HABLA EL AUTOR DEL PROYECTO QUE ESTUDIA LA SUBSECRETARÍA DE AVIACIÓN:
"No es un satélite, es un sistema satelital"
Mauricio Carvallo
El astrofísico Rolando Hernández es el autor del proyecto "Aurora", que persigue observar y vigilar desde el espacio el territorio nacional, y que se guarda bajo reserva en el Ministerio de Defensa. "Un satélite no sirve", aclara. "La idea es manejar varios tipos de satélites porque necesitamos recoger múltiples datos que uno solo no entrega".
MAURICIO CARVALLO
El penquista Rolando Hernández Mellado, el principal asesor científico con que cuenta la Subsecretaría de Aviación para crear un sistema satelital destinado a observar y vigilar el territorio nacional, instaló hace 15 años un pequeño laboratorio para investigar esta materia en la Universidad de Concepción.
A mediados de 2003 pensó que recibía una llamada equivocada desde Santiago cuando lo saludó al otro lado de la línea el entonces director nacional del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), Carlos Parra Merino, a quien no conocía.
Parra, preocupado por la salud del ganado chileno, le consultó cómo se podrían monitorear desde el espacio las permeables fronteras con Argentina, ya que sólo entre la VII y VIII Región existen más de 80 pasos fronterizos ilegales.
La respuesta fue en grande:
"Le planteé el proyecto de realizar la cobertura de la cordillera en forma tridimensional, vía satélite, y planificarlo desde la oficina como si fuera un escenario bélico. Además, esa data debería actualizarse diariamente mediante pequeños aviones no tripulados".
Esta es la base del proyecto de tecnologías de la información que postuló al SAG, cuyo objetivo fue recoger datos, saber procesarlos e interpretarlos para que resulten informaciones con las cuales tomar decisiones.
"Y tocó la circunstancia, que creo que ni Parra sospechaba: un cambio de gabinete (octubre de 2004) lo puso como subsecretario de Aviación. Con ello, presidió la comisión asesora presidencial Agencia Chilena del Espacio, donde yo intregraba desde antes un comité técnico. Ahí se nos ofreció la llave política".
Ahora Hernández asesora científicamente al nuevo subsecretario, el capitán de bandada (r) Raúl Vergara, coordinador principal del acuerdo con la European Aeronautic and Space Company (EADS), consorcio que negocia con Chile la venta del satélite y sus accesorios.
Así pasó a ser el científico que afina en Defensa el ambicioso proyecto bautizado "Aurora".
Un sistema que monitoreará las fronteras -y a todo el país- en pesca, agricultura, hielos, temperaturas, salinidad de aguas y lo forestal. Más de 170 aplicaciones, incluidas las policiales y militares.
Satélite propio: "el gran motor"
Las autoridades chilenas guardan con celo la información del proyecto. Pero Hernández quiere despejar las críticas de la comunidad científica y política ante la información entregada el domingo pasado por "Reportajes". Para ello busca remitirse estrictamente a su campo:
"Hay sensibilidades políticas y otro montón de aspectos que se me escapan. Lo que quiero es contextualizar el satélite en lo técnico, que está muy avanzado".
Entonces revela:
"No se trata solamente de un satélite. Uno solo no sirve. El proyecto consiste en manejar varios tipos de satélites porque necesitamos recoger múltiples datos que uno solo no entrega. También requerimos lo que se llama segmento terrestre: antenas que permitan la data de diversos tipos de satélites, algunos de los cuales pueden estar ya en órbita o estarse planificando. En el sistema 'Aurora' un satélite propio será el gran motor".
Informa que se busca disponer de la información que proviene del espacio con la máxima periodicidad posible. Los satélites se pueden coordinar para que pasen por determinados lugares cada 12 horas o cada dos o tres días.
