Fuzileiros brasileños exportan organización y hasta expertise musical para Namíbia
Después de más de dos décadas de lucha, la Namíbia conquistó su independencia de Sudáfrica en 1990. Con la recién-conquistada autonomía, sin embargo, era preciso organizar prácticamente del cero sus Fuerzas Armadas, con Ejército, Aeronáutica y Marina. En el caso de la última arma, el país del suroeste africano acabó contando con el auxilio de un “vecino” que queda de más de 6 mil kilómetros de distancia, del otro lado del Océano Atlântico: lo Brasil.
Iniciada en 1994, la cooperación entre las Marinas brasileña y namibiana es uno de los coches-jefes de la aproximación militar entre lo Brasil y países africanos, que tiene como objetivo garantizar la seguridad en Atlântico sur y enfrentar nuevas amenazas como la pirataria, el terrorismo y el tráfico de drogas en la región.
En el caso de la Namíbia, lo Brasil fue pieza fundamental para la implementación del Cuerpo de Fuzileiros Navales del país africano.
“La Namíbia está partiendo del cero. Comenzó con nosotros en 2005 y hoy, con cerca de ocho años, ya se encuentra con un batallón 60% estructurado”, dice el capitán de fragata fuzileiro naval Stewart de la Pasión Gomes, portavoz del Mando-General del Cuerpo de Fuzileiros Navales de Brasil.
Formación
Desde 2005, más de 400 fuzileiros navales namibianos fueron capacitados en Brasil. Ya en 2009, la Marina brasileña creó el Grupo de Apoyo Técnico de Fuzileiros Navales, que tenía como objetivo inicial la creación de un curso de formación de soldados fuzileiros en la Namíbia, además de prestar asesoría en la organización y estruturação del grupo milite especializado en operaciones anfíbias namibiano.
Stewart explica que la formación de los fuzileiros namibianos es basada en los mismos principios usados por los militares brasileños.
“Los cursos realizados en aquel país son bastante similares a nuestros, usando el mismo currículo, formando el personal de la misma forma que aquí”, dice.
Según el capitán Calixto, fue preciso adaptar formación de fuzileiros a las condiciones en la Namíbia
En consonancia con el portavoz, actualmente trabajan en la Namíbia 30 militares brasileños. Entre las principales tareas del grupo hoy están el acompañamiento del curso de formación de soldados fuzileiros, la implementación de otro curso de especialización de cabos fuzileiros y la asistencia en la formación de un grupo de operaciones especiales en la Marina namibiana.
Inicio
La primera misión brasileña con el objetivo de auxiliar en la creación de un Cuerpo de Fuzileiros Navales namibianos desembarcó en el país africano en enero de 2009, bajo el mando del capitán de mar y guerra fuzileiro naval José Calixto de Santos Júnior.
“La idea (era) de crear un batallón de infantaria y formar los soldados dentro de un contexto similar al que nodos formamos aquí en Brasil”, dice Calixto, que pasó dos años en la Namíbia y actualmente está reformado.
En consonancia con el comandante, a pesar de la inspiración en la plantilla brasileña, fue necesaria una serie de adaptaciones para adecuar el nuevo Cuerpo de Fuzileiros a las características de terreno, históricas, culturales y sociales de la Namíbia.
Después de la aprobación de la estructura del nuevo cuerpo por parte de las autoridades namibianas, fueron desarrollados manuales, técnicas y actividades de adestramento que acabaron resultando en la formación de la primera turma de soldados fuzileiros navales del país africano.
Cultura
Algunos de los desafíos iniciales en la formación de los fuzileiros namibianos pasaron por la adaptación de características culturales del país a las necesidades del nuevo cuerpo.
Calixto cuenta que muchos namibianos no tienen una conexión fuerte con el mar y, durante la formación de los miembros del nuevo Cuerpo de Fuzileiros Navales – una tropa anfíbia por definición -, fue necesario enseñar algunos de los militares namibianos a nadar.
“No existe fuzileiro naval que no sepa nadar. Y esa fue una gran dificultad que nodos tuvimos, en hacer con que el militar de la Namíbia me gustara el agua y consiguiera iniciar los primeros pasos para ser un bueno nadador”, cuenta el comandante.
Pero si algunas características dificultaron, otras facilitaron el trabajo de los militares brasileños en el país.
Aunque la lengua oficial de la Namíbia sea el inglés, muchos de los militares que tuvieron contacto con los brasileños comprendían y hablaban bien el portugués.
“Había una facilidad grande comunicacional, porque en el contexto de la guerra (de independencia), algunos milites que con nosotros convivieron quedaron escondidos en Angola durante 10, 11 años. Esos militares, más antiguos, ya hablaban un portugués fluente”, explica el capitán de mar y guerra fuzileiro naval Ivan Roca Damasceno Hijo, que comandó el grupo de apoyo brasileño en la Namíbia entre 2010 y 2012.
Brasileños también ayudaron a estructurar banda de música de los fuzileiros
“Nodos hablábamos en portugués, instruíamos en portugués, ellos entienden perfectamente. No había dificultad en ese aspecto”, dice Damasceno.
Música
Pero además de auxiliar en la organización y en la formación de militares, el grupo de apoyo brasileño en la Namíbia también tuvo otra función: la estruturação de una banda de música para el Cuerpo de Fuzileiros Navales namibiano, en los moldes de la banda marcial brasileña, además del desarrollo del cerimonial del grupo.
Tanto la cuestión del cerimonial para el recebimento de autoridades como la parte musical son consideradas por los fuzileiros como partes importantes en las tradiciones del grupo y que, junto con actividades como marchas y paradas, contribuyen para el desarrollo de la marcialidade y disciplina de los militares.
Una parte de este trabajo es centrada en la corneta, que es utilizada para pasar órdenes y mandos para la tropa, como explica Samuel Alves de Olivo, 2º sargento fuzileiro naval corneteiro, que pasó casi dos años trabajando en la Namíbia.
“ES muy dificultoso dar una orden para una masa de militares. Nuestra función allí es justamente facilitar la orden que es transmitida a la tropa, y la gente hace eso por medio de un instrumento llamado corneta”, dice Oliveira, que también tuteó en la parte de desarrollo de voz y de la banda del cuerpo namibiano.
“Yo hasta pensaba en el inicio que sería un poco más difícil, pero, cuando nodos llegamos allí, venimos que el trabajo sería muy fácil, porque el africano, y en especial el namibiano, tiene una percepción musical muy aguçada, cantan ya por naturaleza. Yo aprendí muy trabajando con ellos”, dice.
Fuente: BBC Brasil