Por si tienen ganas. Según el autor de esta ya vieja nota, la historia verdadera es de película: Liniers planeaba quedarse con el tesoro de Sobremonte. Pueyrredón y Alzaga pelearon sólo para evitar que los ingleses les robaran sus barcos y después fueron fusilados por sus abogados, Moreno y Rivadavia.
Al tesoro se lo llevaron los ingleses
¡Pobre Popham, le falló el plan para hacerse del tesoro!. Seguro se tuvo que arreglar con una pensión.
Popham, el tesoro y el virrey
http://www.lanacion .com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=817059
Por Ricardo Garay
Para LA NACION
EL 25 de junio de 1806, el comodoro Popham desembarca en Quilmes con el fin de apropiarse del tesoro de la Compañía de Filipinas, depositado en el fuerte de Buenos Aires. Cumpliendo instrucciones del rey de España, el virrey Sobremonte huye hacia Córdoba con el tesoro. Popham se apodera de los navíos que entran y los que están anclados en el estuario, haciendo presión sobre Sobremonte. Alzaga, Pueyrredon y demás propietarios de barcos se rebelan. Los éxitos militares que protagonizan son conocidos, pero el contexto político y económico al que tuvieron que dar respuesta, lo es menos. El difícil contexto, que permite comprender los conflictos, se puede resumir así.
En el siglo XVIII, la piratería de! l Caribe y el creciente poderío naval británico dificultan los envíos de oro y plata americanos hacia España. En 1776, el rey de España crea el virreinato del Río de la Plata, abriendo a los caudales americanos una ruta transatlántica alternativa. Rapaz, Napoleón Bonaparte impone a Carlos IV una contribución monetaria escandalosa (2.880.000 libras anuales), que convierte a España en mero país de tránsito para el oro y plata americanos (segundo Tratado de San Ildefonso, 1803). En efecto, al rey de España sólo le queda el papel de asegurar el tránsito de esos caudales a Napoleón.
La situación económica del imperio español se degrada. En el Río de la Plata, los ejércitos del rey no son suficientes para asegurar los bienes de la población, en caso de invasión extranjera. Pero el rey sí intenta salvar el tesoro.
Napoleón se prepara a invadir Inglaterra, y los ingleses ven con recelo a Hispanoamérica, cordón umbilical de las finanzas de Napoleón. El 5 de octubre d! e 1804, cuatro fragatas que llevan tesoros procedentes del Río de la P lata son interceptadas por la marina británica, cerca de Cádiz. En el combate, los ingleses hunden una fragata y las otras tres se rinden. Los británicos el fabuloso tesoro, de cerca de 2.000.000 de libras. Capturan también al futuro general Carlos de Alvear, que, años más tarde, volverá a Buenos Aires con José de San Martín, en un buque inglés.
España declara la guerra a Inglaterra, que, a su vez, interrumpe el tráfico de barcos españoles. El comercio con el Río de la Plata sólo puede continuar con barcos portugueses (aliados tradicionales de Inglaterra) o norteamericanos (neutrales, bien que aliados tradicionales de Francia).
Los tesoros, el contrabando y el tráfico de negros de Buenos Aires atraen a comerciantes y aventureros internacionales. Se destaca el conde Santiago Luis Enrique Liniers, hermano mayor de Santiago Liniers, que se instala en Buenos Aires en 1790. Poco después llegan, de la isla francesa de Mauricio -escala comercial obligada en el océan! o Indico- Armando Perichon y el norteamericano William Pio White. En ese comercio oriental, White conoce al futuro comodoro Home Popham, con quien trama negocios ilícitos, con pleitos sin fin.
Además de los metales preciosos, la única producción del Virreinato que puede competir en el mercado internacional es la ganadería y la exportación de cueros. Esta actividad agrupa a los sectores más dinámicos de la población, que obtienen cada vez más concesiones del rey para exportar a nivel internacional. Se destacan los Alzaga y los Pueyrredón, dos casas comerciales aliadas.
El grupo francés conspira en la corte española, lo que obliga a Martín de Alzaga a actuar políticamente desde el Cabildo. Tiene como secretario a Mariano Moreno, abogado brillante. A Liniers, White y el grupo francés los defiende Bernardino Rivadavia, abogado sin titulo universitario.
Nacido de una familia aristocrática empobrecida y endeudada, Home Popham obtiene un rango militar que l! e ocasiona gastos enormes y que no alcanza a cubrir con su sueldo de m arino. Se encarga del transporte de tropas, lo que le procura algunas comisiones ocultas. El problema es que Inglaterra es un país comercial, que prefiere el dominio marítimo a las expediciones militares. Conspira entonces con el patriota aventurero Francisco Miranda, con quien elabora planes de independencia sudamericana con tutela comercial inglesa. Para América del Sur, los gastos de la administración publica, y a Inglaterra los beneficios del comercio. El gobierno inglés los escucha, pero no se decide a correr el riesgo de apoyarlos.
