Iconoclasta
Colaborador
En medio del entusiasmo general, el 24 de julio salía de Barcelona la primera columna de milicianos; se trataba de la Columna Durruti y estaba compuesta de unos dos mil hombres. Casi simultáneamente a esta columna, partió también Columna de Antonio Ortiz Ramírez, que posteriormente tomaría el nombre de Columna Sur-Ebro. Pocos dias después salía también la Columna Ascaso con los delegados Domingo Ascaso, Gregorio Jover y Cristóbal Aldabaldetrecu, que se dirigió hacia Huesca. Estas primeras columnas pertenecían a la CNT, y fueron las primeras en partir hacia el frente. Las siguió más adelante la Columna Trueba-Del Barrio, organizada por el PSUC y que se dirigió hacia Tardienta y la Columna Rovira-Arquer, del POUM, una de cuyas facciones se situó en Grañen (Alcubierre) y otra en Huesca. El 20 de agosto partió otra columna de la CNT, la Columna de Los Aguiluchos, con Miguel García Vivancos como delegado, con destino a Huesca. Ya en el mes de septiembre partió hacia el frente otra columna de la CNT, la Columna Roja y Negra, como delegado estaba García Pradas, y más o menos por la misma fecha también partía la Columna Macià-Companys, bajo el mando del teniente coronel Jesús Pérez Salas.
A medida que la Columna Durruti avanzaba (también con las otras columnas de la CNT) se iban formando colectividades campesinas que abolieron la propiedad privada, el dinero y el asalariado, pues para ellos no tenía sentido la lucha si a la vez no se producía una revolución que llevara a un mundo nuevo. La organización de estas columnas de milicianos fue llevada a cabo por los mismos futuros combatientes, estructura que se conservaría hasta la militarización general en marzo de 1937. El esquema adoptado era sencillo: diez milicianos constituirían un grupo, que nombraría a un delegado de grupo; diez grupos formaban una centuria, que debía elegir a su vez un delegado de centuria; cinco centurias componían una Agrupación, que dispondría de un responsable, que junto a los delegados de centurias formaría el Comité de Agrupación.
Esta organización de las columnas no agradaba, como es lógico, a los asesores militares y técnicos de las Columnas. Así pasaba con Pérez Farràs, militar asesor de la Columna Durruti, que consideraba indispensable la disciplina; pero las ideas de los combatientes anarquistas estaban muy definidas, y el mismo Durruti lo deja muy claro con estas palabras: "Se nos impone la guerra, y la lucha que debe regirla difiere de la táctica con que hemos conducido la que acabamos de ganar, pero la finalidad de nuestro combate es el triunfo de la revolución. Esto significa no solamente la victoria sobre el enemigo, sino que ella debe oponerse por un cambio radical del hombre. Para que ese cambio se opere es preciso que el hombre aprenda a vivir y conducirse como un hombre libre, aprendizaje en el que se desarrollan sus facultades de responsabilidad y de personalidad como dueño de sus propios actos. El obrero en el trabajo no solamente cambia las formas de la materia, sino que también, a través de esa tarea, se modifica a sí mismo. El combatiente no es otra cosa que un obrero utilizando el fusil como instrumento, y sus actos deben tender al mismo fin que el obrero. En la lucha no se puede comportar como un soldado que le mandan, sino como un hombre consciente que conoce la trascendencia de su acto. Ya sé que obtener eso no es fácil, pero también sé que lo que no se obtiene por el razonamiento no se obtiene tampoco por la fuerza. Si nuestro aparato militar de la revolución tiene que sostenerse por el miedo, ocurrirá que no habremos cambiado nada, salvo el color del miedo. Es solamente liberándose del miedo que la sociedad podrá edificarse en la libertad" (Abel Paz, Durruti en la Revolución española, Colección Biografías y Memorias/ 3 Fundación Anselmo Lorezo, pag. 527).
El primer enfrentamiento con los alzados tuvo lugar en Caspe, donde un grupo de milicianos que habían salido por su cuenta de Barcelona el 23 de julio ya luchaban conta ellos. Gracias a la llegada de la columna se pudo recuperar Caspe, y continuaron con Fraga, Candasnos, Peñalba, La Almanda, etc. hasta que el 27 de julio llegaron a Bujaraloz, donde se instaló el Comité de Guerra. Al día siguiente la Columna avanzó en dirección a Pina y Osera, pero al poco de partir aparecieron aviones enemigos que bombardearon la columna, haciendo cundir el pánico entre los milicianos, muchos de los cuales se echaron a correr. La intervención de algunos de los componentes de la Columna evitó una desastrosa retirada. Durruti decidió entonces volver a Bujaraloz para informarse mejor de las posiciones del enemigo antes de atacar. En Bujaraloz Durruti reunió a sus milicianos y les dirigió un discurso en el que destacó la importancia de actuar de forma rápida si se quería tener éxito, ya que los rebeldes contaban con el apoyo de Alemania e Italia y ellos no contaban con ninguna. Su objetivo estaba claro: tomar Zaragoza y después Pamplona, para poder contactar con la zona norte controlada por los republicanos.
Así pues, la columna volvió a ponerse en marcha, ocupando las poblaciones de Pina y Osera y llegando hasta unos 20 kilómetros de Zaragoza, siendo detenidos por el río y por la oposición de las tropas rebeldes de ésta ciudad. El Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña (órgano de coordinación de las fuerzas combativas en los frentes) dio la orden de parar el avance y estabilizar el frente a la espera de que la Columna Ortiz, que había salido de Barcelona el día 25 de julio, pudiera hacer se con las poblaciones de Belchite y Quinto para así situarse al lado de la Columna Durruti, la Columna Ortiz, cuyo delegado general y con el comandante Fernando Salavera como asesor técnico, tenía la misión de ocupar la región situada al sur del río Ebro. A la Columna Ortiz se le acabaron uniendo dos columnas más pequeñas, una mandada por el militante de la CNT Saturnino Carod y formada por aragoneses procedentes de Zaragoza y otra que procedía de Lleida dirigida por el anarquista Hilario Zamora.
Durruti pareció aceptar las teorías de los técnicos militares, que consideraban necesario la llegada de varias columnas que salían desde Barcelona para poder afrontar un ataque frontal a Zaragoza, por lo que se dedicó a reforzar sus posiciones en Pina y Osera y a reestructurar su columna. El retrasar el ataque a Zaragoza es a todas luces un error ya que, según algunos militantes de Aragón como José Alberola, consideraban que había que aprovechar el momento psicológico que había proporcionado la victoria en Barcelona y que tampoco era necesario que fuera un ataque frontal, ya que podía efectuarse por Calatayud a la izquierda y por Tardienta a la derecha. Este error fue reconocido por el propio Durruti más tarde, cuando ya era imposible la toma de esta ciudad, error que justificó por el riesgo de que se produjeran un elevado número de víctimas en un ataque frontal a Zaragoza.
