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Colaborador
Mis estimados camaradas foristas:
Me he tomado el atrevimiento de iniciar mi primer Discusión en el Foro, con esta entrevista al entonces Tte 1ro Carlos Esteban, la cual hallé "husmeando" en unas viejas revistas "Gente" de la época del conflicto. La misma la transcribí textualmente, sin omisiones ni adiciones, y a pesar de su extensión, creo que vale la pena detenerse a leerla. Pido por favor a los Sres Moderadores que, de ya existir un trhead similar, anexen el presente al mismo.
LOS NUEVOS HEROES DE MAYO
TENIENTE PRIMERO CARLOS DANIEL ESTEBAN
EL TIENE SU LUGAR EN LA HISTORIA
(Trascripción textual del reportaje brindado a la Revista Gente Nro 882 – 17 de Junio de 1982)
Tiene 27 años y hace ocho que egresó del Colegio Militar. El teniente 1º Carlos Daniel Esteban, jefe de la compañía que enfrentó con 115 hombres el desembarco inglés en la Bahía de San Carlos, relata como fueron los combates en San Carlos, Pradera del Ganso (Goose Green) y Darwin. El y sus hombres fueron tomados prisioneros precisamente en Puerto Darwin, pero sólo después de haber cumplido con su misión. Una historia de valor y coraje que el tiempo no debe borrar.
- Nosotros nos embarcamos para reconquistar las Islas Malvinas el 27 de marzo. La operación fue bastante simple puesto que los efectivos que desembarcaron eran muy grandes. Nosotros participamos en el asalto y algunas secciones, como reserva. Una vez que termina y el enemigo es reducido en Stanley, recibo la orden de consolidar un punto de apoyo entre la localidad de Pradera del Ganso (Goose Green) y Darwin.
_ ¿Con cuánto tiempo de anticipación les avisaron a ustedes de este operativo?
- A nosotros nos avisaron con 48 horas de anticipación. Recibimos la orden del jefe de regimiento para un alistamiento en 24 horas y tuvimos 24 horas más para iniciar la operación.
_ ¿Cuántos eran ustedes?
- Bueno, mi gente integraba una compañía de asalto con tres secciones de tiradores que en total integraban 115 hombres.
_ ¿Cómo se desarrollaron las acciones?
- Bueno, en un primer momento, una vez reducido el enemigo que se encontraba en la isla, se pasó a reconquistar y a reconocer el terreno que nosotros teníamos. Primero vino una integración con la población de Darwin a medida que se iba trabajando en la defensa y en la fortificación del lugar en espera de un posible desembarco inglés. En ese lugar estuvimos unos 25 días aproximadamente.
_ A continuación, ¿cuál fue su misión?
- En Puerto San Carlos, una localidad chica con un puerto de aguas profundas en el norte del canal San Carlos, teníamos una misión muy clara por el reducido número que veníamos: teníamos que dar el “alerta temprana” ante un desembarco, teníamos que tratar de inflingirles algunas pérdidas al enemigo, si desembarcaban. Y por sobre todo, ejercer un pequeño control sobre el canal San Carlos para evitar todo tipo de movimiento por ellos.
_ ¿Ustedes suponían que San Carlos podía convertirse en una cabeza de playa en ese momento? ¿Eso estaba en los cálculos?
- Sí, podía haber un desembarco, pero no teníamos la total seguridad.
_ ¿Cómo siguieron los acontecimientos después?
- Nosotros ya teníamos una semana en San Carlos y la relación con la población en ese momento era un poco más dura porque, quizá, era una población más chica y porque además era una localidad privada. Así pasamos una semana prácticamente sin novedad; solamente con algunos helicópteros enemigos que sobrevolaban. Hasta que llega el día 21 de Mayo.
A la madrugada, sentimos un poderoso fuego naval en una zona que no podíamos detectar con exactitud dónde era…
_ ¿Hasta ese día, cómo era el ánimo de su gente, había tensión, nervios…?
