Defensa: Balance y perspectivas
La reglamentación de la Ley de Defensa y la recuperación de los niveles salariales del sector castrense son avances importantes de los últimos años. Sin embargo, y a pesar del aumento del presupuesto militar previsto en el Presupuesto 2008, la solución de la actual crisis logística y la necesaria renovación de los sistemas de armas argentinos serán los mayores retos del nuevo gobierno.
Al momento de leer este artículo, algunos de los lectores -esperemos que los menos- podrían llegar a tener estas reacciones:
1) «Otra vez hablando de Defensa y de fierros. ¿No es suficiente con tres o cuatro artículos sobre ese tema en el último año? ¿No se da cuenta de que las prioridades son otras?» Este lector imaginario podría ser el mismo que mira, una y otra vez, las mismas imágenes de los noticieros mostrando un asalto a un kiosco, un piquete de veinte personas en una avenida o un incendio en una fábrica destartalada del conurbano.
2) «Otra vez hablando de Defensa. ¿No se da cuenta…?» Este otro lector imaginario podría considerar que, mientras haya un pobre en la Argentina, una calle sin asfaltar y personas sin techo, nuestro país debe postergar la Defensa Nacional.
3) «Otra vez hablando de Defensa… ¿No se da cuenta…?» Este tercer lector podría seguir viendo las Fuerzas Armadas como el clásico partido militar (que no existe desde hace ya casi 30 años) o asume como un peligro el golpismo que incuba supuestamente cada hombre de armas (a pesar de que los militares no hayan participado en las inestabilidades institucionales de los últimos 17 años).
4) «Otra vez hablando de Defensa… ¿No se da cuenta…?» Este cuarto lector, por su parte, considera que cuanto más mercado, más turismo y -si bien no tan convencido como en los dos puntos anteriores- cuanta más democracia, el mundo será más y más pacífico y el poder militar de países como la Argentina sería una carga innecesaria.
Más allá de las medias verdades o medias mentiras que escondan estos tipos ideales, la cuestión del poder militar y las políticas de Defensa son y seguirán siendo un tema prioritario en la región y en el mundo. Basta ver los gastos militares de países como Colombia, Chile y Venezuela o el informe de DEF de noviembre sobre Brasil. Ni qué decir si uno extiende la visión hacia otras regiones del mundo y sobre las grandes potencias. Es en este contexto en que nos proponemos hacer un breve resumen de lo acontecido en nuestro país en esta materia a partir de 2003 y nos disponemos a hacer algunas referencias y propuestas sobre lo que podría deparar el período 2007-2011.
Avances y cuentas pendientes
Un repaso del período que concluye nos mostraría importantes aumentos salariales para el personal en actividad, la reglamentación de algunas leyes clave para la Defensa, la intención de potenciar de una vez por todas el ámbito del Estado Mayor Conjunto (EMCO), el hacer una revisión detallada (y alarmante) del estado del material aéreo de nuestras Fuerzas, el impulsar un futuro y potencialmente saludable desembarco de la empresa aeronáutica brasileña Embraer en la ex Área Material Córdoba de aviones, la declarada voluntad de recuperar el sector de la producción para la Defensa, el incrementar el rol del Ministerio de Defensa y del mismo EMCO en los procesos de planeamiento y adquisiciones y, en especial a partir de 2007, un relativamente importante aumento de partidas presupuestarias y, en especial, extrapresupuestarias.
