de batallones, millares de cañones y tanques, y una tradición de gloria que atraviesa los siglos y hace latir el corazón de un pueblo orgulloso... ¡QUE IMPORTA! ¡El Ejército Francés está vencido! Todos los refuerzos que haga ya durante seis semanas sólo serán gestos convulsivos. ¡Se ha soltado un solo punto y TODA la trama se deshace!

En el derrumbamiento, sobrenadan algunas energías. Al primer rumor de pánico, un hombre fuera de si, el Coronel de Gendarmería Serin, se ha precipitado a los caminos. Mide el peligro. En la otra guerra, había, en el límite de la retaguardia, barreras de gendarmes y piquetes de caballería que hubieran vuelto a llevar al fuego bajo la amenaza de la corte marcial a la ola de fugitivos. Pero los tiempos han cambiado. El espectro de la corte marcial se ha disipado, cuando nunca ha sido tan grande su necesidad y tan apremiante el peligro.

Con la motorización del ejército, la carretera se ha vuelto un instrumento militar primordial. Debería ser requisada, cerrada, guardada, reservada a la circulación militar, mantenida abierta por todos los medios. Ahora bien, ya el 10 de mayo, esa carretera, de necesidad pública, está entregada a la huida civíl, a los largos carros ardeneses tirados por enormes caballos percherones, a las oleadas de autos cubiertos de colchones, a los coches de bebé y a las carretillas cargadas de perros y a veces de abuelos, y hasta a rebaños que inconcientes campesinos pretenden llevarse a su destierro.



Cuando el pánico militar que se echa a rodar en Sedán se lance sobre este torrente civíl, todo movimiento de tropas, toda llegada de refuerzos se harán imposibles. El mando puede quedar paralizado (AUN MÁS!!!), el ejército vencido, Francia destruida, porque el sistema arterial de carreteras está obstruido por un coágulo humano.

¿Pero qué puede reprocharsele realmente a una población aterrada? Polónia, Holanda, Bélgica han sido bombardeadas salvajemente, miles de civiles han muerto bajo el talón de los conquistadores alemanes...



Serin y un puñado de gendarmes son impotentes. El pánico se vuelve un alud: se alimenta a si mismo. Los hombres y las formaciones que huyen ni siquiera han oído a lo lejos el rumor de la batalla. El 13 de mayo ha sido para ellos un día como los demás, apenas modificádo en su ritmo por una ofensiva alemana en que todavía no se crée en lo absoluto por el alto mando... Luego, de repente, un inmenso clamor de desastre llena la llanura, yendo por delante de la derrota secreta y vergonzosa que llena los corazónes desde el comienzo de una guerra cuya necesidad no siente la nación. Lo que pasó en Sedán, lo ignora todo el mundo, pero todo el mundo sabe que allí se volvió la espalda, se traicionó, y todo quedó perdido.

Tras la abrumadora ola de fugitivos, la 7ª Panzer avanza en la terrible maquina de la guerra... Aún no ha terminado la pesadilla.



Fuente:
- "La Segunda Guerra Mundial". Raymond Cartier. Ed. Larousse/Paris Match. 1970.

- "39 - 45. Mille Images Inédites des Archives Militaires". Pierre Miquel. Ed. Chene. 1985.

- Bundesarchiv/Life.


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11ª Parte:


Rommel, en Dinant.


Un hombre ha ido aún más deprisa que Guderian: Rommel. Ya a las 16 hs, los elementos de vanguardia de su 7ª Panzer han alcanzado el Mosa en Dinant. Encajada en una resquebrajadura de los declives de la orilla derecha, la pequeña ciudad ha sido ocupada sin combate. El puente estuvo a punto de ser tomado intacto: voló ante los primeros tanques.



5 Km más abajo, en el cauce del Mosa, una lengua de tierra boscosa (1.100 m de largo, 50 de ancho), la isla de Houx, se aprieta contra la orilla izquierda. Por ese lado, los declives se apartan dibujando una cubeta en gran parte ocupada por el gran pueblo de Anhée. La orilla oriental, al contrario, cae de cerca y desde muy alto, por taludes abruptos, asperesas con espesura y rocas a pico. La esclusa Nº 5 cierra el río. No se la ha hecho volar para no disminuir, con el descenso de las aguas, el valor defensivo del Mosa río arriba. Tampoco se la fortificado. Incluso se ha desdeñado destruir la pasarela que la franquea. Algunas verjas Cointet, construidas por los franceses, se han dispuesto como estorbo al acceso.

Frente a la 7ª Panzer, llega el ala izquierda del ejército de Corap: la 5ª D.I.M. y la 18ª D.I. La primera, motorizada, está situada casi al sur de Namur. La segunda, de a pie, jadea por los caminos. Los hombres, angevinos, tureneses, están lejos de tener mala madera de soldados. Pero la abominable mochila, de que todos los motores del siglo XX no han llegado a aliviar a la infantería, les abruma, les aplasta y les ahoga. Partidos de la región de Hirson, tienen que recorrer 100 Km antes de llegar a sus emplazamientos de combate, es decir, tantos como Rommel, que en cambio no tiene un solo peatón en su división.



La 18ª D.I., cuyas unidades están dispersas por conveniencias de la instrucción, solo ha empezado a franquear la frontera a fines de la tarde. Faltan el 20 % de sus hombres en las filas, habiéndose acelerado la cadencia de los permisos para recuerar el retraso producido por las falsas alarmas del invierno. El propio General Duffet, está en su casa, en Basaçon: llega al día siguiente.

En verdad, el contraste es trágico. El Ejército Francés marcha a un combate que todo lo que sabe del enemigo promete que será rápido y brutal. En el cuartel general, su comandante, el General Doumenc, es el oficial que en la guerra anterior, improvisó el aprovisionamiento de Verdún por los camiones de la Vía Sagrada. Sin embargo, no parece que, durante el largo invierno, se haya reflexionado sobre los medios con que se podría dar a esa temeraria expedición a Bélgica una velocidad menos desproporcionada a su época. "La 18ª D.I, se desplazará por tierra..." Formula de estado mayor. Eso significa que, andando sobre sus ampollas, a razón de 30 a 40 Km por día, tardará tres días para llegar a su campo de honor. ¡Se pretende combatir a la Blitzkrieg alemana a paso de tortuga!

Entra en juego la aviación. Acosa poco a las columnas, pero destruye la estación de aprovisionamiento de Hirson. Las municiones no llegarán. Los trenes regimentales vuelven vacíos, ¡obligando a la tropa a mendigar para comer! De repente se descubre que no se concibe una marcha a campo raso sin una cobertura aérea y una D.C.A. apropiada. Se descubre eso en el momento en que se acaba de lanzar a una guerra de movimiento un ejército construido para la guerra estática: ¡cuando ya es demasiado tarde!