- No. Si bien estábamos solos y alejados de nuestras primeras líneas o de las fortificaciones más importantes argentinas, noté una tranquilidad absoluta en mi gente, y sobre todo entendían la responsabilidad que teníamos porque ejercíamos el control de la entrada del canal por el Norte. Bueno, luego de eso, luego de sentir el fuego naval que duró dos o tres horas (que evidentemente fue a cualquier lado de la isla porque nosotros teníamos comunicación con todas las fortificaciones argentinas y ninguna estaba recibiendo fuego naval), tratamos de ver, pero la noche era muy oscura y recién conseguimos obtener datos del enemigo cuando se hicieron las primeras luces (allá amanece muy tarde, aproximadamente a las ocho y media). Ahí vimos la presencia (en la entrada del canal) de un buque blanco y muy grande. Aparentemente, por lo que yo había visto en fotografías, podría ser el Canberra o un buque muy similar. Y a ese buque lo rodeaban un conjunto de fragatas. A esta información no la obtengo en un primer momento por mi conocimiento directo, sino porque tenía hombres “elevados” que bajaron y me dijeron lo que estaban viendo. Subo a la “altura Norte” y con un elemento óptico observo que era exacta la información: un buque grande blanco, del que se desprendían lanchones de desembarco. Los helicópteros lo sobrevolaban y había unas cinco o seis fragatas (había mucha bruma, por eso no podíamos distinguir bien la última fragata tipo 42 ó 22) que lo estaban custodiando. Además un buque pequeño rojo en el cual se montaban tropas y salía en dirección al establecimiento San Carlos, que es una pequeña localidad que se encuentra a unos dos kilómetros de Puerto San Carlos. Ese era el momento justo para cumplir nuestra misión. O sea que había que proporcionar la “alerta temprana” a los comandos superiores de un desembarco del enemigo, que era indudable. Entonces bajé hasta la radio y me comuniqué con mi comando superior que estaba en Puerto Argentino. Informé lo que estaba pasando y el lugar exacto del desembarco para que pudiesen actuar otras fuerzas. Ahí les relaté la presencia del buque grande y blanco, todas las fragatas, los lanchones de desembarco y el gran movimiento de helicópteros en la zona, estableciéndoles que la dirección principal de desembarco era el establecimiento San Carlos. Estaba terminando de relatar esto a mi comando y llega el observador adelantado del sector Sur. Me dice que ya la infantería estaba avanzando hasta Puerto San Carlos y que la teníamos aproximadamente a 1.200 metros. Avisé de esto a mi comando superior. Les dije el tipo de uniforme que portaban, para que pudieran distinguir la tropa que habían desembarcado y le impartí la orden al subteniente Vázquez, que era el que me seguía en la cadena de mando, para que organizara las columnas de soldados para tomar la altura norte de la localidad de Puerto San Carlos, puesto que si no el enemigo nos iba a emboscar en el bajo de San Carlos.
_ ¿Cuál era la relación entre ustedes y ellos?
- Bueno, la relación era gigante. Es imposible hacerla porque estaba la mas del desembarco. Ahora bien, hacia nosotros venían avanzando unos 250 infantes de marina que creo eran paracaidistas por sus boinas rojas. Pero muchos más avanzaban hasta el establecimiento San Carlos y el desembarco seguía normalmente. O sea que seguían viniendo más lanchones y más helicópteros con soldados. Entonces le avisé a mi comando superior que yo cortaba las comunicaciones. Yo tenía una radio fija que no podía transportar porque la fuente de alimentación era un motor a explosión. Entonces lo único que hicimos fue romper los elementos que podían ser útiles a la inteligencia enemiga. Pasamos a tomar posiciones en la altura norte, en la que había una columna a cargo del subteniente Vázquez y otra columna a cargo mío con frente al enemigo.
_ ¿Qué pasa en ese momento?
- En ese momento se produce, al parecer, una descoordinación entre la infantería y los helicópteros enemigos porque primero llegan los helicópteros por la retaguardia antes que la infantería nos aferre por el frente. Entonces ordenamos a las fracciones abrir fuego sobre el primer helicóptero que aparece por la retaguardia. Es un helicóptero tipo Sea King que podía venir con unos quince hombres y que además transportaba municiones. El helicóptero /ante el fuego de la fuerza argentina, con mucha munición trazante) no deja la carga, sale humeando y se retira hacia la zona de los barcos.
Luego de eso, la infantería al ver el fuego sobre el primer helicóptero se aplasta en el terreno y empieza a efectuar su fuego de morteros. El primer fuego de mortero lo recibimos con explosivos tipo “fósforo”; lo recibimos a unos doscientos metros a la derecha del último hombre nuestro. Quiere decir que en uno o dos disparos más ya podían caer con precisión sobre el blanco. Entonces efectúo un cambio de posición para las dos fracciones de aproximadamente unos trescientos metros hacia el este. No habríamos estado unos treinta, cuarenta segundos sobre la nueva posición, que ya aparece un helicóptero de ataque, un helicóptero tipo Gazelle que tenía misiles y una ametralladora; aparece aparentemente para registrar el fuego naval, o sea para poder dirigir el fuego naval o el fuego de morteros sobre nosotros. Ese helicóptero aparece sobre nuestra retaguardia, pero el cambio de posición lo desorientó y queda colocado frente a nuestras posiciones. Entonces se ordena fuego de fusileros sobre el helicóptero y vemos que éste se precipita rápidamente a las aguas del río San Carlos. Vemos que uno de los pilotos está muerto y que hay más cuerpos flotando y otro de los pilotos nada hasta una boya y uno de los kelpers que estaba mirando el combate, automáticamente toma una lancha y sale a socorrerlo. Vemos también que un grupo de kelpers, unos diez o doce, nos abucheaban desde el fondo de Puerto San Carlos e indicaban con sus brazos las posiciones de nuestros hombres al ejército enemigo que estaba atacando con fuego de morteros.
