España recuerda a los dos guardias civiles asesinados en Afganistán.
El contingente español toma "todas las preocupaciones" ante estos ataques, pero no se siente especialmente "amenazado". El contingente español desplegado en Afganistán recuerda este sábado de manera especial a los dos guardias civiles que murieron hace dos años en Qala-i-Naw a manos de un talibán infiltrado, mientras en la OTAN crece la preocupación por este tipo de ataques que ha causado este año la muerte a 40 militares, la mayoría norteamericanos.
El contingente español desplegado en Afganistán recuerda este sábado de manera especial a los dos guardias civiles que murieron hace dos años en Qala-i-Naw a manos de un talibán infiltrado, mientras en la OTAN crece la preocupación por este tipo de ataques que ha causado este año la muerte a 40 militares, la mayoría norteamericanos.
El sacerdote Francisco Muñoz, “pater” de la Brigada Paracaidista, que aporta el grueso del contingente español en la actualidad, oficiará esta mañana una misa en recuerdo del capitán José María Galera y el alférez Abraham Leoncio, cuyas fotografías ocupan un lugar especial en la capilla de la base española “Ruy González de Clavijo” de Qala-i-Naw.
El segundo aniversario del asesinato de los dos agentes de la Guardia Civil que trabajaban formando a policías afganos a manos del infiltrado, que también mató a un intérprete nacionalizado español, coincide con un incremento de este tipo de ataques. En sólo diez días, el Ejército estadounidense perdió a nueve de sus hombres a manos de miembros de las fuerzas de seguridad afganas, en lo que se conocen como ataques “green on blue”.
Como consecuencia del aumento de estos incidentes -en todo 2011 hubo 35 muertos-la OTAN avisó a todos sus aliados que extremaran las precauciones, dio la orden de que todos los efectivos en el Cuartel General de la ISAF en Kabul permanecieran con el arma cargada y recomendó que el resto de efectivos actuaran del mismo modo. Por su parte, el Gobierno afgano se ha comprometido a mejorar el reclutamiento y la inteligencia.
La orden llegó también hasta el contingente español, según han explicado fuentes militares españolas. En concreto, se recomendó que los efectivos que trabajen junto a miembros de las Fuerzas de Seguridad afganas -militares y guardias civiles- extremasen las precauciones y se autorizó que mantuviesen su arma cargada en oficinas.
"Nerviosismo" y "fatiga" por el fin del Ramadán.
Sin embargo, según las citadas fuentes, esta recomendación se ajustaba a un periodo de tiempo muy determinado, que coincide con el fin del Ramadán, una época en la que "aumentan este tipo de incidentes", ya que los últimos días del ayuno acaban en un estado de "nerviosismo y fatiga al límite", lo que provoca que también aumenten "los roces".
En cualquier caso, el contingente español "no ha sentido esa preocupación" de manera especial y, aunque toma "todas las precauciones", creen que no están particularmente "amenazadas" por este tipo de ataques, según indican estas fuentes. Uno de los motivos que alegan es que las relaciones entre los militares y guardias civiles españoles y las fuerzas de seguridad afganas ofrecen mayor confianza que las que tienen con otros países que, como Estados Unidos, han tenido problemas “culturales” que han derivado en serios incidentes con los afganos.
En la base española de Qala-i-Naw todavía se pueden ver en algunas de sus instalaciones folletos en los que se informaba a los militares españoles "lo que se debe y no debe hacer" durante el mes santo musulmán, que finalizó el pasado 22 de agosto. Entre estas recomendaciones se incluye la de "incrementar el respeto a las prácticas culturales del islam" durante estos días; tener en cuenta que el ayuno provoca "un mayor cansancio en los afganos", que se incrementa según va transcurriendo el mes, y se les enseña cómo felicitar el Ramadán en darí y en pashtún.
Además, se les avisaba de que no debían ofrecer comida y bebida a los afganos, "ni siquiera caramelos a los niños", y se les pedía que se abstuvieran de hacerlo ellos en presencia de musulmanes. Igualmente se les animaba a que no percibieran la práctica del ayuno como una muestra de "no voluntad" de colaborar con las tropas, ya que el Ramadán exige restricción de movimientos, comida y bebida.
Al margen de esto, militares españoles repartieron octavillas con felicitaciones por el fin del mes del ayuno en poblaciones afganas, como una manera más de acercarse a ellos y contribuir a que las tropas sean vistas de una manera positiva y garantizar así su seguridad.
Europa Press, Qala-i-Naw, Afganistán 25/08/2012
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