Banhead

Como en el II Ejército, dos divisiones de caballería, unidades complejas y frágiles, han sido enviadas adelante para disputar al enemigo el tiempo necesario para que se instale la infantería en el Mosa. Detrás de ellas dos batallones, uno del 66, otro del 77º R.I., han sido transportados en camiones para establecer un escalón de cobertura. El General Duffet llega detrás de ellos y se convence de la extremada dificultad de su misión. Si se instala a media pendiente, el fondo encajado del valle escapa a la vista de los observatorios, y el tiro raso de sus armas automáticas no le permite batir el nivel del agua. Entonces, le hace falta bajar hasta los márgenes, es decir, aceptar ser dominado por el enemigo.
En realidad, para sostener este sector, para batir los caminos de la margen derecha, y al mismo tiempo para dotar de un festón de fuegos continuos los innumerables islotes, harían falta medios mucho más onsiderables que los de una simple división de infantería. En el mapa, el barranco del Mosa parece una posición formidable. En el terreno, las cosas son totalmente distintas. Esos bosques profundos, esos lugares desenfilados, favorecen al atacante más que al defensor.

Por añadidura, ¡EL ENEMIGO ESTÁ AHÍ! Llega con cuatro días de adelanto sobre el calendario francés. El jéfe de la 18ª D.I., creía que tendrían tiempo de dar descanso a su gente y de establecer sus planes de fuego. Estaba entendido que las destrucciones belgas, el combate en retirada de los cazadores ardeneses, la acción de retardo de las 1ª y 3ª divisiones ligeras de caballería procurarían el retraso. En especial, se sobrentendía que la acción enemiga sería poco incisiva en esta región dificil, en esta región "no estaratégica". ¡Pero las destrucciones belgas han sido inefectivas, los cazadores ardeneses estaban en otro sitio, y las divisiones ligeras se replegaron precipitadamente!



Con sus dos batallones incompletos, el desgraciado General Duffet se ve en la necesidad de sostener 20 Km de frente hasta el momento en que sus otros siete batallones, exhaustos, llegan también al Mosa. Duffet pide ayuda. La encuentra. En lugar de ir a reconstituirse en retaguardia, la 1ª D.L.C., volviendo a pasar el Mosa, cooperará en la defensa del sector. La 5ª D.I.M. prestará un batallón a su vecina. En la tarde del 12, tras los puentes destruidos, toma cuerpo sobre el papel algo parecido a una organización.

Al sur, en enlace con la 22ª D.I., hay algunos escuadrones de dragones y de cazadores. Al centro, frente a Dinant, los dos batallones del 77 y el 66. Al norte, el batallón prestado por la 5ª D.I.M., el 2º del 39º R.I. En su puesto de mando en Falaem, a 15 Km de las líneas, el General Duffet puede dormirse diciendose que ha reaccionado con la mayor urgencia...

Rommel, por su parte, ha dormido en la avanzada. A las 4 de la madrugada, el 13 de mayo, baja a pie por un sendero escarpado, y con un solo oficial, se embosca en un verja para asistir a los refuerzos de los fusileros del 7º Regimiento que intentan atravesar el Mosa en balsas inflables. El fuego francés está bien ajustado, pese a todo. Se hunden algunas balsas.



Un herido aleman, pidiendo ayuda, pasa flotando, y se ahoga ante los ojos de su general. Rommel da orden de incendiar algunas casas para intentar tender una cortina de humo, y luego, subiendo a un Pzkw IV, circula por la orilla para apremiar el asalto. En Leffe, lleno de heridos, una compañía ha logrado hacer pie en la orilla izquierda, pero está clavada al suelo por sus graves pérdidas.



El día empezaría bastante mal si no fuera por la isla de Houx. Pero está la isla de Houx. Lo que no está es la guarnición francesa: el dique hace agua y la infiltración crece.
Lo que ha ocurrido es muy sencillo: la esclusa Nº5, no estaba vigilada, porque el batallón del 39º R.I. no había ocupado sus emplazamientos de combate. ¡Nadie se había dado cuenta de esa brecha, salvo el 7º batallón aleman de motoristas!

Banhead

Al caer la noche, sus hombres empezaron a pasar el Mosa uno a uno, por el borde del dique. Alguien debió darse cuenta (los informes son extraordinariamente confusos) porque se pidió fuego de contención y la artillería gastó 1.200 proyectiles en el sur de la isla. Los asaltantes no parece que se inquietaran. Al empezar el día, avanzan por las laderas boscosas de la hondonada, toman la aldea de Grange y penetran en el bosque de Surinvaux. Se está lejos de una reedición de la caldera de Sedán: la acción aérea es debil y los motoristas no son más que un puñado. Sin embargo, la resistencia que se les opone es casi nula. Reforzados por algunos grupos de fusileros, ganan terreno hacia el oeste.

Para ampliar la orilla izquierda, el General Duffet manda tres contraataques, uno tras otro. Los elementos de los dos primeros no llegan a reunirse. El tercero parte demasiado tarde, a las 20 hs. Disponiendo de un batallón del 39º R.I., arrastrado por una compañía de tanques, apoyado por tres grupos de artillería, debería ser decisivo contra un adversario que todavía no tiene medios blindados ni piezas antitanques de este lado del Mosa.

Rommel, que también a cruzado la esclusa de Houx, está allí, en medio de sus tiradores. Hace dirigir contra los tanques un fuego concentrado de todas sus armas, incluyendo bengálas. Los tanques siguen avanzando, alcanzan el Mosa, pero, por una razón inexplicable, los infantes no les siguen. ¡Los tanques franceses se repliegan! El contraataque ha fracasado. La cabecera de playa de Houx sigue siendo del enemigo.

Simultáneamente, se ha establecido una tercera cabecera de playa en Monthermé, entre Givers y Méziéres, por la 6ª Panzerdivision, del cuerpo de Reinhardt. En ningún sitio es más salvaje el Mosa, ni el valle más encajonado, ni los bosques más densos. Los motoristas alemanes, seguidos de algunas autoametralladoras, han llegado por la carretera de Givet. Han sufrido fuego de artillería lejano al atravesar el claro de Hautes-Buttes, y luego bajando al valle, han ocupado la pequeña ciudad industrial de Monthermé. Más allá del río, hay un arco de 7 Km, ocupado por una sola compañía, mitad malgeche, mitad francésa, de la 42ª semibrigada de ametralladoras coloniales. Un violento bombardeo aéreo la neutraliza, y la infantería alemana, franqueando el río por el puente mal destruido, pone pié en la línea, aniquilando a los defensores y tomando prisioneros...





Fuente:
- "La Segunda Guerra Mundial". Raymond Cartier. Ed. Larousse/Paris Match. 1970.

