Occidente se prepara para reforzar su acción militar en Siria
Francia anuncia que atacará desde el martes posiciones del Estado Islámico en el país
Carlos Yárnoz París
7 SEP 2015 - 22:17 CEST
El presidente francés François Hollande, hoy en El Elíseo / Christophe Morin (Bloomberg)
“He pedido al ministro de Defensa que, a partir de mañana [este martes para el lector], aviones franceses hagan vuelos de reconocimiento en el sur de Siria”,
dijo Hollande en una conferencia de prensa en El Elíseo. “Permitirán planear los bombardeos contra Daesh”, el acrónimo en árabe del Estado Islámico (EI). “Queremos saber dónde están los centros de entrenamiento y decisión”. Hollande, que descartó por “irrealista” toda intervención terrestre, rompió con este anuncio un principio específico de Francia en ese conflicto: no atacar al EI en Siria, el principal feudo yihadista, para no reforzar de rebote al régimen de Bachar el Asad.
También Reino Unido había optado hasta ahora por no intervenir abiertamente en Siria después de que el Parlamento
votara en contra de esa opción hace dos años. Ahora, en cambio, el primer ministro, David Cameron,
ha desvelado que Londres autorizó el 21 de agosto un ataque aéreo con drones en Siria que costó la vida a dos ciudadanos británicos que combatían en las filas del EI. El objetivo —Reyaad Khan, un joven de 21 años de Cardiff— representaba una amenaza específica a la seguridad de Reino Unido, dijo Cameron en el Parlamento. El país ejerció su “derecho inherente a la autodefensa”, al margen de la guerra que libra la coalición internacional en Siria.
En el ataque también murió Ruhul Amin, británico de Aberdeen, y un tercer combatiente. Cameron aseguró que Khan había estado preparando ataques “bárbaros” en suelo británico. La información ha trascendido cuando el Gobierno británico parece decidido a dar el paso de intervenir militarmente en Siria antes de un mes, según
The Sunday Times. Cree que logrará la autorización parlamentaria. Cuenta con una frágil mayoría de 12 escaños, pero los tories dan por hecho que tendrá el apoyo de suficientes diputados laboristas para contrarrestar a la treintena de diputados conservadores que previsiblemente se opondrán a ampliar la acción militar más allá de las fronteras iraquíes.
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Mientras, en EE. UU., el Pentágono prepara cambios en su estrategia de entrenamiento de rebeldes moderados sirios después de que en julio la filial de Al Qaeda en ese país atacara a los opositores respaldados por Washington. La cúpula militar sopesa, según
The New York Times, incrementar el número de rebeldes desplegados, facilitarles apoyos locales, mejorar sus habilidades de combate y dotarlos de mejor información.
El ataque del Frente al Nusra consumó el inicio errático del programa del Departamento de Defensa. Desde que arrancó en mayo, solo 60 combatientes han sido entrenados tras un exhaustivo filtro para descartar extremistas, muy lejos del objetivo inicial de reclutar entre 3.000 y 5.000 combatientes al año. La prioridad de los rebeldes debe ser atacar al Estado Islámico, no a las fuerzas del régimen de El Asad.
Las nuevas estrategias se aplican después de que el escenario haya cambiado en los últimos meses. A los escasos resultados pese a los miles de bombardeos —ni el EI se debilita ni cae El Asad—, se ha sumado el incremento de tensiones en ese y otros frentes. Con Irán y Rusia, de un lado, por su apoyo militar al régimen sirio. O entre Irán y Arabia Saudí, aliado clave de Estados Unidos, con enfrentamientos en Siria y Yemen. Al temor a una escalada se suma una ligera distensión de Occidente con Irán y Moscú.
Teherán pactó en julio con seis potencias, con Washington a la cabeza,
un acuerdo sobre su desarrollo nuclear, lo que facilita posibles aproximaciones en otros campos. También con Moscú se han reducido algo las tensiones tras el inestable acuerdo sobre Ucrania. París, entre otros, negocia con ambos países sobre Siria. “Francia trabaja a favor de soluciones políticas. Hablamos con todos los países que pueden favorecer una transición: países del Golfo, Rusia e Irán”.
Hollande auguró que, ante “el caos” en Siria, Rusia se implicará más, sobre todo “contra el EI”, y que Moscú ya trabaja con Washington para elaborar “una propuesta”. “Rusia también quiere encontrar una solución”. Entre los objetivos que se buscan, figura la formación de un “Gobierno de unidad”. Pero sin El Asad, exige París. “El Asad debe irse. Él es el que ha bombardeado a poblaciones civiles y ha utilizado armas químicas”, afirmó el mandatario francés.
Fue el uso de armas químicas lo que empujó en 2013 a Hollande a encabezar una operación militar contra El Asad. Se frustró porque Washington se desenganchó a última hora y, para Hollande, fue el error que desencadenó el nacimiento y la expansión del EI. Frente a los yihadistas, Francia actúa militarmente en coordinación con EE UU, pero mantiene su autonomía a la hora de decidir los lugares que ataca.
El cambio de estrategia de Francia y Reino Unido llega
en plena crisis de refugiados en Europa. La mayoría proceden de Siria, como el niño de tres años Aylan Kurdi, cuya imagen tras morir ahogado en Turquía ha golpeado las conciencias de todo el mundo, como recordó el mandatario francés. Y el paso dado por Francia coincide igualmente con una psicosis en el país tras varios atentados terroristas y siete ataques frustrados. Los terroristas, señaló el presidente, reciben órdenes desde Siria.
Los primeros bombardeos franceses en Irak se registraron el 19 de septiembre de 2014. Desde entonces, 12 cazas con base en Emiratos y Jordania han efectuado más de 200 bombardeos.
Con información de Pablo Guimón (Londres) y Joan Faus (Washington)
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/07/actualidad/1441655810_761191.html