El documento prohíbe la venta de armamento –desde pistolas hasta tanques– cuando haya riesgo de que sea utilizado para cometer delitos de lesa humanidad. Se trata de un negocio que mueve unos 100 mil millones de dólares al año.
Después de siete años de arduas negociaciones, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el primer tratado de la historia para la regulación internacional del comercio de armas. El documento prohíbe que los países firmantes transfieran armamento convencional –desde pistolas hasta tanques– hacia otras naciones cuando exista riesgo de utilización para cometer o facilitar genocidio, crímenes de lesa humanidad o de guerra.
Sobre un total de 193 países que formaron parte de la Asamblea, 154 se manifestaron a favor, 23 se abstuvieron y tres votaron en contra del documento, que intentará regular el flujo internacional de 100 mil millones de dólares del mercado de armas. Ahora, cada nación deberá ratificar el tratado.
"Este documento envía un mensaje claro a los traficantes de armas que suministran a los señores de la guerra y dictadores, pues su hora ya ha llegado. No podrán operar y armarse con impunidad. El mundo estará vigilando y los llevará ante la justicia", se alegró Anna MacDonald desde la organización humanitaria Oxfam Internacional.
Además de prohibir la transferencia de armas y municiones hacia países donde puedan violarse los Derechos Humanos, el Tratado sobre Comercio de Armas (TCA) establece obligaciones vinculantes para que los gobiernos eviten el desvío hacia grupos terroristas y el crimen organizado. El documento afecta a los grandes armamentos y también a las armas pequeñas.
Para la directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, Mariela Belski, el tratado "es un excelente primer paso porque ofrece una sólida base sobre la cual construir un sistema internacional dirigido a controlar el flujo de armas, tanto en tiempo de guerra como de paz".
Entre los países que se opusieron a la firma del documento estuvieron Irán, Siria y Corea del Norte. Este último sostuvo que el tratado "no es equilibrado", ya que no recoge los puntos de vista de todas las naciones y otorga demasiado poder a los exportadores de armas. Las tres naciones sostuvieron, además, que el TCA no se esfuerza en detener el comercio ilegal hacia agentes no estatales.
Con argumentos parecidos, los representantes de Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela optaron por la abstención. Este grupo de países también consideró que el tratado "privilegia" a los exportadores y criticó que no se incluya una mención expresa a la prohibición de transferir armas a grupos terroristas. Cuba, por su parte, criticó que la discusión terminara de manera forzada en la Asamblea General para lograr la aprobación de un instrumento que no cuenta con el consenso requerido.
México, por último, reconoció que el texto final "no cumple las expectativas de todos", pero dijo que es "sólido" y puede ser "adaptado" en el futuro. El país presidido por Enrique Peña Nieto vaticinó que "esto es solo el comienzo", y que "el verdadero trabajo comienza ahora" para que el documento sea ratificado "cuanto antes". «
Efe y dpa
Después de siete años de arduas negociaciones, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el primer tratado de la historia para la regulación internacional del comercio de armas. El documento prohíbe que los países firmantes transfieran armamento convencional –desde pistolas hasta tanques– hacia otras naciones cuando exista riesgo de utilización para cometer o facilitar genocidio, crímenes de lesa humanidad o de guerra.
Sobre un total de 193 países que formaron parte de la Asamblea, 154 se manifestaron a favor, 23 se abstuvieron y tres votaron en contra del documento, que intentará regular el flujo internacional de 100 mil millones de dólares del mercado de armas. Ahora, cada nación deberá ratificar el tratado.
"Este documento envía un mensaje claro a los traficantes de armas que suministran a los señores de la guerra y dictadores, pues su hora ya ha llegado. No podrán operar y armarse con impunidad. El mundo estará vigilando y los llevará ante la justicia", se alegró Anna MacDonald desde la organización humanitaria Oxfam Internacional.
Además de prohibir la transferencia de armas y municiones hacia países donde puedan violarse los Derechos Humanos, el Tratado sobre Comercio de Armas (TCA) establece obligaciones vinculantes para que los gobiernos eviten el desvío hacia grupos terroristas y el crimen organizado. El documento afecta a los grandes armamentos y también a las armas pequeñas.
Para la directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, Mariela Belski, el tratado "es un excelente primer paso porque ofrece una sólida base sobre la cual construir un sistema internacional dirigido a controlar el flujo de armas, tanto en tiempo de guerra como de paz".
Entre los países que se opusieron a la firma del documento estuvieron Irán, Siria y Corea del Norte. Este último sostuvo que el tratado "no es equilibrado", ya que no recoge los puntos de vista de todas las naciones y otorga demasiado poder a los exportadores de armas. Las tres naciones sostuvieron, además, que el TCA no se esfuerza en detener el comercio ilegal hacia agentes no estatales.
Con argumentos parecidos, los representantes de Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela optaron por la abstención. Este grupo de países también consideró que el tratado "privilegia" a los exportadores y criticó que no se incluya una mención expresa a la prohibición de transferir armas a grupos terroristas. Cuba, por su parte, criticó que la discusión terminara de manera forzada en la Asamblea General para lograr la aprobación de un instrumento que no cuenta con el consenso requerido.
México, por último, reconoció que el texto final "no cumple las expectativas de todos", pero dijo que es "sólido" y puede ser "adaptado" en el futuro. El país presidido por Enrique Peña Nieto vaticinó que "esto es solo el comienzo", y que "el verdadero trabajo comienza ahora" para que el documento sea ratificado "cuanto antes". «
Efe y dpa