La India refuerza su papel nuclear en un contexto regional complicado
Dmitri Kósirev, RIA Novosti
El lanzamiento por la India del primer misil balístico intercontinental Agni-5, capaz de abatir objetivos a 5.000 kilómetros de distancia, fue un acontecimiento importante pero no crítico ni para la India ni tampoco para otros países. Esta reacción tranquila contrasta con la polémica suscitada en torno al lanzamiento del misil balístico por parte de Corea del Norte, aunque resultó fallido. Cuando los acontecimientos de este tipo tienen lugar en Irán la reacción es aún más sensible.
“Las armas no matan, son las personas”
Durante una discusión sobre el derecho de los estadounidenses a portar armas de fuego, el expresidente de EEUU, Ronald Reagan, dijo que “son las personas quienes matan a personas, no son las armas".
Los juegos internacionales en torno a las armas nucleares lo ponen en evidencia. El 11 de mayo de 1998 la India realizó las pruebas nucleares subterráneas. Adelantaba así a Pakistán, que también realizó los ensayos similares a lo pocos días.
De este modo, dos potencias nucleares más aparecieron en el mapa. Moscú y la mayoría de las capitales del mundo criticaron a estos dos países para apoyar la concepción de que el club de potencias nucleares no debe ampliarse.
Pero en aquellos días, siguiendo la reacción formal de Rusia a los anunciados acontecimientos, muchos expertos hicieron constar que el arsenal nuclear de Francia no preocupa a nadie porque es el país de Alexandre Dumas, Moliere, el queso y el vino y no necesita usar armas nucleares contra Rusia, por ejemplo.
Lo mismo pasa con la India. Este socio de Rusia se hizo más fuerte y es una buena noticia. Por esa misma razón, Moscú, Pekín y digamos Tokio expresaron distinta reacción al lanzamiento del misil realizado por Corea del Norte.
Rusia y China no hallan problemas en algo por lo que los japoneses y estadounidenses temen a Pyongyang. Pero es difícil imaginar que Corea del Norte lance un misil en la dirección de Rusia o China.
Es decir, en la planificación estratégica los intentos e intereses de las potencias tienen más importancia que sus posibilidades. ¿Cuáles son los intentos de la India que logró ampliar el radio de acción de sus armas nucleares?
¿Donde es la amenaza?
Es evidente que después del lanzamiento exitoso del misil Agni-5, China se encuentra en una situación más vulnerable. En realidad, es difícil imaginar que India pueda apuntar sus misiles a África o EEUU. No lo necesita y además el nuevo misil hindú no puede alcanzar América del Norte, aunque tiene capacidad de alcanzar casi todos los puntos en el territorio de China. Esto es algo que antes no tenía.
Durante los últimos años varias fuerzas políticas en Nueva Delhi anunciaron que las autoridades de la India no deberían convertir su país en una base de misiles que apunten a China solo porque esto es preferible para EEUU, algo en lo que coinciden los principales partidos hindúes.
La amenaza número uno sigue siendo Pakistán, con un Gobierno que no puede o no quiere controlar las fuerzas yihadistas en el país. Y no se trata solo del arsenal nuclear de Pakistán sino también de los fundamentos ideológicos de este Estado, que representa una alternativa musulmana a la India y su hinduísmo.
Pero la amenaza de yihadismo no solo existe en Pakistán. Recordemos que casi simultáneamente con las pruebas nucleares, en 1998 la India empezó a llevar a cabo una política activa en Oriente Próximo, donde desarrolló una estrecha cooperación con Israel.
Hoy en día, cuando las monarquías del Golfo Pérsico ‘yihadizan’ con éxito un Estado árabe tras otro (Túnez, Egipto, Libia...) es evidente que la política de la India fue demasiado razonable y la actual ampliación del radio de acción de misiles balísticos es necesaria también.
Además, está Irán y la oposición hindú critica al Gobierno actual por su política ambigua respecto a este país. En cualquier caso hoy en día Teherán no representa una amenaza para Nueva Delhi. Pero en una situación hipotética, si las monarquías del Golfo o EEUU siembran el caos en Irán, es posible que una zona de regímenes extremistas se extienda desde las fronteras de la India y Pakistán hacia Occidente hasta el Océano Atlántico.
Pero tanto la India como China, que tienen más intereses estratégicos comunes con Nueva Delhi que con Pakistán, no están interesadas en que el desarrollo de los acontecimientos tome tal cariz.
Lazos de cooperación
Se considera que la guerra entre India y China en 1962, que culminó con la pérdida por parte de la India de un glaciar en el Himalaya, convirtió a dos principales socios de Rusia en enemigos jurados. Pero si esto fuera así en realidad, el lanzamiento de Agni-5 sería un grave problema para la política exterior de Rusia.
Rusia es el principal suministrador de armamento y material bélico a la India. Este mes de abril, Moscú entregó a la Armada india el submarino nuclear ‘Nerpa’ rebautizado como ‘Chakra’, en arrendamiento a largo plazo.
A finales del año en curso, Rusia entregará a la India el portaviones modernizado ‘Vikramaditya’ (antiguo portaviones soviético ‘Almirante Gorshkov’). Además, Moscú suministra o desarrolla junto con Nueva Delhi una amplia gama de armamento y material bélico. Por eso si Pekín de verdad hubiera considerado una amenaza grave a la India como hace Japón con Corea del Norte y si la India hubiera considerado a China, que fue su primer socio económico, como un enemigo, la situación sería distinta.
Pero no es así: en este mes de abril, en Moscú se celebró una reunión de los ministros de Exteriores de Rusia, India y China (RIC). A pesar de que a esta estructura se adhirieron Brasil y Sudáfrica, existen motivos para los encuentros privados de estos tres países.
Además de otros problemas importantes, se trata de la cooperación en Afganistán después de la planeada retirada de las tropas de EEUU y la OTAN, pues el desarrollo del yihadismo en Afganistán y Pakistán representa una amenaza directa para el noroeste de China. Por eso, Pekín y Nueva Delhi tienen cada vez más motivos para aproximar las posturas, a lo que contribuye Moscú desde hace mucho.
Mientras, los arsenales nucleares y sus vehículos, a pesar de la ampliación de su radio de acción, no son un freno a estos esfuerzos sino más bien al contrario: hacen más seguras y menos complicadas las relaciones entre los socios.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
Fuente:
http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20120423/153503992.html