CLAUSEWITZ ENTREVISTA A SAN MARTÍN
La poca atención que se ha puesto al estudio de la guerra en América del Sur hace mas interesante la admirable marcha que el General San Martín hizo a través de la Cordillera de los Andes, no solo por el tipo de terreno en la cual se hizo, sino también por las circunstancias particulares que la motivaron.
Escritor Militar Alemán 1852
Con excepción de los Himalayas, la cordillera de los Andes son las montañas mas altas jamás cruzadas por un ejercito. Fue una epopeya sin paralelo en los anales militares, mas espectacular que las marchas de Alejandro, Aníbal o Napoleón.
Margaret Garrison. The Captain of the Andes, 1943
El carruaje doblo en la esquina y la casa del militar argentino quedo a la vista del viajero prusiano. Por la mente de este desfilaron una vez mas todas aquellas preguntas cuyas respuestas eran, hasta ese momento, solo algunos datos y mucha imaginación.
No había en esas circunstancias ni fricción ni niebla en el sentido en que sus borradores sobre la guerra hablaban de ella, pero ciertamente las incertidumbres del encuentro ya inminente lo excitaban.
El cochero lo saco de sus pensamientos haciéndole comprender que ya estaban frente a la casa indicada, en Bruselas, Bélgica. Cuando su vuelta a las actuales circunstancias lo hicieron ver nuevamente la vivienda que estaba frente a el, pudo observar como en ese instante la cortina que estaba ligeramente abierta, se cerraba al ser liberada por la mano que la sostenía.
Ya llego- murmuro para si mismo el personaje a quien pertenecía la mano. Su memoria fue de las cartas cruzadas para llegar a este encuentro, a las batallas libradas en suelo sudamericano, a su familia, a sus terrenos en Mendoza, a sus navegaciones hacia Europa, a.....Dos claros golpes con la aldaba de la puerta lo trajeron de regreso a la realidad actual, a ese encuentro que llevaría a cabo con el militar- escritor prusiano interesado en sus experiencias militares en las tierras descubiertas hacia mas de 300 años.
La puerta abierta permitió que sus miradas se investigaran mutuamente por contados segundos. No hacia falta mas: lo años no habían menguado en ellos la capacidad de observar, apreciar y obtener conclusiones y decisiones con rapidez.
Los “Buenos días” se cruzaron casi simultáneamente y el general Argentino se hizo a un lado para permitir que al general prusiano desplazarse hacia el interior de la vivienda, invitación que le hizo ver con un ademán.
Corría el año 1828. El general de División Carl Von Clausewitz tenia ya escritos los seis primeros libros de su obra “De la Guerra” y los borradores de los libros VII y VIII. Von Clausewitz había llegado con un plan de preguntas que lo ayudaría a recorrer la campaña del general Jose de San Martín en Chile para la liberación de Hispanoamérica del gobierno monárquico español.
Ambos tomaron asiento en sendos sillones individuales, frente a frente, dejando entre ellos una mesa baja, sobre la que descansaban las tazas que seguramente mas tarde recibirían té caliente para los guerreros de dos continentes. Después de las rigurosas frases de cortesía respecto del viaje y sus respectivas familias por ambas partes, el prusiano abrió el fuego sobre el motivo de su visita.
- General San Martín, como Ud. Ya sabe, estoy escribiendo un libro sobre la guerra y estoy interesado en comparar mis borradores con las enseñanzas que Ud. obtuvo de sus campañas en favor de Las Provincias Unidas del Río de La Plata. El año pasado decidí que era necesario una revisión de todo lo escrito, y como me entere de su campaña en América y de su presencia en Europa, decidí venir a consultarlo para disponer de mas ejemplos para mi libro, ya que considero que los mismos son de gran importancia para comprender las cosas de la guerra.
- Con todo gusto responderé a sus preguntas si Ud. cree que puedo hacerle un aporte intelectual a su obra, ¿Cuál es su primera pregunta?
- ¿ Como se le ocurrió la idea de invadir Chile a través de Los Andes?
- Bueno, general Clausewitz, fundamentalmente analice que hasta que me hice cargo del Ejercito del Norte habíamos tenido una actitud defensiva que no solucionaría el problema. Simplemente los españoles continuarían enviando hacia el Sur sus ejércitos que tal vez algún día no podríamos detener. No estábamos buscando una decisión francamente favorable y enviábamos frontalmente nuestras fuerzas contra los realistas. Además, estos nos amenazaban también desde el Oeste.
Luego de un exhaustivo análisis concluí que la solución era entretener a los realistas en el Norte con un mínimo de fuerzas, y atacar hacia el Oeste, hacia Chile, como Ud. bien dijo. Luego de derrotar a los españoles allí, podríamos dirigirnos hacia el Norte y atacar a las fuerzas realistas en Perú desde el mar, obviando así, la larga y desgastante marcha desde las Provincias Unidas hasta el Perú a través de las montañas que forman la Cordillera de Los Andes.