La Columna "Del Barrio", del PSUC, que llevaba como delegado a Martínez del Barrio y como técnico militar al comandante Sacanell, partió de Barcelona el día 26 de julio. El Comité de Milicias Antifascistas le había encargado la ocupación de la zona comprendida entre Tardienta y la sierra de Alcubierre y alcanzar y tomar Zuera. Esta columna permaneció varios días en Lleida antes de de llegar a su destino y contaba con un grupo de alemanes antifascistas que, dirigidos por Hans Beimler, tomaron el nombre de "Thaelmann".
El 25 de julio salió para el frente la Columna Rovira-Arquer del POUM, al mando de José Rovira y un excapitán italiano, Russo, como asesor técnico. La misión que le había asignado el Comité de Milicias Antifascistas era el de posicionarse al norte de la Columna "Del Barrio".
Al sector de Huesca llegaron una pequeña columna del POUM y la Columna Ascaso, con Gregorio Jover y Domingo Ascaso (el hermano de Francisco Ascaso, muerto en los acontecimientos de Barcelona) como delegados. Junto a las fuerzas del coronel Villalba, que se había mantenido leal a la República en Barbastro, se inició el asedio a la ciudad de Huesca.
La estructura organizativa de estas milicias no solo no gustaba a los militares, los periodistas que visitaban la zona se burlaban de este sistema de milicias (la visita a la Columna Durruti era obligada), como es el caso de Koltsov corresponsal ruso del Pravda de Moscú. Daré dos ejemplos de la manipulación de la información realizada por Koltsov en su "Diario de la guerra de España", también extraídos del libro de Abel Paz:
Lo que dijo Durruti respecto al armamento según Francisco Subirats, presente en el momento de la entrevista: "no se disponía más que de fusiles viejos e insuficientes para armar a todo el mundo, por lo que se habían establecido turnos alternando la función guerrera con los trabajos agrícolas en los que estaban empleados mil quinientos, y que otros estaban entregados a trabajos en una pista entre los pueblos de Gelsa y Pina (...) eso era una verdadera pesadilla, y que tanto era así, que los milicianos estaban obligados a guardar los cartuchos vacíos para enviarlos a Barcelona para ser recargados". Posteriormente Koltsov aseguraría que Durruti afirmó que el armamento: "era excelente, y que poseía muchas municiones". (Durruti en la Revolución Española, pág 567)
Respecto a la instrucción militar, Durruti dijo lo siguiente: "A los combatientes se les enseña el funcionamiento de las armas, el ejercicio de tiro, la manera de fortificar una posición, cómo protegerse de los bombardeos, cómo atacar por sorpresa una posición enemiga y, en general, la manera de salir victorioso de un combate cuerpo a cuerpo. Pero aquí no enseñamos a marcar el paso ni a saludar, porque no hay superiores ni inferiores. Las relaciones entre delegados y milicianos son cordiales". Koltsov tradujo todo esto como: "militarmente, la Columna era un desastre". (Durruti en la Revolución Española, pág. 567)
Había otros, como el escritor George Orwell, que comprendieron mejor que si no hubiese sido por los milicianos, que se dirigieron inmediatamente hacia el frentes, in perder el tiempo en preparaciones, fueron las que se opusieron a los sublevados, dando tiempo a que se organizara un Ejército. Lo que pasa es que cuando este Ejército, influenciado por los estalinistas, estuvo preparado se dedicó a sofocar la revolución que se había puesto en marcha.
Durante los primeros días de agosto hubo poca actividad en la Columna Durruti, mientras que la Columna Ortiz no conseguía hacerse con la posición fortificada de Belchite, que recibían suministros y refuerzos desde Zaragoza y Calatayud. El Alcubierre tampoco se conseguían avances, ya que los sublevados sabían muy bien que la pérdida de cualquiera de estos sectores podía suponer una caída rápida de Zaragoza. Así que, mientras que se desarrollaba la actividad a los flancos de la capital aragonesa, en el centro del frente, donde estaba ubicada la Columna Durruti, solo había pequeñas escaramuzas. Además había gran escasez de armamento y munciones, que favorecía mucho esta situación de quietud, entonces se intensificaron las acciones de los grupos guerrilleros de la columna, entre ellos un ataque al puesto de mando de Fuentes de Ebro en el que se capturaron más de medio centenar de prisioneros, entre ellos a varios oficiales. Durruti decidió finalmente ir a Barcelona para estudiar, junto al Comité de Milicias Antifascistas, la manera de poder salir de esa situación. En esos momentos la posición más avanzada era Calabazares Altos, desde donde se podía ver Zaragoza, se había ocupado Aguilar, Osera de Ebro, Monegrillo, Farlete y se había cercado Pina; pero la falta de munición no permitía hacer más.
Fue en Barcelona donde García Oliver le comunicó, muy a pesar suyo, la intención del capitán Bayo de desembarcar en Mallorca. Se consideraba que había que postergar el ataque a Zaragoza, ya que las columnas que operaban aun no habían cumplido sus objetivos, considerados básicos para afrontar un ataque frontal a la capital y por otro lado se estaba organizando la expedición a Mallorca por parte del capitán Bayo, que consideraban muy importante para obligar a Italia a intervenir para conservar sus bases lo cual no podía dejar indiferente a Inglaterra, que se vería obligada a intervenir. Durruti no estaba de acuerdo con esta estrategia que se intentaba seguir, consideraba que Inglaterra y los franceses podían llegar perfectamente a un acuerdo con Italia para evitar que no se extendiera el conflicto y que además, si la expedición militar en Mallorca no tenía éxito, se habría perdido un tiempo precioso en Aragón que aprovecharían los facciosos para reforzarse. Durruti consideraba vital actuar rápido en ese frente y conseguir un contacto con la zona republicana norte, y que si esto se conseguía la guerra estaría ganada ya que se podrían concentrar las fuerzas contra el ejército de Franco que desembarcaba en Andalucía; Durruti daba por sentado el bloqueo del mundo capitalista. Durruti pretendía evitar que la revolución se transformara una guerra, ya que entonces la revolución quedaría subordinada a dicha guerra. Pero esta prisa expresada por Durruti iba más allá de la estrategia: "Si esta situación se prolonga, terminará con la revolución, porque el hombre que salga de ella tendrá más de bestia que de humano... Tenemos que darnos prisa, mucha prisa, para terminar cuanto antes" (Durruti en la Revolución Española, pág 559).
El Comité de Guerra de Aragón estaba ubicado en Sariñena y compuesto por delegados de columnas (Ortiz, Durruti, Aldabaldetrecu, José del Barrio y Jorge Arquer) y asesores militares (con el coronel Villalba como consejero mayor, Franco Quinza, comandante Reyes, teniente coronel Joaquín Blanco y los capitanes Medrano y Menéndez). El coronel Villalba pretendía crear otro Comité, cosa que al final haría, en Huesca, dividiendo el frente en dos sectores. Durruti y Ortiz se oponian a este nuevo Comité, que dificultaría la realización de ofensivas generales. El Comité de Guerra de Aragón decidió lanzar un ataque de gran envergadura en el sector de Huesca, según un plan elaborado por el Consejo Técnico Militar del Comité, motivo por el cual tuvo que regresar Durruti de Barcelona. Para dicho ataque se solicitó la ayuda de la Columna Durruti, dada la poca actividad que desarrollaba en esos momentos. Fue por entonces cuando se produjo la visita de Mijail Koltsov mientras Durruti preparaba a sus milicianos para la ofensiva sobre Huesca. Durruti comentó a Koltsov que era importante concentrarse en Zaragoza, pero que el frente se desplazaba en otras direcciones, también le dijo que la inmovilidad en la que se encontraban respondía a una estrategia de los técnicos militares, que consideraban que había que afianzar las posiciones a norte y sur antes de atacar Zaragoza, y que un ataque que pensaban llevar a cabo contra Fuentes de Ebro debía reforzar estas posiciones. Dicho ataque fue descrito por el periodista francés Albert Souillon, que describió la toma de Fuentes de Ebro por la Columna Durruti.
