DEFENSA Y SEGURIDAD
Búsqueda y rescate: cómo operan y entrenan los Grupos Especiales de la Fuerza Aérea
Estas tropas, que adquieren técnicas de buceo, paracaidismo y escalada –entre muchas otras—, trabajan y se capacitan con un único objetivo: brindar apoyo y salvar vidas.
Paracaidismo: una de las tantas técnicas de entrenamiento que reciben las tropas de las Fuerzas Especiales. Foto: Gentileza Fuerzas Aérea.
Las tareas del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Fuerza Aérea Argentina pueden sintetizarse en dos palabras: búsqueda y rescate. Como en el
film La caída del Halcón Negro, estos hombres acuden al lugar donde se producen accidentes con el objetivo de salvar a la tripulación, brindarles primeros auxilios –intubarlos de ser necesario— y luego sacarlos del lugar. Porque, como explican los miembros del GOE, en un conflicto, los pilotos son buscados por el enemigo debido al tipo de información que manejan.
Estas tropas operan en un territorio, enemigo o propio, y en un escenario de combate en el que hay amenazas. Se preparan para ello, pero saben que, en ese escenario, ellos también pueden ser blanco de los ataques. De hecho, una estrategia utilizada por el enemigo puede consistir en esperar a que las fuerzas especiales rescaten a la tripulación afectada para atacar también a los medios que acuden en su rescate.
Mientras tanto, en tiempos de paz, los miembros del GOE prestan apoyo a las actividades vinculadas a las distintas misiones de la Fuerza Aérea, como por ejemplo, brindar asistencia durante los vuelos de formación y adiestramiento, como así también en aquellos que se realizan en la Antártida.
“SON NUESTRO SEGURO DE REGRESO”
Para estar a la altura de estas tareas, el personal no solo realiza cursos, sino que también lleva adelante variados ejercicios, tales como los que simulan la caída de una aeronave en territorio enemigo.
El comodoro Gustavo Fernández, jefe del Grupo de Operaciones Especiales de la Fuerza, explica que ellos trabajan en equipo con las tripulaciones de las aeronaves y, en particular, con las de helicópteros de la VIIa Brigada Aérea, con quienes realizan adiestramiento de manera constante. “Cuando yo me cuelgo de una cuerda, estoy seguro de que el piloto va a mantener estable a la aeronave. Y ellos saben que, si algo les sucede, nosotros vamos a ir a rescatarlos”, cuenta. Al lado de Fernández, se encuentra el comodoro Pablo Asís Bas, jefe del Grupo Aéreo de la mencionada Brigada, quien coincide con lo dicho anteriormente y resume: “Ellos son nuestro seguro de regreso, van a dar la vida por la misión”.
“Cuando yo me cuelgo de una cuerda, estoy seguro de que el piloto va a mantener estable a la aeronave. Ellos saben que, si algo les sucede, nosotros vamos a ir a rescatarlos”, dice el comodoro Gustavo Fernandez. Foto: Fernando Calzada.
Cada procedimiento se aprende, explica Fernández, y agrega que el personal debe realizar exámenes psicofísicos de forma habitual. “Ni temerosos ni temerarios. Alguien que tenga pánico a volar no es útil en estas tropas, así como tampoco lo es quien tenga tal desprecio por la vida que lo lleve a cometer locuras”, afirma.
En cuanto a la formación, la Fuerza Aérea realiza un curso específico. Pero, a su vez, las tropas realizan uno conjunto con las otras Fuerzas Armadas. Este último puede durar varios meses, y no solo se dictan distintos contenidos en un aula, sino que también se llevan adelante ejercicios en los distintos ambientes geográficos del país.
“Tengo más de 26 años en las operaciones especiales. Todo se resume en: 99 por ciento cabeza y uno por ciento físico. Normalmente, el cursante se siente cómodo cuando está en el terreno. Se levanta a las siete de la mañana, desayuna y comienza las actividades. Todos arrancan con mucho entrenamiento físico y la formación depende de la etapa del curso en la que estén.
Reciben capacitación en materia de buceo, escalada, rescate, guiado de aviones, entre otras. Todo se ajusta a las tareas que hace el Grupo”, detalla el jefe del GOE.
Quienes desean ser parte de estas tropas especializadas deben realizar el mencionado curso en el que, para comenzar, se les retira el grado. Además, pierden el contacto con el mundo exterior, salvo en ocasiones especiales, en las que les otorgan días de franco. ¿Participaron mujeres? “En una oportunidad, una llegó casi al final, pero no pudo pasar la etapa de paracaidismo”, cuenta Fernández.
Según Fernández, en estos cuerpos no hay “ni temerosos ni temerarios" y agrega que alguien que tenga pánico a volar "no es útil en estas tropas, así como tampoco lo es quien tenga tal desprecio por la vida que lo lleve a cometer locuras”. Foto: Gentileza Fuerzas Aérea.