¿Por qué un sistema satelital para observación y vigilancia?: "Porque se necesitan varios instrumentos de diversas resoluciones, radares y telescopios, para contar diariamente con distinas imágenes del territorio nacional. Un solo satélite no tiene la instrumentación para cubrir todos los tipos de necesidades. Porque el satélite óptico, como el que quiere Chile, no lleva normalmente radares, fundamentales para las zonas marítimas, o donde esté nublado".
Según él, "no tiene sentido poner varios tipos de instrumentos a bordo porque sería económicamente impracticable. Por eso que en este primer paso es mejor acceder a varios instrumentos a través de distintos satélites".
-Estimularemos un instrumento que sirva incluso de cooperación internacional -agrega-. Habrá que armar tantas cosas para poder usar todo esto, que
el satélite chileno será simbólico, aglutinador, orientador, estimulador.
Como se estima demasiado esperar dos a tres años (una vez firmado el contrato) para que se entregue el satélite a Chile, la idea es que, paralelamente a que se construya, arrendar la información de otros satélites ya en órbita. Al mismo tiempo, instalar la infraestructura adecuada. De esta forma, cuando el satélite nacional se lance al espacio y empiece a entregar sus datos y se potencie con los demás, ya habrá un capital humano capaz de manejar todo el sistema.
Los 40 millones de dólares que, según trascendió, costará el satélite chileno (con lanzamiento y órbita), incluyen la infraestructura terrestre y el arrendamiento de otros ejemplares.
Porque sólo el satélite chileno, la estación receptora y las antenas de control se calculan en 20 millones de dólares. Pero se llega a los 40 millones con el sistema satelital, el equipamiento y el arrendamiento de la data que se bajará de los satélites comerciales.
Hernández indica que lo más probable es que Chile arriende satélites al mismo consorcio europeo que posiblemente fabricará el ejemplar nacional: "Puede firmarse con EADS un contrato amplio.
Si Chile quiere aprender a construir satélites, parece razonable estar con estos fabricantes y tener un intercambio fluido con ellos. Pero cualquiera pueda acceder: Israel, EE.UU., Rusia, China, Taiwán y Japón tienen satélites disponibles".
Aún no se define dónde se levantará la infraestructura que recibirá la información en dos grandes antenas parabólicas.
"Lo razonable que esté en la zona central para bajar online la data cuando el satélite -propio o externo- pase por el territorio nacional. Por sus respectivas posiciones geográficas, se ha pensado en varios lugares, como las instalaciones de Colina (de la U.de Chile), o Valparaíso".
Con sus varios satélites, Chile podría bajar información valiosa para otros países e intercambiarla con aquella que le interesa internamente.
Hernández confirma que el Servicio de Impuestos Internos (SII) será el gran favorecido: "Desde el momento que un satélite analice con gran resolución elementos más chicos que una terraza o una piscina, podrá captar si alguien construyó algo no declarado".
Pero no olvida que la cuestión militar tiene mucha importancia:
"La FACh está absolutamente estimulada; a la Armada le sirve para observar las naves que penetren en aguas chilenas. Dentro de los varios tipos de datos que llegarán estarán aquellos que tienden a satisfacer cada una de las necesidades nacionales... A lo mejor hay sectores de la sociedad civil o militar que no se verán completamente satisfechos -dice al responder sobre el Ejército-. De lo que sí estamos ciertos es de que lo que se plantea colmará sobre el 90% de las necesidades nacionales".
IDENTIDAD
Rolando Hernández Mellado, 51, casado, un hijo.
1982: Licenciado en Física de la U. de Concepción.
1987: Doctor en Astronomía y Astrofísica en la Universidad de Göttingen, Alemania. Postdoctorado en instrumentalización espacial en la misma casa de estudios.
1983-90: Científico invitado en Instituto Max Planck, la sociedad científica más relevante de Europa.
1990-2001: director del Departamento de Física de la U. de Concepción.
1991: Forma centro de teledetección satelital, especializándose en esta área.
Actualmente es director ejecutivo del laboratorio de teledetección satelital.