En este sentido, cabe recordar que una reciente encuesta dada a conocer por el Ministerio que recoge la opinión de los militares muestra que -sobre un total de casi 500 casos- las dos principales preocupaciones de los hombres de armas en actividad son el presupuesto y los salarios. Las cuestiones ligadas al conflictivo y violento pasado de la Argentina ocupan en el mismo informe un escalón secundario. Aun así, la cuestión de la revisión de ese período ha detentado un lugar central a lo largo de estos cuatro años y se ha hecho presente directa o indirectamente en diversos actos y acciones encabezados por el ministro de Defensa o por el mismo Presidente de la Nación. Esta dinámica ha complejizado y, en algunos casos, directamente ha neutralizado en el imaginario colectivo de parte sustancial de los militares algunas de las acciones pro-Defensa que emanan del previo listado. En este sentido, en caso de cumplirse con las partidas previstas para este sector en el presupuesto 2008 (con un aumento de casi el 10% vis a vis 2007) y la existencia de montos por fuera del mismo que podrían superar los 700 millones de pesos (vis a vis los 300 millones de los últimos meses del presente año), se podría llegar por primera vez en casi dos décadas a los 3 mil millones de dólares para el sector, comparados con el promedio de 2 mil millones de los últimos 15 años. No obstante, cabe siempre recordar que en el caso de que nuestro país invirtiera la misma proporción de su PBI en Defensa que países como Chile, ese monto ascendería a los 12 mil millones de dólares. Mientras tanto, si el actualmente tan promocionado sector de la Defensa de Brasil siguiera los pasos de Chile, las cifras del gigante sudamericano se aproximarían a los 35 mil millones de dólares vis a vis el «récord» de 15 mil millones previstos para 2008.
Necesarias líneas de acción
De confirmarse el progresivo incremento de las partidas (en especial en las extrapresupuestarias) para el sector de la Defensa, sería conveniente ir avanzando hacia un presupuesto plurianual para el área y priorizar en el próximo período presidencial algunos sectores que incrementarían la capacidad disuasiva sin por ello incurrir en gastos impensables para el «saber convencional» argentino como los de algunos de nuestros vecinos.
Nos referimos, por ejemplo, a:
1) actualizar el armamento liviano, en especial armas cortas, fusiles de asalto, ametralladoras y granadas;
2) recuperar el stock de municiones de todos los calibres;
3) incorporar una mayor cantidad de fusiles especiales para francotiradores; 4) desarrollar diversos modelos de explosivos para ataques al costado de rutas y caminos contra vehículos blindados;
5) actualizar el arsenal de misiles antitanques;
6) reforzar la capacidad antiaérea con misiles tierra-aire MANPAD de corto alcance;
7) priorizar la organización de grupos de fuerzas especiales y comando;
8) potenciar la capacidad de acciones de sabotaje;
9) incrementar la dotación de visores infrarrojos y de visión nocturna;
10) estudiar profundamente y transformar en doctrina las tácticas de guerra asimétrica contra un rival regional o extraregional dotado de armamento convencional superior y con control del espacio aéreo;
11) mejorar y optimizar el uso camuflajes y resguardo de blancos tácticos y estratégicos;
12) jerarquizar el área de acción psicológica contra el atacante;
13) volver a dotar a la Argentina de la flexibilidad estratégica que le brindaría un buque de desembarco;
14) pensar las operaciones de las fuerzas terrestres y navales, partiendo, al menos en el mediano plazo, de una seria probabilidad de no poder controlar el espacio aéreo durante el desarrollo de eventuales acciones bélicas;
15) reforzar las reservas de munición perforante y el blindaje (cerámicas, reactivos, etc.) de los tanques.
Este listado minimalista y parcial, si se lo compara con las compras por miles de millones de dólares de aviones, barcos y submarinos, requeriría de una importante asignación de fondos y una verdadera voluntad política para llevarlo sostenida y coherentemente adelante durante un mediano plazo. Tan importante como esas eventuales capacidades materiales y doctrinas sería recuperar de una vez por todas la comunión entre el poder político y las Fuerzas Armadas, de tal forma de reforzar la moral y mística del combatiente.
Asimetrías, fortalezas y debilidades
El curso de acción propuesto puede ser visto como distante de las visiones que asumen, tal vez pensando más en la historia que en el presente y futuro previsible, la necesidad de que las Fuerzas Armadas argentinas sigan el modelo de guerra clausewitziano de batalla decisiva entre fuerzas convencionales y masivas Si se las compara con los sistemas de armas con que cuentan los británicos en el enclave colonial de las Malvinas o con las capacidades de algunos de nuestros vecinos, la realidad es que las penurias presupuestarias y las asimetrías de poder que existen actualmente hacen que debamos desempolvar algunas enseñanzas estratégicas del general Martín Miguel de Güemes y su guerra asimétrica del siglo XIX, o aun las de las mismas Invasiones Inglesas de 1806 y 1807.