Villalba solicitó la ayuda de la Columna Durruti para la toma de Siétamo, así que varias centurias de la Agrupación de José Mira ocuparon Siétamo tras tres días de combates. Una vez ocupada Siétamo, los milicianos de la Columna Durruti la dejaron en poder de los hombres de la columna de Villalba para su defensa, dada su importancia en un futuro ataque contra Huesca. Pero esto también lo sabían los nacionales, que efectuaron un contraataque y derrotaron a los hombres de Villalba a mediados de agosto. Así pues, en septiembre se tuvo que atacar otra vez la posición, y esta vez los nacionales se habían fortificado mejor con seis ametralladoras ubicadas en una posición alta y una batería de artillería. Villalba volvió a pedir ayuda a la Columna Durruti y volvieron a enviarse varias centurias de la Agrupación de José Mira y tras duros combates bajo el bombardeo incesante de la aviación alemana volvieron a ocupar Siétamo, haciendo que los nacionales se retiraran el día 12 de septiembre hacia Estrecho Quinto. La lucha continuó reforzada por varias centurias de la columna del POUM. Se intentó flanquear la fortificada Estrecho de Quinto por el norte, donde se encontró una gran resistencia los días 15 y 18 de septiembre. El día 30 del mismo mes de septiembre se ocupaba las poblaciones de Loporzano y Fornillos, mientras que se atacaba la posición de Tierz y se avanzaba contra Estrecho Quinto, no quedándo más remedio a los nacionalistas que evacuar esta población junto con todas las posiciones que cubrían la ciudad de Huesca por el este. Así pues se ocuparon las posiciones de Siétamo, Loporzano, Monte Aragón y Estrecho Quinto, donde se capturó abundante material militar al enemigo.
Cuando Durruti volvió a Bujaraloz de unos viajes que le habían llevado a Barcelona y Madrid para unos importantes asuntos, se encontró con que la CNT había convocado una Asamblea Regional en Bujaraloz para el 6 de ese mes en las que participarían delegados de las columnas confederales; en tal Asamblea se pretendía crear el Consejo de Defensa de Aragón y la Confederación de Comunidades libertarias de esa región siguiendo los acuerdos tomados en dos Plenos Nacionales de la CNT anteriores en los que se propuso la creación de un Consejo Nacional de Defensa y Comités Regionales de Defensa. Con tal medida se pretendía frenar la influencia que ciertos militares que se oponían al avance de la revolución. Se pretendía de esta manera acabar con la existencia de dos Comités de Guerra autónomos, el de Sariñena y el Norte Aragón, creado por el coronel Villalba y al que se unió Del Barrio. En vez de ocuparse de Huesca el coronel Villalba y Del Barrio se dedicaban a disolver las colectividades libertarias.
Como es de suponer, la noticia de esta Asamblea no hizo mucha gracia en el Norte Aragón ni tampoco agradó mucho a la Generalitat, siendo atacado por la prensa del PSUC. Incluso el propio Comité Nacional de la CNT tampoco estuvo de acuerdo, ya que como el gobierno se negaba a la creación del Consejo Nacional de Defensa, estaban negociando la entrada de la CNT en el gobierno de la República.
El 4 de octubre, coincidiendo con la Asamblea de Bujaraloz, se produjo un ataque de los fascistas en el frente de Perdiguera-Leciñena. Una columna móvil a cargo del teniente coronel Urrutia formada por el batallón n.º 19 de infantería, el "Tercio del Pilar", tres compañías de carros, tres de ametralladoras del Regimiento de Gerona, ametralladoras de la bandera "Palafox", cinco compañías de la Falange, dos escuadrones y dos baterías. Eran unos 4000 hombres en total y contaban con el apoyo de la aviación. Atacaron las posiciones de la Columna Durruti en Calabazares-La Puntaza con el objetivo de cortar la carretera entre Osera y Monegrillo y ocupar dichos pueblos. A pesar de la actuación de su aviación, su progresión pudo ser contenida y rechazada. Pero dos días después volvieron al ataque con más efectivos que progresaron por la carretera Villamayor-Farlete, llegando a las proximidades de esta última población, un segundo ataque con caballería se llevaba a cabo por el flanco derecho en el camino Perdiguera-Farlete, lugar del primer ataque. Debido a la superioridad, los milicianos tuvieron que ceder terreno, pero rápidamente se formó una Columna con fuerzas de los demás sectores que dejó a los milicianos de los sectores tranquilos del frente con tan solo 10 cartuchos, tal era la carencia de municiones.
La Columna formada llegó a la zona de la acción cuando los fascistas distaban tan solo un kilómetro de Farlete y su caballería iniciaba un movimiento envolvente por el sur. La caballería fue parada por la artillería y fue obligada a replegarse perseguidos por los camiones blindados. Frenado el movimiento envolvente, la vanguardia del ataque fascista frenó su avance, momento en el que se inició un contraataque que coincidió con la aparición de aviones de bombardeo republicanos. Los fascistas iniciaron la retirada hacia Perdiguera, en la que abandonaron numeroso material militar.
El día 12 los fascistas volvieron a atacar, esta vez contra las posiciones del POUM en Leciñena, que ocuparon al parecer debido a la escasez de municiones de los milicianos. El peligroso avance pudo ser detenido en las proximidades de Alcubierre por los refuerzos que acudieron a la zona.
El día 14 la Columna Durruti preparó una ofensiva para descongestionar el frente y amenazar la carretera de Villamayor-Perdiguera-Leciñena, durante este ataque el Grupo Internacional de la Columna avanzó demasiado perdiendo el contacto con el resto y entrando en Perdiguera, ocupándola; pero desde Zaragoza acudieron refuerzos muy superiores en número que cercaron dicho pueblo e imposibilitaron que la Columna pudiera ir en su auxilio. Tan solo una parte del Grupo Internacional pudo romper el cerco, el resto se parapetaron en las casas del pueblo donde lucharon hasta el fin.
Finalmente quedó establecido el frente que se prolongaba hacia el norte incluyendo el Monte Oscuro, máxima altura de la Sierra de Alcubierre, estableciéndose contacto con la Columna del POUM, que contraatacaba por Alcubierre.
