Contado por sus protagonistas ( De Clarin.com)
Los entretelones de la misión argentina que evacuó al primer ministro libanés
El vicecomodoro Fernando Simo trasladó al funcionario en helicóptero desde Beirut hasta Chipre, en un operativo que duró más de 10 horas. En una charla con Clarín.com, contó sus sensaciones durante esa peligrosa experiencia en el cielo de un país en guerra.
El Mundo
Mariano Zucchi. De la Redacción de Clarín.com
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Eran las 4 de la mañana cuando el vicecomodoro Fernando Augusto Simo, jefe del escuadrón aéreo argentino de los Cascos Azules en Chipre, recibió luz verde para realizar una de las operaciones más peligrosas de toda su carrera: trasladar en helicóptero al primer ministro del Líbano, Fouad Siniora, y a parte de su gabinete desde Beirut hasta la isla. "Estábamos a punto de irnos a dormir, cuando desde Argentina dieron la orden para poner en marcha el plan de evacuación pedido por la ONU", relató el comandante a Clarín.com sobre la evacuación de Siniora, personaje clave en la guerra de Oriente Medio.
Cuando el reloj marcó las 11.30 el comandante, junto a su tripulación integrada por el capitán Adrián Longo y el suboficial Gustavo Rivarola, encendió las dos turbinas del helicóptero Bell 212 en la base aérea de Nicosia, capital de Chipre. El operativo estaba en marcha y nada debía quedar librado al azar. "Hicimos una exhaustiva planificación que nos permitió estar tranquilos porque sabíamos que además del plan A, también teníamos un plan B, otro C y unos cuantos más en la manga", afirmó.
Desde Nicosia viajaron primero al aeropuerto internacional de Lárnaca, que queda al este de la isla de Chipre, a unos veinte minutos de vuelo. "Allí esperé documentación oficial, la autorización de mis superiores y la indicación del lugar donde debía aterrizar en Beirut, algo que hasta ese momento nadie sabía".
Una de las mayores precauciones que tomó antes de despegar fue aprovisionarse con cuatro enormes tambores de combustible de 200 litros cada uno. "Por las características de esta operación, tenía que ser totalmente independiente desde el punto de vista logístico, por lo que llevamos nuestro propio combustible para asegurar la maniobra y poder regresar felizmente", contó el piloto.
Cuatro horas después abandonaron Lárnaca hacia Beirut para realizar la peligrosa ruta de vuelo. "Teníamos que atravesar cerca de 200 kilómetros sobre el mar, con todos los riesgos que uno se puede llegar a imaginar. No sabíamos de dónde podía venir algún tipo de hostilidad", comentó sobre el temor de convertirse en blanco de ataques de Israel o de la guerrilla islámica Hezbollah. Una vez dentro del territorio libanés, aterrizaron en el puerto de Beirut, a unos siete kilómetros del aeropuerto internacional de Rafic Hariri, cerrado a la navegación aérea .
Ni bien tocó tierra, los agentes de seguridad del premier libanés rodearon el helicóptero. "Era como en las películas, estaban todos vestidos con traje negro y corrían de un lado a otro con auriculares, junto a otros policías y militares que custodiaban la zona", relató. Mientras tanto, Simo y su tripulación comenzaron a traspasar con una bomba manual los más de 800 litros de combustibles a los tanques principales del helicóptero. "Mientras hacíamos esa tarea comenzó un bombardeo sobre la ciudad. Cuando ves caer un misil, el hongo de humo que se eleva y la onda expansiva retumba en tu cuerpo. Realmente tuve temor por lo que podía ocurrir", confesó.
"Ante el terrible panorama, aceleramos el bombeo de combustible para arrancar la aeronave lo antes posible. Puse en marcha los motores y le hice señas a un oficial libanés para que suban al primer ministro, a otros cuatro funcionarios y su custodia". Mientras continuaba el estruendo de las bombas, el helicóptero de la Fuerza Aérea Argentina tomaba altura y salía de Beirut. ¿Qué pasó en el viaje de regreso? Simo explicó que "había un cierto aire solemne y, por sobre todo, las caras eran de mucha seriedad. Digamos que no eran momentos para hacer bromas ni mucho menos".
Nadie decía una palabra. Sólo se acomodaban los chalecos salvavidas que vestían por seguridad. "Acá estamos en épocas de verano y la deshidratación por las altas temperaturas es un problema. Cuando salimos de la parte más peligrosa, ofrecí botellas de agua para tratar de distender un poco la situación. No era un catering de lujo, era simplemente agua, pero el agradecimiento del premier fue enorme", comentó Simo. Y agregó que no volvió por la misma ruta aérea que hizo de ida, debido a que existía un alerta sobre dos oleadas de bombardeos en la zona.
A las 19, la aeronave aterrizó en Lárnaca, tras un vuelo de casi dos horas. "La alegría fue enorme. El premier me dio un caluroso abrazo y me agradeció con un 'muchas gracias' en inglés. Fue una experiencia inolvidable, una tarea que llena de satisfacción", dijo emocionado, antes de ir a reunirse con su familia a compartir su experiencia y esta fama inesperada y pasajera.
SIN PALABRAS..........
http://www.clarin.com/diario/2006/07/26/um/m-01240820.htm