Durante 50 años el Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales desarrolló diferentes versiones de este fusil, conocido coloquialmente entre la tropa como «chopo».
CETME A1 Y A2
En 1949 se crea el primer fusil CETME, capaz de dar al soldado una elevada movilidad, precisión, alcance y potencia de fuego. Este fusil (Modelo A1) debería ser capaz de incapacitar a una distancia de 1.000 m, por lo que se desarrolla una nueva munición, el cartucho de 7,92 x 40 mm CETME. Dicho cartucho es acusado por empresas de la competencia (entre ellas la "Fabrique Nationale" Belga) de ser contrario a las Convenciones de Ginebra por lo cual se comienza el desarrollo del fusil (Modelo A2) recamarado al cartucho adoptado por la OTAN, el 7'62x51. En 1957 Alemania muestra interés en codesarrollar el fusil, mientras en España paso a ser parte del equipo en el Ejército de tierra.
CETME B
Este modelo es capaz de disparar dos municiones, la 7,62 CETME y la 7,62 OTAN, cambiando el muelle recuperador y el ángulo del portapercutor de la cabeza del cerrojo. Incorpora una bocacha apagallamas con la que puede lanzar granadas, mejora del asa portafusil, culatín ergonómico y bípode. En 1958 se fabrican las primeras unidades y pasa a ser arma de obligatoria uniformidad en los tres ejércitos de España. En 1961 se alcanza el primer acuerdo con la empresa alemana Heckler & Koch que comercializa el fusil bajo la marca G-3 y entra en servicio en más de 30 países.
CETME C
Entra en servicio en las Fuerzas Armadas españolas en 1964; se estría la recámara, el alza pasa a ser del tipo librillo en distancias de 100, 200, 300 y 400 m, se le incorpora un carril para acoplar una mira telescópica y se le pone el guardamanos y la culata de madera, recuperándose por este motivo el nombre de "chopo" de los viejos Mauser.
CETME E
Fue fabricado en poca cantidad de manera experimental para probar diferentes componentes de plástico tanto en el fusil como en cargadores, además de modificar el alza. Fue la antesala de los diferentes modelos que vendrían.
CETME L Y LC
Tras el fin de la fabricación en 1975 del CETME C, en
1984 comienza la de los modelos L y LC.
Ambos sustituían las partes de madera por materiales plásticos, se redujeron los pesos y medidas, y se adoptaba el calibre 5,56 x 45 mm de la OTAN gracias al cual los cargadores pueden ir dotados de más munición en el mismo espacio aproximado debido al tamaño de los cartuchos. Es además la munición estándar de la OTAN por lo que supuestamente cualquier fusil de la alianza puede usar cargadores y munición aunque sea de otro modelo.
También incorpora un «botón» para retener el cierre en posición atrasada dejando la ventana de expulsión abierta al mismo tiempo, lo cual facilita la inspección de la recámara y las maniobras de solución y rearmado en caso de interrupción de tiro por defecto del cargador, cartucho o fallo de algún mecanismo.
El alza de librillo pasa a tener solo dos posiciones: 200 y 400 metros.
La diferencia entre los dos radicaba en que el modelo LC incorporaba un culatín retráctil, el cañón más corto y un conjunto de cierre diferente al L. Su longitud más corta como resultado de estas variaciones le hacía ideal para ser manejado desde vehículos por conductores, carristas y en combate urbano, a corta distancia o en espacios reducidos, así como para ser usado por tropas de élite en operaciones concretas y paracaidistas ya que facilita el salto.
El fusil se mostró en realidad inadecuado, en especial en asuntos críticos en un arma militar, como la resistencia y la fiabilidad mecánica. Además de algunos errores de diseño (dilataba de forma asimétrica), el arma parece que estaba fabricada reduciendo al máximo los costes, con un claro empeoramiento de control de calidad y materiales. El resultado de todo esto fue un fusil con una grave tendencia a producir interrupciones de tiro, a menudo siendo incapaz de tirar más de tres o cuatro veces antes de fallar. Además de sufrir con facilidad desgaste y corrosión. La facilidad que tenía el arma para ensuciarse internamente incluso con poco uso, hacía que la tropa dijese con sorna que "CETME" significa en realidad "Cada Esquina Tiene mierd@ Escondida". También se quejaban de lo laborioso de limpiarlo, pero esto puede deberse más bien a la baja instrucción dada a muchos soldados y la falta de herramientas de limpieza.
La precisión, una vez se redujo la idea original de una mira de tres aumentos a ejemplares para tiradores selectos (es de suponer que una vez más por recortes de presupuesto), se reveló en general inferior al del modelo C que sustituía.
Tras los problemas acarreados por los últimos modelos desarrollados por CETME, en 1996 sale a concurso público la adquisición de un nuevo fusil de elevadas prestaciones para las Fuerzas armadas españolas, siendo elegido en 1999 el modelo G-36E de la empresa Heckler & Koch, curiosamente la que codesarrolló el CETME en sus inicios. Sin embargo, aún se tardaron varios años en verse los nuevos fusiles entre la mayoría de unidades.
Centro de Documentación y Publicaciones del Ministerio de Defensa.