Holanda, aliada de Napoleón, posee el cabo de Buena Esperanza, lo que amenaza el trafico británico con Oriente. El 29 de julio de 1805, el general Baird recibe orden de tomar el Cabo. El comodoro Home Popham es asignado a transportar las tropas. Llegan el 4 de enero de 1806, y Baird lo toma el 18.
El 28 de marzo llega al Cabo, procedente de Buenos Aires, el capitán norteamericano T. Wayne, a bordo de su barco negrero Elizabet! h, con un dato de White para Popham: el tesoro de la Compañía de Filipinas, depositado en el fuerte de Buenos Aires. En el hemisferio sur, un comandante de expedición británica puede decidir nuevas operaciones sin intervención del gobierno británico. Popham trata, entonces, de convencer a Baird de enviarlo al Río de la Plata. Le muestra los planes elaborados con Miranda y presentados ante el gobierno inglés, pero calla información sobre el tesoro. Dispone de un argumento de peso: a principios de 1806, Miranda conduce una expedición liberadora a Venezuela, con aventureros norteamericanos, embarcados en buques ingleses.
Popham termina convenciendo a Baird y zarpa hacia Buenos Aires el 14 de abril, transportando tropas al comando del general Beresford. Llevan un pasajero francés, que conoce dónde está el tesoro. Durante el viaje, Popham trata de ganarse a Robert Fernyhough, un subalterno que le debe favores, poniéndolo al corriente del secreto. Pronto toda la tripulaci! ón, incluyendo a Beresford, sabe del tesoro.
En Quilmes, emisa rios de White ayudan al desembarco inglés, y guían a Beresford hacia Buenos Aires. Esa misma noche, el virrey Sobremonte hace sacar el tesoro de la ciudad, y finalmente huye con él hacia Luján. White actúa como intérprete de Beresford y convence al brigadier De la Quintana de capitular.
A las 4 de la tarde del 27 de junio, White entra al fuerte de Buenos Aires con las tropas inglesas. Deciden la toma de los navíos como moneda de cambio para devolver el tesoro. El Cabildo, que representa a los propietarios de las naves, escribe al virrey para que devuelva el tesoro. Presionado, Sobremonte cede, pero con la promesa de la restitución de los barcos. White organiza una expedición a Luján y vuelve con tesoro. Sobremonte sigue hacia Córdoba, donde empieza a preparar una expedición militar destinada a reconquistar Buenos Aires.
White, Popham y el grupo francés no pueden impedir que Beresford embarque el tesoro hacia Londres. Beresford empieza también a devolver los b! arcos, pero White lo convence de quedarse con parte de ellos. Pueyrredón y Alzaga son los grandes perjudicados. Ambos juntan entonces fuerzas contra los ingleses. Pueyrredón libra batalla en las afueras de la ciudad (Perdriel), donde pierde momentáneamente. En la ciudad, Alzaga arma a la población.
No recibiendo nada de White, Santiago Liniers, hermano del conde y militar francés, se pone a las ordenes de Pueyrredón. Juntos, levantan un ejército y recuperan Buenos Aires con la ayuda de Alzaga y los suyos, antes de que las tropas de Sobremonte lleguen de Córdoba.
El 17 de septiembre, el tesoro de Buenos Aires llega a Londres. Se carga en ocho carros, transportando cada uno cinco toneladas de pesos plata, arrastradas por seis caballos.
Pueyrredón viaja a España a buscar ayuda militar, pero no recibe satisfacción. El 10 de febrero de 1807, Alzaga destituye a Sobremonte.
En 1807, Liniers se hace virrey con el apoyo de Napoleón. Libera a White y o! rganiza un ejército para proteger a los comerciantes porteños, pero le s grava sus finanzas hasta limites insoportables.
En 1808, Napoleón invade España.
El 1º de enero de 1809, Alzaga y Moreno se levantan contra Liniers, pero son derrotados. El 25 de mayo de 1810 la fortuna le sonríe a Moreno, que ordena fusilar a Liniers el 26 de agosto. Otro cambio de fortuna, y el 6 de julio de 1812 Rivadavia condena a Alzaga a la horca.
Libre de la tutela española, la Argentina desarrolla su capital agrícola y ganadero y, hacia fines del siglo XIX, atrae a 10 millones de inmigrantes europeos ("la tierra de la segunda esperanza"). En los albores de la Primera Guerra Mundial, la Argentina es la sexta potencia en el mundo. Y la opinión internacional polemiza sobre quién, de los Estados Unidos, Australia o la Argentina, dominará económicamente el siglo XX.
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El autor es director de Investigaciones del Consejo Nacional de Investigaciones (Francia).