Nicolas Kasanzew
Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
Cuando el VGM José Pino Caggese me obsequió su obra “Malvinas, el libro de la buena memoria”, lo tome con simpatía, pero sin esperar nada muy distinto a tantas otras publicaciones sobre el tema. Sin embargo, el texto me traspasó. Me conmovió, me ilustró, sobre todo, me atrapó. Caggese posée un claro talento narrativo, ademas de una memoria prodigiosa, que hace que uno viva muy intensamente su relato. Si alguien quiere literalmente meterse en la piel de un conscripto combatiente en Malvinas, le sugiero que no se pierda esta lectura. Leyendo a Caggese sentirá en su propia piel el frio lacerante, en su propio estomago la tortura del hambre, en lo mas recóndito de su propia alma la indignación por los abusos de algunos superiores imbéciles.
Pero tambien vivirá, como si estuviera en Malvinas, la bronca del combate, sentirá la ternura desgarradora hacia los demas conscriptos, hermanos de la vida, llorará con la descripción de la muerte del soldado voluntario Mosto, “el curita’, un verdadero santo que cuidaba, protegía y catequizaba a sus hermanos menores, ya que era de una clase mas antigua. Se emocionará con la hombría de bien del mayor Baneta, padre sin metáforas de sus conscriptos, capaz de agarrar del cuello a un superior que los esté poniendo en peligro (aunque eso le cueste su carrera, como realmente sucedió).
Confirmará, por boca de este conscripto, que la Gesta de Malvinas no fue la decisión de un general borracho, sino “el sueno de 150 años” de millones de argentinos. Corroborará que Caggese, como la inmensa mayoría de sus camaradas, esta hoy dispuesto a volver a empuñar el FAL en defensa de la Patria.
Y no tendrá mas remedio que coincidir con el soldado en esta, su reflexión final: “Es difícil, para el ciudadano comun, separar el apoyo a la acción soberana de un país que busca recuperar su territorio invadido, del hecho de que se ejecute en plena dictadura militar. Esta misma dificultad es, seguramente, la que le impide valorar la actitud heróica de miles de jóvenes conscriptos puestos en el campo de batalla a ofrecer su vida en una lucha desigual”.
Pero tambien vivirá, como si estuviera en Malvinas, la bronca del combate, sentirá la ternura desgarradora hacia los demas conscriptos, hermanos de la vida, llorará con la descripción de la muerte del soldado voluntario Mosto, “el curita’, un verdadero santo que cuidaba, protegía y catequizaba a sus hermanos menores, ya que era de una clase mas antigua. Se emocionará con la hombría de bien del mayor Baneta, padre sin metáforas de sus conscriptos, capaz de agarrar del cuello a un superior que los esté poniendo en peligro (aunque eso le cueste su carrera, como realmente sucedió).
Confirmará, por boca de este conscripto, que la Gesta de Malvinas no fue la decisión de un general borracho, sino “el sueno de 150 años” de millones de argentinos. Corroborará que Caggese, como la inmensa mayoría de sus camaradas, esta hoy dispuesto a volver a empuñar el FAL en defensa de la Patria.
Y no tendrá mas remedio que coincidir con el soldado en esta, su reflexión final: “Es difícil, para el ciudadano comun, separar el apoyo a la acción soberana de un país que busca recuperar su territorio invadido, del hecho de que se ejecute en plena dictadura militar. Esta misma dificultad es, seguramente, la que le impide valorar la actitud heróica de miles de jóvenes conscriptos puestos en el campo de batalla a ofrecer su vida en una lucha desigual”.