¿Es decir según Ud. esta publicación de Clarin es mentira o un mito Argentino?
Bajo las órdenes de Leopoldo Galtieri, un grupo de ingenieros y físicos militares diseñó en los ochenta y en secreto un laboratorio para fabricar plutonio metálico y un reflector neutrónico, que sólo se pueden usar para hacer una bomba atómica, descubrió una investigación de Clarín.
Se trató de un "plan nuclear del Ejército" secreto y paralelo al programa pacífico que el titular de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), vicealmirante Carlos Castro Madero, lanzó en 1977 a través del decreto 3183.
La idea era instalar ese laboratorio en la planta llamada "Laboratorio de Procesos Radioquímicos (LPR)" de Ezeiza. Su diseño fue elaborado entre 1980 y 1982 por el entonces teniente coronel y doctor en física, Ricardo Rapacioli (ver "Soldado del futuro"). Rapacioli falleció en 2000 y se había llevado el secreto militar a la tumba.
El llamado "plan nuclear del Ejército" fue desarrollado en el contexto de la Guerra Fría, de la carrera nuclear con Brasil y cuando la Argentina no había firmado aún el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que prohíbe construir armas atómicas.
El equipo de Rapacioli dependía de la Dirección de Investigación y Desarrollo que estaba bajo jurisdicción del jefe de Operaciones III, general Mario Benjamín Menéndez.
En abril de 1982 en una reunión con científicos civiles del Centro Atómico Bariloche (CAB) en el hospital de esa ciudad, "Rapacioli elogió la decisión de Galtieri de nombrar a Menéndez gobernador de Malvinas y confesó que aquél le había pedido años antes hacer cálculos preliminares de una bomba", reveló a Clarín un físico civil que participó del encuentro y pidió no ser identificado. Los contactos entre Galtieri y Rapacioli habían comenzado en 1976 durante una visita del futuro presidente de facto al instituto Balseiro en el CAB, precisó el físico.
Menéndez (ver aparte) afirmó que no autorizó a Rapacioli a diseñar el laboratorio de plutonio y que antes de Malvinas informó a Galtieri en su carácter de jefe del Ejército en qué proyecto estaba cada uno de los oficiales que estudiaban física nuclear.
No obstante, en el Ejército existe un currículum reservado de 1989 con el cual Rapacioli apoya su postulación para ser ascendido de coronel a general contando sus avances en la tecnología nuclear. Clarín consiguió ese documento tras presentar un recurso de acceso a la información pública basado en el decreto presidencial 1772/03 que fue respondido rápidamente por el jefe del Ejército, teniente general Roberto Bendini.
Entre sus logros científicos y bajo el subtítulo "Capacitación de Aplicación Militar", Rapacioli señala que "en lo nuclear (hizo trabajos) referidos a explosión nuclear" y precisa que diseñó aquel laboratorio de plutonio metálico. El plutonio no es un mineral natural sino un producto químico. Además, es más estable que el uranio y, por lo tanto, más fácil de manipular para la fabricación de bombas nucleares.
Rapacioli agrega que la LPR (ver Un proyecto...) "permite instalar, en su fase final, un laboratorio para obtener plutonio metálico, estudiarlo y obtener piezas a partir del mismo".
El objetivo de la LPR era pacífico y controlado por la Organización Internacional de Energía Atómica: reprocesar los elementos combustibles gastados de Atucha I y Embalse Río Tercero. Pero la tecnología del plutonio es considerada dual, es decir puede servir tanto con fines pacíficos como con objetivos militares.
Al empezar la obra de la LPR, la dictadura cerró un proyecto de menor envergadura que había iniciado Perón para obtener plutonio con fines disuasivos (ver página 36).
El proyecto secreto de Rapacioli consistía en anexar a la LPR de Ezeiza su laboratorio para obtener plutonio metálico. Un laboratorio de este tipo consiste en una caja blindada a prueba de contaminación con brazos robotizados que pueden cortar partes de plutonio para ponerlos en el núcleo de una bomba.
