El Batallón de Helicópteros (BATHELICO) francés en Afganistán
Parte 1
Este “Tigre HAP” abre fuego con sus cohetes aire-tierra de 68 mm. Esta foto fue tomada en el marco del ejercicio de tiro “Portos”, el cual realizó el BATHELICO a inicios del verano de 2012 en Afganistán.
En los tiempos de la guerra entre soviéticos y muyahidín, los helicópteros ya constituían un componente esencial de las operaciones de combate, destacando el empleo de Mi-24 Hind y Mi-8/17 Hip en las acciones de las fuerzas soviéticas y afganas en contra de la rebelión. Unos diez años más tarde, el comandante Masud habría de emplear un puñado de veteranos Mi-17 y Mi-25 en el combate contra los talibanes.
Los helicópteros permitían el traslado de munición y otros materiales críticos procedentes del vecino Tayikistán, además de llevar a cabo acciones de apoyo táctico a las fuerzas terrestres.
En el año 2000, en el momento de la caída de la ciudad de Taloqan, un par de vetustos Mi-17 permitieron evacuar a decenas de heridos y civiles que huían de la ciudad.
Hoy en día, después de más de 11 años de presencia militar occidental en Afganistán, la situación ya no tiene mucho que ver con aquellos tiempos. Todas las principales carreteras del país han sido reconstruidas, permitiendo un amplio tráfico automóvil. Sin embargo, viajar por carretera sigue siendo poco seguro, debido a los frecuentes ataques de la insurgencia, en su mayoría mediante artefactos explosivos improvisados (IED).
A consecuencia de aquello, las tropas de la ISAF (International Security Assistance Force) sólo se mueven en convoyes de decenas de vehículos blindados, teniendo que ser reconocido primero el eje de movimiento y, de ser necesario, neutralizados los IED que se encuentren.
También resulta obligatorio establecer puntos de apoyo a lo largo del itinerario, donde son ubicados blindados y tropas, y mantener una fuerza de reacción rápida en alerta para brindar refuerzos con rapidez en caso de una emboscada. Con todo aquello, el movimiento por carretera en Afganistán resulta muy lento y se requieren cerca de cinco horas para que un convoy salido de Kabul llegue a la base avanzada de Nijrab, en Kapisa.
Un helicóptero que despega de KAIA (Kabul International Airport) –el aeropuerto y base aérea militar de la capital– realiza dicho recorrido en menos de 20 minutos… Por lo tanto, en Afganistán, los helicópteros son instrumentos esenciales de transporte, debido a su rapidez y seguridad, pues salvo en las fases de aterrizaje y despegue, prácticamente no se encuentran expuestos a cualquier tipo de amenaza, al no contar, por ahora, la insurgencia con sistemas antiaéreos sofisticados.
“Caracal” en la FOB Nijrab. Los EC725 se han ganado la etiqueta “probados en combate” en Afganistán, alternando las misiones de transporte táctico, evacuación aeromédica y apoyo a las fuerzas especiales.
Breve reseña del BATHELICO
Las fuerzas militares francesas han estado implicadas en el conflicto afgano desde su inicio en 2001 y mantienen tropas desplegadas en el país desde aquellos tiempos. Al principio, la participación gala a la ISAF se limitaba esencialmente a apoyar la seguridad de Kabul y su aeropuerto.
Varios cazas franceses fueron movilizados desde los primeros tiempos de la guerra en Afganistán para brindar apoyo a las fuerzas aliadas, operando primero desde Tayikistán y posteriormente de la base aérea de Kandahar, en el mismo Afganistán.
Sin embargo, no fue sino hasta 2006 que por primera vez envió Francia helicópteros a esa nación, creándose la base de un destacamento permanente de ala rotatoria con el despliegue de 2 EC725 Caracal pertenecientes al Escuadrón EH 1/67 Pyrénées del Armée de l’Air (Ejército del Aire francés).
Ambas aeronaves arribaron en el mes de noviembre y de inmediato fueron movilizadas en acciones de transporte, reconocimiento, evacuación aeromédica y rescate de personal en combate CSAR (Combat Search and Rescue).