- He escrito en mi borrador, que para desarmar a un estado se necesita destruir a sus fuerzas militares, conquistar su territorio y finalmente someter su voluntad, o sea inducirlo a firmar la paz. ¿ Como ve estas tres cosas en la guerra por la independencia de su país?
- Ciertamente mi idea era destruir las fuerzas del adversario tanto allende la Cordillera de Los Andes como en Perú, al Norte de Chile. Para lograr llegar a Perú por mar, debíamos usar Chile como plataforma de lanzamiento, por lo que teníamos que conquistar el territorio. Al mismo tiempo impediríamos el desembarco de fuerzas realistas. En Perú, por otra parte, deberíamos hacer lo mismo. O sea que la secuencia prevista era:
1) Destrucción de las fuerzas en Chile.
2) Conquista del territorio chileno.
3) Destrucción de las fuerzas en Perú.
4) Conquista del territorio peruano.
5) Desahuciar a los realistas de poseer territorios en América.
- ¿Apoyo el gobierno sus ideas, general?
- Ciertamente. Concurrí con mis ideas al gobierno federal y obtuve apoyo para ser relevado del Ejercito del Norte. Fingiendo una enfermedad me retire a Córdoba y luego fui designado gobernador de Mendoza. Mas tarde, cuando estuve listo para cruzar Los Andes con mis hombres, pedí a mi gobierno precisas instrucciones a las cuales ajustar mi conducta política y militar.
- ¿Por qué eligió esa zona?
- La provincia de Mendoza cuenta con cinco pasos hacia Chile que yo pensaba utilizar para el cruce de mi ejercito, además de otros dos pasos localizados uno en San Juan y otro en La Rioja, dos provincias que se encuentran al Norte de Mendoza.
- Siete pasos diferentes!!!, eso me lleva a preguntarle, general, si comparte Ud. mi idea de que es bueno avanzar dividiendo las fuerzas en varias columnas y luego reunirlas para atacar.
- General, sin duda alguna tenemos coincidencia en ese pensamiento. Tres de las cuatro columnas que mencioné pertenecían al esfuerzo principal, y luego de cruzar la Cordillera de Los Andes las reuní para combatir en Chacabuco, que fue la batalla que nos abrió las puertas a la capital chilena.
- ¿Y cuales fueron las misiones de las otras cuatro columnas?
- Envié a los dos destacamentos de mas al Norte para que atacaran las plazas de Copiapó y Coquimbo, y a los del Sur para convencer a los realistas de que el Ejercito de los Andes cruzaría por allí, tomando a estos destacamentos por la vanguardia.
- O sea general, que Ud. no solo preparó cuidadosamente la organización y ejecución del ataque sino que también asignó tiempo y esfuerzo al engaño del enemigo distrayendo la atención del mismo del citado ataque principal.
- Su comentario es correcto.
- ¿Qué puede decirme de la inteligencia? He escrito en mis borradores que el conocimiento sobre el enemigo y el territorio es el fundamento de nuestros planes y acciones ¿Cómo jugó la información del enemigo y el terreno en su campaña, general?
- General Clausewitz, teniendo en cuenta que ya son las cinco y media de la tarde ¿qué le parece si tomamos el té, mientras continuamos nuestra conversación?
- Me parece muy bien, gracias.
- La respuesta a la última pregunta se demoró un tanto, mientras se pedía y luego servía el té a los dos guerreros. Tomando nuevamente la palabra luego de haber ingerido algunos sorbos, el general San Martín prosiguió dando respuestas a las preguntas de su interlocutor
- Mientras trabajábamos para organizar el Ejercito de los Andes organizamos en Chile una red de espionaje y contraespionaje. Esto me permitía recoger información sobre el enemigo y también fomentar el descontento entre sus filas y colaboradores. Cuando necesité información detallada sobre los pasos que pensaba utilizar para cruzar Los Andes, utilicé el siguiente ardid: envié a un ingeniero de mi confianza por el camino mas largo, con una copia de la Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas. El comandante español se enojó tanto que ordenó el regreso de mi enviado al Este de los Andes por el camino mas corto. De esa forma y gracias a su excelente memoria, mi mensajero pudo mas tarde proveerme la información necesaria tanto de un camino como del otro.
- Simple y brillante, aunque, como en otras cosas propias de las guerras, no debe haber sido fácil para su enviado presentarse ante el general español desconociendo las inciertas consecuencias de su acción.
