INTERNACIONALES I ENTREVISTA CON TELAM
Polonia asegura que Rusia “no debe temer” por el escudo antimisiles
La embajada polaca en Buenos Aires explicó que el proyecto de Estados Unidos en Europa oriental “consiste en radares para detectar cohetes enemigos, interceptores para destruirlos y un sector de información militar”. Además, agregó que la decisión de instalarlo “no está tomada”.
Por Eduardo Kimel
Polonia es parte de la alianza militar más fuerte del mundo y favorece el proyecto del escudo antimisiles de Estados Unidos en Europa oriental, dijo este viernes la embajada polaca en Buenos Aires, que sin embargo aseguró que se trata de un sistema "defensivo" al que Rusia "no debe temer".
El escudo "es un sistema global de defensa, no es ofensivo. Consiste en radares para detectar cohetes enemigos, inteceptores para destruirlos y un sector de información, comunicación y mando militar", dijo a Télam Isabela Matusz, agregada de Asuntos Políticos, Culturales y de Prensa de la embajada de Polonia en Buenos Aires.
La diplomática explicó que el gobierno polaco negocia con Washington, pero que la decisión final sobre la instalación del escudo en territorio de Polonia "no está tomada".
Cuando las negociaciones terminen, "por su naturaleza internacional, el acuerdo tiene que ser ratificado por el Parlamento", sostuvo Matusz, quien añadió que las conversaciones entre Varsovia y la Casa Blanca se retomarán en septiembre.
Al responder a la pregunta sobre cuál es el interés de Polonia en la iniciativa, señaló que "hay razones políticas porque Polonia es un aliado muy cercano de Estados Unidos y la instalación del escudo nos involucraría más en los proyectos militares de Estados
Unidos en Europa".
"También incide el factor científico, porque nos permitirá acceder a la tecnología más moderna y eso acelerará la modernización de las fuerzas armadas polacas".
La agregada remarcó que Polonia no aceptará que la base estadounidense sea "extraterritorial" y exigirá que en ella trabajen técnicos civiles polacos, que parte de su construcción sea realizada por empresas nacionales y que se garantice que los restos de posibles explosiones en el espacio no caigan sobre la tierra.
El proyecto estadounidense tiene dos partes principales: una estación de misiles interceptores que se construirá en Polonia y una base de radares en la República Checa.
Desde el anuncio del proyecto, Rusia manifestó su oposición porque lo considera una amenaza a su seguridad interior y un desequilibrio en el balance de las fuerzas militares en Europa oriental.
Matusz desestimó los argumentos de Moscú y afirmó que "Rusia no tiene motivo para temerle al sistema porque no tiene el fin de atacar a ningún país. No son cohetes tierra-tierra, no sirven para atacar objetivos en tierra y no constituyen una amenaza para ninguna nación".
Agregó que Moscú "está en permanente contacto con Estados Unidos y fue informado de este sistema. En el futuro, incluso, podremos pensar que habrá un escudo conjunto de Rusia con Estados Unidos".
Acerca del estado de la relaciones entre Polonia y Rusia, la diplomática dijo que "somos vecinos con una histora turbulenta y muchos temas pendientes. Pero no vemos por qué el escudo perjudique nuestras relaciones".
"Vamos a hablar como países soberanos que pueden dialogar en igualdad, sin amenazas. Vivimos una realidad distinta a la de hace 20 años. Desde 1989 podemos tomar decisiones independientes que sean lo mejor para Polonia", afirmó.
Matusz enfatizó que "Polonia ya no está aislada. Somos parte de la alianza militar más fuerte del mundo, la OTAN, y también de la Unión Europea. Podemos hablar con otros países no sólo como nación soberana sino como miembro de esas dos organizaciones".
Además, inscribió la instalación del escudo como aspecto de los cambios en la orientación militar de Polonia a partir del derrumbe del bloque socialista del que este país formó parte.
"A partir de 1989 Polonia protagonizó diversos cambios en un proceso de reformas democráticas que aún no terminó y lleva ya 18 años. Las fuerzas armadas cambiaron su orientación porque en el estaban preparadas para actuar en el marco de la Guerra Fría", explicó.
"Antes del ingreso de Polonia a la OTAN, en 1999, se había producido el cambio de la doctrina militar polaca con la definición de otros enemigos. El mando polaco tuvo que aprender inglés, cuando antes el idioma necesario era el ruso".
En este marco, Matusz precisó que "el ejército polaco se prepara para responder a los nuevos retos del mundo. El enemigo del mundo democrático ya no es el tradicional, es decir otros países, sino actores que nos amenazan, como las organizaciones terroristas".
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