En septiembre 2007, la Aviación del Ejército de Tierra, o ALAT (Aviation Légère de l’Armée de Terre), equivalente francés de las FAMET (Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra) españolas, vino a relevar al destacamento del Armée de l’Air con un par de AS532 Cougar procedentes del 1er RHC (Régiment d’Hélicoptères de Combat), Regimiento de Helicópteros de Combate, los cuales serían remplazados en abril 2008 por otros 2 EC725, una vez más operados por el Pyrénées.
Por aquel entonces, la labor de las fuerzas francesas en Afganistán había evolucionado significativamente, tras la decisión del nuevo presidente de la República, Nicolas Sarkozy, electo en 2007, de incrementar el número de tropas en Afganistán e implicarlas en operaciones de combate en las regiones de Surobi y Kapisa.
La emboscada de Uzbeen, el 18 de Agosto 2008, causó la muerte de nueve soldados franceses y fue un electrochoque para la población gala, que descubrió de forma brutal la realidad, hasta entonces poco visible, del conflicto afgano.
Los helicópteros Caracal del Pyrénées, que se encontraban en Afganistán en aquellos tiempos, realizaron numerosos vuelos de apoyo en la zona donde las fuerzas francesas se encontraban acorraladas por los talibanes.
Tropas y municiones fueron transportadas por estas aeronaves hacia el lugar de la emboscada y, de igual forma, tuvieron lugar varias evacuaciones aeromédicas hacia el hospital militar de Kabul. Pese a las condiciones extremas, las tripulaciones volaron sin interrupción, hasta el límite de las capacidades de las máquinas. La tragedia de Uzbeen dejó clara la urgente necesidad de un refuerzo significativo de los medios aeromóviles franceses en Afganistán.
Para finales del 2008, el número de aeronaves de ala rotatoria francesas posicionadas en el país se triplicó gracias a la llegada de otro EC725 de la Armée de l’Air y de 3 SA342 Gazelle pertenecientes a la ALAT.
En diciembre, el Destacamento de la ALAT para Operaciones Especiales, o DAOS (Détachement ALAT d’Opérations Spéciales), que hoy es el 4ème RHFS, envió finalmente a Afganistán 2 de sus EC725, los cuales vinieron a sustituir 2 máquinas idénticas del Escuadrón Pyrénées. Este fue el primer despliegue operacional de los Caracal pertenecientes a la ALAT. El año 2009 vería llegar a Afganistán un par de AS532 Cougar y, sobre todo, 3 helicópteros de ataque EC665 Tigre HAP, los cuales realizaban de esta forma su primer despliegue en una zona de combate.
Esta decisión fue el resultado de un intenso esfuerzo de lobby realizado por parte de Eurocopter hacia el Ejército para impulsarlo a desplegar el Tigre en Afganistán, donde la aeronave podría verse evaluada y probada en un contexto operacional muy exigente.
El incremento continuo de los efectivos y capacidades del Destacamento de ala rotatoria francés en Afganistán propició la creación de un Batallón de Helicópteros (BATHELICO), el cual permitiría una mejor gestión y mantenimiento de la flota que, para aquel entonces, ya contaba con 11 máquinas.
En el resto de la ISAF, el BATHELICO sería conocido como Task Force Musketeer (Fuerza de Tarea Mosquetero). En los años posteriores, el número de aeronaves en dotación fluctuaría, llegándose a contar en octubre 2011 con un máximo de 15 helicópteros: 4 Tigre, 3 Cougar, 3 Caracal y 5 Gazelle.
Un “Tigre” despega de Nijrab para una misión de apoyo a las tropas del Ejército afgano. La máquina no lleva ningún armamento externo, sólo está provisto su cañón de 30 mm. En la mayoría de las acciones de combate contra la insurgencia resultó más que suficiente, permitiendo disparos hacia blancos muy cercanos a las fuerzas amigas sin daños colaterales.