- Así me lo expresó oportunamente pero asumió oportunamente el riesgo. Para ampliarle la respuesta y confirmar una vez mas mi coincidencia con sus escritos le aclaro, general, que luego de cruzar la cordillera, utilicé los siguientes cuatro días en recoger información sobre el terreno además de sobre el enemigo. Consideré que para librar combate contra los españoles debía elegir el terreno que me diera las mejores posibilidades. Además solo conociéndolo podría explotar al máximo las oportunidades que se me presentaron.
- ¿Cómo dijo Ud. que se llamaba el lugar de la primera batalla contra los españoles?
- General Clausewitz, será un poco difícil para Ud. repetir el nombre del lugar: Chacabuco. Y combatimos el 12 de febrero de 1817
- ¿Cuál era el plan de combate, general San Martín?
- En esa oportunidad dividí mis fuerzas en dos columnas. La que estaba al mando del general chileno O´Higgins debía avanzar por el camino que por el Este llevaba hacia la ciudad de Chacabuco, a fin de aferrar a los españoles a sus posiciones. Por el camino que iba hacia la ciudad por el Oeste avanzaría la columna que constituía el grueso del Ejercito de Los Andes, al mando del general argentino Soler. Una vez que esta fuerza atacara el flanco y retaguardia de las posiciones españolas, entonces O’Higgins debería pasar al ataque.
- Es decir que Ud. prefirió la maniobra, la estratagema, al ataque frontal.
- Así es.
- Y dígame, general,¿se desarrolló todo tal cual estaba planeado?
- Por cierto que no, mi buen amigo el general O’Higgins se dejó llevar por el fragor del combate entablado con los españoles, y en lugar de solo aferrar a estos los atacó decididamente. El comandante español envió parte de sus tropas contra O’Higgins y este comenzó a sufrir bajas. Yo me movía en forma independiente y cuando llegué a una posición desde la cual veía el desarrollo del combate, me di cuenta de la grave situación. Envié entonces un mensajero al general Soler para que apurara la marcha y atacara cuanto antes los objetivos asignados. Luego me puse al frente de los Granaderos a Caballo y ataqué a los españoles, a fin de aliviar la presión sobre la infantería argentina.
- ¡Que combate interesante! –cortó el general prusiano entusiasmado- discúlpeme general San Martín. ¿Cómo continuaron las acciones?
- <Chispas de entusiasmo corrieron por los ojos del argentino, pero su tradicional modestia mantuvo su cara inexpresiva. Tal vez para evitar que se enfriara, tal vez para retomar la compostura de su voz, bebió unos sorbos de té y continuó con el relato>. –Momentos después de que los Granaderos a Caballo iniciaran el ataque a mis órdenes, el general Soler atacó a su vez, lo que inspiró a las fuerzas del general O´Higgins a atacar nuevamente. Esta combinación de acciones hizo retroceder a los españoles, quienes abandonaron Chacabuco perseguidos por la caballería del general Soler. La persecución se continuó por veinte kilómetros y dejó muchos prisioneros en manos argentinas y muchos españoles muertos en el campo de batalla.
- ¿Diría Ud. que sorprendió a los españoles?
- El movimiento de las fuerzas del general Soler estaba pensado para eso, y yo creo también que los españoles fueron derrotados por el efecto que tuvo sobre su moral el descubrir que sus tropas estaban siendo atacadas por la retaguardia.
- ¿Cuál considera Ud. que fue el efecto ulterior de esa batalla?
- Además de las bajas producidas a las fuerzas españolas ubicadas en Chile, las ubicadas en Perú, no atacaron mas a las provincias del Noroeste argentino que, como Ud. recordará, era uno de los efectos buscados. El comandante español en Perú decidió luchar en Chile y consecuentemente reforzó a sus efectivos allí presentes, disminuyendo fuerzas y actividades en el Noroeste argentino. Pero discúlpeme general ¿desea otra taza de té?
- Si, por supuesto -respondió Clausewitz- y mientras colocaba azúcar a su colación formuló su siguiente pregunta. ¿Qué otra batalla libró Ud. en Chile con su Ejercito de los Andes, general San Martín?
- Bueno, general Clausewitz, creo que deberíamos hablar de la batalla de Maipú, que selló la suerte de Chile.
- ¿Cómo fue esa batalla?
- A pesar de los esfuerzos realizados por el general O’Higgins y las fuerzas puestas a su mando, el puerto de Talcahuano, ubicado al sur de la capital chilena, permanecía en manos realistas. A mediados de enero de 1818 desembarcó allí una fuerza española proveniente de El Callao, Perú, con sus armas víveres y municiones. Decidí reunir todas las fuerzas posibles para enfrentar esta seria amenaza, por lo que ordené al general O’Higgins que se replegara sobre la capital chilena.
- ¿Considera Ud. importante tener superioridad numérica?
