Autorizado por privado, acá va:
Libro “Isla Borbón”. Pág. 258 07/07/82. Autor: VGM Javier Ramos.
Son las cosas de Malvinas,
que nublan su historia plena.
Aún con bronca en la venas,
este Infante, atina
a sentirte, Argentina,
que así perdés gallardía,
porque un General, ese día
se olvidó lo que vivieron,
los que en el frente, estuvieron
con coraje y osadía.
La guerra, finalizada
y de soldao, a prisionero,
pensando en el entrevero
de semejante patriada.
Tuvo un día una encontrada
por defender a un soldao,
de un entredicho malvao
izando al “generalote”
manoteao del cogote
y de sus manos colgao.
(¡No es momento e’ reproches!)
pensó Ramos, por ser justo.
(A éste le pego un susto)
y lo putió, sin derroches.
Ansí, se le hizo la noche
al de los “soles doraos”,
que apuró a otro soldao
y ya en su frágil bruteza
volvió a mostrar su nobleza,
este Infante, desbocao.
Con un juicio, lo amenza
el General descarao
y le dijo, medio asustao:
¡Usté, no güelve, a las casas!
¡Qué me importa!, lo rechaza.
Y lo levantó del suelo,
casi, casi, lo echa en vuelo
al salvar, a su camada
mostrando su embroncada;
Infante: ¡Ganaste el cielo!
Libro “Isla Borbón”. Pág. 258 07/07/82. Autor: VGM Javier Ramos.
Son las cosas de Malvinas,
que nublan su historia plena.
Aún con bronca en la venas,
este Infante, atina
a sentirte, Argentina,
que así perdés gallardía,
porque un General, ese día
se olvidó lo que vivieron,
los que en el frente, estuvieron
con coraje y osadía.
La guerra, finalizada
y de soldao, a prisionero,
pensando en el entrevero
de semejante patriada.
Tuvo un día una encontrada
por defender a un soldao,
de un entredicho malvao
izando al “generalote”
manoteao del cogote
y de sus manos colgao.
(¡No es momento e’ reproches!)
pensó Ramos, por ser justo.
(A éste le pego un susto)
y lo putió, sin derroches.
Ansí, se le hizo la noche
al de los “soles doraos”,
que apuró a otro soldao
y ya en su frágil bruteza
volvió a mostrar su nobleza,
este Infante, desbocao.
Con un juicio, lo amenza
el General descarao
y le dijo, medio asustao:
¡Usté, no güelve, a las casas!
¡Qué me importa!, lo rechaza.
Y lo levantó del suelo,
casi, casi, lo echa en vuelo
al salvar, a su camada
mostrando su embroncada;
Infante: ¡Ganaste el cielo!
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