Los helicópteros franceses en combate
La llegada del Tigre a Afganistán dio otra dimensión a las misiones de apoyo aéreo del BATHELICO. Con esta nueva aeronave, los Mosqueteros por fin contaban con un helicóptero de ataque desarrollado desde un inicio para acciones de combate, capaz de brindar una verdadera protección a su tripulación y proyectar un elevado poder y volumen de fuego contra los insurgentes, mediante sus lanzacohetes de 68 mm. y su cañón de nariz de 30 mm.
El quinto mandato de la TF Musketeer tuvo lugar durante el verano de 2011 y se caracterizó por una frenética actividad de vuelo y un número de misiones de combate en apoyo a las fuerzas terrestres sin precedente en la historia de la presencia francesa en Afganistán. El año 2011 resulto ser el más sangriento para las tropas francesas desplegadas en el país, con la muerte en operaciones de 25 militares galos.
El periodo más tenso fue precisamente el verano, durante el cual las unidades desplegadas en Kapisa y Surobi se enzarzaron en combate con los talibanes como nunca antes.
En lo que corresponde a los helicópteros, el ritmo de operaciones fue tan intenso como el de las fuerzas terrestres, realizando el BATHELICO unas 400 misiones de combate tan solo entre el mes de mayo y agosto 2011.
De junio a octubre se llevaron a cabo 130 misiones de ataque cercano en combate CCA (Close Combat Attack), abriéndose fuego contra los insurgentes en 67 de ellas... Este incremento en las operaciones de apoyo aéreo se debió a la estrategia implementada en aquel entonces por la Task Force La Fayette, el nombre del destacamento francés en Afganistán, la cual estaba enfocada a ubicar y enfrentar al enemigo en plena Green Zone (Zona Verde, las áreas de cultivo dentro de los campos afganos, caracterizadas por ese color de la vegetación, en contraste con la aridez del resto del paisaje), donde el combate siempre resultaría más brutal, desarrollándose a muy cortas distancias.
La propia naturaleza de los enfrentamientos complicaba aún más la tarea de los elementos de apoyo, los cuales veían sus oportunidades de fuego limitadas por la gran proximidad de zonas de viviendas, lo cual elevaba significativamente el riesgo de pérdidas civiles CIVCAS (Civilian Casualty) en caso de error en el uso del fuego. También era necesario lidiar con la mayor probabilidad de daño colateral hacia las tropas amigas, debido a la fuerte implicación de las fuerzas francesas y de los insurgentes durante los contactos.
Cabe destacar que la mayoría de los tiros de apoyo realizados durante aquellos combates fueron dirigidos a blancos ubicados a menos de 100 m. de las tropas amigas en el campo.
Una de las misiones más memorables que realizó el BATHELICO en aquel periodo fue, sin duda, aquella que implicó realizar vuelos de CCA en apoyo directo a los cazadores paracaidistas del Battle Group Raptor el 12 de julio 2011, tras el atentado que tuvo lugar en el poblado de Joybar, en Kapisa.
Las tropas francesas conformaban un dispositivo de seguridad desplegado en protección de una Shura (asamblea tradicional afgana, cuyo término se emplea para designar toda forma de reunión oficial, inclusive con autoridades locales y oficiales de la coalición), cuando un insurgente portando un uniforme de la policía afgana llegó a una posición ocupada por miembros del grupo GCP (Comandos Paracaidistas) y se hizo explotar, matando a 5 franceses además de herir gravemente a otros. Momentos después de la explosión, una patrulla mixta compuesta por un Tigre y un Gazelle entraba en acción, abriendo fuego sobre los insurgentes que habían atacado a los galos instantes después del ataque suicida.
La pronta intervención de los helicópteros galos permitió repeler rápidamente la emboscada y facilitar la evacuación de los heridos a la brevedad, mientras que los elementos terrestres se retiraban en buen orden del área. En la noche del 13 al 14 de julio, una patrulla combinada de la Policía afgana y Fuerzas Especiales francesas fue atacada mientras se encontraba operando en el valle de Alassay.