_ ¿Ustedes habían requisado las casas de los kelpers en San Carlos cuando llegaron?
- No, requisa no hicimos. Se efectuó un estricto control de que no existiese armamento de guerra, de calibre grande. Porque la población de esos lugares vive mucho de la caza del ganso, de pequeñas aves, entonces todos, en general, tiene calibre 22.
_ ¿Cómo actuó usted ante la ayuda de los kelpers al enemigo?
- Por supuesto, lo consideré totalmente lógico y nosotros no tomamos ninguna medida contra ellos. Procedimos a hacer inmediatamente otro cambio de posiciones y ya el comandante enemigo había ordenado la presencia de un nuevo helicóptero Gazelle sobre la retaguardia nuestra para poder dirigir el fuego naval. El helicóptero fue unos quinientos metro a retaguardia de la primera posición donde cayó el primer helicóptero.
Entonces, nuevamente vuelve a quedar sobre nosotros, que habíamos hecho un círculo de 360 grados. Fue atacado y el helicóptero cayó con toda su tripulación muerta en el centro de nuestras posiciones.
_ ¿La situación estaba controlada?
- No, no… controlada ante un desembarco de esa magnitud, no.
_ Por lo menos ante los primeros ataques.
- Eso sí. Yo puedo decir que tuve control de mi situación. Muy crítica, porque estábamos rodeados. Teníamos la infantería al frente, los helicópteros que aparecían por retaguardia y el fuego naval de frente. Ellos quizá se confiaron y no tomaron las alturas y las pude tomar yo antes. Yo tenía la gran ventaja de manejar las mejores alturas y tenía la posibilidad de tener un campo total de combate. Veía con mucha anticipación la aparición de los helicópteros. Y si no las veía yo, las veía mi gente que actuaba por motu propio. Hacemos el último cambio de posición antes de desprendernos del enemigo a unos trescientos o cuatrocientos continuando por la orilla del río San Carlos, porque yo pensé que las lanchas iban a continuar para entrar por detrás del Puerto San Carlos. Pero no fue así. Las lanchas quedaron adelante y volvió aparecer otro helicóptero Gazelle; el último de ese batallón porque los batallones atacan con tres helicópteros misilísticos y ese helicóptero ya vino abriendo el fuego de ametralladoras. Ese fuego de ametralladoras nos rompió un cañón sin retroceso que nosotros teníamos. Automáticamente le volvimos a abrir fuego con todas las ametralladoras y con nuestras armas automáticas; el helicóptero no cae de inmediato, pero lo vemos caer detrás de una colina y frente a nuestras posiciones se retiró totalmente humeando y faltándole pedazos. La infantería no nos siguió en ningún momento; se aplastó en el terreno y nos buscaba solamente con fuego de morteros. Convencido que la situación era crítica y la misión estaba cumplida, pasé a ocupar una posición a mil quinientos metros a retaguardia en una hondonada donde esperé unas tres horas y media la llegada de una fracción que yo tenía como observadores adelantados en el norte del estrecho. Esa fracción no me llegó en ese lapso. Durante las primeras horas vimos, aproximadamente a las 9.30. 9.40, que se produce el ataque de la Fuerza Aérea sobre el desembarco enemigo con varios empleos de los aviones A4B y A4C que atacaron. Viendo ya que con mis fuerzas ya no tenía nada que hacer, dada la cabeza de playa que se estaba montando, decidí emprender el repliegue.
_ ¿Se retira con su objetivo cumplido?
- Si, totalmente.
_ ¿Es cierto que se retiran debido a la escasez de municiones?