- Así es, este de la superioridad numérica fue un parámetro al que siempre le di importancia. Tanto en la preparación del Ejercito de los Andes, como en la batalla que recién analizamos, como en la que nos ocupa ahora, los preparativos incluyeron reunir una cantidad de combatientes superior a la de las fuerzas que debíamos enfrentar.
- Gracias por su aclaración. El número de efectivos, junto con el lugar y el momento del encuentro son los tres parámetros que, creo yo, debe manejar la estrategia.
- La verdad es que si bien en Chacabuco alcanzamos esa superioridad, ya que éramos 3600 contra 2450, en esa batalla librada en Maipú no teníamos superioridad numérica. Los realistas superaban por 400 hombres a nuestros 4900. Sin embargo teníamos un 50 % mas de artillería, 21 contra 14.
- Nuevamente gracias por sus aclaraciones, continúe Ud. por favor con su relato.
- El 5 de abril al mediodía nuestra caballería atacó y tuvo éxito en ambas alas. Los infantes al mando de Las Heras tuvieron también éxito en el NO, pero en el SE, dos de los tres batallones tuvieron que retroceder. Sin embargo, la acción combinada del tercer batallón y de la reserva destacada al lugar volcaron la acción a nuestro favor. En el NO, el combate había continuado exitosamente. Pronto los realistas comenzaron a retroceder en todo el frente, dejando 2000 muertos y casi 2500 prisioneros ade3más de equipo y armamento. Los fugitivos volvieron a Talcahuano.
- ¿Qué pasó en el teatro luego de esa batalla?
- Los realistas no se recuperaron mas de esa derrota. En los años siguientes hubo combates, pero los realistas estuvieron mas a la defensiva y se fueron desgastando hasta que las últimas fuerzas se rindieron en 1826 según la información que he recibido.
- General San Martín, ¿qué enseñanzas mencionaría Ud. respecto a ese combate?
- Algo para destacar es el uso de la reserva. Los tres batallones de cada ala ubicados en primera línea frente a los batallones realistas estaban en inferioridad numérica, por lo que mantuve tres batallones en reserva. Cuando las cosas se pusieron desfavorables en el SE, empeñé decididamente esos tres batallones de reserva y con ello el encuentro se decidió a nuestro favor, como mencioné antes. ¿Comparte Ud. este criterio general Clausewitz?
- Puedo asegurarle que en mi libro menciono que ése es un uso legítimo de las reservas a nivel táctico. Pero permítame hacerle una pregunta. Después de escuchar su relato, me parece adivinar que su objetivo no era conquistar un lugar en particular o un objetivo sino destruir las fuerzas del adversario. ¿estoy equivocado?
- No general, su deducción es correcta. En la primera batalla sobre la que hablamos las bajas del oponente rondaron el 50 % de sus efectivos. La verdad es que el 50 % restante, mas los efectivos que recibió de refuerzo desde Perú, le permitieron seguir operando. Los combates por la plaza de Talcahuano, en cambio, tenían por objetivo la captura de ese lugar, que permitía a los españoles continuar con su comunicación marítima con Perú precisamente. A raíz de la batalla de Maipú, en tanto, solo un 11 % de los realistas destacados regresó a Talcahuano. En septiembre del mismo año las fortificaciones de Talcahuano fueron desarmadas y 700 hombres regresaron a Perú.
- Clausewitz miró hacia las ventanas y se percató de que ya no entraba luz natural por ellas y creyó llegado el momento de retirarse. – General San Martín, créame que ha sido para mí una gran experiencia escuchar sus relatos y reflexiones sobre la campaña al Oeste de Los Andes. No mucha gente en Europa conoce los logros de un general argentino y su ejército. ¿sabe Ud. que es tan solo dos años “menos joven” que yo?
- Si general Clausewitz. Cuando me preguntó si podía venir a entrevistarme hice algunas averiguaciones sobre Ud. y se que vino al mundo en 1780, contestó sonriendo San Martín ante la forma original de relativizar las edades que había utilizado su interlocutor.
- Bueno, general, le deseo la mejor de las suertes en territorio europeo.
- Gracias, general Clausewitz. Ha sido un placer pasar este tiempo con Ud. Que tenga un feliz regreso a su país y espero que su libro alcance éxito. ¿me enviará Ud. una copia?
San Martín apretó la mano del viajero prusiano. Había emoción en la mirada de ambos. El americano cerró la puerta de su casa solo cuando el carruaje del europeo comenzó a moverse.
Artículo del CFIM Sergio Gustavo Robles
Nota:
No se conoce que esta entrevista se haya llevado a cabo, pero el relato demuestra cómo aplicaba el general José de San Martín las teorías que el general Carl Von Clausewitz incluyera en su mundialmente reconocida obra sobre la guerra.