Fue después de esta ofensiva cuando la Columna recibió la noticia de la promulgación por parte del gobierno de Largo Caballero del decreto de militarización, promulgación coincidente con la salida para Odesa de las reservas de oro del Banco de España. Fue el primer triunfo de los estalinistas y a partir de entonces empezaron los ataques serios contra anarquistas y trotsquistas, pretendían acabar con el POUM y someter a la CNT-FAI. En Barcelona, la Lluís Companys se aliaba con Esquerra Republicana para zafarse del dominio de la CNT, aliándose a su vez con el PSUC con la condición que Andreu Nin (dirigente del POUM) fuera destituido de su puesto como consejero de Justicia en la Generalitat, a lo que accedieron (El Comité Central de Milicias Antifascistas fue disuelto el 26 de septiembre de 1936 y sus militantes entraron a formar parte de la Generalitat como consejeros).
La Columna Durruti, considerando tan malo para la revolución el dejar de combatir como el someterse al decreto, decidió no darse por enterada y no obstante aplicaron algunas de de las disposiciones que consideraron positivas para evitar acusaciones de indisciplina. Intentaban de esta manera armonizar la actitud anarquista con los decretos gubernamentales.
El siguiente paso fue la nacionalización de la industria de guerra y de otros centros de producción, lo que significaba la pérdida del control de la CNT. Y la cosa no paró ahí, se prohibieron las expropiaciones de todos aquellos que no se pudiera demostrar que eran fascistas, hiriendo de muerte las colectivizaciones agrarias.
En una reunión de la CNT del Centro celebrada el 9 de noviembre, ante la situación angustiante en la que se encontraba la capital, se pidió que Durruti fuera a Madrid para que contribuyera a la resistencia levantando la moral de los combatientes. El gobierno, ya en Valencia, aprovaba la idea y la ministra de la CNT Federica Motseny se comprometió a llegar a un acuerdo con Durruti.
En una conferencia efectuada el 12 de noviembre en la que acudieron todos los delegados de Columna de Aragón en la que se propuso el traslado de unos 12.000 hombres a Madrid, decidiéndose que fuera Durruti su delegado. Aunque Durruti no quería dejar el frente aragonés acabó accediendo viendo que era imposible un ataque a Zaragoza.
Se prepararon para ir a Madrid la I Agrupación de José Mira y la VIII de Liberto Ros, junto a las Centurias internacionales 44, 48 y 52. Eran milicianos ya curtidos en los combates en Aragón y había entre ellos muchos mineros hábiles con la dinamita. El total de hombres ascendía a unos 1400 hombres y su Comité de Guerra estaba formado por Miguel Yoldi, Ricardo Rionda, Manzana y Mora. Los rusos se comprometieron a armar la columna, lo que hicieron con material comprado a suizos y mexicanos que no era más que pura chatarra (winchester, fusiles máuser de calibre diferente al español y de mala calidad, fusiles suizos del 1886...). Durruti tuvo que pedir a Barcelona que les proporcionara cinco mil bombas de mano del tipo "FAI".
Durruti llegó junto con García Oliver a Madrid el día 14 para preparar la llegada de su Columna. La Columna llegó en el día 15 y sin descansar, en la madrugada del día 16 ya estaban dispuestos para intervenir en la contraofensiva contra la Ciudad Universitaria, donde habían llegado ya los nacionalistas. Al amanecer del día 16, los hombres de Liberto se desplegaron por el Parque del Oeste y avanzaron encontrando gran resistencia hasta ocupar el Instituto Rubio. Mientras tanto José Mira se desplegaba por el flanco izquierdo, y debían avanzar, por el Asilo de Santa Cristina, la Casa Velázquez y la facultad de Filosofía y Letras, donde debían contactar con los milicianos de Liberto y la XI Brigada Internacional, pero se encontraron con las tropas nacionalistas ya que habían elegido ese momento para atacar entablándose combate. A las siete de la mañana se consiguió ocupar el Hospital Clínico que quedó al cargo de la Centuria 44 y su delegado Mayo Farrán. A las once de la mañana, los milicianos del Clínico fueron relevados por tropas del V Regimiento de Kléber, que llegaban tarde. Durante la noche que va del día 16 al 17 se estuvo luchando para ocupar la Casa Velázquez y Filosofía y Letras, mientras que en el Clínico casi no había lucha. Al parecer las tropas que ocupaban el Hospital Clínico fueron evacuadas o abandonadas a las 23:00 de esa noche. Los hombres de Mira pudieron contactar finalmente con los internacionales y iniciar el asalto a la facultad de Filosofía y Letras.
El día 17 las tropas nacionalistas de Asensio iniciaron un ataque en tres direcciones, Barrón atacaría sobre la Residencia de Estudiantes y dos columnas de Serrano atacarían el Asilo de Santa Cristina y el Hospital Clínico. En el Asilo de Santa Cristina se encontraba parte de las fuerzas de la Columna Durruti que se batieron contra los asaltantes, paso necesario antes de atacar el Hospital Clínico. Durante estos combates parte de las tropas huyeron, sobretodo las que habían quedado en el Hospital Clínico después de la evacuación de la noche anterior. Parte de los que huían, muchos de los cuales no pertenecían a la Columna Durruti, fueron detenidos por un grupo organizado por Miguel Yoldi. Los milicianos de la Columna ocuparon posiciones frente al Hospital Clínico.
En la noche del día 17 se procedió a la reagrupación de los restos de la Columna Durruti sin abandonar las posiciones que ocupaban, y apenas quedaban 700 hombres en malas condiciones de los 1700 hombres que iniciaron el ataque. Esa noche continuaron los ataques. La Columna Durruti era la única que no alternaba a sus fuerzas, estando todas en combate; Durruti intentó que reemplazaran a sus hombres y acudió a Ministerio de la Guerra, donde informó que no le quedaban más de 400 hombres, allí le prometieron que intentarían reemplazarlos el día 19 y que hasta entonces tenían que aguantar. Pensaban acertadamente que si los nacionalistas no conseguían pasar en 24 horas se dedicarían a mantener las posiciones para futuros ataques. Madrid resistía, las Brigadas Internacionales, los aviones y tanques rusos habían hecho su aparición y la propaganda comunista sacaba mucho provecho de ello.
El día 19 el Estado Mayor puso a disposición de la Columna unas fuerzas que acababan de llegar de Barcelona, y fue con estas tropas más una Centuria mandada por Villanueva proporcionada por Cipriano Mera. Con estas fuerzas atacaron el Hospital Clínico. A las siete de la mañana ocupaban algunos de los pisos del Hospital. Pero los milicianos, debido a la resistencia que encontraron en las plantas bajas, se fueron hacia pisos superiores. Los nacionalistas consiguieron ocupar toda la planta baja aislando a los milicianos de los pisos superiores. Por esta razón, Durruti decidió enviar un batallón de reserva con el que contaba para ayudarles. Ese mismo día, 19 de noviembre de 1936 Durruti fue mortalmente herido frente a la cárcel Modelo muriendo al día siguiente en el hotel Ritz, convertido en el hospital de los milicianos catalanes. Se dijo que su muerte fue debida a una bala perdida procedente de la Ciudad Universitaria aunque se rumoreó también que lo había matado uno de sus hombres. El entierro de Durruti en Barcelona fue un acontecimiento extraordinario, durante todo el día desfilaron por la Diagonal de Barcelona una procesión de ochenta a cien personas y por la tarde una multitud de 200.000 personas le aclamaron.
algunas frases celebres de buenaventura durruti
* "Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones".
