El Ejército ruso renuncia al famoso fusil de asalto Kaláshnikov
Konstantín Bogdánov, RIA Novosti
Los militares rusos dejarán de comprar el fusil de asalto Kaláshnikov.
Así lo anunció el martes, 27 de septiembre, el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia Nikolai Makárov. Por el momento, los militares aprovecharán las reservas existentes de armas ligeras esperando a que el Ejército adopte un arma nueva. Sin embargo, la elección de otro modelo del fusil de asalto moderno no será fácil.
Demasiados Kaláshnikov
Las razones para que el Jefe del Estado Mayor declarara que el fusil de asalto Kaláshnikov, ó AK-74, no se compra más, son muy simples. El Ministerio de Defensa ahora se ve obligado a renunciar a una parte de los almacenes destinados para los tiempos de guerra donde se guardan armas y municiones. En Rusia desde los tiempos soviéticos se conservan tantos de estos almacenes que bastaría para armar casi a toda la población adulta del país.
Se tomó la decisión de destinar las superficies de almacenaje sobrantes a otros usos. Comentando la renuncia a la compra de los AK-74, Makárov dijo: “En primer lugar se debe a que las reservas para el caso de guerra existentes hoy en día en el país, entre otras cosas, las reservas de fusiles de asalto, superan decenas de veces la demanda.
En el marco de la reforma del Ejército, que desde el año 2009 viene realizando el Ministerio de Defensa, tuvieron lugar algunos importantes cambios estructurales. Por ejemblo, fueron suprimidas las llamadas unidades de composición reducida. Este tipo de unidades se heredaron de la época soviética. En el caso de la guerra, en las unidades de composición reducida ingresan los hombres recién movilizados que se entrenan hasta estar preparados al combate.
Las autoridades militares de Rusia consideraron este sistema obsoleto y lo sustituyeron con uno más móvil, de unidades compactas permanentes ya listas para ser empleadas en tiempo de guerra. Además, se llevó a cabo una reducción de la plantilla militar.
De modo que el ejército moderno no necesita comprar AK-74. Ahora los militares tienen dos opciones: modernizar los modelos existentes, o bien anunciar un concurso para el proyecto de un fusil de asalto nuevo.
Modernización de la leyenda
Lo más atractivo de la modernización es que supone también un concurso en el podrán participar numerosos fabricantes de armas. Lo podrá ganar casi cualquier empresa privada que proponga un buen proyecto de modernización bajo garantías estatales de compra.
Al fin y al cabo, en el Occidente existe un gran número de fabricantes que hacen ajustes por encargo de las corporaciones militares privadas. Cabe señalar que el fusil de Kaláshnikov calibre 7.62 milímetros es “plataforma” para hacer “injertos” de armas especialmente para mercenarios y efectivos privados en Iraq y Afganistán. También en Rusia existen empresas que diseñaron perfeccionamientos para el AK-74.
Así, el concurso para la modernización permitirá evitar la necesidad de comprar el modelo modernizado al fabricante oficial de los Kaláshnikov, la planta rusa de construcción de maquinaria de Izhevsk ("Izhmash"), que, de hecho, es monopolista.
Ultimamente el Ministerio ruso de Defensa está introduciendo una nueva práctica en el marco del programa nacional de fabricación de armamento y material: intenta diversificar los proveedores y rehusar los monopolios. Con el concurso para la modernización de AK-74 los militares pretenden crear un ambiente competitivo y, como resultado, esperan un precio más atractivo.
Los intentos fallidos
Sin embargo, la modernización de las armas antiguas es una medida transitoria. Según varias fuentes, el Ministerio de Defensa está interesado en adoptar un nuevo fusil de asalto y, mientras esté buscando un modelo adecuado, no quiere comprar el antiguo.
El Ejército Soviético adoptó AK-74 a mediados de los años 70, aún entonces algunos expertos en armas ligeras decían descontentos que aquella elección no era la mejor.