- "39 - 45. Mille Images Inédites des Archives Militaires". Pierre Miquel. Ed. Chene. 1985.

- Bundesarchiv/Life.



Saludos!!!
 

Leutnant

Colaborador
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12ª Parte:


Las notícias desastrosas del día suben endulzándose hacia los lejanos y serenos cuarteles generales del ejército francés. En Vervins, donde está Corap, hay indignación porque no se haya ejecutado el contraataque de Houx. En Senuc, donde está Huntzinger, "no están exageradamente inquietos". En la Ferté, donde está Georges, hay que esperar hasta las 23:45 hs para tener confirmación de un "lío bastante serio por el lado de Sedán". Se transmite la información a Vincennes, puesto de mando de Gamelin, bajo esa forma benévola, y añadiendo un lenitivo: "Aquí estamos tranquilos...".




No están ya tan tranquilos, un momento después, cuando resulta que hay tropas en desbandada y que la posición de detención ha quedado superada. Georges, para aliviar la tarea de Billotte, decide tomar a Huntzinger bajo su mando directo. La inquietud que manifiesta no es por el 1er grupo de ejércitos, que ve surgir una amenaza para sus comunicaciones, sino por la querida Línea Maginot.

Ordéna a Huntzinger que impida a toda costa que le ataquen por la espalda, el envolvimiento, organizando un arco defensivo y deteniendo al enemigo, cueste lo que cueste, en la horquilla Inor-Montmédy. "La suerte de la guerra - díce - depende de ello".

Obsesión de un peligro inexistente. Cierto es que el envolvimiento llegará, pero en otro momento y de otro modo. Por ahora, la Línea Maginot no interesa al mando alemán más que el Ruanda-Urundi. La única acción posible del comandante en jefe está en la maniobra de las reservas. Son débiles, porque el movimiento hacia el Dyle, se ha tragado al VII Ejército y a la mayor parte de las divisiones móviles. Quedan a disposición de Georges 17 divisiones de infantería y las 3 divisiones acorazadas. Con esos recursos insuficientes debe intentar reaccionar contra una triple sorpresa, táctica, técnica y estratégica. Ningún general lo habría podido lograr.





También hace falta que las medidas tomadas en la noche del 13 al 14 se adapten al carácter del peligro. El incidente de Sedán parece grave y la amenaza que hace surgir sobre la Línea Maginot provoca una viva emoción. En cambio, la fragilidad del IX Ejército y la potencia de las fuerzas que se acumulan contra él no producen todavía alarma seria. En consecuencia, se dirigen hacia Huntzinger todas las grandes unidades, 21 C.E, 6ª D.I., 3ª D.I.M., 3ª D.C.R, movidas por el alto mando. Corap, se considera, sólo ha sido "débilmente atacado", y todavía tiene en reserva dos divisiones, la 53 D.I. y la 4ª D.I.N.A., una de las mejores del ejército francés. "No estoy inquieto por usted - le dice Billotte -, estoy inquieto por Huntzinger...".

El núcleo de acero de las reservas generales está constituido por las tres divisiones acorazadas, cuya razón de ser, según la doctrina francésa, es el restablecimiento de la continuidad de frentes. Las dos primeras han sido puestas a disposición del I Ejército, con el fín de asegurar la impermeabilidad de la brecha de Gemblaux. Una, la 1ª D.C.R., en marcha desde el día anterior, alcanza su zona de concentración, la región de Charleroi. La otra, la 2ª D.C.R., parte de la región de Châlons. Pero los curiosos principios de transporte en vigor la disocian antes de que se deshaga. Los elementos sobre oruga se desplazan por ferrocarril.



Los elementos sobre ruedas (incluidos los camiones cisterna), y algúnos tanques que no pudieorn ser llevados en tren, se mueven por carretera. Los que imaginaron esa dualidad revivían 1914 - 1918, la época en que la aviación de bombardeo era embrionaria y en que los frentes continuos y la lentitud de las ofensivas garantizaban la seguridad de las retaguardias. En cambio, en 1940, cualquier cosa lanzada por un ferrocarril, cualquier convoy metido en una carretera, es un desafío a la Luftwaffe...




El 13 por la tarde, todavía no ha cambiado nada en la adscripción de las 1ª y 2ª D.C.R. La 3ª, que no tiene ni cincuenta días de existencia, recibe orden de contraatacar para cerrar la brecha de Sedán.
¿Están completas, están dipuestas esas grandes unidades blindadas nacidas de modo tan reciente y doloroso? Cada una comprende dos batallones de B-1 y B-1 bis (66 tanques) y dos batallones de H-39 (120 tanques). Así pues, no es exacto decír que sólo equivalen al tercio de una Panzer, cuya dotación en tanques, generalmente más ligeros, va de 324 a 218. En cambio, es cierto que muchos de los H-39 todavía no tienen más que cañones de la guerra anterior, no habiendo sido entregadas por la industria las piezas de alto poder de perforación que deberían permitirles luchar tanque contra tanque. Es cierto que sus aparatos de transmisión son defectuosos y que la estúpida prohibición de comunicar de palabra hace la radio casi inútil.
Es cierto que la D.C.A. es insuficiente y que el sistema de aprovisionamiento es espantoso.
Es cierto que no se ha organizado ninguna cooperación entre las D.C.R y la aviación. Es cierto que éstas están servilmente sujetas a jefes que no tienen ni la menor idéa de la batalla de tanques, y que sus propios generales, Bruneau, Bruché y Brocard (el Trío B y la Alegría Sideral!), no tienen el golpe de vista, la experiencia, el ímpetu, la sana indisciplina de un Rommel, de un Guderian.

Cuando Estienne, Hering y de Gaulle reclamaban un cuerpo acorazado, pensaban en una fuerza activa que actuara masivamente, a su propia velocidad, bajo un mando original. Las D.C.R. fancésas no tienen ninguna de estas características. Tras el error que se cometío rechazándolas, probablemente se cometió otro error creándolas tan tarde y tan mal. Sus batallones de tanques no hubieran tenído peor rendimiento permaneciendo en el marco de la infantería, como en 1918.




Pasa la noche del 13 al 14 de mayo. Por el lado alemán, largas columnas motorizadas atraviesan las Árdenas, con los faros bien encendidos. Al borde del Mosa, los infatigables generales Guderian, Rommel, Stever y Schaal, vigílan por sí mismos la construcción de los puentes que, al amanecer, lanzarán a sus tanques a la otra orilla. En el lado francés, el miedo y la confusión empiezan sus estragos. En Bélgica, la 4ª D.I.N.A que subía a la batalla, hace una marcha forzada en medio de una turba de fugitivos. En dirección a Reims, el pánico de Sedán corre como un torrente en la noche. Los equipos de la 3ª D.C.R., constituidos por soldados a toda prueba, se abren camino a duras penas. En el puente de Montgon, sobre el canal de las Árdenas, el preboste de la división ¡organiza, revólver en mano, una barrera para detener a los soldados desbandados!
Abre la barrera ante una formación de artillería que avanza en orden, con los oficiales al frente, y ¡comprueba que los caballos no arratran cañones y que los atalajes de los aventrenes están cortados!...

