Los Sukhoi de la Marina Mexicana
En el año 2004 la Armada de México incorporó tres Grumman E-2C Hawkeye a Israel para realizar misiones de vigilancia en la zona del Golfo de México. Pero las autoridades pronto se dieron cuenta que al carecer de aeronaves con capacidad de combate, la vigilancia radar era totalmente inútil ya que si bien detectaban por día docena de aeronaves transportando droga, no tenían medios para interceptarlas.
Es así que en el año 2006 los altos mandos de la Marina de México deciden incorporar "una flotilla de aviones a reacción" para la vigilancia y control del extenso espacio marítimo sobre el Golfo de México.
Hay dos modelos que son considerados, el JAS39 Gripen y el Sukhoi Su-27. Una delegación de pilotos mexicanos prueban los ejemplares en Suecia y en Rusia, siendo una de las especificaciones solicitadas la capacidad de reaprovisionamiento en vuelo, aunque para entonces y aún hoy, ni la Marina ni la Fuerza Aérea Mexicana disponen de aeronaves cisternas.
Luego de las evaluaciones, la Marina informa al Congreso mexicano que el modelo elegido es el Sukhoi Su-27 Flanker y se solicitan fondos para la adquisición de un total de 6 ejemplares.
Como era de suponer, no tardó mucho en sonar el teléfono de la embajada norteamericana. Inéditamente México aduce que la compra de los Su-27 es para hacer frente a la amenaza que significa Al Qaeda, excusa que resultó muy graciosa para el Departamento de Defensa norteamericano.
En Febrero del 2007, la operación se cae. La misma Marina Mexicana que había hecho pública la compra, se desdijo y a modo de justificativo publicó un informe donde hacía referencia a los altos costos operativos del avión (U$D 12.000 x hora de vuelo) y la necesidad de recambiar los motores cada 1.000 hrs de vuelo a un costo por motor de U$M 3.5.
Aún hoy la Marina mexicana carece de aeronaves de combate o con capacidad de intercepción, y los Hawkeye a penas se mantuvieron en servicio hasta el 2008.