La poca atención que se ha puesto al estudio de la guerra en América del Sur hace mas interesante la admirable marcha que el General San Martín hizo a través de la Cordillera de los Andes, no solo por el tipo de terreno en la cual se hizo, sino también por las circunstancias particulares que la motivaron.
Escritor Militar Alemán 1852
Con excepción de los Himalayas, la cordillera de los Andes son las montañas mas altas jamás cruzadas por un ejercito. Fue una epopeya sin paralelo en los anales militares, mas espectacular que las marchas de Alejandro, Aníbal o Napoleón.
Margaret Garrison. The Captain of the Andes, 1943
El carruaje doblo en la esquina y la casa del militar argentino quedo a la vista del viajero prusiano. Por la mente de este desfilaron una vez mas todas aquellas preguntas cuyas respuestas eran, hasta ese momento, solo algunos datos y mucha imaginación.
No había en esas circunstancias ni fricción ni niebla en el sentido en que sus borradores sobre la guerra hablaban de ella, pero ciertamente las incertidumbres del encuentro ya inminente lo excitaban.
El cochero lo saco de sus pensamientos haciéndole comprender que ya estaban frente a la casa indicada, en Bruselas, Bélgica. Cuando su vuelta a las actuales circunstancias lo hicieron ver nuevamente la vivienda que estaba frente a el, pudo observar como en ese instante la cortina que estaba ligeramente abierta, se cerraba al ser liberada por la mano que la sostenía.
Ya llego- murmuro para si mismo el personaje a quien pertenecía la mano. Su memoria fue de las cartas cruzadas para llegar a este encuentro, a las batallas libradas en suelo sudamericano, a su familia, a sus terrenos en Mendoza, a sus navegaciones hacia Europa, a.....Dos claros golpes con la aldaba de la puerta lo trajeron de regreso a la realidad actual, a ese encuentro que llevaría a cabo con el militar- escritor prusiano interesado en sus experiencias militares en las tierras descubiertas hacia mas de 300 años.
La puerta abierta permitió que sus miradas se investigaran mutuamente por contados segundos. No hacia falta mas: lo años no habían menguado en ellos la capacidad de observar, apreciar y obtener conclusiones y decisiones con rapidez.
Los “Buenos días” se cruzaron casi simultáneamente y el general Argentino se hizo a un lado para permitir que al general prusiano desplazarse hacia el interior de la vivienda, invitación que le hizo ver con un ademán.
Corría el año 1828. El general de División Carl Von Clausewitz tenia ya escritos los seis primeros libros de su obra “De la Guerra” y los borradores de los libros VII y VIII. Von Clausewitz había llegado con un plan de preguntas que lo ayudaría a recorrer la campaña del general Jose de San Martín en Chile para la liberación de Hispanoamérica del gobierno monárquico español.
Ambos tomaron asiento en sendos sillones individuales, frente a frente, dejando entre ellos una mesa baja, sobre la que descansaban las tazas que seguramente mas tarde recibirían té caliente para los guerreros de dos continentes. Después de las rigurosas frases de cortesía respecto del viaje y sus respectivas familias por ambas partes, el prusiano abrió el fuego sobre el motivo de su visita.
- General San Martín, como Ud. Ya sabe, estoy escribiendo un libro sobre la guerra y estoy interesado en comparar mis borradores con las enseñanzas que Ud. obtuvo de sus campañas en favor de Las Provincias Unidas del Río de La Plata. El año pasado decidí que era necesario una revisión de todo lo escrito, y como me entere de su campaña en América y de su presencia en Europa, decidí venir a consultarlo para disponer de mas ejemplos para mi libro, ya que considero que los mismos son de gran importancia para comprender las cosas de la guerra.
- Con todo gusto responderé a sus preguntas si Ud. cree que puedo hacerle un aporte intelectual a su obra, ¿Cuál es su primera pregunta?
- ¿ Como se le ocurrió la idea de invadir Chile a través de Los Andes?
- Bueno, general Clausewitz, fundamentalmente analice que hasta que me hice cargo del Ejercito del Norte habíamos tenido una actitud defensiva que no solucionaría el problema. Simplemente los españoles continuarían enviando hacia el Sur sus ejércitos que tal vez algún día no podríamos detener. No estábamos buscando una decisión francamente favorable y enviábamos frontalmente nuestras fuerzas contra los realistas. Además, estos nos amenazaban también desde el Oeste.
Luego de un exhaustivo análisis concluí que la solución era entretener a los realistas en el Norte con un mínimo de fuerzas, y atacar hacia el Oeste, hacia Chile, como Ud. bien dijo. Luego de derrotar a los españoles allí, podríamos dirigirnos hacia el Norte y atacar a las fuerzas realistas en Perú desde el mar, obviando así, la larga y desgastante marcha desde las Provincias Unidas hasta el Perú a través de las montañas que forman la Cordillera de Los Andes.