Durante mucho tiempo, Francia podrá avergonzarse de esa noche. En el Gran Cuartel General, se establece así la síntesis de la jornada del 13:

"De Namur a Mézières (IX Ejército), el enemigo ha logrado establecer dos pequeñas cabézas de puente, una en Houx, al norte de Dinant, y la otra en Monthermé. Ha establecído otra más importante en el bosque del Marfée, cerca de Sedán (II Ejército). Se han ordenado contraataques para rechazarlo al Mosa...".




Saludos!!!
 

Leutnant

Colaborador
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De nada Joseph! Pasa que había prestado el libro para que escanearan unas fotos!... En fín.


13ª Parte:


Los tanques francéses se convierten en guardavías.


En la mañana del 14 de mayo, acaba la lucha en Holanda: el ejército holandés rendirá sus armas al día siguiente, tras un cruel bombardeo de Rotterdam por Kesselring. Se trata de salvar Amberes, pero el general Georges ya ha tomado la decisión de retirar a las divisiones rápidas del VII Ejército. Ante los belgas y los ingleses, la lucha no es muy intensa. Lo es más en la brecha de Gemblaux, donde las D.L.M., duramente castigadas, vuelven a pasar por detrás del frente del I Ejército. Pero se organiza la posición de resistencia, y en conjunto, la situación es satisfactoria en ese sector.
En el otro extremo del frente, sigue la broma de guerra. Los ejércitos francéses VIII, V y IV quedan completamente inertes, e incluso se abstienen de tirar sobre territorio enemigo, ni siquiera para que algunos badenses conozcan la suerte de las poblaciones belgas y holandesas. El III Ejército rechaza sin dificultad un débil ataque, pero no deja de evacuar el saliente de Longwy para acortar su frente. Poderosamente cubierta por la cabeza de puente de Montmédy, el ala izquierda del II Ejército pasa horas sin emoción.

El drama sólo se desarrolla en el Mosa, desde un arroyo llamado Emmenance hasta el pie de los viejos bastiones de Namur.

Delante (o más bien detrás) de Sedán, las medidas ordenadas por el alto mando francés son tres. Primero, se constituirá un frente defensivo, hacia el este, sobre el canal de las Árdenas y sobre el Bar; segundo, se contraatacará, hacia el norte, partiendo de un pequeño macizo llamado bosque del Mont-Dieu; tercero, se destruirán con violentos bombardeos aéreos los pasos que el enemigo se esfuerza por establecer en el Mosa.
Las tres medidas forman un conjunto. Con la primera, se detiene el avance enemigo. Con la segunda, se obstruye la brecha abierta el día anterior. Con la tercera, se impide a los alemánes reforzarse en la orilla izquierda y se condena a la aniquilación a los elementos que han franqueado el río. La maniobra es irreprochable... ¡Falta ejecutarla!

Guderian, por su parte, sabe que su éxito es frágil. Su problema consiste ahora en desplegarse rápidamente más allá del Mosa para romper la reacción de los francéses, y emprender sin más tardanza la marcha sobre Amiens. Por eso apremia a muerte el paso de la 1ª Panzer, ordenando a su jefe, general Kirchner, atacar en seguida, atacar a fondo, atacar derecho hacia el oeste. La 10ª Panzerdivision, cuyos medios blindados pasan el río aguas arriba de Sedán, debe orientarse hacia el sur, frente a Mont-Dieu y a Stonne, para cubrir el flanco de su vecina. Queda la 2ª Panzerdivision, que el día anterior, se quedó rezagada en Semois. Llega también y se presenta para cruzar el Mosa en Donchery. Guderian acude. Todavía no sabe qué misión va a asignar a su tercera gran unidad.

Heroicamente, la aviación franco-británica ataca los puentes. Las formaciones se sacuden en oleadas encarnizadas, pero la FLAK del coronel Von Hippel tiene su día de gloria, y derribando 100 aparatos, impide todo bombardeo exacto. En medio de una formidable tempestad de acero, un viejo, el jefe del grupo de ejércitos Rundstedt, encuentra a Guderian a la entrada del puente de Donchery. "Bueno, Guderian ¿todos los días es así?"... "Jawohl, Herr General Oberst!".



Partido el gran jefe, Guderian vacila todavía. A su lado, el jefe de la 2ª P.D., Veiel, espera órdenes. ¿Cómo emplear su división acorazada? ¿Hacia el oeste, para acelerar el éxito de la 1ª P.D., que acaba de tomar Chemery y que ataca el canal? ¿O hacia el sur, para reforzar a la 10ª P.D. contra las fuertes concentraciones de tanques francéses observadas hacia Mont-Dieu?
Entre el atrevimiento y la prudencia, Guderian consulta a sus oficiales. El comandante Wenck, (a quien encontraríamos mucho después en la agonía de Berlín) le contesta riendo con su propio lema: "Klotzen, nicht Kelchen!". Esa consigna hace prevalecer el atrevimiento. Veiel hace virar sus tanques hacia el oeste.



Mientras, por un golpe de suerte, la 3ª D.C.R. francésa ha llegado ya a las 6 de la mañana, y sin perder un solo medio, a su zona de intervención. Sus elementos de reconocimiento avanzan hasta los bordes del bosque de Mont-Dieu. Ante ellos se extiende una hondonada un poco pantanosa atravesada por un arrollo, y más allá, una ondulación de terreno que esconde la aldéa de Chemery, que la 1ª Panzer ataca volviendo la espalda a la 3ª D.C.R. Cualquier general con golpe de vista militar observaría, ante ese cuadro, la ocasión que se le ofrecía de caer sobre un adversario aún disperso, mientras que detrás llegaban en refuerzo las unidades frescas de la 3ª D.I.M.
Pero los generales francéses no están en vanguardia, como los generales alemánes, para captar con su inspiración del momento y del terreno. El de la 3ª D.C.R., Brocard, está en Petites Armoises, a 12 Km del Mont-Dieu, peleándose con el superior jerárquico que le han dado, el general Flavigny, jefe del 21º C.E. Flavigny manda a Brocard a que ataque inmediatamente. Brocard responde que necesita ¡diez horas! para montar su maniobra y aprovisionar sus tanques. Las órdenes y las amenazas no le conmueven. Son cerca de las 14 hs cuando recién emprende su marcha de aproximación. ¡Hace mucho que los tanques alemánes ya han pasado el Mosa a oleadas!

