CIGA, Monte Caseros. Octubre de 2014
El Regimiento ejecuta sus ejercitaciones finales en Campo "General Ávalos". Dicha actividad estuvo a punto de ser suspendida por las lluvias que habían anegado gran parte del campo y sus accesos.
Llega el día del regreso. Los vehículos de guarnición que deben llevar al personal de vuelta al cuartel, no pueden acceder al campo. Quedan en proximidades de una de las puertas (Tranquera Blanca), a unos 12 km de la zona de Vivac. Ya estaba la información de que el arroyo Curupí, que cruza por el camino de acceso, estaba crecido. De seguir esperando, el cruce sería imposible, ya que aumentaba el nivel del agua. Para colmo se largaba de nuevo la lluvia. Los VC ya habían salido por el acceso del norte (Yagüareté), en una travesía digna de otro relato. Los que quedabamos estabamos embarcados en catorce vehículos a rueda. Jeeps MB 230G, camiones Unimog 416 con acoplados remolques aguateros y de carga y camiones MB1114 con acoplados. Pero entre los bichos verdes estaba "infiltrada" la ambulancia Fiat Ducato, que había sido incorporada a la ejercitación ante la necesidad de otro vehículo de evacuación terrestre (teníamos un helo en apoyo también). Ahí estaba identificado el eslabón débil de la cadena... Un vehículo de guarnición, bajo, sin tracción integral, y en manos de un cabo novicio! Intentar pasar el Curupí, que estaba en el metro y metro veinte de profundidad no era "moco de pavo". Varios suboficiales conductores viejos quisieron reemplazar al cabo antes de la marcha. Éste se negó rotundamente, el cargo y responsabilidad eran de él. "-La ambulancia es mía. Yo voy a pasar con ella..."
Al alba se inicia la marcha de los trece militares y la asimilada. Parte de la tropa inició la marcha vaivén a pie, ya que los micros estaban a 12km.
El obstáculo se encontraba a 10km del punto inicial. Ubicamos a la Ducato intervalada entre dos U416, los cuales estaban alistados con eslingas para recuperarla. Estaba mas que descontado de que eso sucedería, por eso esa unidad de marcha iba última, así no cortaba a la columna. Se larga la lluvia mas fuerte. No hay tiempo... Marcho al frente en un MB230G. El corazón en la boca ante el desafío del obstáculo para la columna, pero mas por la ambulancia.
Llegamos al Curupí, se nota jodida la cosa. Unos veinte o veinticinco metros de ancho, mas de un metro de profundidad. Mi conductor pone doble; llevamos un AR de 0,25 toneladas a rastra; acelera profundo para que no entre agua por el escape. Encaramos firmes y continuos. Entra agua por las puertas, pero pasamos. Avanzamos unos 100 metros y estacionamos sobre la banquina. El conductor desciende para controlar al vehículo. Yo corro hacia el obstáculo para controlar la columna. Quería ver a cada camión pasar, y estar cuando la ambulancia deba ser recuperada por los U416. Los vehículos pasan uno a uno. Pese a que el fondo del arroyo estaba consolidado con piedras, el paso de los vehículos fue ablandando la huella. Pasan los once del grueso. Es el turno de los tres retaguardia.
Un sandwich mimetizado, blanco y mimetizado. Tres pares de luces se aproximan al arroyo. Pasa el primer Unimog y se detiene a la vera del camino. Saltan dos hombres desde la caja y alistan la eslinga. Ya sabíamos que enganchar a la Ducato requeriría "buceo" y que tendría un costo sobre la carrocería (algo se iba a romper...)
Avanza la Ducato firme, no hubo aceleración ni aumento de velocidad evidente. "Este pibe se queda, LPMQLP-"pensé. Se mete en el obstáculo. Al zambullirse, el agua le llega al parabrisas. Aprieto el puño y observo con impotencia el espectáculo. Sale humo o vapor de la zona del motor. El agua a media puerta casi.... "este se queda-" Sigue firme y sin pausa. Va pasando! ... y pasa! Todos nos miramos sorprendidos. Los ojos como el dos de oro. Miro apenas al cabo; que tiene la expresión llena de orgullo; y observo al vehículo que chorrea agua por todas sus aberturas. Lejos de amilanarse sigue el paso y detiene a la ambulancia próxima a los micros. El tipo baja tranquilo y controla su cargo. Se le vienen encima todos los conductores viejos y lo abrazan, chanzas y jolgorio. Llego yo y abro la puerta lateral del compartimiento principal, corre el agua hacia abajo. Nada importante se había mojado. El pibe, junto al enfermero, habían tomado los recaudos y amarrado todo en los estantes superiores. Solo la base del tubo de oxigeno se mojó. Continuamos el viaje de 280km hasta nuestro cuartel sin novedad. Una vez llegados se detecta la novedad de que la ambulancia había perdido la chapa patente delantera al momento del ingreso al curso de agua. Un daño colateral menor. Igual tuvo suerte. El regimiento que salió una hora mas tarde la encontró flotando en el arroyo, enviándola en una comisión a la semana, con la retribución de dos docenas de facturas.