Cabe recordar que, sin aquellas enseñanzas, difícilmente el Gran Libertador y Padre de la Patria, general José de San Martín, hubiese podido articular su estrategia convencional, que no dejaba de ser profundamente innovadora y lúcida. Aun en este escenario crítico del sector de la Defensa en la Argentina, no se debería olvidar que todavía contamos con importantes recursos humanos, con oficiales y suboficiales veteranos de Malvinas con su carga de experiencia y con un amplio sector de la ciudadanía que -luego de más de una década de bombardeo mediático economicista, consumista y despreciativo de los valores y la grandeza nacional- mantiene la convicción de que la estrofa final del himno argentino no son sólo palabras huecas.
Infografía del presupuesto de Defensa
La agenda de la Defensa
¿Cómo describiría la política de Defensa del Gobierno?
Vuelve a pensarse en una política para la Defensa, en lugar de una no política. Durante muchos años, mientras en el mundo se debatía la reestructuración de las Fuerzas Armadas para ponerlas en armonía y tensión con los nuevos desafíos, en nuestra región y especialmente en la Argentina se entendió que reestructurar era desabastecer y aniquilar. La nueva agenda de Defensa, a partir de 2003, tenía como un capítulo prioritario terminar con las zonas grises de la impunidad y esto era posible a través de la Justicia. Esto fue necesario y productivo también para las Fuerzas Armadas. Al mismo tiempo, había que ver cómo estaba el instrumento militar, con equipamientos obsoletos y reingenierías inexistentes. Hoy estamos llegando al 1% del PBI. Me podrán decir que Chile llega al 2% y Venezuela al 3%. Es cierto, pero Argentina tenía 0,6%. También era cierto que el 70% de los miembros de las Fuerzas Armadas vivían bajo la línea de pobreza. Había que mejorar las condiciones de ingreso. Todavía falta presupuesto, pero nadie puede desconocer que se ha intentado mejorar las condiciones de trabajo de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas.
EL DESBALANCE MILITAR EN LA REGIÓN
«No hay ninguna carrera armamentista»
¿Estamos en una carrera armamentística de parte de Brasil, Chile y Venezuela?
Contundentemente, no. Se trata de una inversión en reequipamiento y modernización del instrumento militar de esos países, que es lo que Argentina tiene que hacer y de hecho ya está realizando. La ignorancia interesada instala hipótesis de conflicto que las políticas de Defensa de la región no están contemplando. Creo que hay que pensar las cosas razonablemente y dimensionarlas estratégicamente. Argentina también está invirtiendo, en el marco de la no proliferación y de una política no armamentística.
¿Cómo evalúa la gestión de Nilda Garré?
Ha sido muy oportuno profundizar la seguridad cooperativa a nivel subregional. Tenemos que mantener nuestra política de participación en las misiones de paz de la ONU, no solamente por compromisos contraídos como en el caso de Chipre, sino también a partir de la decisión regional de participar en nuevas misiones de mantenimiento de la paz como es el caso de Haití. Esto se da en el marco del multilateralismo y del estricto respeto de los derechos humanos, pero también en un contexto de profesionalización del instrumento militar. En cuanto a la reglamentación de la Ley de Defensa, darle sentido al Estado Mayor Conjunto habla de la posibilidad de pensar en perspectiva y en presupuestos plurianuales. El sistema gana poder cuando hay articulación, interconectividad e interoperabilidad entre las tres fuerzas. Esto nos permite pensar en mediano y largo plazo. Es buena la conformación del Consejo de Defensa Nacional (Codena), una decisión del presidente Kirchner ejecutada por la ministra Garré. El mundo post-11 de septiembre plantea un nuevo escenario para la política exterior y para la seguridad internacional. En cuanto a la derogación del Código de Justicia Militar vigente, tiene media sanción en la Cámara de Diputados. Trabajamos en su elaboración en el Ministerio de Defensa, con un equipo multidisciplinario y multi-institucional. Espero que en el Senado lo tratemos a principios del año que viene.
¿En qué proyectos se encuentran trabajando actualmente?