- He escrito en mi borrador, que para desarmar a un estado se necesita destruir a sus fuerzas militares, conquistar su territorio y finalmente someter su voluntad, o sea inducirlo a firmar la paz. ¿ Como ve estas tres cosas en la guerra por la independencia de su país?
- Ciertamente mi idea era destruir las fuerzas del adversario tanto allende la Cordillera de Los Andes como en Perú, al Norte de Chile. Para lograr llegar a Perú por mar, debíamos usar Chile como plataforma de lanzamiento, por lo que teníamos que conquistar el territorio. Al mismo tiempo impediríamos el desembarco de fuerzas realistas. En Perú, por otra parte, deberíamos hacer lo mismo. O sea que la secuencia prevista era:
1) Destrucción de las fuerzas en Chile.
2) Conquista del territorio chileno.
3) Destrucción de las fuerzas en Perú.
4) Conquista del territorio peruano.
5) Desahuciar a los realistas de poseer territorios en América.
- ¿Apoyo el gobierno sus ideas, general?
- Ciertamente. Concurrí con mis ideas al gobierno federal y obtuve apoyo para ser relevado del Ejercito del Norte. Fingiendo una enfermedad me retire a Córdoba y luego fui designado gobernador de Mendoza. Mas tarde, cuando estuve listo para cruzar Los Andes con mis hombres, pedí a mi gobierno precisas instrucciones a las cuales ajustar mi conducta política y militar.
- ¿Por qué eligió esa zona?
- La provincia de Mendoza cuenta con cinco pasos hacia Chile que yo pensaba utilizar para el cruce de mi ejercito, además de otros dos pasos localizados uno en San Juan y otro en La Rioja, dos provincias que se encuentran al Norte de Mendoza.
- Siete pasos diferentes!!!, eso me lleva a preguntarle, general, si comparte Ud. mi idea de que es bueno avanzar dividiendo las fuerzas en varias columnas y luego reunirlas para atacar.
- General, sin duda alguna tenemos coincidencia en ese pensamiento. Tres de las cuatro columnas que mencioné pertenecían al esfuerzo principal, y luego de cruzar la Cordillera de Los Andes las reuní para combatir en Chacabuco, que fue la batalla que nos abrió las puertas a la capital chilena.
- ¿Y cuales fueron las misiones de las otras cuatro columnas?
- Envié a los dos destacamentos de mas al Norte para que atacaran las plazas de Copiapó y Coquimbo, y a los del Sur para convencer a los realistas de que el Ejercito de los Andes cruzaría por allí, tomando a estos destacamentos por la vanguardia.
- O sea general, que Ud. no solo preparó cuidadosamente la organización y ejecución del ataque sino que también asignó tiempo y esfuerzo al engaño del enemigo distrayendo la atención del mismo del citado ataque principal.
- Su comentario es correcto.
- ¿Qué puede decirme de la inteligencia? He escrito en mis borradores que el conocimiento sobre el enemigo y el territorio es el fundamento de nuestros planes y acciones ¿Cómo jugó la información del enemigo y el terreno en su campaña, general?
- General Clausewitz, teniendo en cuenta que ya son las cinco y media de la tarde ¿qué le parece si tomamos el té, mientras continuamos nuestra conversación?
- Me parece muy bien, gracias.
- La respuesta a la última pregunta se demoró un tanto, mientras se pedía y luego servía el té a los dos guerreros. Tomando nuevamente la palabra luego de haber ingerido algunos sorbos, el general San Martín prosiguió dando respuestas a las preguntas de su interlocutor
- Mientras trabajábamos para organizar el Ejercito de los Andes organizamos en Chile una red de espionaje y contraespionaje. Esto me permitía recoger información sobre el enemigo y también fomentar el descontento entre sus filas y colaboradores. Cuando necesité información detallada sobre los pasos que pensaba utilizar para cruzar Los Andes, utilicé el siguiente ardid: envié a un ingeniero de mi confianza por el camino mas largo, con una copia de la Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas. El comandante español se enojó tanto que ordenó el regreso de mi enviado al Este de los Andes por el camino mas corto. De esa forma y gracias a su excelente memoria, mi mensajero pudo mas tarde proveerme la información necesaria tanto de un camino como del otro.
- Simple y brillante, aunque, como en otras cosas propias de las guerras, no debe haber sido fácil para su enviado presentarse ante el general español desconociendo las inciertas consecuencias de su acción.
