La izquierda no existe, no tiene esa capacidad de "extorsión". No tienen ni guita ni los votos, aunque sí capacidad de movilización (limitada). De hecho, se terminan c.agando a palos con los kirchneristas. Los troskos son utopistas y bastante boludones a veces. Pero no tienen capacidad de daño real.
Gran parte del kirchnerismo (a nivel ex funcionarios y empresarios) es otro bicho, ahí sí hablemos de mafias, de kioscos que no quieren caer, de cinismo, etc.. mucho que ver con la "naturaleza" del Estado argentino del cual se colgaron los últimos 15 años.
La izquierda y el kirchnerismo sólo coinciden en ser del "club del helicóptero", pero por razones totalmente distintas. El kirchnerismo para no ser fagocitado por la historia, y la izquierda porque quieren abolir el sistema. También eran del club del helicóptero con Cristina, sólo que "la veían más difícil". Lo que es irónico de CFK es que, en mi opinión, ella prefería a Macri que a Scioli, y que el helicóptero o el país en ruinas después de 4 años era lo que le convenía para resurgir. Pienso que le salió mal.
Y después tenés a los que están Gobernando, que con justificación a veces, y otras no, buscan construir una "nueva hegemonía". Que tampoco son bebés de pecho, sólo que antes estaban del otro lado del mostrador.
Después tenes estos conflictos, con los mapuches en este caso, que se usan y abusan de ambos lados. Que en realidad hay varias agrupaciones, y las extremistas como RAM son bastante marginales. No hace ni falta entrar en la "historia oficial", que si Tehuelches, que si Mapuches. Que quede claro: Jones Huala y RAM son delirantes, tanto porque su reclamo independentista es materialmente imposible de realizarse así como en última instancia sería una tremenda injusticia para los patagónicos (que una minoría imponga un estado étnico anacrónico). Pero después tenés otros reclamos que si deberían ser escuchados y tienen sustento.
Esto lo cruzás con las FFSS. Con su propia cultura organizacional (de las que la Gendarmería es de las menos peores), con sus individuos y con su acción en el terreno que bien puede irse de las manos.
Y último esta Maldonado: el hippie, quizás un perejil, pero un pobre tipo que después de un desalojo violento (legal, que se volvería ilegal con la desaparición), no aparece. Y se vuelve carne para los buitres, del gobierno y la oposición. La gente en la plaza, es un reflejo social ante un hecho sospechado del que no se quiere saber más...