Moscú ayudará a Egipto a desarrollar la central nuclear de Dabaa y a explotar las minas de uranio del país. Y Egipto sí tiene frontera con Israel, lo que no tiene Irán. ¿Podrá oponerse Israel al legítimo desarrollo atómico de Egipto?
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Egipto quiere que Moscú le ayude a construir la central nuclear de Dabaa, cerca de la costa mediterránea y a desarrollar el reactor nuclear experimental de Inshas, a las afueras de El Cairo. También busca su ayuda técnica para explotar las minas de uranio que hay en el país, la mayor parte de ellas en el desierto oriental, entre el Nilo y la costa del mar Rojo.
El ministro de Industria y Comercio egipcio lo confirmó tras un viaje del presidente a Rusia, donde se reunió con su homólogo Vladimir Putin. “Vendrá una delegación rusa para exponer los detalles de estos proyectos tan pronto como sea posible”, señaló el ministro Hatem Saleh. No está claro por ahora, no obstante, cómo piensa financiar el gobierno la reactivación del proyecto atómico.
Paula Rosas, corresponsal del diario madrileño ABC, de Madrid, recordó desde El Cairo: "Allá por los años '50, el entonces presidente Gamal Abdel Nasser, propulsor del panarabismo y el más carismático líder de la región, inició el programa nuclear egipcio en un momento de máximo orgullo y exaltación nacional. La guerra contra Israel del 67 se interpuso en su camino, y Nasser fue obligado a abandonar sus aspiraciones atómicas, de las que los académicos aún discuten sobre si en aquel momento tenían sólo fines pacíficos. Mubarak retomó el proyecto, pero el accidente de Chernobil en 1986 amedrentó al mandatario, y también lo abandonó. Ahora, el Egipto liderado por Mohamed Mursi, asfixiado por la presión demográfica y sus demandas energéticas, quiere resucitar su proyecto nuclear, esta vez con la ayuda de Rusia."
La energía nuclear como fuente para abastecer a una población hambrienta de consumo energético ha estado en la mente de todos los presidentes egipcios desde Nasser, aunque las vicisitudes históricas y, sobre todo, las dificultades económicas, no han permitido un gran progreso. A diferencia de muchos de sus vecinos, Egipto cuenta con pocos recursos energéticos propios, incapaces de satisfacer la demanda creciente de un país donde la población ha crecido de forma exponencial en las últimas décadas y hoy sobrepasa los 83 millones de habitantes, el país más poblado de la región.
La situación se ha vuelto especialmente delicada en el último año, donde la crisis económica que está arrasando el país, la subida de los precios y la creciente incapacidad del Estado para pagar la factura del combustible, han provocado numerosos cortes de electricidad. En algunos barrios de El Cairo, las calles se van turnando para apagar el alumbrado público durante una hora diaria o más, y en las zonas rurales los cortes de electricidad son ya de varias horas diarias. Los egipcios temen la llegada del verano, donde el intenso calor obliga a encender los aires acondicionados durante horas, y algunos de los más pudientes han comenzado a comprar generadores eléctricos.
Fines pacíficos
Aunque se llevaba años investigando, en 2007 Hosni Mubarak lanzó su programa de energía nuclear y su ministro de Energía entonces anunció la construcción de 10 centrales en todo el país para generar electricidad. Ya lo había intentado en los años 80, cuando incluso llegó a negociar con Estados Unidos o Francia para la compra de reactores nucleares, pero el debilitamiento de la economía egipcia y la catástrofe de Chernobil le hicieron abandonar el proyecto. Egipto es firmante del Tratado de no Proliferación, y su honestidad pudo ponerse a prueba tras el colapso de la Unión Soviética cuando, según desveló uno de los cables de Wikileaks, se ofreció a Egipto en el mercado negro científicos, materiales e incluso armas nucleares, una oferta que Mubarak rechazó.
Desde ese intento de los años 80, el único proyecto que se había llegado a concretar en Egipto fue la compra de un reactor de investigación a la empresa argentina INVAP en 1992, que está instalado en Inshas, a unos 60 kilómetros al noroeste de El Cairo. El reactor se utiliza para investigaciones y para abastecer su mercado interno de elementos necesarios en medicina. La generación de energía para consumo eléctrico aún estaba pendiente.
En 2010 se confirmó el lugar en el que se ubicaría la primera central, El Dabaa, en la región de Marsa Matruh, en la costa mediterránea, y que generaría una potencia de 1.200 MW. Pero entonces llegó la “primavera árabe” y la revolución, y los planes se paralizaron. No obstante, en 2011, el ministerio de Electricidad y Energía anunció que el proyecto seguiría adelante y que su objetivo era finalizar cuatro centrales para 2025, y que al menos una de ellas estuviera operacional en 2019. Aunque varias empresas internacionales han mostrado su interés por desarrollar el proyecto, el proceso de concesión continúa paralizado, algo que podría haber cambiado tras las declaraciones realizadas por el ministro tras el viaje de Mursi a Rusia.
urgente 24
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Egipto quiere que Moscú le ayude a construir la central nuclear de Dabaa, cerca de la costa mediterránea y a desarrollar el reactor nuclear experimental de Inshas, a las afueras de El Cairo. También busca su ayuda técnica para explotar las minas de uranio que hay en el país, la mayor parte de ellas en el desierto oriental, entre el Nilo y la costa del mar Rojo.