Tenemos un proyecto, con consenso y unanimidad en sus dictámenes, para fortalecer legalmente el régimen de importación y exportación de armas y tecnologías sensitivas, que hoy funciona por decreto. También hemos trabajado, conjuntamente con la Comisión de Seguridad Interior, un sistema para el control de armas, municiones y explosivos, que permite reordenar y hacer más eficaz, en términos de transparencia, lo que se está haciendo. Estamos trabajando intensamente en el consejo consultivo de la sociedad civil, que formamos en la Comisión de Defensa con expertos de universidades nacionales, ONG, organismos de derechos humanos y medios de comunicación. La agenda de seguridad internacional y de defensa está encontrando nuevos espacios para generar necesarias ideas.
Otro sector de la Defensa que está resurgiendo es el de la industria militar. Usted tiene presentado un proyecto de provisión de medios para la Defensa. ¿Qué papel debe jugar el sector?
El diputado Jorge Villaverde (presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara baja) viene trabajando desde hace mucho tiempo en un proyecto de producción para la Defensa. Sin desconocer su planteo, nosotros trabajamos en otra categoría: la de la obtención de medios para la Defensa, que es más amplia. Hoy hay emprendimientos en acción y ejecución. En primer lugar, la producción para la Defensa es un rostro de la soberanía. Sabemos que todo lo que se refiere a desarrollos cognitivos y teóricos en las áreas de Defensa es después objeto de transferencia y aplicación en otras áreas.
¿Cuál es la diferencia entre producción y obtención de medios para la Defensa?
Obtención es el reconocimiento de que estamos en el siglo XXI. ¿Cómo se compone hoy un arma semiautomática o un radar? No es todo producido en un mismo lugar al mismo tiempo. En Defensa, aun los países de mayor productividad reconocen que hasta un 70% de los componentes de productos de esta industria están internacionalizados y globalizados. Si nosotros vamos a producir, tenemos que reconocer que lo estamos haciendo en una economía global. No tenemos por qué fabricar de todo. Seamos fuertes en un área, como lo es Embraer en Brasil. Especialicémonos en un ámbito en el que seamos competitivos, que nos permita tener expansión y llegar a nuevos mercados.
Se discute la reformulación de la doctrina de las Fuerzas Armadas. Con respecto a las nuevas hipótesis de conflicto, se habla por ejemplo de la defensa de los recursos naturales…
Una cosa es pensar prospectivamente y otra cosa es la definición de una política pública. En Defensa el pensamiento prospectivo, conjetural, es imprescindible. A partir del 11 de septiembre de 2001, tenemos un contexto de incertidumbre y conflictividad. Hay instancias definidas como nuevas amenazas. Por ejemplo, el incremento del tráfico de armas, drogas y la trata de personas. Argentina las definió como parte del capítulo de la seguridad interior. Otros países creerán que es un tema de Defensa. Lo importante es que esté en agenda y podamos prevenirlo, combatirlo y proteger a la población. El otro tema es el de los recursos estratégicos: hoy la energía es un tema mundializado. Nosotros tenemos que pensar en términos de una cooperación energética. La Defensa es justamente ese horizonte estratégico que funciona como condición de posibilidad de una economía, de una articulación energética y de una integración cultural y social. Las condiciones de zona azul de paz de nuestra región pueden ser profundizadas. ¿Cómo hacerlo? Aumentando la profesionalización y la capacitación de nuestras Fuerzas Armadas para generar instancias de confianza, mecanismos recíprocos y articulados para el sostenimiento de la paz, la prevención de conflictos y la disuasión. En esto el sistema de Defensa puede contribuir al crecimiento y al desarrollo genuino del país.
¿Cómo ha impactado la nueva política de Defensa hacia el interior de las Fuerzas Armadas?
