Es obvio para mi que se trato de un caso de espionaje, por mas que después le quieran bajar el tono al asunto, pero ya esta, es historia!
Extraño intento de robo a militares argentinos en Chile
Ocurrió el mes pasado contra dos oficiales de la Fuerza Aérea Argentina.
La radio Bío-Bío de Santiago provocó ayer escaramuzas políticas y militares en la capital al informar sobre los pormenores del espionaje del que había sido víctima una delegación de pilotos de la Fuerza Aérea Argentina, de visita en Chile a comienzos de octubre. Horas después el episodio quedaría reducido a una simple y desagradable historia policial.
Fue la propia ministra de Defensa, Vivian Blanlot, la que se encargó de informar lo ocurrido, no sin antes hacer una exhaustiva ronda de información, la que incluyó comunicación con el general Osvaldo Saravia, comandante en jefe de la Fuerza Aérea chilena, y el general Ricardo Ortega, quien asumirá el mando de esa institución a fin de año.
La acuciosidad de la ministra no sólo se explica por su fama de exigente. Lo que activó alarmas fue el recuerdo del episodio del 9 de noviembre de 2003, cuando un grupo de cuatro militares fue descubierto espiando al interior del Consulado argentino en Punta Arenas. Este episodio provocó la baja de un coronel, un mayor y un suboficial del Ejército chileno más un suboficial de la Fuerza Aérea, los que fueron condenados a 61 días de prisión. Además del retiro de un general.
Ahora la habitación Nø 72 de la Casa de Huéspedes Manutara, de propiedad de la Fuerza Aérea, ubicada en el centro de Santiago, fue el centro de los acontecimientos. A las 7.40 del lunes 2 de octubre, dos oficiales de alta acrobacia de la Fuerza Aérea Argentina, integrantes de una delegación que participaría en actividades conjuntas con sus pares chilenos, se retiran de la habitación. Algo sucede, y uno de los dos oficiales regresa de improviso a la habitación, encontrando al conserje del hotel en plena revisión de sus enseres. "¡¿Qué está haciendo usted aquí?!", habría sido la airada reacción del piloto argentino, según la versión que quedó consignada en la minuta que se levantó esa misma mañana luego de que el piloto argentino afectado se comunicara con su embajada en Santiago.
El agregado aéreo de la Embajada Argentina acudió de inmediato. El alto mando de la Fuerza Aérea chilena fue informado minutos después, ordenando que se constituyera un fiscal de aviación para investigar los hechos. Una información de lo ocurrido se transmitió hacia Managua, donde la ministra Blanlot participaba en la Conferencia de Ministros de Defensa de América, junto a su colega argentina, Nilda Garré.
Ese mismo 2 de octubre, la Embajada Argentina le envió una comunicación reservada a la Cancillería chilena, informándola del desagradable incidente. Dos días después, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile respondió, dando cuenta de la investigación del fiscal Patricio Morales: robo y no espionaje, por lo que se transfirió el caso a la Justicia ordinaria.
Para entonces, ya el codicioso conserje (empleado civil de la FACh) estaba despedido y demandado por la Justicia, y la administradora del hotel, María Inés Cortés, también debió decirle adiós a su empleo.
Hasta allí la historia del conserje ladrón que por ahora, a juzgar por las versiones públicas de ambos países, ha dejado a todos contentos después de una mañana agitada en que los fantasmas del espionaje volvieron a transitar por la cordillera.