* "Existen sólo dos caminos, victoria para la clase trabajadora, libertad, o victoria para los fascistas lo cual significa tiranía. Ambos combatientes saben lo que le espera al perdedor. Nosotros estamos listos para dar fin al fascismo de una vez por todas, incluso a pesar del gobierno Republicano".
* "Ningún gobierno lucha en contra del fascismo para destruirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se les escapa de sus manos, alzan el fascismo para mantener sus privilegios".
* "Al Capital no se le discute, se le destruye".
* "La única iglesia que ilumina es la que arde".
A medida que la Columna Durruti avanzaba (también con las otras columnas de la CNT) se iban formando colectividades campesinas que abolieron la propiedad privada, el dinero y el asalariado, pues para ellos no tenía sentido la lucha si a la vez no se producía una revolución que llevara a un mundo nuevo. La organización de estas columnas de milicianos fue llevada a cabo por los mismos futuros combatientes, estructura que se conservaría hasta la militarización general en marzo de 1937. El esquema adoptado era sencillo: diez milicianos constituirían un grupo, que nombraría a un delegado de grupo; diez grupos formaban una centuria, que debía elegir a su vez un delegado de centuria; cinco centurias componían una Agrupación, que dispondría de un responsable, que junto a los delegados de centurias formaría el Comité de Agrupación.
Esta organización de las columnas no agradaba, como es lógico, a los asesores militares y técnicos de las Columnas. Así pasaba con Pérez Farràs, militar asesor de la Columna Durruti, que consideraba indispensable la disciplina; pero las ideas de los combatientes anarquistas estaban muy definidas, y el mismo Durruti lo deja muy claro con estas palabras: "Se nos impone la guerra, y la lucha que debe regirla difiere de la táctica con que hemos conducido la que acabamos de ganar, pero la finalidad de nuestro combate es el triunfo de la revolución. Esto significa no solamente la victoria sobre el enemigo, sino que ella debe oponerse por un cambio radical del hombre. Para que ese cambio se opere es preciso que el hombre aprenda a vivir y conducirse como un hombre libre, aprendizaje en el que se desarrollan sus facultades de responsabilidad y de personalidad como dueño de sus propios actos. El obrero en el trabajo no solamente cambia las formas de la materia, sino que también, a través de esa tarea, se modifica a sí mismo. El combatiente no es otra cosa que un obrero utilizando el fusil como instrumento, y sus actos deben tender al mismo fin que el obrero. En la lucha no se puede comportar como un soldado que le mandan, sino como un hombre consciente que conoce la trascendencia de su acto. Ya sé que obtener eso no es fácil, pero también sé que lo que no se obtiene por el razonamiento no se obtiene tampoco por la fuerza. Si nuestro aparato militar de la revolución tiene que sostenerse por el miedo, ocurrirá que no habremos cambiado nada, salvo el color del miedo. Es solamente liberándose del miedo que la sociedad podrá edificarse en la libertad" (Abel Paz, Durruti en la Revolución española, Colección Biografías y Memorias/ 3 Fundación Anselmo Lorezo, pag. 527).
El primer enfrentamiento con los alzados tuvo lugar en Caspe, donde un grupo de milicianos que habían salido por su cuenta de Barcelona el 23 de julio ya luchaban conta ellos. Gracias a la llegada de la columna se pudo recuperar Caspe, y continuaron con Fraga, Candasnos, Peñalba, La Almanda, etc. hasta que el 27 de julio llegaron a Bujaraloz, donde se instaló el Comité de Guerra. Al día siguiente la Columna avanzó en dirección a Pina y Osera, pero al poco de partir aparecieron aviones enemigos que bombardearon la columna, haciendo cundir el pánico entre los milicianos, muchos de los cuales se echaron a correr. La intervención de algunos de los componentes de la Columna evitó una desastrosa retirada. Durruti decidió entonces volver a Bujaraloz para informarse mejor de las posiciones del enemigo antes de atacar. En Bujaraloz Durruti reunió a sus milicianos y les dirigió un discurso en el que destacó la importancia de actuar de forma rápida si se quería tener éxito, ya que los rebeldes contaban con el apoyo de Alemania e Italia y ellos no contaban con ninguna. Su objetivo estaba claro: tomar Zaragoza y después Pamplona, para poder contactar con la zona norte controlada por los republicanos.
Así pues, la columna volvió a ponerse en marcha, ocupando las poblaciones de Pina y Osera y llegando hasta unos 20 kilómetros de Zaragoza, siendo detenidos por el río y por la oposición de las tropas rebeldes de ésta ciudad. El Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña (órgano de coordinación de las fuerzas combativas en los frentes) dio la orden de parar el avance y estabilizar el frente a la espera de que la Columna Ortiz, que había salido de Barcelona el día 25 de julio, pudiera hacer se con las poblaciones de Belchite y Quinto para así situarse al lado de la Columna Durruti, la Columna Ortiz, cuyo delegado general y con el comandante Fernando Salavera como asesor técnico, tenía la misión de ocupar la región situada al sur del río Ebro. A la Columna Ortiz se le acabaron uniendo dos columnas más pequeñas, una mandada por el militante de la CNT Saturnino Carod y formada por aragoneses procedentes de Zaragoza y otra que procedía de Lleida dirigida por el anarquista Hilario Zamora.
Durruti pareció aceptar las teorías de los técnicos militares, que consideraban necesario la llegada de varias columnas que salían desde Barcelona para poder afrontar un ataque frontal a Zaragoza, por lo que se dedicó a reforzar sus posiciones en Pina y Osera y a reestructurar su columna. El retrasar el ataque a Zaragoza es a todas luces un error ya que, según algunos militantes de Aragón como José Alberola, consideraban que había que aprovechar el momento psicológico que había proporcionado la victoria en Barcelona y que tampoco era necesario que fuera un ataque frontal, ya que podía efectuarse por Calatayud a la izquierda y por Tardienta a la derecha. Este error fue reconocido por el propio Durruti más tarde, cuando ya era imposible la toma de esta ciudad, error que justificó por el riesgo de que se produjeran un elevado número de víctimas en un ataque frontal a Zaragoza.
La Columna "Del Barrio", del PSUC, que llevaba como delegado a Martínez del Barrio y como técnico militar al comandante Sacanell, partió de Barcelona el día 26 de julio. El Comité de Milicias Antifascistas le había encargado la ocupación de la zona comprendida entre Tardienta y la sierra de Alcubierre y alcanzar y tomar Zuera. Esta columna permaneció varios días en Lleida antes de de llegar a su destino y contaba con un grupo de alemanes antifascistas que, dirigidos por Hans Beimler, tomaron el nombre de "Thaelmann".
El 25 de julio salió para el frente la Columna Rovira-Arquer del POUM, al mando de José Rovira y un excapitán italiano, Russo, como asesor técnico. La misión que le había asignado el Comité de Milicias Antifascistas era el de posicionarse al norte de la Columna "Del Barrio".