- Bueno, escasez de munición… yo diría que muy relativa. Nosotros teníamos la dotación de un soldado combatiente, que son, para dos días, ciento cuarenta cartuchos; habíamos bajado cuatro helicópteros (tres con seguridad y a uno lo inutilizamos) y habíamos gastado aproximadamente un cargador por helicóptero, además de efectuar otros disparos hacia la infantería. Entonces nos quedaba munición suficiente para defendernos de un ataque de la infantería, pero no para seguir provocando daños al enemigo o para defendernos en un posterior repliegue. Pasadas esas tres horas, a “Gato”, que era un hombre que yo tenía colocado en el frente (que no llegó y que desconozco todavía su situación), e iniciamos el repliegue hacia Puerto Argentino, puesto que yo consideré el lugar más seguro para llegar con mis fuerzas y, a su vez, para luego unirme a mis otras fracciones que habían quedado en Pradera del Ganso (Goose Green) y Darwin. Porque evidentemente, si yo ahí me desplazaba hacia Darwin – Pradera del Ganso (Goose Green) me iba a encontrar en un flanco del enemigo y además tenía el obstáculo de cruzar el río San Carlos. En cambio, yendo por la margen derecha del río San Carlos, yo podía llegar en 3 ó 4 días de marcha a Puerto Argentino con una seguridad táctica considerable, puesto que era probable por el tipo de ataque que había recibido, el enemigo iba a tardar varios días en reorganizarse y no creía que intentaría una resolución sobre nosotros.
Caminamos día y noche hasta una localidad que se encuentra a unos 40 kilómetros de Puerto San Carlos. Ahí conseguí una radio y me comuniqué con mi comando superior, con el que había perdido todo contacto en esas 76 horas, e informé que nuestra situación era buena, física y material, ya que sólo habíamos perdido un cañón sin retroceso. Me informan que debo iniciar la marcha a pié hacia Puerto Argentino, y que en el camino me iba a encontrar con helicópteros nuestros, que cuando los desocupasen de otra operación nos iban a buscar. Bien, Cuando estábamos estudiando el camino para regresar a Puerto Argentino recibimos cuatro helicópteros que enviaron nuestros comandos. Nos embarcamos y fuimos a Puerto Argentino. En Puerto Argentino tuvimos casi un día y medio de descanso, donde la tropa fue provista de un nuevo equipo para acampar, completamos nuestras cargas de municiones y nuevamente le pedí a mi comando la posibilidad de ser trasladado al lugar donde yo había dejado dos secciones, que era la zona de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green) y ya teníamos informaciones que el enemigo estaba avanzando hacia esa zona.
El 28 de mayo, aproximadamente a las nueve y media de la mañana, en helicóptero, vamos a la zona de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green), donde se estaban entablando duros combates con el enemigo que ya avanzaba con todas sus fuerzas para conquistar la zona de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green). Cuando llego al lugar, recibo la orden de hacerme cargo de mis fracciones que ya estaban empeñadas en combate. Vi la situación. El enemigo avanzaba realmente con mucha fuerza y hubo que organizar posiciones.
_ ¿Cuánta gente tenía a su mando en ese momento?
- Bueno, en ese momento tenía aproximadamente unos 85 hombres, entre las tres secciones, puesto que una ya estaba muy diezmada porque había tenido duros combates con el enemigo. Podemos consolidar con un duro encuentro con el enemigo que ya estaba muy cerca de las inmediaciones de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green). Luego, la otra sección consolida una altura y prácticamente recuperamos el sector perdido en la margen norte de la localidad de Pradera del Ganso (Goose Green).
Las horas fueron pasando y el comando superior que teníamos en Pradera del Ganso (Goose Green) dijo que la misión estaba cumplida, o sea que se había podido atraer la masa del ejército inglés hacia la localidad de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green), permitiendo a la defensa de Puerto Argentino que se reorganizara para hacer frente a la masa del ejército enemigo. En ese momento recibimos la orden de alto el fuego y se produce una parlamentación entre el comandante nuestro y el comandante enemigo.
_ ¿Cuántas bajas tiene usted, entre muertos y heridos?
- Entre muertos y heridos, tengo aproximadamente unos sesenta hombres.
_ ¿De un total de cuántos?
- Sobre un total de ciento quince hombres.
_ ¿Tenía sentido seguir defendiendo el aeropuerto de Pradera del Ganso (Goose Green)?
- Defender ese aeropuerto no tenía ningún sentido. La pista estaba destruida. En ese aeropuerto se hacía el mantenimiento y había tres pucará de señuelo, que ya habían sido destruidos por un bombardeo enemigo. Defender el aeropuerto era un objetivo sin sentido, porque como le decía estaba ya destruido e inoperable. Y así fue entonces que nos entregamos. Nuestra misión fue cumplida en todos sus puntos. A pesar de la rendición, el objetivo que se nos había asignado se cumplió al pie de la letra.
Espero que la nota haya sido de vuestro agrado. En lo personal, me parece que quien efectúa las preguntas (no está identificado en la revista), por la terminología utilizada, lucía en esos momentos uniforme verde oliva...
