Pido permiso a los eximios payadores para infiltrar entre sus exquisitos versos unos míos, que me han servido de gancho para que en el curso de mi hija se interesaran por investigar y conocer el heroico desempeño en Malvinas de la tripulación del Forrest, al mando del entonces Teniente de Navío Rafael Molini.
El Capitán del Forrest
La voz del informativo
lo encontró solo, en La Plata.
Su familia había partido
de visita a Punta Alta.
El portero le anunció
la citación que esperaba:
su amada Escuela Naval
a su deber lo llamaba.
"Un avión de Palomar
saldrá esta noche", rezaba.
Molini experimentó
sensaciones encontradas.
Desde casa de un amigo
llamó a sus seres queridos.
Elsa le dijo: _"Tranquilo.
Voy a cuidar a tus hijos."
Su amor le dio en ese instante
el valor que había buscado.
Le siguió el "Suerte. Cuidate."
de su padre, mesurado.
Faltaba lo que él temía:
despedirse de su madre,
quien dijo:_ " De esta familia
vos sos el representante."
Y..."¡Qué orgullosos que estamos
de que vayas a la guerra!
¡Dale duro a los ingleses!",
en más que eufórica arenga.
Después del aterrizaje,
ya nada en él fue lo mismo.
La belleza del paisaje
lo colmó de patriotismo.
Requisó una nave vieja
de la "Falk" Gobernación.
Era roja, quedó negra,
pa' no llamar la atención.
Alcanzó las dos mil millas,
navegando a nueve nudos.
Pertrechos llevó a las islas
y a varios sacó de apuros.
Culminaba el mes de Abril.
Mayo ya había asomado.
Combatió contra un Sea King
(helicóptero artillado).
También se pudo arrogar
compatriotas rescatados
del Río Carcarañá
y el Isla de los Estados.
Llegó el 14 de Junio...
el Forrest debió entregar
Logró, pese al infortunio,
un gran botín ocultar.
Escondió, entre otros enseres,
una gran bandera inglesa.
Sólo dejó los víveres
que guardaba en la despensa.
Nuestra Bandera se arrió,
y uno de ellos rendía honores.
Más tarde le confesó
que había nacido en Misiones.
Notablemente ofuscado,
entró el capitán inglés.
Molini ofreció, apurado,
tortas fritas y café.
Al misionero decía:
_"¡¿De hambre están destrozados?!"
_"¡Sí!, hace más de cuatro días
que no probamos bocado...
...Si ustedes no se rendían
mañana teníamos la orden
de pegar la media vuelta,
y al fin volvernos a Londres."
Para no ser prisioneros,
fingieron estar heridos.
Un helicóptero vieron
y huyeron despavoridos.
Por los esquíes, subirse
a Molini le fue duro.
_"Cesó la guerra. ¿Morirme,
yo, ahora? ¡Qué b...........!”
Pasó el tiempo, y al Capitán,
que en Azul se había instalado,
un día lo fue a visitar,
con sus padres, su soldado.
Recordaron esos días
a bordo del viejo barco,
su fiel camaradería...
El honor seguía intacto.
Cerrando la intensa charla,
el soldado preguntó
si en la última jornada
de algo no se percató...
(No comenten a cualquiera
la anécdota del café,
que antes de morir quisiera
contarlo en la BBC.)
(Si algún lector no resiste la intriga acerca de la anécdota, tenga a bien consultarla a algún miembro de la Banda de Hermanos) - Gracias, Javier, por la corrección, antes de que me agarren los estudiosos.