Existe un proyecto para ahuyentar a las ballenas del muelle en momentos de riesgo de colisión
CON ESTÍMULOS SONOROS SUBACUATICOS
En el contexto del infortunado accidente de la ballena que colisionó contra el buque de la Armada hace unos días, Daniel Pérez Martínez, biólogo marino recibido en la Universidad de la Patagonia, y que actualmente trabaja como consultor de la Fundación Vida Silvestre en la Argentina, a su vez apoyada en este caso por Aluar -empresa a la que le interesaba el tema por el propio movimiento de buques- comentó a El CHUBUT sobre un proyecto presentado en su visita a la Comisión Ballenera Internacional, que fuese premiado por su manera de abordar y de anticipar un problema como es el de la colisión entre cetáceos y buques y a su vez tener en cuenta los temas sociales, deportivos y comerciales que hacen al ámbito portuario de nuestra ciudad como tantas otras.
ALGUNOS DATOS IMPORTANTES
En una extensa y proporcionalmente interesante charla, Martínez explicó y dio a conocer algunos factores técnicos importantes de saber a la hora de analizar y opinar sobre un hecho de esta índole: por ejemplo, que las ballenas no detectan los sonidos producidos por los buques y que por ende no perciben la presencia del buque aproximándose, lo que resulta un misterio; que estos accidentes provocan la mitad de las muertes de la especie de ballena Franca Austral en Estados Unidos; que la velocidad de riesgo de colisión, de muerte, es cuando el buque navega a una velocidad de 10 a 20 nudos; que se ha podido cuantificar que las ballenas pueblan las zonas más antropizadas y se sienten especialmente atraídas por ambos muelles, interactuando constantemente con los palotes y los barcos; que cada vez más ballenas visitan el Golfo Nuevo y la Bahía Nueva –proporcionalmente con el crecimiento del movimiento portuario, cuestión que traerá en un futuro un conflicto de intereses por el uso del espacio; ya sea por lesiones de los buques a las ballenas o por roturas de barcos, o riesgo de vidas humanas en caso de embarcaciones más pequeñas.
MAPAS DE RIESGO
Este último factor puso a los biólogos a trabajar en la construcción de mapas de riesgo, que permiten conocer cuáles son las probabilidades de encontrar una ballena en un sector de la bahía en un momento determinado del año, y cuál es la probabilidad de encontrar un barco, tanto en maniobra como en velocidad, cuál es la probabilidad de que se encuentren el buque y la ballena y cuál es el riesgo. “Recién con ese mapa –explicó Martínez- uno puede empezar a tener estrategias de manejo” –dijo. Con estas estrategias, se pueden determinar las “zonas de manejo fijas y dinámicas’. Las fijas son cuando hay ballenas en la bahía, el procedimiento siempre es el mismo, estrategia que hoy nuestros puertos carecen. Una estrategia de acción móvil significa que donde se detecta la presencia de un individuo, el barco tiene que maniobrar con cierta precaución. Eso ocurre en Estados Unidos con “sonoboyas”, hidrofonos pasivos, un sistema de acústica pasiva que detecta cuando una ballena vocaliza y permite triangular y determinar donde está la ballena. Entonces, en un radio de cinco millas alrededor de esa ballena, los buques deben reducir la velocidad. Pero, según contó Martínez, esa estrategia sirve sólo para las rutas migratorias, de salida y entrada de los buques, entre Madryn y la boca del Golfo Nuevo, por ejemplo.
OTRO SISTEMA
En el caso de nuestra ciudad y sus muelles, Martínez y sus compañeros trabajan en este proyecto, con la referencia de los antecedentes que hay con ejemplares de ballena Franca del Norte, para experimentar producir sonidos bajo el agua con un amplificador y un parlante subacuático, que ahuyenten las ballenas de determinadas áreas. Eso podría permitir que, en momentos de alto riesgo, especialmente en el muelle Storni y en dos días de mayo y junio, estas ballenas se alejen temporalmente.
La dificultad que se presenta, es saber si las ballenas de esta zona reaccionan de la misma manera que los ejemplares del norte, y fundamentalmente saber si la emisión de sonidos afecta –debido a la extensa propagación del sonido bajo el agua- también a las ballenas que pueda haber en el resto de la bahía.
COMO FUNCIONA EL DISPOSITIVO
El experimento, funciona con “playback”: el dispositivo que se adhiere a la ballena es un poco más grande que un celular y tiene ventosas. Adentro, tiene un hidrófobo que graba los sonidos, y un acelerómetro, que detecta todos los movimientos que realizará la ballena debajo del agua, en los tres ejes dimensionales y la distancia que se desplace.
“Uno lo que hace –explicó el biólogo- es sumergir las grabaciones con un parlante subacuatico, colocar el dispositivo a la ballena y hacer el experimento, para ver cuáles son las reacciones del animal ante ese estímulo sonoro específico. La idea es ver, mediante el “playback” –o sea, el estudio y análisis del registro de los movimientos de la ballena realizados por el dispositivo luego del experimento-si las ballenas reaccionan de igual manera que las ballenas del hemisferio norte, y si no, encontrar el estímulo sonoro adecuado. Es caro, es complejo y hay que tener mucho cuidado” -finalizó.
16/07/08
EL CHUBUT
NUESTRO MAR
http://www.nuestromar.org/noticias/...8_17492_existe_un_proyecto_para_ahuyentar_a_l