Hola amigos!
Gracias Claudio por lo de botón, amigazo! ¡Ja, ja, ja! Se dice el pecado y no el pecador, en otras circunstancias pero, en este caso, no hay que obviarlo. ¡Me parece!
Por otra parte, lo de la "sarnilla", me parece que, si mal no recuerdo, viniste a verme y me dijiste: "mi sargento, no doy más, estuve con Omar Iglesias y me parece que me contagió ladilla" ¡¡¡¡¡Jua, jua, jua!!!!! Disculpame pero, me dijiste botonazo y bueno, ya que está, sigo siéndolo. (me sigo riendo solo)...¡ja, ja,ja!
Ché, les cuento una anécdota en la que terminé herido.
Resulta que los bombardeos nocturnos, duraban 2, 3, 4 y no se cuantas horas más. El sistema era así, si mal no recuerdo, de lo contrario, que alguien me corrija: dentro de una serie de 10 disparos del cañoneo nocturno de las fragatas, el 1ro. era una bengala; al rato de que había empezado el bombardeo, me agarran ganas de ir al baño pero, no a hacer pipí (qué fino!); la cuestión es que la letrina que nos habíamos armado estaba más o menos a unos 50 mts y era así: el pozo, que estaba rodeado por unos tanques de 200lts, obviamente vacíos y, como entrada, le habíamos dejado un espacio, el que estaba marcado con dos hierros ángulos, de más o menos 1,70mts de alto; como les dije, me había agarrado ganas y no había forma de aguantar hasta que terminara el bombardeo porque ni idea de cuando, por lo tanto, en in "impasse" de los muchachos, salí disparado hacia la letrina; llegué de maravillas, justo empieza nuevamente pero, ya estaba dentro, mientras no me cayera una "pepa" encima, que siga, que se le va hacer. En el último de los caso, habrían dicho: Mario murió cag... Termino, ME LIMPIO CON PAPEL (esto por lo que decía alguien más arriba) y, como justo habían parado (el famoso"impasse") arranco a salir, cuando estoy con el pié en el aire EMPIEZAN OTRA VEZ, Y CON LA BENGALA. Me encandiló y tiré la cabeza para abajo para ver donde iba mi pié ¡y me dí justo abajo del ojo con el hierro ángulo! Se me produce un corte y sigo, ¡qué se le va hacer!. Corro los 50 mts hasta la posición y llego con toda la cara ensangrentada y en medio del bombardeo; los muchachos enseguida llamando al enfermero que me habían herido y yo me cagaba de risa, no entendían nada. Cuando les conté, obviamente, nos reíamos todos juntos, no? Después quedó como anécdota.-
Bueno, alguien más que cuente alguna.-
Un abrazo, muchachos y, será hasta mañana.-
Mario.-