Banhead


Se ha perdido la oportunidad. Flavigny, con razón o sin ella, detiene el movimiento de avance de la 3ª D.C.R. y la establece en cordon defensivo, a lo largo de 20 Km desde el estanque de Bairon a Stonne. Fraccionada en secciones mixtas, dos H y una B, cierra los caminos del bosque. Aquéllas soberbias máquinas hechas para una guerra épica, saliendo en masa para renovar las grandes evoluciones de la caballería de antaño, acaban su breve carrera en el papel de los gendarmes y guardias territoriales de 1914: vigilancia de vías y comunicaciones.

Con eso mismo, ha terminado el papel del II Ejército en la batalla del Mosa. La presión de los tanques enemigos se ejerce en otra dirección, y podrá continuar sin grandes dificultades hasta el mes de junio su misión de cobertura de la Línea Maginot. Con razón, ante una comisión investigadora después de la guerra, su jefe de estado mayor no reivindicará para él la palma de los vencedores. "Si no hubiera sido por el nombre de Sedán - dijo este inconsciente - , estoy convencido de que el retroceso del II Ejército hubiera parecido algo insignificante...".




En el Bar, la lucha es más seria. Se intenta desesperadamente levantar una línea de detención a trevés de la brecha abierta por la volatilización de las 55 y 71 D.I. Estirado en un frente absurdo, el 148 R.I.F. sostiene un ángulo formado por el Mosa y el Bar. Los jinetes de la 5ª D.L.C., de la 3ª B.C. y de la 3ª Brigada de Spahis se encargan de la defensa del canal y tratan de restablecer, hacia la aldéa de La Cassine, el enlace con el II Ejército. Llegada a pié desde el campamento de Sissone, donde aún estaba de instrucción, la última reserva del IX Ejército, la 53ª D.I., general Etcheberrigaray, se lanza como refuerzo a la zona boscosa que se extiende entre el Bar y un pequéño río paralelo, el Vence. Gran unidad de serie B, hermana geméla de la 55, llega exhausta para encontrarse envuelta en un torbellino de órdenes y contraórdenes que reflejan la ignorancia y el aturdimiento de los oficiales superiores. Finalmente, los batallones se dejan caer donde están, en una zona de 400 Km cuadrados, en plena noche, en medio de los bosques. Algúnos aguantarán bien; otros se desharán al primer choque con los alemánes.

Durante todo el día 14, una polvareda de unidades aguanta ante la 1ª y 2ª Panzer. La defensa se escalona en profundidad, en los claros y en los pasillos del macizo boscoso, en la meseta de Charlemagne, en las aldéas de Malmy, Vendresse, y Omicourt. Por la tarde, se constituye una nueva línea de resistencia en el Vence. Para desgracia de los alemánes: ¡El camino a Amiens todavía no está abierto ante Guderian!
Pero habría que poder reforzar ese frente frágil sobre el que ahora pesa todo el ariete alemán surgido del Sedán. Ahora bien, las unidades de reserva general han sido orientadas hacia otras direcciones, y el VI Ejército Touchon, encargado de restablecer el enlace entre el IX y el II, todavía no es más que un organismo de mando. Sólo, llegando por Rethel, la 14 D.I., comandada por el enérgico de Lattre de Tassigny, avanza un batallón del 152 R.I., hasta el Vence. Pero es un guijarro en el mar.

Un refuerzo más importante, poderoso elemento de maniobra, es la 2ª D.C.R., Una orden del Gran Cuartel General, transmitida el 14 de mayo a las 9 de la mañana, se la quita a ese ejército para ponerla disposición de la IX. Otra orden la dirige hacia Signy-l' Abbaye. Así pues, sobre el papel, se dispone a salir en medio de los panzer de Guderian, para una de esas luchas de tanques con vistas a las cuales se han formado las divisiones acorazadas. Lo menos que se puede esperar es que detenga un poco el avance alemán, y que procure al mando un emplazamiento para poner en orden una batalla mal emprendida desde el comienzo. Eso vale que se sacrifíque hasta el último tanque.



¡Pero el absurdo sistema de transporte lo sabotea todo! A falta de andenes ferroviarios, los tanques se desembarcan en Hirson, a 60 Km de la zona de reunión prescrita a la división. Los elementos sobre ruedas, que incluyen en especial el aprovisionamiento y la reparación, ¡se pierden en el laberinto de caminos! y una vez llegados a Signy, se encuentran más cerca del enemigo que de las formaciones combatientes a las que deben servir.
Banhead
¡Donde hay gasolina, no hay tanques! ¡Donde hay tanques, no hay gasolina!
"El 14 al mediodía - reconoce el jéfe de la D.C.R. Bruché - se puede decir que ya no existe división acorazada, sino sólo elementos dispersos que los jefes locales se disputan..."


Otro factor no ha dado tregua tampoco a los francéses: el enemigo. Kleist, jefe de la agrupación acorazada, ordena a Guderian detenerse en la cabéza de puente de Sedán y atrincherarse en ella para permitir que las divisiones de infantería alcancen a las panzer.
Guderian vuela al puesto de mando de su jefe, protesta, demuestra que los frutos de la sorpresa se van a perder, pero Kleist responde dogmáticamente que corre a un desastre, y que sus divisiones acorazádas, aventurándose como un dedo de guante por las llanuras del norte de Francia serán atacadas por la retaguardia, divididas y destruidas por trozos separados. Vuelto a su cuerpo de ejército, Guderian desobedece y prosigue su marcha hacia delante. ¡Kleist lo destituye del mando! Avisado inmediatamente por Rundstedt, Hitler le reintegra. No han hecho falta ni 3 horas para zanjar el conflicto.


Abandonados a sí mismos, los defensores del Vence luchan todavía durante todo el día 15. Las divisiones Panzer deben emplearse a fondo, pidiendo sin cesar el apoyo de los Stukas para destruir los nidos de resistencia. El Horgne se defiende hasta las 17 hs por el 2º de Spahis Argelínos, y el 2º de Spahis Marroquíes, que no tienen entre los dos más que un solo cañón del 25.
Chagny, totalmente incendiado, es conservado hasta las 19 hs por el 8º de Cazadores. Baalons y Bouvellemont resisten hasta medianoche, y luego los restos del 152 R.I. perforan el circulo enemigo y van a unirse al 11 de Coraceros, que sigue batiéndose en Jouvel. Extraordinario contraste: tanto heroísmo en el Vence, tanta cobardía en el Mosa.
Pero, por justa severidad, las imágenes de la cobardía son las que subsistirán para el pueblo francés.