Al sector de Huesca llegaron una pequeña columna del POUM y la Columna Ascaso, con Gregorio Jover y Domingo Ascaso (el hermano de Francisco Ascaso, muerto en los acontecimientos de Barcelona) como delegados. Junto a las fuerzas del coronel Villalba, que se había mantenido leal a la República en Barbastro, se inició el asedio a la ciudad de Huesca.
La estructura organizativa de estas milicias no solo no gustaba a los militares, los periodistas que visitaban la zona se burlaban de este sistema de milicias (la visita a la Columna Durruti era obligada), como es el caso de Koltsov corresponsal ruso del Pravda de Moscú. Daré dos ejemplos de la manipulación de la información realizada por Koltsov en su "Diario de la guerra de España", también extraídos del libro de Abel Paz:
Lo que dijo Durruti respecto al armamento según Francisco Subirats, presente en el momento de la entrevista: "no se disponía más que de fusiles viejos e insuficientes para armar a todo el mundo, por lo que se habían establecido turnos alternando la función guerrera con los trabajos agrícolas en los que estaban empleados mil quinientos, y que otros estaban entregados a trabajos en una pista entre los pueblos de Gelsa y Pina (...) eso era una verdadera pesadilla, y que tanto era así, que los milicianos estaban obligados a guardar los cartuchos vacíos para enviarlos a Barcelona para ser recargados". Posteriormente Koltsov aseguraría que Durruti afirmó que el armamento: "era excelente, y que poseía muchas municiones". (Durruti en la Revolución Española, pág 567)
Respecto a la instrucción militar, Durruti dijo lo siguiente: "A los combatientes se les enseña el funcionamiento de las armas, el ejercicio de tiro, la manera de fortificar una posición, cómo protegerse de los bombardeos, cómo atacar por sorpresa una posición enemiga y, en general, la manera de salir victorioso de un combate cuerpo a cuerpo. Pero aquí no enseñamos a marcar el paso ni a saludar, porque no hay superiores ni inferiores. Las relaciones entre delegados y milicianos son cordiales". Koltsov tradujo todo esto como: "militarmente, la Columna era un desastre". (Durruti en la Revolución Española, pág. 567)
Había otros, como el escritor George Orwell, que comprendieron mejor que si no hubiese sido por los milicianos, que se dirigieron inmediatamente hacia el frentes, in perder el tiempo en preparaciones, fueron las que se opusieron a los sublevados, dando tiempo a que se organizara un Ejército. Lo que pasa es que cuando este Ejército, influenciado por los estalinistas, estuvo preparado se dedicó a sofocar la revolución que se había puesto en marcha.
Durante los primeros días de agosto hubo poca actividad en la Columna Durruti, mientras que la Columna Ortiz no conseguía hacerse con la posición fortificada de Belchite, que recibían suministros y refuerzos desde Zaragoza y Calatayud. El Alcubierre tampoco se conseguían avances, ya que los sublevados sabían muy bien que la pérdida de cualquiera de estos sectores podía suponer una caída rápida de Zaragoza. Así que, mientras que se desarrollaba la actividad a los flancos de la capital aragonesa, en el centro del frente, donde estaba ubicada la Columna Durruti, solo había pequeñas escaramuzas. Además había gran escasez de armamento y munciones, que favorecía mucho esta situación de quietud, entonces se intensificaron las acciones de los grupos guerrilleros de la columna, entre ellos un ataque al puesto de mando de Fuentes de Ebro en el que se capturaron más de medio centenar de prisioneros, entre ellos a varios oficiales. Durruti decidió finalmente ir a Barcelona para estudiar, junto al Comité de Milicias Antifascistas, la manera de poder salir de esa situación. En esos momentos la posición más avanzada era Calabazares Altos, desde donde se podía ver Zaragoza, se había ocupado Aguilar, Osera de Ebro, Monegrillo, Farlete y se había cercado Pina; pero la falta de munición no permitía hacer más.
Fue en Barcelona donde García Oliver le comunicó, muy a pesar suyo, la intención del capitán Bayo de desembarcar en Mallorca. Se consideraba que había que postergar el ataque a Zaragoza, ya que las columnas que operaban aun no habían cumplido sus objetivos, considerados básicos para afrontar un ataque frontal a la capital y por otro lado se estaba organizando la expedición a Mallorca por parte del capitán Bayo, que consideraban muy importante para obligar a Italia a intervenir para conservar sus bases lo cual no podía dejar indiferente a Inglaterra, que se vería obligada a intervenir. Durruti no estaba de acuerdo con esta estrategia que se intentaba seguir, consideraba que Inglaterra y los franceses podían llegar perfectamente a un acuerdo con Italia para evitar que no se extendiera el conflicto y que además, si la expedición militar en Mallorca no tenía éxito, se habría perdido un tiempo precioso en Aragón que aprovecharían los facciosos para reforzarse. Durruti consideraba vital actuar rápido en ese frente y conseguir un contacto con la zona republicana norte, y que si esto se conseguía la guerra estaría ganada ya que se podrían concentrar las fuerzas contra el ejército de Franco que desembarcaba en Andalucía; Durruti daba por sentado el bloqueo del mundo capitalista. Durruti pretendía evitar que la revolución se transformara una guerra, ya que entonces la revolución quedaría subordinada a dicha guerra. Pero esta prisa expresada por Durruti iba más allá de la estrategia: "Si esta situación se prolonga, terminará con la revolución, porque el hombre que salga de ella tendrá más de bestia que de humano... Tenemos que darnos prisa, mucha prisa, para terminar cuanto antes" (Durruti en la Revolución Española, pág 559).
El Comité de Guerra de Aragón estaba ubicado en Sariñena y compuesto por delegados de columnas (Ortiz, Durruti, Aldabaldetrecu, José del Barrio y Jorge Arquer) y asesores militares (con el coronel Villalba como consejero mayor, Franco Quinza, comandante Reyes, teniente coronel Joaquín Blanco y los capitanes Medrano y Menéndez). El coronel Villalba pretendía crear otro Comité, cosa que al final haría, en Huesca, dividiendo el frente en dos sectores. Durruti y Ortiz se oponian a este nuevo Comité, que dificultaría la realización de ofensivas generales. El Comité de Guerra de Aragón decidió lanzar un ataque de gran envergadura en el sector de Huesca, según un plan elaborado por el Consejo Técnico Militar del Comité, motivo por el cual tuvo que regresar Durruti de Barcelona. Para dicho ataque se solicitó la ayuda de la Columna Durruti, dada la poca actividad que desarrollaba en esos momentos. Fue por entonces cuando se produjo la visita de Mijail Koltsov mientras Durruti preparaba a sus milicianos para la ofensiva sobre Huesca. Durruti comentó a Koltsov que era importante concentrarse en Zaragoza, pero que el frente se desplazaba en otras direcciones, también le dijo que la inmovilidad en la que se encontraban respondía a una estrategia de los técnicos militares, que consideraban que había que afianzar las posiciones a norte y sur antes de atacar Zaragoza, y que un ataque que pensaban llevar a cabo contra Fuentes de Ebro debía reforzar estas posiciones. Dicho ataque fue descrito por el periodista francés Albert Souillon, que describió la toma de Fuentes de Ebro por la Columna Durruti.