El enfrentamiento duró varias horas y las tropas, encontrándose acorraladas por la violencia del fuego enemigo, les resultó imposible retirarse. Llamados al rescate, 2 Tigre entraron en acción contra los insurgentes, barriendo sus posiciones con el fuego de sus cañones de 30 mm. y permitiendo por fin la salida de la zona de parte de los elementos terrestres amigos. Un comando de la Marina francesa perdió la vida en esta misión.
Unas semanas después, el 7 de septiembre, otra operación conjunta entre las fuerzas galas y afganas conduciría a una batalla abierta con los talibanes. Las tropas se encontraban realizando una acción de seguridad de área en la cercanía del poblado de Mobayan, cuando los insurgentes atacaron.
Despliegue de comandos del CPA-30 por soga rápida. En verano, en Afganistán, el calor y la altitud limitaban a 4 el número de pasajeros que puede embarcar un EC725.
Los cazadores paracaidistas del 1er RCP fueron intensamente agredidos por el enemigo mientras cubrían la retirada de sus camaradas afganos. Los soldados franceses estaban ante la imposibilidad de desplazarse debido al tremendo volumen y poder del fuego adverso que los acechaba.
No tardaron en llegar los Mosqueteros, los helicópteros Tigre realizando continuas pasadas de apoyo, abriendo fuego sobre las posiciones enemigas una y otra vez. Pese a la acción de los medios aéreos, los talibanes no abandonaron el campo de batalla y siguieron disparando contra los paracaidistas. La gran proximidad entre los mismos y el enemigo dificultaba la intervención de los Tigre, los cuales no podían neutralizar ciertos objetivos.
Mientras seguía el combate, una pequeña columna de refuerzos pertenecientes al 1er RCP intentaba alcanzar a sus compañeros sitiados para permitir por fin su extracción del lugar. Esto resultó imposible y los defensores seguían separados de los refuerzos por un no man's land de varios metros.
Gracias a la continua presencia en el cielo de los Tigre, los militares aislados finalmente decidieron tratar de abandonar el combate y retirarse corriendo hacia las posiciones de los refuerzos, llevando uno de ellos un perro herido en sus brazos.
Esta operación cobró otra vida, la de un oficial del 17ème RGP, el cual cayó en el fragor de la lucha, mientras que varios otros paracaidistas sufrieron heridas, algunas de gravedad...
El apoyo aéreo a los convoyes logísticos también era una labor recurrente para los helicópteros del BATHELICO. Durante aquel verano de 2011, cada columna logística sufría algún tipo de escaramuza con el enemigo, siendo los enfrentamientos a veces emboscadas mayores.
Los helicópteros franceses se encontrarían siempre en alerta, prestos a despegar e intervenir o ya en el aire, sobrevolando el convoy, listos para entrar en acción y neutralizar a los insurgentes.
En aquellos tiempos, sencillamente no pasaba un día sin que los helicópteros franceses fueran solicitados para apoyar a las fuerzas terrestres.
"Gazelle" y "Tigre" en Nijrab (Kapisa). Estas dos aeronaves conformaban el dúo de helicópteros de combate franceses en Afganistán, escoltando los vuelos aeromédicos o de transporte táctico, así como numerosos convoyes logísticos en tierra, además de brindar apoyo, tanto a las tropas francesas, como a sus aliados de la ISAF o de las fuerzas de seguridad afganas.
BATHELICO 2012, el retiro
En agosto 2012, cuando visité al BATHELICO, el comandante de la unidad era el teniente coronel Xavier Mouret, un piloto de Puma procedente del 1er RHC de Phalsbourg. En aquel periodo, el Batallón aún mantenía un efectivo de 138 hombres y mujeres y operaba 13 aeronaves: 5 Gazelle, 4 Tigre, 2 Cougar y 2 Caracal, uno de ellos perteneciente al Ejercito del Aire francés.