El 16 por la mañana, Guderian está de nuevo en los caminos. La perforación ha sido conseguida. Ha cesado toda resistencia organizada. A 80 Km por hora, alcanzan largas columnas de figuitivos francéses. Se les hace tirar en la carretera las armas que les quedan: los tanques las aplastan y se indica a los hombres el emplazamiento de la jaula de prisioneros a que deben acudir.




Luego continúa el turismo militar; los hombres de boina negra, a torso desnudo, encima de los tanques, se broncean al sol, tocando la armonica y anestesiando su fatiga con la embriaguez de la victoria. Un cuarto de siglo después, se encontrarán innumerables alemanes encanecidos que dirán que nunca han conocido una plenitud de vivir comparable a la de mayo de 1940...
Pero lo pagarán caro.



Saludos!!!
 
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Leutnant

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Gracias, Daishi!

Ahora uno de los capítulos más criticos respecto al mayo de 1940. Texto importante, pero dolorosamente cruel respecto a los dos tipos de batalla que dieron los bandos contendientes...


14ª Parte:

El desplome del IX Ejército.


En el Mosa, al norte de Sedán, la situación no ha dejado de ser extraña en toda la jornada del 14. Las columnas blindadas lanzadas por todos los caminos de las Árdenas alcanzan el río en momentos variables, según la importancia de los obstáculos que han encontrado. Como Rommel el día anterior, cada división ataca al llegar, donde puede, como puede, echando los hombres al agua en canoas neumáticas, en tablas, en haces de paja, incluso a nado.
Hay varias zonas todavía tranquilas, sobre todo el sector de la 6ª D.I. francésa, en posición a ambos lados del Fumay. En otros lugares, los ataques alemánes son perforaciones estrechas y brutales, pasos a viva fuerza después de bombardeos aéreos abrumadores. En el sector de la 5ª D.I.M., el Mosa es atravesado en Yvoir por la 5ª Panzer.
En el sector de la 22ª D.I., la cruza la 6ª Panzer en Chooz, cerca de Givet. El mando francés imaginaba un intento de forzarlo en forma de una gran operación "montada". Pero el enemigo no ha respetado los precedentes de 1918. El frente se derrumba bajo una serie de golpes improvisados.



En su cabeza de puente, Rommel ha reanudado el combate desde el amanecer. Pero no ha logrado hacer pasar a la orilla izquierda más que una quincena de tanques, y lo más que puede hacer para empezar es entablar escaramuzas en la hondonada de Houx, esperando la lenta llegada de refuerzos. Por suerte para él, las reacciones francesas son débiles y descosidas. Al llegar al campo de batalla, tras una noche de marcha agotadora, varias unidades se dejan dispersar sin resistencia. Enviadas para realizar el contraataque cuya orden se ha reiterado la víspera, dos compañías de H-35 no encuentran, una vez más, a la infantería a que deberían acompañar. Los tanques francéses se repliegan, y siempre guardas de caminos, se disponen en cordón defensivo a lo largo del camino de Philippeville a Dinant.

La presión de Rommel se acentúa completamente a medida que le van llegando nuevos medios. El coronel Von Bismarck, jefe del 7º Regimiento de Fusileros, toma Onhaye. El coronel Rothenburg, jefe del 25º Reg. Panzer, llega a su refuerzo. Rommel ha montado en un Pz K III, al que un tiro directo, partido de un saliente del bosque, hace caer a un barranco: él sale del tanque en cuatro patas, con la mejilla herida por un ramalazo, como un general del Imperio escapando de su caballo muerto debajo de él. En ese mismo momento, una carga de la Luftwaffe barre la ruta de Dinant a Philippeville, atestada de atalajes de artillería; los caballos rompen sus correas, y mezclándose con los caballos de un regimiento de caballería, galopan por todas partes, locos de terror. Y sin embargo, se forma una amenaza contra el emprendedor Rommel: acude la 1ª división acorazada francésa...

Por la noche, una órden preparatoria le ha dado la alerta: prepararse para un cambio de misión y para intervenir en ayuda del IX Ejército. A mediodía, la órden preparatoria se ha convertido en órden de ejecución. Punto de dirección: Florennes, con la consigna de rechazar hasta el Mosa a los medios blindados enemigos que lo han franqueado. La distancia no es excesiva: 30 Km. Si Bruneau fuera un verdadero general de tanques, subiría a uno de sus B-1 y lanzaría a su división directamente a la pelea. La batalla todavía está en equilibrio inestable. ¿Quién sabe el vuelco material y psicológico que podría producir la súbita aparición de 200 mastodontes de acero?

Pero Bruneau no es Rommel. Bruneau es un general de la escuela francésa para quien un contraataque "se monta", en un encuadre de mando claro y rígido. Bruneau busca al general Martin, jefe del 11º Cuerpo, para ponerse a sus órdenes; luego busca un teléfono para pedir al general Corap que modifíque las órdenes del general Martin; luego busca otra vez al general Martin, al que no se puede encontrar, habiéndose trasladado su mando a Florennes. Durante ese tiempo, sus batallones de tanques llegan a la base de partida, completos en material y en moral. Pero la gasolina está baja en los depósitos ¡y nadie sabe en dónde se encuentran los camiones-cisterna!
Nadie llegará a saberlo nunca, a pesar de las investigaciones que se hicieron después de la guerra. Nadie llegará a comprender nunca cómo la mejor división acorazada de Francia se lanzó adelante sin que a su jefe se le ocurriera hacer que la siguiera su carburante.

:confused:

Para comprenderlo, hay que penetrar otra vez en ideas que cuatro días de Blitzkrieg no han bastado a disipar: frente contínuo, retaguardias organizadas, circulación libre, margen de tiempo...

Ha llegado la noche. Bruneau sigue buscando a Martin, siempre inencontrable. Los tanquistas, siempre confiados, velan o duermen al pie de sus tanques bien enmarcados en bosquecillos. Flavion, Corenne, Florennes son grandes halos rojizos. Algunos jefes de unidades consiguen llenar el dopósito encontrando gasolina civil, con desprecio de los sagrados reglamentos para los cuales los tanques sólo marchan con gasolina de aviación. "Lo que ven, es lo que hay muchachos". Pero los oficiales enviados en busca de las cisternas vuelven desesperados, ¡o no vuelven!...
Y sin embargo, a las 5 de la mañana, se acaba de dar cuenta otra vez al general que su división está intacta, con un solo tanque fuera de servicio por averías. A todo esto, Rommel ha pasado, Rommel ha vencido presentando el flanco a 7.000 hombres selectos y a 5.000 toneladas de acero completamente inútiles. ¡Los francéses no saben si volarse la tapa de los sesos o aplaudirlo!

