CINCO COMPAÑÍAS BRITÁNICAS SE LANZAN CON TODO A BUSCAR PETRÓLEO EN LAS ISLAS
Malvinas: el segundo desembarco
El rumor de la compra de una petrolera que puede explorar en la zona desató una euforia bursátil en Londres. Con el barril de crudo a u$s118, el negocio potencial es enorme.
Alejandro Bianchi29.04.2008 Plataforma marina. La exploración no arrojó hasta ahora resultados contundentes. Se sabe que hay petróleo y que hay euforia.
Las especulaciones alentadas desde el Gobierno e inversores británicos acerca de posibles megadescubrimientos petroleros en las islas Malvinas desataron la euforia bursátil en Londres y el disgusto de la Cancillería argentina.
El rumor de que Shell podría adquirir una pequeña empresa que busca hidrocarburos en el archipiélago hizo trepar la bolsa británica hasta siete por ciento. Con el barril de petróleo bordeando los 118 dólares, el potencial de negocio es enorme.
Lo cierto es que hasta ahora no se encontró petróleo en las islas y hace falta mucho capital para explorar. Pero si algo aparece, se planteará un gran problema diplomático. La Argentina considera a las islas territorio nacional, por lo que cualquier hallazgo será considerado ilegal ya que no tiene autorización gubernamental. La Cancillería relanzará hoy mismo su protesta diplomática por estas incursiones petroleras.
“No se sabe si hay petróleo. Es todo un juego de especulación de las compañías. Las inversiones son grandes y se necesita mucho capital”, le dijo a Crítica de la Argentina Patricio Marshall, geólogo y miembro de la Comisión del Instituto del Petróleo. Cada tanto el gobierno británico o las empresas dejan trascender distintos informes sobre las posibles reservas de hidrocarburos en las islas Malvinas.
A propósito, para las inversiones, no hay una cifra precisa. Los pronósticos oscilan entre 14.000 y 50.000 millones de barriles. De ser verídicas, no son para nada despreciables. El último gran hallazgo de Petrobras y Repsol en Brasil se estimó en 33.000 millones de barriles y es el más grande de los últimos 30 años.
Ayer la bolsa de Londres se disparó al 7% a partir de especulaciones de que Shell estaba por comprar a Borders & Southern Petroleum, una pequeña empresa británica que tiene la licencia para explorar cuatro bloques en las islas.
Las acciones de las otras cuatro empresas que tienen permisos para buscar crudo (Argos Resources, Rockhopper Exploration, Desire Petroleum y BHP Billiton) también se fueron por las nubes.
Más tarde, Shell y Borders negaron negociaciones y la bolsa terminó cerrando con una leve ganancia de 0,6 por ciento.
Sin embargo, para las petroleras en cuestión fue otro buen día. La cotización de BHP subió 2,2%, la Borders 1,8%, que se sumó a las alzas de más de 10% de la semana pasada.
Rockhopper Exploration fue la que encendió la mecha especulatoria hace unos días, cuando su presidente anunció que en ocho meses estarían explorando petróleo en Malvinas y no en 2010 como estaba planeado.
Pero la verdad petrolera en las islas es otra. En octubre de 1995, el Reino Unido llamó a licitación para buscar hidrocarburos en el archipiélago al sur de la Argentina. Al año se otorgaron las licencias a las empresas Shell, Lasmo y Amerada Hess. Se hicieron seis pozos a una profundidad de 3 mil metros, pero sólo se encontraron rastros de gas y crudo. Nada en términos comerciales.
Las empresas se retiraron ante el resultado decepcionante. El gobierno británico siguió realizando inversiones sísmicas de menor alcance para no dejar morir uno de los negocios fundamentales, junto con la pesca, el de su escalada militar en las Malvinas.
En septiembre de 2000, las autoridades inglesas volvieron a concesionar áreas de exploración, pero ahora con una política más flexible para las petroleras, bautizada de “puertas abiertas”. Aparecieron las cinco petroleras mencionadas que vienen anunciando el inicio de la exploración desde hace dos años sin mover una máquina.
Tras la primera experiencia frustrada, estas firmas ahora saben que tendrán que explorar a más de 4.000 metros para intentar encontrar algo. La inversión es muy alta y no hay garantías de éxito. Y si se encuentra, se podrá comenzar a extraer petróleo o gas en al menos tres años.