En cualquier caso, el Kaláshnikov hizo un buen servicio durante 40 años. ¿Qué es lo que se pretende ahora? En primer lugar, corregir su característica constructiva básica: un brusco movimiento del mecanismo automático provoca una desviación del arma de la línea de tiro, lo cual se refleja negativamente en la puntería.
De ahí que aparecieron otros fusiles con sistemas automáticos equilibrados. Uno de ellos es el fusil de asalto desarrollado a finales de los años 70 y popularizado en los 90 por el diseñador de armas ruso Guennadi Níkonov. “Izhmahs” lo presentó como un fusil automático de nueva generación destinado a reemplazar al legendario AK.
No obstante, las pruebas (también durante los combates en Chechenia) pusieron de manifiesto que “Níkonov” es un arma buena y certera para un tirador bien preparado, pero es caro, de difícil mantenimiento y aprendizaje, caprichoso.
Y no tiene nada que ver con los modelos de Kaláshnikov más difundidos: AK-47, AKM y AK-74 que son, en cambio, baratos y simples, que puede estar lleno de lodo y barro y seguir tirando sin fallos. La experiencia de uso de AN-94 demuestra que este fusil puede ser adoptado, con restricciones, por los destacamentos especiales, pero no sirve para ser un arma de cuerpos comunes (incluso del renovado ejército profesional).
Ya en los años 90 los diseñadores de “Izhmash” presentaron la llamada “serie 100”: varios modelos modernizados de los Kaláshnikov de los calibres 5.45 y 7.62 y también del adoptado por la OTAN 5.56. Estas armas mayoritariamente se exportaban, las compraba el Ministerio ruso del Interior, pero el Ejército – el mejor cliente – hasta el momento no ha mostrado ningún interés en adquirirlas. La serie 100 contaba, entre otros, con el modelo AK-107 con los parámetros de puntería considerablemente mejorados en comparación con el modelo básico (AK-74). Recientemente fue presentado otro modelo del Kaláshnikov modernizado – AK-200.
El fusil automático AEK-971 diseñado por los armeros de la fábrica Degtiarev de la ciudad de Kovrov también está dotado del sistema automático equilibrado. Es más barato y de uso más fácil que los “Níkonov”. Aunque la precisión en tiro individual y doble de AEK-971 es menor que la de AN-94, lo supera en precisión lanzando ráfagas largas. Sin embargo, AEK-971 perdió el concurso del Ministerio de Defensa de la URSS a finales de los 80 ganado por AN-94. Las malas lenguas dicen que la elección del ejército fue hecha bajo presión del cabildeo de “Izhmash”.
Arma nueva para un ejército renovado
Ninguno de los modelos mencionados está elegido para ser adoptado por el ejército. Parece que los militares muestran cierta desconfianza a los fusiles automáticos mencionados. Desde su punto de vista estas armas no satisfacen los requisitos del renovado ejército ruso que determinarán las características del modelo buscado.
La práctica combativa mundial y nacional en los últimos años modificó la idea que se tenía sobre las armas ligeras. Es evidente que hoy en día no valen las fantasías de los años 80 que se materializaban en las armas de diseño futurista y coste fantástico.
Sea cual sea el diseño del nuevo fusil de asalto ruso, tiene que ser seguro y de munición preferiblemente igual que los existentes (para no tener que modificar las fábricas de municiones y poder usar las reservas acumuladas). Sería bueno también que la nueva arma tuviera la opción de “personalización”, es decir que permita instalar fácilmente las miras ópticas e infrarrojas, designadores de blancos y otros accesorios.
Los diseñadores de “Izhmash” serían capaces de desarrollar un arma de estas características, pero la situación económica de la planta es muy difícil. Tan sólo un gran pedido de los militares salvará a “Izhmash”, así que tendrá que luchar por conseguirlo.
Mientras tanto, los Kaláshnikov seguirán ocupando sus lugares en almacenes y armerías. El hecho de que el ejército deje de comprarlos no significa que mañana mismo desaparecerán.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
FUENTE: http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20110930/150882104.html