El personal desplegado por el 1er RHC en Afganistán era responsable de operar y mantener los Gazelle, además de proveer parte de los técnicos encargados de dar servicio a la flota de Tigre y de conformar la planilla de mando del BATHELICO. Estos últimos eran volados por tripulaciones procedentes de la escuela franco-alemana de Luc (donde se capacitan a los pilotos del Tigre), del 5ème RHC (el cual también proporcionaba el resto del personal de mantenimiento para estas aeronaves) y del 4ème RHFS (Régiment d’Hélicoptères de Forces Spéciales), o 4º Regimiento de Helicópteros de Fuerzas Especiales, descendiente del DAOS. Aquella unidad combina máquinas y personal de la Aviación del Ejército y del Ejército del Aire.
El modulo Caracal estaba conformado por elementos del 4ème RHFS, junto con un Destacamento del Escuadrón EH 1/67 Pyrénées del Ejército del Aire.
El 5ème RHC se encargaba de operar y darles servicio a los Cougar. Un técnico de mantenimiento de la Aviación del Ejército australiano se encontraba destacado en el BATHELICO, dentro del módulo Tigre, debiendo remplazarlo en los meses siguientes un piloto de este aparato.
También se contaba con la presencia de un equipo de 10 comandos del CPA-30 (Commando Parachutiste de l’Air N°30), o Comando Paracaidista del Aire N°30, una unidad especializada de la Fuerza Aérea para acciones de tipo CSAR. Además de conformar una reserva táctica movilizable en caso de accidente, donde se haría necesario el despliegue inmediato de un grupo CSAR en tierra, el CPA embarcaba a uno de sus comandos sistemáticamente en cada vuelo de un helicóptero de maniobra del BATHELICO, actuando este como elemento de seguridad.
A mediados de septiembre de 2012 llegó un quinto Tigre procedente de Pau (Francia). Su propósito fue reforzar de forma temporal las capacidades de combate del BATHELICO, en el momento cuando la retirada de las fuerzas francesas estaba generando un alza de movimientos logísticos terrestres, requiriéndose medios adicionales de cobertura aérea para los convoyes. Con la entrega de la FOB Tagab al Ejército Afgano, el BATHELICO dio inició a su propia retirada de Afganistán, con el envío de regreso a Francia de sus 5 SA342 Gazelle y de uno de sus EC665 Tigre, en octubre 2012.
El proceso continuó con la salida de Afganistán de otros 2 Tigre, 1 Cougar y 1 Caracal en el mes de diciembre, disolviéndose el BATHELICO a consecuencia de ello y quedando sólo en su lugar un Destacamento de helicópteros conformado por 2 Tigre, 1 Cougar y 1 Caracal.
Finalmente, en febrero 2013, los 2 últimos Tigre franceses abandonaron Afganistán, seguidos apenas un mes después por el AS532 y el EC725, concluyendo de esta forma la presencia de alas rotatorias galas en el país. En los últimos tiempos de operación en Afganistán, el Cougar y el Caracal estuvieron esencialmente actuando en vuelos de evacuación aeromédica, en apoyo al hospital militar francés de KAIA.
Pese a las limitaciones que le causaban el calor del verano afgano y la altitud del área de operaciones, el “Gazelle” demostró que sigue siendo una plataforma capaz, resultando muy eficiente en la misión de reconocimiento y observación, gracias a su excelente visor de techo, además de brindar una esencial capacidad de apoyo con su misil HOT.
En el momento de nuestra visita al BATHELICO, la unidad se encontraba en medio de su séptimo mandato. Para prepararse adecuadamente a su misión en Afganistán, el personal seleccionado para dicho mandato pasó por un riguroso periodo de adiestramiento e instrucción durante seis meses en Francia, conocido como MCP (Mise en Condition avant Projection), de puesta en condición antes del despliegue.
La última etapa de esta preparación fue un ejercicio mayor llamado Bearnistan, el cual tuvo lugar en el Suroeste de Francia y permitió revisar todos los patrones de operación en Afganistán, tales como vuelos de escolta, apoyo aéreo, reconocimiento, evacuación aeromédica, etc.
También se puso gran énfasis en el empleo de los lentes de visión nocturna y en las operaciones de vuelo en alta montaña. La MCP dio oportunidad por fin de cimentar la interacción y cooperación entre las tripulaciones procedentes del 1er RHC y las del 5ème RHC y 4ème RHFS.
