La Legión Extranjera, un mito que se desvanece
El famoso cuerpo militar que pelea por Francia desde hace 175 años perdió protagonismo y relevanciaLa profesionalización de las fuerzas armadas le restó valor agregado
Los legionarios son minoría en las operaciones francesas en el exterior
El 25% proviene de América latina
AUBAGNE, Francia.- La mítica Legión Extranjera no es lo que solía ser. Los homicidas prófugos ya no son bienvenidos y los reclutas descontentos tienen un año para desistir de su propósito y abandonarla sin que se los considere desertores.
Actualmente, la fuerza de 175 años de historia que se hizo famosa combatiendo del lado de Francia en batallas libradas en el extranjero, en selvas y desiertos, afronta una cuestión más significativa. Ha desaparecido su función clave como una fuerza profesionalizada de despliegue rápido e incondicional en conflictos lejanos.
En campañas desde Argelia hasta Vietnam y desde Madagascar hasta México, los legionarios integraron el grueso de las fuerzas de combate francesas y unas 35.000 bajas, desde su creación. Incluso en Bosnia, hace diez años, por primera vez como fuerzas de paz de las Naciones Unidas (ONU), representaron un considerable porcentaje de las tropas francesas destinadas allí.
Pero en septiembre, cuando el gobierno francés aportó un contingente de 2000 efectivos militares a la fuerza de paz de la ONU en el Líbano, fueron incluidos en él sólo 200 integrantes del Cuerpo de Ingenieros de la Legión.
Para una fuerza de 7770 legionarios con una identidad esmeradamente forjada y sintetizada en su simbólica gorra blanca o quepis, ya no hay mucho para diferenciar a la Legión del resto del ejército francés. Cuatro años después de que Francia suprimiera el servicio militar obligatorio, los 250.000 efectivos de sus fuerzas armadas son también profesionales y voluntarios.
"[Los legionarios] son un anacronismo, los últimos vestigios de una tradición mercenaria medieval", afirmó el analista político Dominique Moïsi.
Paradójicamente, la decadencia asoma cuando Internet permitió abrir todo un nuevo mundo para alistarse a la Legión, que ya ostenta efectivos de 130 nacionalidades en sus filas. El sitio www.legion-recrute.com informa, en 13 idiomas, sobre la admisión.
El vocero de la Legión Extranjera, el teniente coronel Christian Rascle, insistió en que Francia, todavía dispuesta a imponer su presencia militar en el extranjero, seguirá necesitando a la Legión. "Políticamente, siempre convendrá enviar extranjeros y no soldados franceses a los lugares de conflicto", expresó.
A través de su historia, la Legión Extranjera en varias oportunidades debió soportar amenazas contra su existencia. En los años 60, el por entonces presidente francés, Charles de Gaulle, trató de desmantelar la Legión después de que varios regimientos se rebelaron contra su decisión de poner fin a la dominación francesa en Argelia.
"En ese momento, como ahora, los reclutas mayormente eran hombres que debieron abandonar sus respectivos países a causa de conflictos políticos, penurias económicas o la necesidad de comenzar una nueva vida", señaló Rascle. "Sabemos que muchos de nuestros muchachos no son precisamente ángeles, pero, a menos que sean criminales redomados, estamos dispuestos a darles una segunda, tercera o incluso una cuarta oportunidad", agregó el vocero.
Los aspirantes deben ser extranjeros, pero aproximadamente dos de cada cinco son ciudadanos franceses que se suman fingiendo ser ciudadanos de otros países de habla francesa, como Bélgica. Los extranjeros pueden solicitar la ciudadanía francesa después de cumplir su contrato de cinco años y el 80 por ciento de ellos lo hace.
La Legión siempre tuvo un aura de camaradería y brutalidad al estilo de "marchar o morir". Hace 100 años, dicen, castigaba a los desertores enterrándolos hasta el cuello en la arena y dejándolos a merced de los chacales.
La Legión Extranjera fue también llevada al plano romántico en la cultura popular, memorablemente en la clásica película de Hollywood Beau Geste , de 1939, y en la que el actor Gary Cooper peleaba contra beduinos del Sahara montados en camellos.
Los reclutas actuales no afrontan semejantes peligros, pero las pruebas de ingreso son aún tan rigurosas, que las pasa sólo uno de cada ocho aspirantes que llegan a esta arenosa localidad del sur de Francia. Las deserciones que históricamente abundaron en la Legión son hoy raras porque los reclutas tienen un año para reconsiderar su propósito y volver a la vida civil.
En otros aspectos, todas las reglamentaciones de la Legión Extranjera son ahora idénticas a las del ejército francés. Los castigos generalmente incluyen períodos en el calabozo y la suspensión de la paga.
Los reclutas tienden a llegar en oleadas. En los años 40 del siglo XX, eran alemanes; en los 50, húngaros; en los 80, reclutas de habla inglesa, y últimamente, individuos del este de Europa. Un 25 por ciento de la actual fuerza, en tanto, llegó desde América latina. En 2001, los efectivos provenientes de esta región llegaban al 15 por ciento.