“¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?”, se preguntaba la escritora estadounidense Hellen Keller sobre uno de los deseos más profundos del hombre. Hoy, a más de un siglo de los primeros vuelos de la historia de la aviación, cada vez se anotan más alumnos en las escuelas y aeroclubes de los diferentes aeródromos de la provincia de Buenos Aires.
“Hace seis años que doy instrucción y la verdad es que nunca vi que crezca tanto la cantidad de alumnos como en estos años. De año a año la actividad creció un 100%. No sólo necesito instructores, sino que tuvimos que salir a comprar otro avión”, cuenta Ezequiel Sosa, jefe de Instructores de la Escuela Delta Charly –en el Aeródromo de San Fernando -. En esta escuela, que recibe entre 150 y 200 alumnos por año, sólo en el transcurso de 2011 ya se anotaron 40 nuevos aspirantes.
Este aumento también se notó en dos de las escuelas de aviación más grandes de la provincia, que son Flightcenter -en el Aeropuerto de Morón- y el Aeroclub Dalale en el de San Justo. “En 2010 tuvimos 100 alumnos en total, y en el transcurso de enero y febrero ya tenemos 30. Es un crecimiento bastante grande el que hubo”, señala sorprendido Maximiliano Vignoli, instructor de este último.
Si bien la situación de cada aeródromo es particular, la tendencia es que los que eligen la aviación como profesión superan ampliamente en número a aquellos que vuelan por placer.
Según un relevamiento de Clarín.com, en promedio un 70% de los alumnos decide dedicarse a la aviación, mientras que el 30% restante la toma como una actividad recreativa. Al parecer, esto está vinculado con la edad: mientras que los que comienzan la carrera tienen alrededor de 18 años, los que consideran la aviación como un pasatiempo tienen más de 30 y suficiente solvencia. La hora de instrucción cuesta en promedio unos 300 pesos, dependiendo del tipo de aeronave que se elija para aprender.
Sin embargo, aunque crece la cantidad de alumnos, algunos instructores coinciden en señalar que se necesitan pilotos con mayor experiencia para alcanzar los requisitos de las diferentes aerolíneas. “Hay muchos pilotos pero muy poca gente lo suficientemente capacitada. Hay un auge de las aerolíneas, por eso los pilotos van a hacer falta”, advierte Enzo Martín Bastos, instructor de BASA, que funciona en el aeródromo de Quilmes.
Pero si hay algo que no falta, sea la aviación hobby o profesión, es el placer que comparte la comunidad aeronáutica al despegar del piso. “A todo aeroclub al que vas te hacés amigos porque hay una pasión en común, es maravilloso”, cuenta Federico Balado (23), contento de haber conseguido su licencia de piloto privado en el Centro Universitario de Aviación (ver video), en el Aeródromo de la Matanza. Para eso, tuvo que pasarse 40 horas arriba de un avión.
Para poder empezar a ganarse la vida volando, los alumnos deben cumplir con 200 horas de vuelo y así obtener su licencia de piloto comercial. Son los que suelen volar aviones con publicidad por ejemplo. Para convertirse en instructor se necesita más del doble de horas: 500. Y cerca de 900 para ser piloto comercial de primera clase y poder volar para lasaerolíneas.
Más allá de las horas, la edad o los objetivos volar sigue siendo ante todo una actividad impulsada por el entusiasmo
clarin
“Hace seis años que doy instrucción y la verdad es que nunca vi que crezca tanto la cantidad de alumnos como en estos años. De año a año la actividad creció un 100%. No sólo necesito instructores, sino que tuvimos que salir a comprar otro avión”, cuenta Ezequiel Sosa, jefe de Instructores de la Escuela Delta Charly –en el Aeródromo de San Fernando -. En esta escuela, que recibe entre 150 y 200 alumnos por año, sólo en el transcurso de 2011 ya se anotaron 40 nuevos aspirantes.
Este aumento también se notó en dos de las escuelas de aviación más grandes de la provincia, que son Flightcenter -en el Aeropuerto de Morón- y el Aeroclub Dalale en el de San Justo. “En 2010 tuvimos 100 alumnos en total, y en el transcurso de enero y febrero ya tenemos 30. Es un crecimiento bastante grande el que hubo”, señala sorprendido Maximiliano Vignoli, instructor de este último.
Si bien la situación de cada aeródromo es particular, la tendencia es que los que eligen la aviación como profesión superan ampliamente en número a aquellos que vuelan por placer.
Según un relevamiento de Clarín.com, en promedio un 70% de los alumnos decide dedicarse a la aviación, mientras que el 30% restante la toma como una actividad recreativa. Al parecer, esto está vinculado con la edad: mientras que los que comienzan la carrera tienen alrededor de 18 años, los que consideran la aviación como un pasatiempo tienen más de 30 y suficiente solvencia. La hora de instrucción cuesta en promedio unos 300 pesos, dependiendo del tipo de aeronave que se elija para aprender.
Sin embargo, aunque crece la cantidad de alumnos, algunos instructores coinciden en señalar que se necesitan pilotos con mayor experiencia para alcanzar los requisitos de las diferentes aerolíneas. “Hay muchos pilotos pero muy poca gente lo suficientemente capacitada. Hay un auge de las aerolíneas, por eso los pilotos van a hacer falta”, advierte Enzo Martín Bastos, instructor de BASA, que funciona en el aeródromo de Quilmes.
Pero si hay algo que no falta, sea la aviación hobby o profesión, es el placer que comparte la comunidad aeronáutica al despegar del piso. “A todo aeroclub al que vas te hacés amigos porque hay una pasión en común, es maravilloso”, cuenta Federico Balado (23), contento de haber conseguido su licencia de piloto privado en el Centro Universitario de Aviación (ver video), en el Aeródromo de la Matanza. Para eso, tuvo que pasarse 40 horas arriba de un avión.
Para poder empezar a ganarse la vida volando, los alumnos deben cumplir con 200 horas de vuelo y así obtener su licencia de piloto comercial. Son los que suelen volar aviones con publicidad por ejemplo. Para convertirse en instructor se necesita más del doble de horas: 500. Y cerca de 900 para ser piloto comercial de primera clase y poder volar para lasaerolíneas.
Más allá de las horas, la edad o los objetivos volar sigue siendo ante todo una actividad impulsada por el entusiasmo
clarin