La explotación de la cuenca petrolera siempre fue un tema de reclamo para la Argentina. En varias oportunidades, el Gobierno denunció en foros internacionales que las licencias de exploración otorgadas por los kelpers en torno a Malvinas son ilegales.
Para refrendarlo en una norma, en marzo del año pasado la Secretaría de Energía publicó una resolución por la que se establecieron sanciones para las empresas que operen en el negocio de hidrocarburos en territorio argentino sin autorización. La resolución fue redactada claramente para establecer un escudo jurídico ante el avance británico en el potencial negocio.
La incursión de Shell en las costas de Malvinas es algo que nunca le fue perdonado a la petrolera en nuestro país. Esta situación de tirantez con la firma angloholandesa se hizo sentir más fuerte a partir de la administración Kirchner. Más allá de la muy distinta visión del negocio de refinación en el país que tienen los ejecutivos locales de Shell y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, la embestida contra la empresa lleva varios años. El boicot por el aumento de precios que alentó el ex presidente Kirchner y las multas que le fueron aplicadas son algunos ejemplos.
Según los expertos consultados, es mejor que no se descubra petróleo en las Malvinas. De concretarse el sueño británico de transformar el archipiélago en la nueva Kuwait, los reclamos diplomáticos serían de otro orden porque habría dinero, riqueza y posicionamiento geopolítico en juego.
La Argentina está sedienta de nuevos recursos hidrocarburíferos. Los pozos de gas muestran signos de agotamiento y la escasez de combustibles es una realidad en los surtidores. De continuar esta tendencia, con demanda creciente y sin nuevos descubrimientos, ya se proyecta importar naftas antes de fin de año o en 2009. La crisis energética también refleja la caída de la producción de gas contra un consumo hogareño e industrial que no se detiene. Por lo que si se descubren hidrocarburos en las costas de las islas Malvinas, para el país habrá mucho en juego, lo mismo que para Gran Bretaña.
“Trabajan hace más de diez años en la exploración”
“Las exploraciones petroleras que anunciaron los medios ingleses son simplemente una continuación del programa exploratorio que se inició en 1996”, aseguró a Crítica de la Argentina Phyl Rendell, la directora del Departamento de Recursos Minerales de Malvinas. “La mayor parte de las compañías, por ejemplo Desire Petroleum, Rockhopper y Borders & Southern, están trabajando en el área desde hace más de diez años. En el último tiempo hemos otorgado algunas nuevas licencias pero en áreas muy chicas.”
Rendell se ha convertido en una de las principales figuras en la búsqueda de oro negro de las islas. En la sala de reuniones cuelga el mapa que marca las áreas exploradas. Durante las reuniones, Rendell siempre muestra su amuleto: un pequeño cubo de acrílico que contiene una gota de petróleo que emergió en 1998 durante las perforaciones que realizaba Shell. Hasta el momento nunca pudo anunciar el descubrimiento de un yacimiento lo suficientemente grande como para comercializar petróleo.
Aunque Rendell se mostró reacia al entusiasmo inglés por las nuevas cifras publicadas, nunca abandona su optimismo. “No perdemos la esperanza, pero sabemos que no habrá fuertes ingresos económicos hasta que no se realicen nuevos estudios. Supongo que los números que difundieron las compañías se basan en las últimas investigaciones que realizaron, pero el gobierno de las islas prefiere avanzar con cautela. Es que lleva mucho tiempo de exploración encontrar cantidades suficientes como para comercializar. Esperemos que en poco tiempo surjan novedades significativas. Recién cuando se hagan más perforaciones tendremos una idea más concluyente.”
La ilusión de la riqueza negra
“Las Islas Malvinas serán el nuevo Kuwait”, publicó el Times de Londres en 2004. Todos los medios británicos levantaron la noticia y hasta la revista alemana Der Spiegel le dedicó varias páginas a la geología de las islas titulando “De los harapos sangrientos a la riqueza negra”. Los artículos en inglés, francés y alemán anunciaban que las reservas podrían elevarse a 60 mil billones de barriles. El British Geological Survey, con sede en Edimburgo, explicaba que las reservas equivalían a la mitad del petróleo en Irak. “Estoy convencido de que nuestras estimaciones son correctas”, se animó a decir el geólogo Phil Richards. Los ingleses multiplicaron la cifra por los 40 dólares que valía el barril en ese entonces. Y como resultado, las acciones de las compañías petroleras ascendieron cuantitativamente. Pero los meses y los años pasaron y no apareció ni uno de los barriles anunciados.