El curso es exigente por la naturaleza de las tareas que realizan y por ello, normalmente, egresan solo unos pocos.
“Pese a esto, no bajamos la vara ni la calidad de la formación ya que, de hacerlo, lo terminaríamos pagando caro: finalmente, son ellos quienes deberán subirse al patín de un helicóptero para realizar un desembarco, calcular los tiempos para una detonación o tendrán que respetar las exigencias de un salto militar. No se puede jugar con eso”, comenta el comodoro, quien también hace hincapié en las medidas de seguridad que deben tomar en cada actividad.
El nivel de profesionalismo con el que realizan cada tarea refleja la formación y la preocupación por los medios y recursos de la Fuerza. Por ejemplo, Asís Bas detalla que la exigencia es directamente proporcional a las responsabilidades que tienen: “Si cae un avión, quienes van a tener en sus manos si el piloto puede vivir o no, son ellos”.
MOTIVACIONES
¿Qué motiva a los integrantes del GOE a servir de esta manera en la Fuerza? “Es la vocación”, resume Fernández. “Mi encargado, antes de un salto en paracaídas, siempre me grita ‘Encima, por hacer esto, nos pagan’. Y eso es una realidad,
yo me sentí muy afortunado cuando, años atrás, recibí mi cumpleaños navegando por el Beagle en una patrullera de la Armada”, confiesa, al tiempo que recuerda cuando, en otra oportunidad, le abrieron la rampa de un avión a 29.000 pies para saltar con oxígeno.
Búsqueda y rescate: ¿cómo operan y entrenan las Fuerzas Especiales de la Fuerza Aérea? Foto: Gentileza Fuerza Aérea.
Otro que también participa de la charla junto a Fernández, es el primer teniente Valentín Herlan, integrante del GOE, quien remarca que no siempre es fácil seguir el ritmo de las actividades, como aquella que incluyó una caminata de más de 100 km –con equipo, frío y lluvia— durante la etapa de montaña del curso. “Adquirimos conocimientos de primeros auxilios, de meteorología, de tiro con el armamento de la Fuerza Aérea, paracaidismo, buceo, escalada en la montaña... es un curso muy completo”, resume.
Además del sacrificio individual, los protagonistas mencionan aquel que realizan sus familias. Fernández recuerda que, años atrás, debió interrumpir la celebración de un Día de la Madre para poder traer al país a argentinos que estaban varados en La Paz, Bolivia.
“En mi primera misión a Chipre, mi esposa estaba embarazada. Conocí a mi hijo un mes después de su nacimiento. En otra oportunidad, mi hijo le preguntó a ella adónde iba papá, mi esposa le explicó que yo tenía que ir a trabajar porque tenía que cuidar…y él la interrumpió y le cuestionó: ‘¿Por qué no se queda a cuidarnos a nosotros?’. Y tenía razón”, confiesa. El oficial también menciona que su familia, y su esposa en particular, lo acompañan a entrenar. De hecho, ella, también salta en paracaídas. “Me parece que hasta es más
heavy que yo”, bromea.
El comodoro Fernández comenta que la vocación es clave para llevar adelante este tipo de tareas extremas. Foto: Gentileza Fuerza Aérea.
Sin embargo, hay otros actores que pesan a la hora de estar a la altura de los sacrificios que exige la profesión: los compañeros. Como explica Fernández, ellos son quienes deben cuidar a quienes trabajan a su lado. Además, la historia los motiva:
“En Malvinas, el GOE tenía que tomar y asegurar la pista. Estando allá, les solicitaron que permanecieran. No estaban preparados, sin embargo, se quedaron. Incluso, una vez terminada la guerra, estuvieron como prisioneros”, relata el oficial, quien también menciona el valor simbólico de la boina que los identifica: “Debe estar acompañada de humildad, si no, no sirve”.
“La Fuerza Aérea me dio la oportunidad de hacer lo que siempre quise. Me dio muchas satisfacciones personales. También repercutió en la formación que yo le pude dar a mis hijos: poder hacer ese sacrificio de entregarse por otras personas. Sin embargo, decidí bajar las vueltas porque me estaba sintiendo egoísta con mi familia. Ellos siempre me apoyaron, pese a que quizá estuve ausente en muchos cumpleaños y, algunos años, contando los días en los que estaba, con suerte permanecí tan solo tres meses en casa”, confiesa el jefe del Grupo, mientras, a su alrededor, los más jóvenes continúan con el exigente entrenamiento que les permitirá seguir el legado de quienes integraron e integran estas tropas de élite.
Estas tropas, que adquieren técnicas de buceo, paracaidismo y escalada –entre muchas otras—, trabajan y se capacitan con un único objetivo: brindar apoyo y salvar vidas.
www.infobae.com