El ministro de Industria y Comercio egipcio lo confirmó tras un viaje del presidente a Rusia, donde se reunió con su homólogo Vladimir Putin. “Vendrá una delegación rusa para exponer los detalles de estos proyectos tan pronto como sea posible”, señaló el ministro Hatem Saleh. No está claro por ahora, no obstante, cómo piensa financiar el gobierno la reactivación del proyecto atómico.
Paula Rosas, corresponsal del diario madrileño ABC, de Madrid, recordó desde El Cairo: "Allá por los años '50, el entonces presidente Gamal Abdel Nasser, propulsor del panarabismo y el más carismático líder de la región, inició el programa nuclear egipcio en un momento de máximo orgullo y exaltación nacional. La guerra contra Israel del 67 se interpuso en su camino, y Nasser fue obligado a abandonar sus aspiraciones atómicas, de las que los académicos aún discuten sobre si en aquel momento tenían sólo fines pacíficos. Mubarak retomó el proyecto, pero el accidente de Chernobil en 1986 amedrentó al mandatario, y también lo abandonó. Ahora, el Egipto liderado por Mohamed Mursi, asfixiado por la presión demográfica y sus demandas energéticas, quiere resucitar su proyecto nuclear, esta vez con la ayuda de Rusia."
La energía nuclear como fuente para abastecer a una población hambrienta de consumo energético ha estado en la mente de todos los presidentes egipcios desde Nasser, aunque las vicisitudes históricas y, sobre todo, las dificultades económicas, no han permitido un gran progreso. A diferencia de muchos de sus vecinos, Egipto cuenta con pocos recursos energéticos propios, incapaces de satisfacer la demanda creciente de un país donde la población ha crecido de forma exponencial en las últimas décadas y hoy sobrepasa los 83 millones de habitantes, el país más poblado de la región.
La situación se ha vuelto especialmente delicada en el último año, donde la crisis económica que está arrasando el país, la subida de los precios y la creciente incapacidad del Estado para pagar la factura del combustible, han provocado numerosos cortes de electricidad. En algunos barrios de El Cairo, las calles se van turnando para apagar el alumbrado público durante una hora diaria o más, y en las zonas rurales los cortes de electricidad son ya de varias horas diarias. Los egipcios temen la llegada del verano, donde el intenso calor obliga a encender los aires acondicionados durante horas, y algunos de los más pudientes han comenzado a comprar generadores eléctricos.
Fines pacíficos
Aunque se llevaba años investigando, en 2007 Hosni Mubarak lanzó su programa de energía nuclear y su ministro de Energía entonces anunció la construcción de 10 centrales en todo el país para generar electricidad. Ya lo había intentado en los años 80, cuando incluso llegó a negociar con Estados Unidos o Francia para la compra de reactores nucleares, pero el debilitamiento de la economía egipcia y la catástrofe de Chernobil le hicieron abandonar el proyecto. Egipto es firmante del Tratado de no Proliferación, y su honestidad pudo ponerse a prueba tras el colapso de la Unión Soviética cuando, según desveló uno de los cables de Wikileaks, se ofreció a Egipto en el mercado negro científicos, materiales e incluso armas nucleares, una oferta que Mubarak rechazó.
Desde ese intento de los años 80, el único proyecto que se había llegado a concretar en Egipto fue la compra de un reactor de investigación a la empresa argentina INVAP en 1992, que está instalado en Inshas, a unos 60 kilómetros al noroeste de El Cairo. El reactor se utiliza para investigaciones y para abastecer su mercado interno de elementos necesarios en medicina. La generación de energía para consumo eléctrico aún estaba pendiente.
En 2010 se confirmó el lugar en el que se ubicaría la primera central, El Dabaa, en la región de Marsa Matruh, en la costa mediterránea, y que generaría una potencia de 1.200 MW. Pero entonces llegó la “primavera árabe” y la revolución, y los planes se paralizaron. No obstante, en 2011, el ministerio de Electricidad y Energía anunció que el proyecto seguiría adelante y que su objetivo era finalizar cuatro centrales para 2025, y que al menos una de ellas estuviera operacional en 2019. Aunque varias empresas internacionales han mostrado su interés por desarrollar el proyecto, el proceso de concesión continúa paralizado, algo que podría haber cambiado tras las declaraciones realizadas por el ministro tras el viaje de Mursi a Rusia.
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