Mis más cordiales saludos
Me he tomado el atrevimiento de iniciar mi primer Discusión en el Foro, con esta entrevista al entonces Tte 1ro Carlos Esteban, la cual hallé "husmeando" en unas viejas revistas "Gente" de la época del conflicto. La misma la transcribí textualmente, sin omisiones ni adiciones, y a pesar de su extensión, creo que vale la pena detenerse a leerla. Pido por favor a los Sres Moderadores que, de ya existir un trhead similar, anexen el presente al mismo.
LOS NUEVOS HEROES DE MAYO
TENIENTE PRIMERO CARLOS DANIEL ESTEBAN
EL TIENE SU LUGAR EN LA HISTORIA
(Trascripción textual del reportaje brindado a la Revista Gente Nro 882 – 17 de Junio de 1982)
Tiene 27 años y hace ocho que egresó del Colegio Militar. El teniente 1º Carlos Daniel Esteban, jefe de la compañía que enfrentó con 115 hombres el desembarco inglés en la Bahía de San Carlos, relata como fueron los combates en San Carlos, Pradera del Ganso (Goose Green) y Darwin. El y sus hombres fueron tomados prisioneros precisamente en Puerto Darwin, pero sólo después de haber cumplido con su misión. Una historia de valor y coraje que el tiempo no debe borrar.
- Nosotros nos embarcamos para reconquistar las Islas Malvinas el 27 de marzo. La operación fue bastante simple puesto que los efectivos que desembarcaron eran muy grandes. Nosotros participamos en el asalto y algunas secciones, como reserva. Una vez que termina y el enemigo es reducido en Stanley, recibo la orden de consolidar un punto de apoyo entre la localidad de Pradera del Ganso (Goose Green) y Darwin.
_ ¿Con cuánto tiempo de anticipación les avisaron a ustedes de este operativo?
- A nosotros nos avisaron con 48 horas de anticipación. Recibimos la orden del jefe de regimiento para un alistamiento en 24 horas y tuvimos 24 horas más para iniciar la operación.
_ ¿Cuántos eran ustedes?
- Bueno, mi gente integraba una compañía de asalto con tres secciones de tiradores que en total integraban 115 hombres.
_ ¿Cómo se desarrollaron las acciones?
- Bueno, en un primer momento, una vez reducido el enemigo que se encontraba en la isla, se pasó a reconquistar y a reconocer el terreno que nosotros teníamos. Primero vino una integración con la población de Darwin a medida que se iba trabajando en la defensa y en la fortificación del lugar en espera de un posible desembarco inglés. En ese lugar estuvimos unos 25 días aproximadamente.
_ A continuación, ¿cuál fue su misión?
- En Puerto San Carlos, una localidad chica con un puerto de aguas profundas en el norte del canal San Carlos, teníamos una misión muy clara por el reducido número que veníamos: teníamos que dar el “alerta temprana” ante un desembarco, teníamos que tratar de inflingirles algunas pérdidas al enemigo, si desembarcaban. Y por sobre todo, ejercer un pequeño control sobre el canal San Carlos para evitar todo tipo de movimiento por ellos.
_ ¿Ustedes suponían que San Carlos podía convertirse en una cabeza de playa en ese momento? ¿Eso estaba en los cálculos?
- Sí, podía haber un desembarco, pero no teníamos la total seguridad.
_ ¿Cómo siguieron los acontecimientos después?
- Nosotros ya teníamos una semana en San Carlos y la relación con la población en ese momento era un poco más dura porque, quizá, era una población más chica y porque además era una localidad privada. Así pasamos una semana prácticamente sin novedad; solamente con algunos helicópteros enemigos que sobrevolaban. Hasta que llega el día 21 de Mayo.
A la madrugada, sentimos un poderoso fuego naval en una zona que no podíamos detectar con exactitud dónde era…
_ ¿Hasta ese día, cómo era el ánimo de su gente, había tensión, nervios…?