El encargado de la LPR entre 1977 y 1983, el coronel y físico nuclear Luis Argüello, confirmó esta semana a Clarín que Rapacioli visitó varias veces la planta pero "sólo para tomar café" y dijo que nunca recibió la orden de construir una bomba.
Sin embargo, su colega Rapacioli estudió cómo construir un "reflector neutrónico (aumenta el rendimiento del explosivo nuclear)", según dice él mismo en su currículum. Este reflector se usa en las bombas para no perder tantos neutrones y aumentar la potencia explosiva.
De todos modos, para fabricar una bomba como la de Hiroshima se necesitan 12 kilos de plutonio y el Ejército debía dar tres pasos: "la etapa de cálculo; la de diseño y la de construcción", explicó un físico. Un militar que trabajó en el CAB y pidió no ser identificado admitió que junto a Rapacioli hizo cálculos sobre el explosivo "absolutamente rudimentarios" en una vieja computadora IBM/360 del Balseiro.
Otro de los miembros del equipo de Rapacioli era el general y doctor en física Máximo Abbate, quien creó la carrera de ingeniera nuclear en el CAB y falleció en noviembre pasado.
En su carrera militar Abbate fue ascendido siempre con calificaciones excelentes y sus superiores, entre los que se encontraba el general Menéndez, lo apoyaban con frases tales como: "Constituye parte de un equipo en el cual se encuentra depositado el futuro de la política y posibilidades
nucleares de la fuerza", constató Clarín en su legajo.
Este equipo que dirigía Rapacioli completó la primera etapa para fabricar la bomba y diseñó el laboratorio de plutonio, pero luego, por la resistencia de la CNEA y otros motivos que se desconocen, el proyecto se frenó antes de la Guerra de Malvinas.
Si hubiesen querido pasar a la tercera etapa tendrían que haber "desarrollado una ingeniería de explosivos comunes que exploten y provoquen una implosión que comprima el plutonio y se desencadene una explosión nuclear no controlada", entre otras complejas técnicas, explicó un físico. Y para esos pasos necesitaban el apoyo científico de la CNEA.
El laboratorio de plutonio diseñado por Rapacioli no habría llegado a construirse, según fuentes militares y científicas. Es una gran diferencia respecto del plan secreto de los militares brasileños que sí estuvieron a punto de ensamblar una bomba para una prueba explosiva a fines de los ochenta, según reveló el ex presidente José Sarney (ver friso de la página 35). Las dos dictaduras se habían preparado para un hipotético conflicto por el control de los ríos de la cuenca del Plata y las represas de Itaipú y Yacyretá, entre otros motivos.
Aquel diseño del laboratorio y otros trabajos los hizo Rapacioli en el marco del "plan nuclear del Ejército" en forma secreta y paralela al programa pacífico que dirigió el vicealmirante Castro Madero en la CNEA. Castro Madero, quien falleció en 1990, se opuso tenazmente a la construcción de una bomba, a pesar de que la Argentina estaba en condiciones tecnológicas de fabricarla.
Un almirante retirado que pidió no ser identificado contó que Castro Madero "discutió con varios oficiales del Ejército" sobre la hipótesis de construir una bomba y que, incluso, una vez el almirante Emilio Massera tuvo una conversación acalorada con él y terminó diciéndole: "Cuando llegue a ser presidente, usted va a ser el portero de la CNEA".
Las presiones sobre Castro Madero se multiplicaron durante la Guerra de las Malvinas. El almirante Ernesto Fitte, conocido del ex titular de la CNEA, recordó a Clarín que "Castro Madero ni siquiera aceptaba discutir sobre la bomba. Durante la guerra le preguntaron otra vez y contestó: "ni lo piensen. Si construimos una, los británicos nos van a tirar con diez. Es un disparate".
La LPR que quería usar Rapacioli para el plan secreto fue paralizada por el ex presidente Raúl Alfonsín en 1983 por problemas presupuestarios y los militares que estaban a cargo de ella fueron echados sin explicaciones, en un clima de desconfianza.
http://www.clarin.com/suplementos/zona/2006/01/08/z-03415.htm