La reforma de los planes de estudio va a ser un salto cualitativo interesante, tendiendo a adecuar los conocimientos y las instrucciones para estos nuevos desafíos y responsabilidades que les pedimos a los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas. Es una agenda intensa, que necesita de mucho debate, de mucha imaginación y, cuando uno lo plantea y lo profundiza en clave de soberanía, de identidad y desarrollo estratégico, la Defensa se convierte en una parte sustantiva del Estado democrático de derecho.
defdigital
La reglamentación de la Ley de Defensa y la recuperación de los niveles salariales del sector castrense son avances importantes de los últimos años. Sin embargo, y a pesar del aumento del presupuesto militar previsto en el Presupuesto 2008, la solución de la actual crisis logística y la necesaria renovación de los sistemas de armas argentinos serán los mayores retos del nuevo gobierno.
1) «Otra vez hablando de Defensa y de fierros. ¿No es suficiente con tres o cuatro artículos sobre ese tema en el último año? ¿No se da cuenta de que las prioridades son otras?» Este lector imaginario podría ser el mismo que mira, una y otra vez, las mismas imágenes de los noticieros mostrando un asalto a un kiosco, un piquete de veinte personas en una avenida o un incendio en una fábrica destartalada del conurbano.
2) «Otra vez hablando de Defensa. ¿No se da cuenta…?» Este otro lector imaginario podría considerar que, mientras haya un pobre en la Argentina, una calle sin asfaltar y personas sin techo, nuestro país debe postergar la Defensa Nacional.
3) «Otra vez hablando de Defensa… ¿No se da cuenta…?» Este tercer lector podría seguir viendo las Fuerzas Armadas como el clásico partido militar (que no existe desde hace ya casi 30 años) o asume como un peligro el golpismo que incuba supuestamente cada hombre de armas (a pesar de que los militares no hayan participado en las inestabilidades institucionales de los últimos 17 años).
4) «Otra vez hablando de Defensa… ¿No se da cuenta…?» Este cuarto lector, por su parte, considera que cuanto más mercado, más turismo y -si bien no tan convencido como en los dos puntos anteriores- cuanta más democracia, el mundo será más y más pacífico y el poder militar de países como la Argentina sería una carga innecesaria.
Más allá de las medias verdades o medias mentiras que escondan estos tipos ideales, la cuestión del poder militar y las políticas de Defensa son y seguirán siendo un tema prioritario en la región y en el mundo. Basta ver los gastos militares de países como Colombia, Chile y Venezuela o el informe de DEF de noviembre sobre Brasil. Ni qué decir si uno extiende la visión hacia otras regiones del mundo y sobre las grandes potencias. Es en este contexto en que nos proponemos hacer un breve resumen de lo acontecido en nuestro país en esta materia a partir de 2003 y nos disponemos a hacer algunas referencias y propuestas sobre lo que podría deparar el período 2007-2011.
Avances y cuentas pendientes
Un repaso del período que concluye nos mostraría importantes aumentos salariales para el personal en actividad, la reglamentación de algunas leyes clave para la Defensa, la intención de potenciar de una vez por todas el ámbito del Estado Mayor Conjunto (EMCO), el hacer una revisión detallada (y alarmante) del estado del material aéreo de nuestras Fuerzas, el impulsar un futuro y potencialmente saludable desembarco de la empresa aeronáutica brasileña Embraer en la ex Área Material Córdoba de aviones, la declarada voluntad de recuperar el sector de la producción para la Defensa, el incrementar el rol del Ministerio de Defensa y del mismo EMCO en los procesos de planeamiento y adquisiciones y, en especial a partir de 2007, un relativamente importante aumento de partidas presupuestarias y, en especial, extrapresupuestarias.
