Estimado Kasanzew, desde mi insignificante punto de vista porque no soy nadie para dar consejos y menos a Ud., puedo entender su bronca y por sobre todas las cosas a la injustiacia en que es sometido y en la que personalmente me identifico con Ud. como tantos argentinos que vivimos aquellos años desgraciados para nuestra República.
En sus palabras hay algo que es fundamental y que es muy difícil de entender para algunos en la actualidad y otros que lo saben pero aprovechan como carroñeros hacer "leña del aebol caido" desprestigiando a muchísimas personas que trabajaron y viveron aquellos años de hermetismo.
Cito sus palabras "En mi primer viaje a Europa, después del Mundial 78, un periodista español me preguntó sobre los campos de concentración en la Argentina. Quedé azorado. Le dije que no podía creer que existieran, y que al menos yo no sabía nada de ellos. Pero comence a leer el “Buenos Aires Herald” y a intuir que algo muy condenable estaba ocurriendo. Obviamente, yo estaba en contra de las organizaciones terroristas, pero jamás hubiera avalado su represión ilegal."
En aquella época y ahora hablo por mi, eramos muchos, muchísimos, la gran mayoría diría yo, que no sabíamos lo que ocurría realmente en el país, sencillamente no era posible, había todo un aparato estatal puesto al servicio de ello, lo siento por los que creen que no lo sabíamos porque no queríamos ver la realidad, no es así, falso de falsedad absoluta, no lo sabíamos porque así fue planeado y cuando lo supismos nos dió asco repugnancia y culpa por no haberlo sabido, pero nada podíamos hacer.
No eramos ingenuos, queríamos vivir en paz y se aprovecharon de eso.
Entonces uno se cansa de que le endosen inacciones injustamente y puede tomar dos caminos, obviarlas o seguir luchando contra la necedad.
Como un ejemplo tonto tal ves de los que digo es, ¿a alguien le puede caber alguna duda de que Carlitos Balá haya sido un genocida porque hizo películas en la "época de la dictadura?", para muchos de estos "justicieros" si, y asi se lo hicieron saber también.
Un abrazo.