- Así me lo expresó oportunamente pero asumió oportunamente el riesgo. Para ampliarle la respuesta y confirmar una vez mas mi coincidencia con sus escritos le aclaro, general, que luego de cruzar la cordillera, utilicé los siguientes cuatro días en recoger información sobre el terreno además de sobre el enemigo. Consideré que para librar combate contra los españoles debía elegir el terreno que me diera las mejores posibilidades. Además solo conociéndolo podría explotar al máximo las oportunidades que se me presentaron.
- ¿Cómo dijo Ud. que se llamaba el lugar de la primera batalla contra los españoles?
- General Clausewitz, será un poco difícil para Ud. repetir el nombre del lugar: Chacabuco. Y combatimos el 12 de febrero de 1817
- ¿Cuál era el plan de combate, general San Martín?
- En esa oportunidad dividí mis fuerzas en dos columnas. La que estaba al mando del general chileno O´Higgins debía avanzar por el camino que por el Este llevaba hacia la ciudad de Chacabuco, a fin de aferrar a los españoles a sus posiciones. Por el camino que iba hacia la ciudad por el Oeste avanzaría la columna que constituía el grueso del Ejercito de Los Andes, al mando del general argentino Soler. Una vez que esta fuerza atacara el flanco y retaguardia de las posiciones españolas, entonces O’Higgins debería pasar al ataque.
- Es decir que Ud. prefirió la maniobra, la estratagema, al ataque frontal.
- Así es.
- Y dígame, general,¿se desarrolló todo tal cual estaba planeado?
- Por cierto que no, mi buen amigo el general O’Higgins se dejó llevar por el fragor del combate entablado con los españoles, y en lugar de solo aferrar a estos los atacó decididamente. El comandante español envió parte de sus tropas contra O’Higgins y este comenzó a sufrir bajas. Yo me movía en forma independiente y cuando llegué a una posición desde la cual veía el desarrollo del combate, me di cuenta de la grave situación. Envié entonces un mensajero al general Soler para que apurara la marcha y atacara cuanto antes los objetivos asignados. Luego me puse al frente de los Granaderos a Caballo y ataqué a los españoles, a fin de aliviar la presión sobre la infantería argentina.
- ¡Que combate interesante! –cortó el general prusiano entusiasmado- discúlpeme general San Martín. ¿Cómo continuaron las acciones?
- <Chispas de entusiasmo corrieron por los ojos del argentino, pero su tradicional modestia mantuvo su cara inexpresiva. Tal vez para evitar que se enfriara, tal vez para retomar la compostura de su voz, bebió unos sorbos de té y continuó con el relato>. –Momentos después de que los Granaderos a Caballo iniciaran el ataque a mis órdenes, el general Soler atacó a su vez, lo que inspiró a las fuerzas del general O´Higgins a atacar nuevamente. Esta combinación de acciones hizo retroceder a los españoles, quienes abandonaron Chacabuco perseguidos por la caballería del general Soler. La persecución se continuó por veinte kilómetros y dejó muchos prisioneros en manos argentinas y muchos españoles muertos en el campo de batalla.
- ¿Diría Ud. que sorprendió a los españoles?
- El movimiento de las fuerzas del general Soler estaba pensado para eso, y yo creo también que los españoles fueron derrotados por el efecto que tuvo sobre su moral el descubrir que sus tropas estaban siendo atacadas por la retaguardia.
- ¿Cuál considera Ud. que fue el efecto ulterior de esa batalla?
- Además de las bajas producidas a las fuerzas españolas ubicadas en Chile, las ubicadas en Perú, no atacaron mas a las provincias del Noroeste argentino que, como Ud. recordará, era uno de los efectos buscados. El comandante español en Perú decidió luchar en Chile y consecuentemente reforzó a sus efectivos allí presentes, disminuyendo fuerzas y actividades en el Noroeste argentino. Pero discúlpeme general ¿desea otra taza de té?
- Si, por supuesto -respondió Clausewitz- y mientras colocaba azúcar a su colación formuló su siguiente pregunta. ¿Qué otra batalla libró Ud. en Chile con su Ejercito de los Andes, general San Martín?
- Bueno, general Clausewitz, creo que deberíamos hablar de la batalla de Maipú, que selló la suerte de Chile.
- ¿Cómo fue esa batalla?
- A pesar de los esfuerzos realizados por el general O’Higgins y las fuerzas puestas a su mando, el puerto de Talcahuano, ubicado al sur de la capital chilena, permanecía en manos realistas. A mediados de enero de 1818 desembarcó allí una fuerza española proveniente de El Callao, Perú, con sus armas víveres y municiones. Decidí reunir todas las fuerzas posibles para enfrentar esta seria amenaza, por lo que ordené al general O’Higgins que se replegara sobre la capital chilena.
- ¿Considera Ud. importante tener superioridad numérica?