En este sentido, cabe recordar que una reciente encuesta dada a conocer por el Ministerio que recoge la opinión de los militares muestra que -sobre un total de casi 500 casos- las dos principales preocupaciones de los hombres de armas en actividad son el presupuesto y los salarios. Las cuestiones ligadas al conflictivo y violento pasado de la Argentina ocupan en el mismo informe un escalón secundario. Aun así, la cuestión de la revisión de ese período ha detentado un lugar central a lo largo de estos cuatro años y se ha hecho presente directa o indirectamente en diversos actos y acciones encabezados por el ministro de Defensa o por el mismo Presidente de la Nación. Esta dinámica ha complejizado y, en algunos casos, directamente ha neutralizado en el imaginario colectivo de parte sustancial de los militares algunas de las acciones pro-Defensa que emanan del previo listado. En este sentido, en caso de cumplirse con las partidas previstas para este sector en el presupuesto 2008 (con un aumento de casi el 10% vis a vis 2007) y la existencia de montos por fuera del mismo que podrían superar los 700 millones de pesos (vis a vis los 300 millones de los últimos meses del presente año), se podría llegar por primera vez en casi dos décadas a los 3 mil millones de dólares para el sector, comparados con el promedio de 2 mil millones de los últimos 15 años. No obstante, cabe siempre recordar que en el caso de que nuestro país invirtiera la misma proporción de su PBI en Defensa que países como Chile, ese monto ascendería a los 12 mil millones de dólares. Mientras tanto, si el actualmente tan promocionado sector de la Defensa de Brasil siguiera los pasos de Chile, las cifras del gigante sudamericano se aproximarían a los 35 mil millones de dólares vis a vis el «récord» de 15 mil millones previstos para 2008.
Necesarias líneas de acción
De confirmarse el progresivo incremento de las partidas (en especial en las extrapresupuestarias) para el sector de la Defensa, sería conveniente ir avanzando hacia un presupuesto plurianual para el área y priorizar en el próximo período presidencial algunos sectores que incrementarían la capacidad disuasiva sin por ello incurrir en gastos impensables para el «saber convencional» argentino como los de algunos de nuestros vecinos.
Nos referimos, por ejemplo, a:
1) actualizar el armamento liviano, en especial armas cortas, fusiles de asalto, ametralladoras y granadas;
2) recuperar el stock de municiones de todos los calibres;
3) incorporar una mayor cantidad de fusiles especiales para francotiradores; 4) desarrollar diversos modelos de explosivos para ataques al costado de rutas y caminos contra vehículos blindados;
5) actualizar el arsenal de misiles antitanques;
6) reforzar la capacidad antiaérea con misiles tierra-aire MANPAD de corto alcance;
7) priorizar la organización de grupos de fuerzas especiales y comando;
8) potenciar la capacidad de acciones de sabotaje;
9) incrementar la dotación de visores infrarrojos y de visión nocturna;
10) estudiar profundamente y transformar en doctrina las tácticas de guerra asimétrica contra un rival regional o extraregional dotado de armamento convencional superior y con control del espacio aéreo;
11) mejorar y optimizar el uso camuflajes y resguardo de blancos tácticos y estratégicos;
12) jerarquizar el área de acción psicológica contra el atacante;
13) volver a dotar a la Argentina de la flexibilidad estratégica que le brindaría un buque de desembarco;
14) pensar las operaciones de las fuerzas terrestres y navales, partiendo, al menos en el mediano plazo, de una seria probabilidad de no poder controlar el espacio aéreo durante el desarrollo de eventuales acciones bélicas;
15) reforzar las reservas de munición perforante y el blindaje (cerámicas, reactivos, etc.) de los tanques.
Este listado minimalista y parcial, si se lo compara con las compras por miles de millones de dólares de aviones, barcos y submarinos, requeriría de una importante asignación de fondos y una verdadera voluntad política para llevarlo sostenida y coherentemente adelante durante un mediano plazo. Tan importante como esas eventuales capacidades materiales y doctrinas sería recuperar de una vez por todas la comunión entre el poder político y las Fuerzas Armadas, de tal forma de reforzar la moral y mística del combatiente.
Asimetrías, fortalezas y debilidades
El curso de acción propuesto puede ser visto como distante de las visiones que asumen, tal vez pensando más en la historia que en el presente y futuro previsible, la necesidad de que las Fuerzas Armadas argentinas sigan el modelo de guerra clausewitziano de batalla decisiva entre fuerzas convencionales y masivas Si se las compara con los sistemas de armas con que cuentan los británicos en el enclave colonial de las Malvinas o con las capacidades de algunos de nuestros vecinos, la realidad es que las penurias presupuestarias y las asimetrías de poder que existen actualmente hacen que debamos desempolvar algunas enseñanzas estratégicas del general Martín Miguel de Güemes y su guerra asimétrica del siglo XIX, o aun las de las mismas Invasiones Inglesas de 1806 y 1807.