- No. Si bien estábamos solos y alejados de nuestras primeras líneas o de las fortificaciones más importantes argentinas, noté una tranquilidad absoluta en mi gente, y sobre todo entendían la responsabilidad que teníamos porque ejercíamos el control de la entrada del canal por el Norte. Bueno, luego de eso, luego de sentir el fuego naval que duró dos o tres horas (que evidentemente fue a cualquier lado de la isla porque nosotros teníamos comunicación con todas las fortificaciones argentinas y ninguna estaba recibiendo fuego naval), tratamos de ver, pero la noche era muy oscura y recién conseguimos obtener datos del enemigo cuando se hicieron las primeras luces (allá amanece muy tarde, aproximadamente a las ocho y media). Ahí vimos la presencia (en la entrada del canal) de un buque blanco y muy grande. Aparentemente, por lo que yo había visto en fotografías, podría ser el Canberra o un buque muy similar. Y a ese buque lo rodeaban un conjunto de fragatas. A esta información no la obtengo en un primer momento por mi conocimiento directo, sino porque tenía hombres “elevados” que bajaron y me dijeron lo que estaban viendo. Subo a la “altura Norte” y con un elemento óptico observo que era exacta la información: un buque grande blanco, del que se desprendían lanchones de desembarco. Los helicópteros lo sobrevolaban y había unas cinco o seis fragatas (había mucha bruma, por eso no podíamos distinguir bien la última fragata tipo 42 ó 22) que lo estaban custodiando. Además un buque pequeño rojo en el cual se montaban tropas y salía en dirección al establecimiento San Carlos, que es una pequeña localidad que se encuentra a unos dos kilómetros de Puerto San Carlos. Ese era el momento justo para cumplir nuestra misión. O sea que había que proporcionar la “alerta temprana” a los comandos superiores de un desembarco del enemigo, que era indudable. Entonces bajé hasta la radio y me comuniqué con mi comando superior que estaba en Puerto Argentino. Informé lo que estaba pasando y el lugar exacto del desembarco para que pudiesen actuar otras fuerzas. Ahí les relaté la presencia del buque grande y blanco, todas las fragatas, los lanchones de desembarco y el gran movimiento de helicópteros en la zona, estableciéndoles que la dirección principal de desembarco era el establecimiento San Carlos. Estaba terminando de relatar esto a mi comando y llega el observador adelantado del sector Sur. Me dice que ya la infantería estaba avanzando hasta Puerto San Carlos y que la teníamos aproximadamente a 1.200 metros. Avisé de esto a mi comando superior. Les dije el tipo de uniforme que portaban, para que pudieran distinguir la tropa que habían desembarcado y le impartí la orden al subteniente Vázquez, que era el que me seguía en la cadena de mando, para que organizara las columnas de soldados para tomar la altura norte de la localidad de Puerto San Carlos, puesto que si no el enemigo nos iba a emboscar en el bajo de San Carlos.
_ ¿Cuál era la relación entre ustedes y ellos?
- Bueno, la relación era gigante. Es imposible hacerla porque estaba la mas del desembarco. Ahora bien, hacia nosotros venían avanzando unos 250 infantes de marina que creo eran paracaidistas por sus boinas rojas. Pero muchos más avanzaban hasta el establecimiento San Carlos y el desembarco seguía normalmente. O sea que seguían viniendo más lanchones y más helicópteros con soldados. Entonces le avisé a mi comando superior que yo cortaba las comunicaciones. Yo tenía una radio fija que no podía transportar porque la fuente de alimentación era un motor a explosión. Entonces lo único que hicimos fue romper los elementos que podían ser útiles a la inteligencia enemiga. Pasamos a tomar posiciones en la altura norte, en la que había una columna a cargo del subteniente Vázquez y otra columna a cargo mío con frente al enemigo.
_ ¿Qué pasa en ese momento?
- En ese momento se produce, al parecer, una descoordinación entre la infantería y los helicópteros enemigos porque primero llegan los helicópteros por la retaguardia antes que la infantería nos aferre por el frente. Entonces ordenamos a las fracciones abrir fuego sobre el primer helicóptero que aparece por la retaguardia. Es un helicóptero tipo Sea King que podía venir con unos quince hombres y que además transportaba municiones. El helicóptero /ante el fuego de la fuerza argentina, con mucha munición trazante) no deja la carga, sale humeando y se retira hacia la zona de los barcos.
Luego de eso, la infantería al ver el fuego sobre el primer helicóptero se aplasta en el terreno y empieza a efectuar su fuego de morteros. El primer fuego de mortero lo recibimos con explosivos tipo “fósforo”; lo recibimos a unos doscientos metros a la derecha del último hombre nuestro. Quiere decir que en uno o dos disparos más ya podían caer con precisión sobre el blanco. Entonces efectúo un cambio de posición para las dos fracciones de aproximadamente unos trescientos metros hacia el este. No habríamos estado unos treinta, cuarenta segundos sobre la nueva posición, que ya aparece un helicóptero de ataque, un helicóptero tipo Gazelle que tenía misiles y una ametralladora; aparece aparentemente para registrar el fuego naval, o sea para poder dirigir el fuego naval o el fuego de morteros sobre nosotros. Ese helicóptero aparece sobre nuestra retaguardia, pero el cambio de posición lo desorientó y queda colocado frente a nuestras posiciones. Entonces se ordena fuego de fusileros sobre el helicóptero y vemos que éste se precipita rápidamente a las aguas del río San Carlos. Vemos que uno de los pilotos está muerto y que hay más cuerpos flotando y otro de los pilotos nada hasta una boya y uno de los kelpers que estaba mirando el combate, automáticamente toma una lancha y sale a socorrerlo. Vemos también que un grupo de kelpers, unos diez o doce, nos abucheaban desde el fondo de Puerto San Carlos e indicaban con sus brazos las posiciones de nuestros hombres al ejército enemigo que estaba atacando con fuego de morteros.