Villalba solicitó la ayuda de la Columna Durruti para la toma de Siétamo, así que varias centurias de la Agrupación de José Mira ocuparon Siétamo tras tres días de combates. Una vez ocupada Siétamo, los milicianos de la Columna Durruti la dejaron en poder de los hombres de la columna de Villalba para su defensa, dada su importancia en un futuro ataque contra Huesca. Pero esto también lo sabían los nacionales, que efectuaron un contraataque y derrotaron a los hombres de Villalba a mediados de agosto. Así pues, en septiembre se tuvo que atacar otra vez la posición, y esta vez los nacionales se habían fortificado mejor con seis ametralladoras ubicadas en una posición alta y una batería de artillería. Villalba volvió a pedir ayuda a la Columna Durruti y volvieron a enviarse varias centurias de la Agrupación de José Mira y tras duros combates bajo el bombardeo incesante de la aviación alemana volvieron a ocupar Siétamo, haciendo que los nacionales se retiraran el día 12 de septiembre hacia Estrecho Quinto. La lucha continuó reforzada por varias centurias de la columna del POUM. Se intentó flanquear la fortificada Estrecho de Quinto por el norte, donde se encontró una gran resistencia los días 15 y 18 de septiembre. El día 30 del mismo mes de septiembre se ocupaba las poblaciones de Loporzano y Fornillos, mientras que se atacaba la posición de Tierz y se avanzaba contra Estrecho Quinto, no quedándo más remedio a los nacionalistas que evacuar esta población junto con todas las posiciones que cubrían la ciudad de Huesca por el este. Así pues se ocuparon las posiciones de Siétamo, Loporzano, Monte Aragón y Estrecho Quinto, donde se capturó abundante material militar al enemigo.
Cuando Durruti volvió a Bujaraloz de unos viajes que le habían llevado a Barcelona y Madrid para unos importantes asuntos, se encontró con que la CNT había convocado una Asamblea Regional en Bujaraloz para el 6 de ese mes en las que participarían delegados de las columnas confederales; en tal Asamblea se pretendía crear el Consejo de Defensa de Aragón y la Confederación de Comunidades libertarias de esa región siguiendo los acuerdos tomados en dos Plenos Nacionales de la CNT anteriores en los que se propuso la creación de un Consejo Nacional de Defensa y Comités Regionales de Defensa. Con tal medida se pretendía frenar la influencia que ciertos militares que se oponían al avance de la revolución. Se pretendía de esta manera acabar con la existencia de dos Comités de Guerra autónomos, el de Sariñena y el Norte Aragón, creado por el coronel Villalba y al que se unió Del Barrio. En vez de ocuparse de Huesca el coronel Villalba y Del Barrio se dedicaban a disolver las colectividades libertarias.
Como es de suponer, la noticia de esta Asamblea no hizo mucha gracia en el Norte Aragón ni tampoco agradó mucho a la Generalitat, siendo atacado por la prensa del PSUC. Incluso el propio Comité Nacional de la CNT tampoco estuvo de acuerdo, ya que como el gobierno se negaba a la creación del Consejo Nacional de Defensa, estaban negociando la entrada de la CNT en el gobierno de la República.
El 4 de octubre, coincidiendo con la Asamblea de Bujaraloz, se produjo un ataque de los fascistas en el frente de Perdiguera-Leciñena. Una columna móvil a cargo del teniente coronel Urrutia formada por el batallón n.º 19 de infantería, el "Tercio del Pilar", tres compañías de carros, tres de ametralladoras del Regimiento de Gerona, ametralladoras de la bandera "Palafox", cinco compañías de la Falange, dos escuadrones y dos baterías. Eran unos 4000 hombres en total y contaban con el apoyo de la aviación. Atacaron las posiciones de la Columna Durruti en Calabazares-La Puntaza con el objetivo de cortar la carretera entre Osera y Monegrillo y ocupar dichos pueblos. A pesar de la actuación de su aviación, su progresión pudo ser contenida y rechazada. Pero dos días después volvieron al ataque con más efectivos que progresaron por la carretera Villamayor-Farlete, llegando a las proximidades de esta última población, un segundo ataque con caballería se llevaba a cabo por el flanco derecho en el camino Perdiguera-Farlete, lugar del primer ataque. Debido a la superioridad, los milicianos tuvieron que ceder terreno, pero rápidamente se formó una Columna con fuerzas de los demás sectores que dejó a los milicianos de los sectores tranquilos del frente con tan solo 10 cartuchos, tal era la carencia de municiones.
La Columna formada llegó a la zona de la acción cuando los fascistas distaban tan solo un kilómetro de Farlete y su caballería iniciaba un movimiento envolvente por el sur. La caballería fue parada por la artillería y fue obligada a replegarse perseguidos por los camiones blindados. Frenado el movimiento envolvente, la vanguardia del ataque fascista frenó su avance, momento en el que se inició un contraataque que coincidió con la aparición de aviones de bombardeo republicanos. Los fascistas iniciaron la retirada hacia Perdiguera, en la que abandonaron numeroso material militar.
El día 12 los fascistas volvieron a atacar, esta vez contra las posiciones del POUM en Leciñena, que ocuparon al parecer debido a la escasez de municiones de los milicianos. El peligroso avance pudo ser detenido en las proximidades de Alcubierre por los refuerzos que acudieron a la zona.
El día 14 la Columna Durruti preparó una ofensiva para descongestionar el frente y amenazar la carretera de Villamayor-Perdiguera-Leciñena, durante este ataque el Grupo Internacional de la Columna avanzó demasiado perdiendo el contacto con el resto y entrando en Perdiguera, ocupándola; pero desde Zaragoza acudieron refuerzos muy superiores en número que cercaron dicho pueblo e imposibilitaron que la Columna pudiera ir en su auxilio. Tan solo una parte del Grupo Internacional pudo romper el cerco, el resto se parapetaron en las casas del pueblo donde lucharon hasta el fin.
Finalmente quedó establecido el frente que se prolongaba hacia el norte incluyendo el Monte Oscuro, máxima altura de la Sierra de Alcubierre, estableciéndose contacto con la Columna del POUM, que contraatacaba por Alcubierre.
Fue después de esta ofensiva cuando la Columna recibió la noticia de la promulgación por parte del gobierno de Largo Caballero del decreto de militarización, promulgación coincidente con la salida para Odesa de las reservas de oro del Banco de España. Fue el primer triunfo de los estalinistas y a partir de entonces empezaron los ataques serios contra anarquistas y trotsquistas, pretendían acabar con el POUM y someter a la CNT-FAI. En Barcelona, la Lluís Companys se aliaba con Esquerra Republicana para zafarse del dominio de la CNT, aliándose a su vez con el PSUC con la condición que Andreu Nin (dirigente del POUM) fuera destituido de su puesto como consejero de Justicia en la Generalitat, a lo que accedieron (El Comité Central de Milicias Antifascistas fue disuelto el 26 de septiembre de 1936 y sus militantes entraron a formar parte de la Generalitat como consejeros).
