El desempeño del Ejército Sirio dejó en evidencia serias fallas estructurales. A pesar de años de experiencia en combate, no logró proteger su propia capital, mostrando problemas de coordinación y liderazgo. Las bases rusas en Siria, hasta ahora intactas, están cada vez más en la mira. Es probable que se busquen acuerdos temporales para asegurar su permanencia, pero su futuro está en duda. Irán, por su parte, sufrió un duro golpe político y militar, reflejado en la violación de su embajada en Damasco, mientras que la rusa, de momento, permanece segura. En este escenario, Israel podría aprovechar la debilidad de sus adversarios para crear un colchón de seguridad que proteja sus intereses en la región.