Cabe recordar que, sin aquellas enseñanzas, difícilmente el Gran Libertador y Padre de la Patria, general José de San Martín, hubiese podido articular su estrategia convencional, que no dejaba de ser profundamente innovadora y lúcida. Aun en este escenario crítico del sector de la Defensa en la Argentina, no se debería olvidar que todavía contamos con importantes recursos humanos, con oficiales y suboficiales veteranos de Malvinas con su carga de experiencia y con un amplio sector de la ciudadanía que -luego de más de una década de bombardeo mediático economicista, consumista y despreciativo de los valores y la grandeza nacional- mantiene la convicción de que la estrofa final del himno argentino no son sólo palabras huecas.
Infografía del presupuesto de Defensa
La agenda de la Defensa
¿Cómo describiría la política de Defensa del Gobierno?
Vuelve a pensarse en una política para la Defensa, en lugar de una no política. Durante muchos años, mientras en el mundo se debatía la reestructuración de las Fuerzas Armadas para ponerlas en armonía y tensión con los nuevos desafíos, en nuestra región y especialmente en la Argentina se entendió que reestructurar era desabastecer y aniquilar. La nueva agenda de Defensa, a partir de 2003, tenía como un capítulo prioritario terminar con las zonas grises de la impunidad y esto era posible a través de la Justicia. Esto fue necesario y productivo también para las Fuerzas Armadas. Al mismo tiempo, había que ver cómo estaba el instrumento militar, con equipamientos obsoletos y reingenierías inexistentes. Hoy estamos llegando al 1% del PBI. Me podrán decir que Chile llega al 2% y Venezuela al 3%. Es cierto, pero Argentina tenía 0,6%. También era cierto que el 70% de los miembros de las Fuerzas Armadas vivían bajo la línea de pobreza. Había que mejorar las condiciones de ingreso. Todavía falta presupuesto, pero nadie puede desconocer que se ha intentado mejorar las condiciones de trabajo de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas.
EL DESBALANCE MILITAR EN LA REGIÓN
«No hay ninguna carrera armamentista»
¿Estamos en una carrera armamentística de parte de Brasil, Chile y Venezuela?
Contundentemente, no. Se trata de una inversión en reequipamiento y modernización del instrumento militar de esos países, que es lo que Argentina tiene que hacer y de hecho ya está realizando. La ignorancia interesada instala hipótesis de conflicto que las políticas de Defensa de la región no están contemplando. Creo que hay que pensar las cosas razonablemente y dimensionarlas estratégicamente. Argentina también está invirtiendo, en el marco de la no proliferación y de una política no armamentística.
¿Cómo evalúa la gestión de Nilda Garré?
Ha sido muy oportuno profundizar la seguridad cooperativa a nivel subregional. Tenemos que mantener nuestra política de participación en las misiones de paz de la ONU, no solamente por compromisos contraídos como en el caso de Chipre, sino también a partir de la decisión regional de participar en nuevas misiones de mantenimiento de la paz como es el caso de Haití. Esto se da en el marco del multilateralismo y del estricto respeto de los derechos humanos, pero también en un contexto de profesionalización del instrumento militar. En cuanto a la reglamentación de la Ley de Defensa, darle sentido al Estado Mayor Conjunto habla de la posibilidad de pensar en perspectiva y en presupuestos plurianuales. El sistema gana poder cuando hay articulación, interconectividad e interoperabilidad entre las tres fuerzas. Esto nos permite pensar en mediano y largo plazo. Es buena la conformación del Consejo de Defensa Nacional (Codena), una decisión del presidente Kirchner ejecutada por la ministra Garré. El mundo post-11 de septiembre plantea un nuevo escenario para la política exterior y para la seguridad internacional. En cuanto a la derogación del Código de Justicia Militar vigente, tiene media sanción en la Cámara de Diputados. Trabajamos en su elaboración en el Ministerio de Defensa, con un equipo multidisciplinario y multi-institucional. Espero que en el Senado lo tratemos a principios del año que viene.
¿En qué proyectos se encuentran trabajando actualmente?