La Columna Durruti, considerando tan malo para la revolución el dejar de combatir como el someterse al decreto, decidió no darse por enterada y no obstante aplicaron algunas de de las disposiciones que consideraron positivas para evitar acusaciones de indisciplina. Intentaban de esta manera armonizar la actitud anarquista con los decretos gubernamentales.
El siguiente paso fue la nacionalización de la industria de guerra y de otros centros de producción, lo que significaba la pérdida del control de la CNT. Y la cosa no paró ahí, se prohibieron las expropiaciones de todos aquellos que no se pudiera demostrar que eran fascistas, hiriendo de muerte las colectivizaciones agrarias.
En una reunión de la CNT del Centro celebrada el 9 de noviembre, ante la situación angustiante en la que se encontraba la capital, se pidió que Durruti fuera a Madrid para que contribuyera a la resistencia levantando la moral de los combatientes. El gobierno, ya en Valencia, aprovaba la idea y la ministra de la CNT Federica Motseny se comprometió a llegar a un acuerdo con Durruti.
En una conferencia efectuada el 12 de noviembre en la que acudieron todos los delegados de Columna de Aragón en la que se propuso el traslado de unos 12.000 hombres a Madrid, decidiéndose que fuera Durruti su delegado. Aunque Durruti no quería dejar el frente aragonés acabó accediendo viendo que era imposible un ataque a Zaragoza.
Se prepararon para ir a Madrid la I Agrupación de José Mira y la VIII de Liberto Ros, junto a las Centurias internacionales 44, 48 y 52. Eran milicianos ya curtidos en los combates en Aragón y había entre ellos muchos mineros hábiles con la dinamita. El total de hombres ascendía a unos 1400 hombres y su Comité de Guerra estaba formado por Miguel Yoldi, Ricardo Rionda, Manzana y Mora. Los rusos se comprometieron a armar la columna, lo que hicieron con material comprado a suizos y mexicanos que no era más que pura chatarra (winchester, fusiles máuser de calibre diferente al español y de mala calidad, fusiles suizos del 1886...). Durruti tuvo que pedir a Barcelona que les proporcionara cinco mil bombas de mano del tipo "FAI".
Durruti llegó junto con García Oliver a Madrid el día 14 para preparar la llegada de su Columna. La Columna llegó en el día 15 y sin descansar, en la madrugada del día 16 ya estaban dispuestos para intervenir en la contraofensiva contra la Ciudad Universitaria, donde habían llegado ya los nacionalistas. Al amanecer del día 16, los hombres de Liberto se desplegaron por el Parque del Oeste y avanzaron encontrando gran resistencia hasta ocupar el Instituto Rubio. Mientras tanto José Mira se desplegaba por el flanco izquierdo, y debían avanzar, por el Asilo de Santa Cristina, la Casa Velázquez y la facultad de Filosofía y Letras, donde debían contactar con los milicianos de Liberto y la XI Brigada Internacional, pero se encontraron con las tropas nacionalistas ya que habían elegido ese momento para atacar entablándose combate. A las siete de la mañana se consiguió ocupar el Hospital Clínico que quedó al cargo de la Centuria 44 y su delegado Mayo Farrán. A las once de la mañana, los milicianos del Clínico fueron relevados por tropas del V Regimiento de Kléber, que llegaban tarde. Durante la noche que va del día 16 al 17 se estuvo luchando para ocupar la Casa Velázquez y Filosofía y Letras, mientras que en el Clínico casi no había lucha. Al parecer las tropas que ocupaban el Hospital Clínico fueron evacuadas o abandonadas a las 23:00 de esa noche. Los hombres de Mira pudieron contactar finalmente con los internacionales y iniciar el asalto a la facultad de Filosofía y Letras.
El día 17 las tropas nacionalistas de Asensio iniciaron un ataque en tres direcciones, Barrón atacaría sobre la Residencia de Estudiantes y dos columnas de Serrano atacarían el Asilo de Santa Cristina y el Hospital Clínico. En el Asilo de Santa Cristina se encontraba parte de las fuerzas de la Columna Durruti que se batieron contra los asaltantes, paso necesario antes de atacar el Hospital Clínico. Durante estos combates parte de las tropas huyeron, sobretodo las que habían quedado en el Hospital Clínico después de la evacuación de la noche anterior. Parte de los que huían, muchos de los cuales no pertenecían a la Columna Durruti, fueron detenidos por un grupo organizado por Miguel Yoldi. Los milicianos de la Columna ocuparon posiciones frente al Hospital Clínico.
En la noche del día 17 se procedió a la reagrupación de los restos de la Columna Durruti sin abandonar las posiciones que ocupaban, y apenas quedaban 700 hombres en malas condiciones de los 1700 hombres que iniciaron el ataque. Esa noche continuaron los ataques. La Columna Durruti era la única que no alternaba a sus fuerzas, estando todas en combate; Durruti intentó que reemplazaran a sus hombres y acudió a Ministerio de la Guerra, donde informó que no le quedaban más de 400 hombres, allí le prometieron que intentarían reemplazarlos el día 19 y que hasta entonces tenían que aguantar. Pensaban acertadamente que si los nacionalistas no conseguían pasar en 24 horas se dedicarían a mantener las posiciones para futuros ataques. Madrid resistía, las Brigadas Internacionales, los aviones y tanques rusos habían hecho su aparición y la propaganda comunista sacaba mucho provecho de ello.
El día 19 el Estado Mayor puso a disposición de la Columna unas fuerzas que acababan de llegar de Barcelona, y fue con estas tropas más una Centuria mandada por Villanueva proporcionada por Cipriano Mera. Con estas fuerzas atacaron el Hospital Clínico. A las siete de la mañana ocupaban algunos de los pisos del Hospital. Pero los milicianos, debido a la resistencia que encontraron en las plantas bajas, se fueron hacia pisos superiores. Los nacionalistas consiguieron ocupar toda la planta baja aislando a los milicianos de los pisos superiores. Por esta razón, Durruti decidió enviar un batallón de reserva con el que contaba para ayudarles. Ese mismo día, 19 de noviembre de 1936 Durruti fue mortalmente herido frente a la cárcel Modelo muriendo al día siguiente en el hotel Ritz, convertido en el hospital de los milicianos catalanes. Se dijo que su muerte fue debida a una bala perdida procedente de la Ciudad Universitaria aunque se rumoreó también que lo había matado uno de sus hombres. El entierro de Durruti en Barcelona fue un acontecimiento extraordinario, durante todo el día desfilaron por la Diagonal de Barcelona una procesión de ochenta a cien personas y por la tarde una multitud de 200.000 personas le aclamaron.
algunas frases celebres de buenaventura durruti
* "Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones".
* "Existen sólo dos caminos, victoria para la clase trabajadora, libertad, o victoria para los fascistas lo cual significa tiranía. Ambos combatientes saben lo que le espera al perdedor. Nosotros estamos listos para dar fin al fascismo de una vez por todas, incluso a pesar del gobierno Republicano".
* "Ningún gobierno lucha en contra del fascismo para destruirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se les escapa de sus manos, alzan el fascismo para mantener sus privilegios".
* "Al Capital no se le discute, se le destruye".
* "La única iglesia que ilumina es la que arde".