La retirada francesa de Afganistán no implicó ninguna reducción de la actividad del BATHELICO, al contrario. El incremento de los movimientos logísticos terrestres significó un mayor número de solicitudes de apoyo aéreo por parte de los convoyes, sea para vuelos de reconocimiento o de escolta.
En la mayoría de los casos, el dúo Gazelle-Tigre estaba en el aire para brindar asistencia. El visor de techo del Gazelle, pese a su edad, probó ser todavía un eficiente sensor en Afganistán, resultando excelente en las misiones de observación y reconocimiento, pues permitía ubicar con facilidad a cualquier concentración enemiga potencial, así como movimientos sospechosos.
El cañón de 30 mm. del Tigre demostró ser el armamento más adecuado para las operaciones en Afganistán por su excepcional precisión, permitiendo limitar al máximo el temido riesgo de CIVCAS o de daños colaterales hacia las tropas terrestres.
Los helicópteros franceses también actuaban con frecuencia en apoyo a las fuerzas de seguridad afganas ANSF (Afghan National Security Forces), resultando altamente disuasivos de cara a la insurgencia en numerosas ocasiones. Se llevaban a cabo gran cantidad de vuelos aeromédicos hacia el hospital militar francés de KAIA en beneficio de las unidades francesas, pero también de las ANSF y, más raramente, de los civiles heridos.
Las misiones de transporte constituían otra labor recurrente, sea para trasladar personal de apoyo como controladores aéreos avanzados, fuerzas especiales o VIP.
Todas las misiones se realizaban en dúo: los helicópteros de maniobra eran escoltados generalmente por un Tigre o un Gazelle, mientras que los vuelos de reconocimiento o apoyo veían operar conjuntamente a 2 Gazelle o un par de Tigre o una combinación de ambos modelos, dependiendo de la disponibilidad de las aeronaves. Esta siempre se mantuvo elevada, a pesar del intenso ritmo de operaciones, oscilando entre 80 y 90 por ciento.
El 31 de julio 2012, Francia entregó la FOB Tora, en el valle de Surobi, al Ejército afgano. Para apoyar en el repliegue de las tropas y equipos franceses desde aquella base se movilizaron varios helicópteros, como este EC725.
Condiciones de operaciones extremas
Para cualquier operador de helicópteros, Afganistán es lo más cercano a una pesadilla. El país es montañoso y su capital, Kabul, se encuentra ubicada a una altitud de 1.800 m., rodeada además por montañas aún más elevadas.
El polvo afgano es más fino que el talco, omnipresente en verano y se filtra por todas partes. Por suerte no es ni tan pegajoso, ni tan abrasivo como la laterita africana, por lo cual un mantenimiento planificado y cuidadoso de las turbinas de las aeronaves evita un excesivo daño en las mismas.
Los filtros de arena montados sobre los motores tienen que ser revisados dos veces más frecuentemente que en Europa y también resulta indispensable inspeccionar y limpiar por completo algunas válvulas de la planta motriz con mayor regularidad.
El calor ardiente que se apodera cada año de Afganistán de mayo a octubre afecta drásticamente a las capacidades de vuelo y carga de los helicópteros, inclusive los modelos más robustos, como los Mi-17. En verano, la combinación de altitud y altas temperaturas prevalentes en Kabul y los valles cercanos resulta ser el peor tipo de ambiente para la operación de las aeronaves de ala rotatoria. Los helicópteros franceses que volaban entre KAIA y Nijrab o Tagab operaban al límite de sus capacidades.
En el verano de 2012, los Gazelle, Caracal y Cougar que despegaban de Kabul lo hacían con una carga útil mínima, mientras que los Tigre, gracias a su potente planta motriz, se encontraban mucho menos afectados por el ambiente montañoso y las altas temperaturas.
El tipo de misión que realizaban dichas aeronaves de combate en Afganistán solo requería la mayor parte del tiempo el empleo del cañón de 30 mm. de morro, por lo cual los Tigre volaban, en general, sin ningún tipo de carga externa y, por lo tanto, conservaban una buena reserva de potencia motriz.
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