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La tensa rutina en la Estación Espacial Internacional:
Los cosmonautas rusos no pueden usar el baño de los estadounidenses
Antes de embarcarse, el cosmonauta Gennady Padalka reveló las fricciones que se viven en la estación hace ya cuatro años. Pidió prestada la bicicleta de ejercicios de los astronautas de EE.UU. y se la negaron.
LORENA GUZMÁN H.
El turista espacial Charles Simonyi (izquierda) es recibido por el ingeniero de vuelo Yury Lonchakov a su llegada a la EEI.
Cada vez que la tripulación de la Estación Espacial Internacional (EEI) se conecta con Tierra se ven todos muy amigos. Sonríen apretujados frente a la cámara y bromean. Pero parece que sólo es una pose.
El cosmonauta Gennady Padalka (50) es el nuevo comandante de la EEI. Antes de embarcarse a la estación, hace justamente una semana, se salió de libreto.
En una entrevista con el diario ruso Novaya Gazeta reveló que autoridades de Rusia y EE.UU. pidieron a sus cosmonautas y astronautas comer sólo su propia comida y seguir estrictamente las reglas de acceso al resto de las facilidades, incluyendo el baño.
"Esto tiene un efecto adverso en nuestro trabajo", dijo Padalka.
En 2005, la Agencia Espacial Rusa habría decidido, igual que una línea aérea de bajo costo, cobrar por el uso de sus módulos en la estación. Rápidamente, EE.UU. y el resto de los países con metros cuadrados construidos en el espacio dieron la misma orden.
"Los cosmonautas estamos por sobre estas riñas, sin importarnos qué dicen las autoridades. Somos adultos, bien educados y con buenos modales y somos capaces de usar nuestro cerebro para lograr buenas relaciones", dijo. "Son los políticos y los burócratas los que han llegado a ese acuerdo, no nosotros, los cosmonautas y astronautas".
Sin ejercicios
Al parecer, Padalka habría hablado porque le negaron el permiso para utilizar el gimnasio estadounidense. "Me dijeron: 'sí, puedes utilizarlo'. Después me dijeron que no. Luego, lo consultaron y lo aprobaron. Y ahora, justo antes de volar, me volvieron a decir que la respuesta es negativa", explicó antes de subir a la Soyuz rumbo a la estación.
Y no es todo. También tienen instrucciones precisas sobre no compartir la comida e incluso sólo utilizar los baños "nacionales".
De los 358 m{+3} que comparten los astronautas -el espacio habitable se mide en volumen por la falta de gravedad, lo que les permite ocupar todo el espacio-, sólo unos pocos están reservados a las actividades personales, la privacidad no existe. Llevarse bien es perentorio.
Hoy, la tripulación permanente de la estación es de tres personas, pero los invitados arriban constantemente. Con cada misión de los transbordadores llegan 7 personas que se quedan, en promedio, 12 días. Con la Soyuz suben dos más.
Según Padalka, desde 1998 hasta 2005 las relaciones entre las distintas nacionalidades en la estación era excelente, "muy por el contrario de lo que pasa hoy". Simplemente, el cosmonauta no puede optar por las tortillas, fajitas de pollo o macarrones con queso que degustan sus compañeros estadounidenses.
Aseguró que sólo las situaciones médicas no se han visto normadas porque la seguridad de la tripulación depende de ello. Las eventuales situaciones de riesgo, como incendios o despresurización, también se enfrentan en equipo. Todo lo demás se realiza en forma separada. "Creo que Michael Barratt (su sucesor en la comandancia de la EEI, un estadounidense) será el último astronauta que utilice un traje espacial ruso".
Tal vez el tema más peliagudo es el retrete. Mientras que el baño estadounidense es de 5 estrellas -casi idéntico a uno en Tierra-, el ruso data de principios de los 90.
Las "necesidades" de los estadounidenses son succionadas por aire en vez de agua, sin provocar mayor molestia a hombres y mujeres. Los desechos sólidos son compactados y luego botados en tierra, mientras que los líquidos salen directamente al espacio exterior. El aire es filtrado para eliminar el olor y las bacterias.
En cambio, el toilet ruso se sirve de un ventilador y un débil chorro de aire para eliminar los residuos en vez de ayudarse con la gravedad de un succionador. En la estación no hay gravedad, por lo que todo flota.
Este año, la EEI podrá alojar a seis astronautas permanentemente, en vez de tres. Además, más nacionalidades deberán compartir el reducido espacio. A rusos y estadounidenses ya se les suman japoneses. Seguirán canadienses y europeos.
Espacio limitado
- Cada astronauta tiene el espacio equivalente a una caseta de teléfono público como dormitorio. No hay puertas que los separen unos de otros.
- Al dormir, los astronautas deben usar antifaces para evitar la luz del sol.
- Por persona hay una radio y un pequeño compartimiento para efectos personales.
- La ducha también es una especie de saco de dormir, que evita que las gotas de agua queden suspendidas por toda la estación.
Los astronautas duermen en sacos de dormir sujetos con cintas a una pared vertical. No se pueden "acostar" si no hay gravedad.
Las paredes de la estación están repletas de instrumental y experimentos. Convocar a una reunión a veces resulta incómodo.
105 días bajo llave
El martes comenzó el proyecto ruso Mars 500, que estudiará las reacciones al largo encierro que implicaría una misión a Marte. Cuatro rusos, un alemán y un francés pasarán poco más de tres meses encerrados en un espacio parecido al de un gimnasio escolar. Los científicos recrearán las mismas condiciones que existirían en una nave.
Estarán bajo llave, sin comunicación al exterior y permanentemente observados por cámaras, como si fuera un reality. Incluso, cuando se comuniquen por radio, la respuesta tardará 20 minutos en llegar, el mismo retraso que habrá en el espacio camino a Marte.
El fin del confinamiento es estudiar el comportamiento psicológico y las dinámicas sociales que se produzcan entre los voluntarios. En el espacio, la vida no puede depender del mar humor, la depresión o de las rencillas entre los astronautas. Rusia ya había experimentado con el confinamiento por 9 meses en 1999. El intento de un ruso de besar a una canadiense terminó en una acusación por acoso sexual. A principios de los 90, en EE.UU., al proyecto Biosfera tampoco le fue mejor. En los seis meses de encierro el grupo se dividió en dos facciones abiertamente rivales.
Fuente: El Mercurio (04/04/2009)