:mad:

Mientras que la 1ª D.C.R., espera, el IX Ejército se derrumba. La Batalla del Mosa espera su desenlace. A las 19 hs, los nervios del jefe del 11º Cuerpo han cedido. Las noticias que le llegan son terribles: ¡las brechas se han ensanchado en todas partes! La 18ª D.I. se disocia. La 22ª huye, precedida por su jefe. Las retaguardias toman aspecto de derrota: armores de artillería, ambulancias, elementos aislados de parque, vuelven la espalda al este. El general Martin ve un solo medio de salvar a su cuerpo de ejército: poner tierra por medio. Ordena un repliegue sobre la línea Florennes-Philippeville-Marienbourg. Y cuando tantas otras órdenes no llegan jamás a sus destinatarios, ésa vuela.



Fatal error. La única probabilidad de salvar algo del 11º Cuerpo era pegar al suelo las tropas, algunas de las cuales se batían con valor. La orden de retirada deshace todos los nudos que todavía aguantaban. Como el día anterior en Sedán las 55ª y 71ª D.I., las 18ª y 22ª dejan de existir. Ni un solo elemento se detendrá en la posición de repliegue, un simple camino, ordenada por Martin.
El jefe de la 18ª D.I buscará en vano un jirón de su división, luego proseguirá su vana búsqueda por todos los caminos del derrumbamiento, y finalmente, tomará partido de volver a París para dar cuenta al ministro de que, ¡partidos a la guerra 15.000 hombres, ha quedado él solo!

Otros generales juzgarán más juicioso hacerse matar: Bouffet, jefe del 2º C.E.; Thierry d' Argenlieu, hermano del futuro monje-almirante; Augereau, jefe de las fuerzas aéreas del ejército. Éste, destruido su último avión, irá a reunirse a los combatientes, y caerá, fusil en mano, defendiendo la alcaldía de Catelet.



En Vervins, cuartel general del IX Ejército, la orden de retirada del 11º Cuerpo provoca una viva sorpresa y una violenta cólera. La cólera y la sorpresa suben de tono elevándose al nivel de grupos de ejércitos. Corap sostiene por teléfono con Billotte una curiosa conversación en que responde de manera soldadesca al reproche de haber perdido la línea del Mosa. Al día siguiente, será reemplazado a la cabeza de su ejército por el general Giraud. Luego, con una injusticia a la que las circunstancias ofrecen alguna excusa, será tomado como chivo expiatorio del desastre por Paul Reynaud.
Tras haber acusado a Martin, Corap y Billotte le imitan. El 15, a las 2:30 hs de la mañana, todo el IX Ejército recibe orden de despegue para reestablecerse en la línea Marcinelle (arrabal de Charleroi), Clerfontaine, Marienbourg, Rocroi, Signy-l' Abbaye. Se luchará allí con la última desición, sin ánimo de retroceder en modo alguno.

¡Vanas palabras sonoras! Para tropas tan trastornadas, es mucho más difícil retirarse en orden que morir en su sitio. Todo se disocia y se deshace. La 5ª D.I.M. sube a sus camiones y vuelve a Francia. La 1ª D.C.R., clavada al suelo por falta de gasolina, es destruida poco a poco.

La 61ª D.I. se pulveriza. La 4ª D.I.N.A. rehace en sentido inverso la marcha forzada del día anterior y se derrumba de fatiga. Philippeville y Clerfontaine no hacen más que un simulacro de resistencia. Rommel ataca a las dos localidades y se apodera de ellas él mismo. En Philippeville, hace reunir a unos oficiales francéses que acaban de rendirse, pero les vuelve la espalda cuando le piden permiso para conservar a sus ordenanzas y recuperar sus cantinas de servicio. A veces se entabla un combate contra tanques o antitanques, pero se termina rápidamente aniquilando los islotes de resistencia.



Puestos por primera vez a disposición de la 7ª Panzer, Stukas caen del cielo sobre el enemigo, y luego vuelven a subir aullando, seguidos por la detonación en serie de sus bombas. Inmensas columnas de polvo señalan la marcha de los blindados que atacan a 60 Km por hora en medio de un enemigo en desbandada. La batalla se ha vuelto una rebatiña.


La ignorancia del alto mando.


Lo más extraño es que ese 15 de mayo de derrota es un día de optimismo en los cuarteles generales francéses. El gabinete de Georges telefonéa al gabinete de Gamelin un informe de color rosa: "No mucho de nuevo... Pequeñas infiltraciones en Mézières-Charleville... Taponamiento en Sedán... El ataque parece detenido... Todos los prisioneros señalan la fatiga de las tropas alemánas...".
En Vervins, donde está Corap, las noticias de la vanguardia son consideradas todavía como "bastante tranquilizantes": los 2º y 11º C.E. se repliegan "en buen orden" y se establecen sobre la línea de fijación. Una síntesis establecida al atardecer en La Ferté-sous-Jouarre exhala confianza: "La jornada del 15 parece marcar un comienzo de calma. Nuestro frente roto se reestablece poco a poco...".
Para los espíritus militares francéses, un esfuerzo como el que ha hecho el enemigo desde el 10 de mayo, y un avance como el que ha realizado, tienen que ir seguidos por un tiempo de pausa para reorganizar las unidades, restablecer las comunicaciones, hacer seguir la artillería, etc. Los analistas de los cuarteles generales describren la batalla igual que Corneille describía a los hombres: como debería ser, y no como és.

En realidad, los sublimes niveles del mando no saben nada. Todos los testimonios lo prueban. "Sufríamos - dice el subjefe del estado mayor del IX Ejército - de una falta total de informaciones. El diario de marcha del ejército no menciona nada en la fecha del 15 de mayo". "Día vacío..." informa uno de los oficiales de Gamelin en Vincennes.
En aquel alto lugar de la Francia militar, la perforación definitiva del frente sólo será conocida después del 16 de mayo a las 11 horas, veinticuatro horas después del suceso, y aún así, gracias a un oficial de la 2ª región que tomó la insólita iniciativa de telefonear al Cuartel General, desesperado, diciendo que "¡el enemigo llegaba por todas partes!".
:eek:

Otra información llegada a Vincennes atribuye el enorme reflujo del ejército francés a una orden dada por un capitán de Foulonge, al que se busca para fusilar, y que no existe. Los grandes jefes y sus asistentes no tienen una idea concreta de la batalla ni de los elementos de información necesarios para dirigírla. Las comunicaciones son de una lentitud espantosa. Las decisiones se aplícan habitualmente a situaciones superadas. El fallo del mando es total. Se ha organizado para una guerra de trincheras. Pues nisiquiera tiene la flexibilidad y la rapidez de los dos extremos de la guerra precedente, los años 14 y 18.