- Así es, este de la superioridad numérica fue un parámetro al que siempre le di importancia. Tanto en la preparación del Ejercito de los Andes, como en la batalla que recién analizamos, como en la que nos ocupa ahora, los preparativos incluyeron reunir una cantidad de combatientes superior a la de las fuerzas que debíamos enfrentar.
- Gracias por su aclaración. El número de efectivos, junto con el lugar y el momento del encuentro son los tres parámetros que, creo yo, debe manejar la estrategia.
- La verdad es que si bien en Chacabuco alcanzamos esa superioridad, ya que éramos 3600 contra 2450, en esa batalla librada en Maipú no teníamos superioridad numérica. Los realistas superaban por 400 hombres a nuestros 4900. Sin embargo teníamos un 50 % mas de artillería, 21 contra 14.
- Nuevamente gracias por sus aclaraciones, continúe Ud. por favor con su relato.
- El 5 de abril al mediodía nuestra caballería atacó y tuvo éxito en ambas alas. Los infantes al mando de Las Heras tuvieron también éxito en el NO, pero en el SE, dos de los tres batallones tuvieron que retroceder. Sin embargo, la acción combinada del tercer batallón y de la reserva destacada al lugar volcaron la acción a nuestro favor. En el NO, el combate había continuado exitosamente. Pronto los realistas comenzaron a retroceder en todo el frente, dejando 2000 muertos y casi 2500 prisioneros ade3más de equipo y armamento. Los fugitivos volvieron a Talcahuano.
- ¿Qué pasó en el teatro luego de esa batalla?
- Los realistas no se recuperaron mas de esa derrota. En los años siguientes hubo combates, pero los realistas estuvieron mas a la defensiva y se fueron desgastando hasta que las últimas fuerzas se rindieron en 1826 según la información que he recibido.
- General San Martín, ¿qué enseñanzas mencionaría Ud. respecto a ese combate?
- Algo para destacar es el uso de la reserva. Los tres batallones de cada ala ubicados en primera línea frente a los batallones realistas estaban en inferioridad numérica, por lo que mantuve tres batallones en reserva. Cuando las cosas se pusieron desfavorables en el SE, empeñé decididamente esos tres batallones de reserva y con ello el encuentro se decidió a nuestro favor, como mencioné antes. ¿Comparte Ud. este criterio general Clausewitz?
- Puedo asegurarle que en mi libro menciono que ése es un uso legítimo de las reservas a nivel táctico. Pero permítame hacerle una pregunta. Después de escuchar su relato, me parece adivinar que su objetivo no era conquistar un lugar en particular o un objetivo sino destruir las fuerzas del adversario. ¿estoy equivocado?
- No general, su deducción es correcta. En la primera batalla sobre la que hablamos las bajas del oponente rondaron el 50 % de sus efectivos. La verdad es que el 50 % restante, mas los efectivos que recibió de refuerzo desde Perú, le permitieron seguir operando. Los combates por la plaza de Talcahuano, en cambio, tenían por objetivo la captura de ese lugar, que permitía a los españoles continuar con su comunicación marítima con Perú precisamente. A raíz de la batalla de Maipú, en tanto, solo un 11 % de los realistas destacados regresó a Talcahuano. En septiembre del mismo año las fortificaciones de Talcahuano fueron desarmadas y 700 hombres regresaron a Perú.
- Clausewitz miró hacia las ventanas y se percató de que ya no entraba luz natural por ellas y creyó llegado el momento de retirarse. – General San Martín, créame que ha sido para mí una gran experiencia escuchar sus relatos y reflexiones sobre la campaña al Oeste de Los Andes. No mucha gente en Europa conoce los logros de un general argentino y su ejército. ¿sabe Ud. que es tan solo dos años “menos joven” que yo?
- Si general Clausewitz. Cuando me preguntó si podía venir a entrevistarme hice algunas averiguaciones sobre Ud. y se que vino al mundo en 1780, contestó sonriendo San Martín ante la forma original de relativizar las edades que había utilizado su interlocutor.
- Bueno, general, le deseo la mejor de las suertes en territorio europeo.
- Gracias, general Clausewitz. Ha sido un placer pasar este tiempo con Ud. Que tenga un feliz regreso a su país y espero que su libro alcance éxito. ¿me enviará Ud. una copia?
San Martín apretó la mano del viajero prusiano. Había emoción en la mirada de ambos. El americano cerró la puerta de su casa solo cuando el carruaje del europeo comenzó a moverse.
Artículo del CFIM Sergio Gustavo Robles
Nota:
No se conoce que esta entrevista se haya llevado a cabo, pero el relato demuestra cómo aplicaba el general José de San Martín las teorías que el general Carl Von Clausewitz incluyera en su mundialmente reconocida obra sobre la guerra.