_ ¿Ustedes habían requisado las casas de los kelpers en San Carlos cuando llegaron?
- No, requisa no hicimos. Se efectuó un estricto control de que no existiese armamento de guerra, de calibre grande. Porque la población de esos lugares vive mucho de la caza del ganso, de pequeñas aves, entonces todos, en general, tiene calibre 22.
_ ¿Cómo actuó usted ante la ayuda de los kelpers al enemigo?
- Por supuesto, lo consideré totalmente lógico y nosotros no tomamos ninguna medida contra ellos. Procedimos a hacer inmediatamente otro cambio de posiciones y ya el comandante enemigo había ordenado la presencia de un nuevo helicóptero Gazelle sobre la retaguardia nuestra para poder dirigir el fuego naval. El helicóptero fue unos quinientos metro a retaguardia de la primera posición donde cayó el primer helicóptero.
Entonces, nuevamente vuelve a quedar sobre nosotros, que habíamos hecho un círculo de 360 grados. Fue atacado y el helicóptero cayó con toda su tripulación muerta en el centro de nuestras posiciones.
_ ¿La situación estaba controlada?
- No, no… controlada ante un desembarco de esa magnitud, no.
_ Por lo menos ante los primeros ataques.
- Eso sí. Yo puedo decir que tuve control de mi situación. Muy crítica, porque estábamos rodeados. Teníamos la infantería al frente, los helicópteros que aparecían por retaguardia y el fuego naval de frente. Ellos quizá se confiaron y no tomaron las alturas y las pude tomar yo antes. Yo tenía la gran ventaja de manejar las mejores alturas y tenía la posibilidad de tener un campo total de combate. Veía con mucha anticipación la aparición de los helicópteros. Y si no las veía yo, las veía mi gente que actuaba por motu propio. Hacemos el último cambio de posición antes de desprendernos del enemigo a unos trescientos o cuatrocientos continuando por la orilla del río San Carlos, porque yo pensé que las lanchas iban a continuar para entrar por detrás del Puerto San Carlos. Pero no fue así. Las lanchas quedaron adelante y volvió aparecer otro helicóptero Gazelle; el último de ese batallón porque los batallones atacan con tres helicópteros misilísticos y ese helicóptero ya vino abriendo el fuego de ametralladoras. Ese fuego de ametralladoras nos rompió un cañón sin retroceso que nosotros teníamos. Automáticamente le volvimos a abrir fuego con todas las ametralladoras y con nuestras armas automáticas; el helicóptero no cae de inmediato, pero lo vemos caer detrás de una colina y frente a nuestras posiciones se retiró totalmente humeando y faltándole pedazos. La infantería no nos siguió en ningún momento; se aplastó en el terreno y nos buscaba solamente con fuego de morteros. Convencido que la situación era crítica y la misión estaba cumplida, pasé a ocupar una posición a mil quinientos metros a retaguardia en una hondonada donde esperé unas tres horas y media la llegada de una fracción que yo tenía como observadores adelantados en el norte del estrecho. Esa fracción no me llegó en ese lapso. Durante las primeras horas vimos, aproximadamente a las 9.30. 9.40, que se produce el ataque de la Fuerza Aérea sobre el desembarco enemigo con varios empleos de los aviones A4B y A4C que atacaron. Viendo ya que con mis fuerzas ya no tenía nada que hacer, dada la cabeza de playa que se estaba montando, decidí emprender el repliegue.
_ ¿Se retira con su objetivo cumplido?
- Si, totalmente.
_ ¿Es cierto que se retiran debido a la escasez de municiones?