En Vervins, en la tarde del 15, Giraud reemplaza a Corap. Sus primeras órdenes son draconianas, pero dado al caso, inevitables: resistir sobre el terreno en todas partes, incluidos los puestos de mandos de los generales, que no deben ser evacuados bajo ningún pretexto.
Él mismo, jefe de ejército, piensa actuar a nivel de los grandes jefes de batallón, en que hay que llevar, según dice, una batalla como la que se desarrolla. Así lo hará, con su quepi bordado y su banderín al viento sobre el coche, hasta el momento en que, amenazado a punta de pistola, tendrá que rendirse como un "maldito" cualquiera.



Pero en el consternado cuartel general, se propaga un rumor. El subjefe de estado mayor, Véron, lo transmite al nuevo jefe del IX Ejército: los blindados alemanes están en Montcornet; ¡Montcornet (Aisne), a 20 Km de Vervins, a medio camino entre el Mosa y el Oise en el camino de Laon y de París!
Giraud se irrita: "¡Es Absurdo! ¡Es Imposible! ¡Es un rumor de quinta columna!". Prohíbe que se hable de eso. ¡Ordena matar a esos bulistas derrotistas! Se lucha junto al Bar, a 15 Km de Sedán, en que, a las órdenes del general Touchon, acaba de entrar en línea un nuevo ejército, el VI. ¡Y le vienen a decir que los blindados alemánes están en Montcornet!...

Y si que lo están. Contenida un momento en la región de Monthermé, la 6ª Panzer por fín ha perforado, metiéndose hasta la pequeña ciudad cuya toma marca el derrumbamiento definitivo del frente del Mosa. Guderian, viniendo de Sedán, llega un momento después, recibído en la plaza mayor por el que se le ha adelantado, el general Kempf. De las casas cercanas salen centenares de prisioneros estupefactos.





Saludos!!!
 
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tsune

Forista indignado pero optimista
uf, ya casi me lo leí todo, excelentísimo, no puedo esperar por las partes restantes.
después de todo esto no sé si creer que los alemanes fueran tan buenos, creo que ganaron porque los franceses eran muy malos!! :rofl:

Creo que si me imaginara una invasión a la Argentina hoy en día sería algo así pero sin tantos chiches :svengo:
 
Amigo José, Excelente lo tuyo (Bahh como de costumbre) :biggrinjester::sifone: :cheers2:.

La verdad que viendo y leyendo, uno se pregunta ¿Qué les habrá pasado por la cabeza, tanto al Gobierno como a los altos mandos franceses, de pensar que una estructura, la cual no difería demasiado con la de la 1ª Guerra Mundial, podrían hacer frente o parar, a una fuerza tan superior e incontesntable y como lo era la Wehrmacht Alemana para aquel entonces?

Un Abrazo Gurú.
 
Realmente un muy buen relato, ahora a mi me surgen dos preguntas:

1. Los alemanes pudieron ver el excelente resultado que le dieron las tropas aerotransportadas ¿por qué despues de la invasión a Creta decidieron dejar de emplearlas? Está bien que ahí en Creta perdieron una cantidad importante de soldados pero así y todo salieron victoriosos.

2. Esta es todavía más curiosa: los alemanes en estos ataques demostraron la inutilidad de las fortalezas fijas ¿por qué despues se pusieron a gastar tremenda cantidad de recursos en construir la "Muralla del Atlantico"? ¿acaso pensaban que sus enemigos no habían aprendido nada de sus tácticas?
 

tsune

Forista indignado pero optimista
desde mi ignorancia, no creo que una fortaleza fija sea una inutilidad, sí lo es es pretender usar un tanque como tal cuando tenés la ventaja de poder moverlo algo que si lo combinás con una serie de fortalezas fijas te puede ayudar a defenderte muy bien ante una invasión. acaso actualmente no se siguen construyendo fortalezas?
Creo que un ejemplo de lo que digo es la batalla de Normandía
 

Daishi

Colaborador
Realmente un muy buen relato, ahora a mi me surgen dos preguntas:

1. Los alemanes pudieron ver el excelente resultado que le dieron las tropas aerotransportadas ¿por qué despues de la invasión a Creta decidieron dejar de emplearlas? Está bien que ahí en Creta perdieron una cantidad importante de soldados pero así y todo salieron victoriosos.

2. Esta es todavía más curiosa: los alemanes en estos ataques demostraron la inutilidad de las fortalezas fijas ¿por qué despues se pusieron a gastar tremenda cantidad de recursos en construir la "Muralla del Atlantico"? ¿acaso pensaban que sus enemigos no habían aprendido nada de sus tácticas?

Hola MortCinder.

Especulando un poco.......... y ojo puedo decir alguna burrada.

En el punto 1. A mi me parece que casi toda la flota de J52 fue trasladada para la Operación Barbarrosa, por lo tanto se quedaron sin aviones de transportes.

En el punto 2. Una decisión política de Adolfo y por lo tanto sin discusión con los mando militares pertinentes.

en síntesis eso, aunque alguien podría dar mas detalles.

Saludos
 
Amigo José, Excelente lo tuyo (Bahh como de costumbre) :biggrinjester::sifone: :cheers2:.

La verdad que viendo y leyendo, uno se pregunta ¿Qué les habrá pasado por la cabeza, tanto al Gobierno como a los altos mandos franceses, de pensar que una estructura, la cual no difería demasiado con la de la 1ª Guerra Mundial, podrían hacer frente o parar, a una fuerza tan superior e incontesntable y como lo era la Wehrmacht Alemana para aquel entonces?

Un Abrazo Gurú.

Eso les pasó a los galos por haber confiado demasiado en mí :biggrinjester::biggrinjester::biggrinjester:



Un abrazo
 

joseph

Colaborador
Colaborador
Amigo José, Excelente lo tuyo (Bahh como de costumbre) :biggrinjester::sifone: :cheers2:.

La verdad que viendo y leyendo, uno se pregunta ¿Qué les habrá pasado por la cabeza, tanto al Gobierno como a los altos mandos franceses, de pensar que una estructura, la cual no difería demasiado con la de la 1ª Guerra Mundial, podrían hacer frente o parar, a una fuerza tan superior e incontesntable y como lo era la Wehrmacht Alemana para aquel entonces?

Un Abrazo Gurú.

El problema principal no es que se pensara en una guerra de trinceras o que los tanques no tuvieran radios. Hay un problema estructuras completo se han escogidos mandos completamente inutiles que no pueden armar la mas minima defensa. Pero por otro lado no es nada raro que en el ambito militar se de ineficiencia en cuadros superiores y los cuadros inferior tengan que acatar ordenes suicidas. Las fuerzas armadas estan organizadas en una estructura vertical rigida. Del lado aleman vemos una avanzada muy rapida que podria haber tenido problemas si los franceses se hubieran quedado a pelear en todos los puntos. Fijense que contra mas fuerzas se desvandan más efectivo es el ataque aleman simplemente porque nadie se queda a pelear.
 
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