IA-37P
Forista Sancionado o Expulsado
España aprobó la entrega de cuatro radares al país
Servirán para control de vuelos ilegales
Los vuelos ilegales cruzan de manera cotidiana la frontera norte. Con cargamentos de droga o cualquier otro contrabando, pequeñas avionetas parten especialmente desde Paraguay con destino al norte de Santa Fe, el centro de Santiago del Estero, el norte de Córdoba y, cuando se animan, continúan hacia la provincia de Buenos Aires.
Los radares móviles de la Fuerza Aérea pueden ver esos recorridos, pero no pueden operar las 24 horas. Y, ahora, esos puntos ciegos esperan ser cubiertos por radares fijos de tres dimensiones cedidos por España.
Dos serán establecidos el próximo año en Resistencia y en Posadas, los dos lugares en los que hoy están ubicados los radares móviles de tecnología de mediados de los años 70. Otro estará operativo en el centro de control de Merlo, en la provincia de Buenos Aires, y un cuarto radar quedará como respaldo de repuestos.
El modelo FPS 113 donado por España tiene un alcance de vigilancia superior a los 300 kilómetros. Los españoles los tenían en la costa del Mediterráneo como sistema de alerta temprana, donde fueron reemplazados por los radares Lanza, similares al prestado hace unos meses para controlar el tráfico aerocomercial en la región de Buenos Aires. Por más que los españoles los dieron de baja para obtener un mejor radar, estos modelos de los años 90 significan para la Argentina un salto tecnológico.
Fueron cedidos al precio simbólico de un euro cada uno, mientras que el costo en el mercado puede estimarse cercano a los 20 millones de dólares. Sólo se hicieron gastos de traslado y aduanas por 280.000 pesos para acceder a esos radares.
La gestión empezó a fines del año último, y el Ministerio de Defensa aprobó el proyecto en enero de 2007. Entonces, viajaron a España los técnicos de la Fuerza Aérea para capacitarse en la operación de esos radares. Los Estados Unidos dieron el permiso que se necesitaba para cerrar el convenio.
Aquellos que están al tanto de la operación de los radares móviles en la frontera norte aseguran que la actividad de control durante 24 horas será beneficiosa, especialmente para trazar las rutas de los vuelos ilegales. Es que los contrabandistas aéreos ya conocían que esos radares operaban en horarios reducidos. Dotaron así a sus avionetas con sistemas que avisan si un radar "ilumina" el blanco, y en caso de ser detectados optaban por regresar.
Con el apoyo de aviones de combate -en estos momentos, operan en Resistencia los Pucará-, se pudieron realizar algunos seguimientos para señalar las posibles pistas de aterrizaje en caminos de tierra.
Las investigaciones se apoyan en los datos suministrados por los radares y por las fuerzas de seguridad, como la Gendarmería, que realizan tareas de inteligencia sobre esas bandas. Pero el trabajo de los aviones de combate se limita a seguir los blancos y tomarles fotografías, porque no pueden disparar sobre avionetas civiles.
En el edificio Cóndor se comenta el caso de un Pucará, que se acercó en un vuelo rasante al campo donde había bajado la avioneta que perseguía, mientras que en tierra empezaban a cruzarse camionetas para impedir el posible aterrizaje. Con los nuevos radares se espera detectar con más precisión el volumen de vuelos ilegales y sus rutas en el país.
Fuente.
Servirán para control de vuelos ilegales
Los vuelos ilegales cruzan de manera cotidiana la frontera norte. Con cargamentos de droga o cualquier otro contrabando, pequeñas avionetas parten especialmente desde Paraguay con destino al norte de Santa Fe, el centro de Santiago del Estero, el norte de Córdoba y, cuando se animan, continúan hacia la provincia de Buenos Aires.
Los radares móviles de la Fuerza Aérea pueden ver esos recorridos, pero no pueden operar las 24 horas. Y, ahora, esos puntos ciegos esperan ser cubiertos por radares fijos de tres dimensiones cedidos por España.
Dos serán establecidos el próximo año en Resistencia y en Posadas, los dos lugares en los que hoy están ubicados los radares móviles de tecnología de mediados de los años 70. Otro estará operativo en el centro de control de Merlo, en la provincia de Buenos Aires, y un cuarto radar quedará como respaldo de repuestos.
El modelo FPS 113 donado por España tiene un alcance de vigilancia superior a los 300 kilómetros. Los españoles los tenían en la costa del Mediterráneo como sistema de alerta temprana, donde fueron reemplazados por los radares Lanza, similares al prestado hace unos meses para controlar el tráfico aerocomercial en la región de Buenos Aires. Por más que los españoles los dieron de baja para obtener un mejor radar, estos modelos de los años 90 significan para la Argentina un salto tecnológico.
Fueron cedidos al precio simbólico de un euro cada uno, mientras que el costo en el mercado puede estimarse cercano a los 20 millones de dólares. Sólo se hicieron gastos de traslado y aduanas por 280.000 pesos para acceder a esos radares.
La gestión empezó a fines del año último, y el Ministerio de Defensa aprobó el proyecto en enero de 2007. Entonces, viajaron a España los técnicos de la Fuerza Aérea para capacitarse en la operación de esos radares. Los Estados Unidos dieron el permiso que se necesitaba para cerrar el convenio.
Aquellos que están al tanto de la operación de los radares móviles en la frontera norte aseguran que la actividad de control durante 24 horas será beneficiosa, especialmente para trazar las rutas de los vuelos ilegales. Es que los contrabandistas aéreos ya conocían que esos radares operaban en horarios reducidos. Dotaron así a sus avionetas con sistemas que avisan si un radar "ilumina" el blanco, y en caso de ser detectados optaban por regresar.
Con el apoyo de aviones de combate -en estos momentos, operan en Resistencia los Pucará-, se pudieron realizar algunos seguimientos para señalar las posibles pistas de aterrizaje en caminos de tierra.
Las investigaciones se apoyan en los datos suministrados por los radares y por las fuerzas de seguridad, como la Gendarmería, que realizan tareas de inteligencia sobre esas bandas. Pero el trabajo de los aviones de combate se limita a seguir los blancos y tomarles fotografías, porque no pueden disparar sobre avionetas civiles.
En el edificio Cóndor se comenta el caso de un Pucará, que se acercó en un vuelo rasante al campo donde había bajado la avioneta que perseguía, mientras que en tierra empezaban a cruzarse camionetas para impedir el posible aterrizaje. Con los nuevos radares se espera detectar con más precisión el volumen de vuelos ilegales y sus rutas en el país.
Fuente.