- Bueno, escasez de munición… yo diría que muy relativa. Nosotros teníamos la dotación de un soldado combatiente, que son, para dos días, ciento cuarenta cartuchos; habíamos bajado cuatro helicópteros (tres con seguridad y a uno lo inutilizamos) y habíamos gastado aproximadamente un cargador por helicóptero, además de efectuar otros disparos hacia la infantería. Entonces nos quedaba munición suficiente para defendernos de un ataque de la infantería, pero no para seguir provocando daños al enemigo o para defendernos en un posterior repliegue. Pasadas esas tres horas, a “Gato”, que era un hombre que yo tenía colocado en el frente (que no llegó y que desconozco todavía su situación), e iniciamos el repliegue hacia Puerto Argentino, puesto que yo consideré el lugar más seguro para llegar con mis fuerzas y, a su vez, para luego unirme a mis otras fracciones que habían quedado en Pradera del Ganso (Goose Green) y Darwin. Porque evidentemente, si yo ahí me desplazaba hacia Darwin – Pradera del Ganso (Goose Green) me iba a encontrar en un flanco del enemigo y además tenía el obstáculo de cruzar el río San Carlos. En cambio, yendo por la margen derecha del río San Carlos, yo podía llegar en 3 ó 4 días de marcha a Puerto Argentino con una seguridad táctica considerable, puesto que era probable por el tipo de ataque que había recibido, el enemigo iba a tardar varios días en reorganizarse y no creía que intentaría una resolución sobre nosotros.
Caminamos día y noche hasta una localidad que se encuentra a unos 40 kilómetros de Puerto San Carlos. Ahí conseguí una radio y me comuniqué con mi comando superior, con el que había perdido todo contacto en esas 76 horas, e informé que nuestra situación era buena, física y material, ya que sólo habíamos perdido un cañón sin retroceso. Me informan que debo iniciar la marcha a pié hacia Puerto Argentino, y que en el camino me iba a encontrar con helicópteros nuestros, que cuando los desocupasen de otra operación nos iban a buscar. Bien, Cuando estábamos estudiando el camino para regresar a Puerto Argentino recibimos cuatro helicópteros que enviaron nuestros comandos. Nos embarcamos y fuimos a Puerto Argentino. En Puerto Argentino tuvimos casi un día y medio de descanso, donde la tropa fue provista de un nuevo equipo para acampar, completamos nuestras cargas de municiones y nuevamente le pedí a mi comando la posibilidad de ser trasladado al lugar donde yo había dejado dos secciones, que era la zona de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green) y ya teníamos informaciones que el enemigo estaba avanzando hacia esa zona.
El 28 de mayo, aproximadamente a las nueve y media de la mañana, en helicóptero, vamos a la zona de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green), donde se estaban entablando duros combates con el enemigo que ya avanzaba con todas sus fuerzas para conquistar la zona de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green). Cuando llego al lugar, recibo la orden de hacerme cargo de mis fracciones que ya estaban empeñadas en combate. Vi la situación. El enemigo avanzaba realmente con mucha fuerza y hubo que organizar posiciones.
_ ¿Cuánta gente tenía a su mando en ese momento?
- Bueno, en ese momento tenía aproximadamente unos 85 hombres, entre las tres secciones, puesto que una ya estaba muy diezmada porque había tenido duros combates con el enemigo. Podemos consolidar con un duro encuentro con el enemigo que ya estaba muy cerca de las inmediaciones de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green). Luego, la otra sección consolida una altura y prácticamente recuperamos el sector perdido en la margen norte de la localidad de Pradera del Ganso (Goose Green).
Las horas fueron pasando y el comando superior que teníamos en Pradera del Ganso (Goose Green) dijo que la misión estaba cumplida, o sea que se había podido atraer la masa del ejército inglés hacia la localidad de Darwin y Pradera del Ganso (Goose Green), permitiendo a la defensa de Puerto Argentino que se reorganizara para hacer frente a la masa del ejército enemigo. En ese momento recibimos la orden de alto el fuego y se produce una parlamentación entre el comandante nuestro y el comandante enemigo.
_ ¿Cuántas bajas tiene usted, entre muertos y heridos?
- Entre muertos y heridos, tengo aproximadamente unos sesenta hombres.
_ ¿De un total de cuántos?
- Sobre un total de ciento quince hombres.
_ ¿Tenía sentido seguir defendiendo el aeropuerto de Pradera del Ganso (Goose Green)?
- Defender ese aeropuerto no tenía ningún sentido. La pista estaba destruida. En ese aeropuerto se hacía el mantenimiento y había tres pucará de señuelo, que ya habían sido destruidos por un bombardeo enemigo. Defender el aeropuerto era un objetivo sin sentido, porque como le decía estaba ya destruido e inoperable. Y así fue entonces que nos entregamos. Nuestra misión fue cumplida en todos sus puntos. A pesar de la rendición, el objetivo que se nos había asignado se cumplió al pie de la letra.
Espero que la nota haya sido de vuestro agrado. En lo personal, me parece que quien efectúa las preguntas (no está identificado en la revista), por la terminología utilizada, lucía en esos momentos uniforme verde oliva...
Mis más cordiales saludos