Al final, tendrá que aparecer el "humanista" Putin, con el pecho descubierto y enseñando su apolíneo torso de sexagenario, a lomos de una Jaca torda, para poner orden en esa casa de citas llamada Bielorrusia y su "Madame" Lukashenko, que a mí me recuerda al comisario inepto de la película francesa Taxi.