Tenemos un proyecto, con consenso y unanimidad en sus dictámenes, para fortalecer legalmente el régimen de importación y exportación de armas y tecnologías sensitivas, que hoy funciona por decreto. También hemos trabajado, conjuntamente con la Comisión de Seguridad Interior, un sistema para el control de armas, municiones y explosivos, que permite reordenar y hacer más eficaz, en términos de transparencia, lo que se está haciendo. Estamos trabajando intensamente en el consejo consultivo de la sociedad civil, que formamos en la Comisión de Defensa con expertos de universidades nacionales, ONG, organismos de derechos humanos y medios de comunicación. La agenda de seguridad internacional y de defensa está encontrando nuevos espacios para generar necesarias ideas.
Otro sector de la Defensa que está resurgiendo es el de la industria militar. Usted tiene presentado un proyecto de provisión de medios para la Defensa. ¿Qué papel debe jugar el sector?
El diputado Jorge Villaverde (presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara baja) viene trabajando desde hace mucho tiempo en un proyecto de producción para la Defensa. Sin desconocer su planteo, nosotros trabajamos en otra categoría: la de la obtención de medios para la Defensa, que es más amplia. Hoy hay emprendimientos en acción y ejecución. En primer lugar, la producción para la Defensa es un rostro de la soberanía. Sabemos que todo lo que se refiere a desarrollos cognitivos y teóricos en las áreas de Defensa es después objeto de transferencia y aplicación en otras áreas.
¿Cuál es la diferencia entre producción y obtención de medios para la Defensa?
Obtención es el reconocimiento de que estamos en el siglo XXI. ¿Cómo se compone hoy un arma semiautomática o un radar? No es todo producido en un mismo lugar al mismo tiempo. En Defensa, aun los países de mayor productividad reconocen que hasta un 70% de los componentes de productos de esta industria están internacionalizados y globalizados. Si nosotros vamos a producir, tenemos que reconocer que lo estamos haciendo en una economía global. No tenemos por qué fabricar de todo. Seamos fuertes en un área, como lo es Embraer en Brasil. Especialicémonos en un ámbito en el que seamos competitivos, que nos permita tener expansión y llegar a nuevos mercados.
Se discute la reformulación de la doctrina de las Fuerzas Armadas. Con respecto a las nuevas hipótesis de conflicto, se habla por ejemplo de la defensa de los recursos naturales…
Una cosa es pensar prospectivamente y otra cosa es la definición de una política pública. En Defensa el pensamiento prospectivo, conjetural, es imprescindible. A partir del 11 de septiembre de 2001, tenemos un contexto de incertidumbre y conflictividad. Hay instancias definidas como nuevas amenazas. Por ejemplo, el incremento del tráfico de armas, drogas y la trata de personas. Argentina las definió como parte del capítulo de la seguridad interior. Otros países creerán que es un tema de Defensa. Lo importante es que esté en agenda y podamos prevenirlo, combatirlo y proteger a la población. El otro tema es el de los recursos estratégicos: hoy la energía es un tema mundializado. Nosotros tenemos que pensar en términos de una cooperación energética. La Defensa es justamente ese horizonte estratégico que funciona como condición de posibilidad de una economía, de una articulación energética y de una integración cultural y social. Las condiciones de zona azul de paz de nuestra región pueden ser profundizadas. ¿Cómo hacerlo? Aumentando la profesionalización y la capacitación de nuestras Fuerzas Armadas para generar instancias de confianza, mecanismos recíprocos y articulados para el sostenimiento de la paz, la prevención de conflictos y la disuasión. En esto el sistema de Defensa puede contribuir al crecimiento y al desarrollo genuino del país.
¿Cómo ha impactado la nueva política de Defensa hacia el interior de las Fuerzas Armadas?
La reforma de los planes de estudio va a ser un salto cualitativo interesante, tendiendo a adecuar los conocimientos y las instrucciones para estos nuevos desafíos y responsabilidades que les pedimos a los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas. Es una agenda intensa, que necesita de mucho debate, de mucha imaginación y, cuando uno lo plantea y lo profundiza en clave de soberanía, de identidad y desarrollo estratégico, la Defensa se convierte en una parte sustantiva del Estado democrático de derecho.
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