Reflexiones sobre el Futuro Sistema Aéreo de Combate FCAS
Jacobo Lecube Porrúa, Teniente Coronel del Ejército del Aire
Los presupuestos del Ministerio de Defensa para el año 2016 contemplaban una extensión de vida del sistema AV8B Harrier II Plus de la Armada hasta 2034, mientras que el Ejército del Aire plantea mantener operativos sus EF-18M hasta el entorno de 2030.
EL SISTEMA EUROFIGHTER: NÚCLEO DEL FUTURO SISTEMA AÉREO DE COMBATE
¿Y qué es el Futuro Sistema Aéreo de Combate de las Fuerzas Armadas españolas? El FCAS debería ser entendido como un sistema de sistemas multiplataforma responsable desde el aire de proporcionar los efectos que sean necesarios en el resto de los dominios y a lo largo de todo el espectro de conflictos. Para el caso español y desde la perspectiva de sistema de sistemas, el FCAS debe nacer incorporando las capacidades disponibles en los sistemas de armas ya existentes. Y para el 2030+ nadie puede ni debe dudar que el núcleo de este FCAS es el sistema de armas Eurofighter EF-2000.
En la actualidad, la combinación de capacidades como gran maniobrabilidad, alta relación empuje-peso, techo de combate, crucero supersónico, avanzada aviónica y notable capacidad de carga de armamento permite al sistema EF-2000 cubrir las líneas estratégicas militares establecidas para la Defensa Nacional. Y no sólo las militares, el programa Eurofighter puede considerarse como el paradigma del fortalecimiento del tejido industrial español de Defensa, una línea de acción estratégica clave que España no puede ni debe renunciar en el futuro.
No obstante, en mi opinión, la posición del Eurofighter como pilar del FCAS está sujeto a dos importantes riesgos en el corto-medio plazo. Por un lado, si se pretende mantener el sistema de armas operativamente capaz en los escenarios 2030+, éste debe continuar con el proceso de conversión de la plataforma en un sistema multirol asumiendo progresivamente misiones que ahora tienen asignadas los sistemas de armas Harrier y el EF-18 y, hacia mediados de la siguiente década, someterse a una modernización de sensores, armamento y conectividad que le permita extender su capacidad operativa hasta al menos el 2040. Nada nuevo que los responsables del Ejército del Aire no hayan contemplado y que, además, está alineado con los planes de otras naciones del programa Eurofighter, existiendo ya programas de referencia similares como es el caso de proyecto Centurion de la RAF diseñado para garantizar para el año 2019 una transición fluida de las capacidades aire-suelo del Tornado.
El riesgo es, por tanto, de índole económico más que técnico-operativo. Pero si España no continúa invirtiendo en el programa –con las consideraciones nacionales que sean necesarias–, el sistema no podrá alcanzar su máximo potencial lo que continuará alejando a potenciales compradores de un “producto finalizado” poniendo en duda la rentabilidad de la inversión.
El otro riesgo, aunque con evidentes implicaciones económicas, tiene un mayor impacto operativo en tanto en cuanto cuestiona la posibilidad del FCAS de cumplir con las líneas estratégicas definidas. Se trata de la continua reducción de la cantidad de aviones disponibles para conformar la capacidad. La decisión del Ministerio de Defensa de cancelar la compra de aviones Eurofighter de la Tranche 3B y el intento de poner en el mercado los 19 aviones de Tranche 1 no dejan lugar a dudas de que hay una corriente de pensamiento de que hay un exceso de plataformas y que, en el futuro cercano, las FAS no contarán con los 87 aviones Eurofighter inicialmente contratados sino con un número sustancialmente menor. A este menor número de sistemas hay que sumar además otras reducciones en otros sistemas actuales –la flota de Harrier de la Armada se ha visto reducida en un 25% dejándola solamente en 12 aparatos– que no hacen más que confirmar la tendencia.
Y cuando se analiza el futuro del FCAS desde la perspectiva de la cantidad es cuando, en este contexto multiplataforma, la adquisición del otro componente primario que formará junto al Eurofighter la espina dorsal de la capacidad adquiere su verdadera importancia. En otras palabras, debe existir en el FCAS una cantidad mínima de plataformas necesarias para poder cumplir con lo demandado que la calidad no puede compensar.
LA CANTIDAD ES UNA CUALIDAD EN SÍ MISMA
Analicemos pues por qué considero que el factor cuantitativo es crucial en la definición del FCAS para las Fuerzas Armadas españolas. En el entorno del poder aéreo, para contestar a la pregunta de cuanta calidad compensa la cantidad podemos fijarnos en algún estudio histórico tal como el realizado sobre el JV44 de la Luftwaffe en la Segunda Guerra Mundial, probablemente la unidad de combate aéreo más dominante en términos cualitativos de todos los tiempos; o en análisis más sofisticados empleando modelos matemáticos basados en la ley de Lanchester realizados por el think tank RAND para el escenario chino. El caso histórico demuestra que la ventaja cualitativa estimada de 9:1 fue compensada por la ventaja numérica del oponente, y el segundo caso, más relevante para nuestra reflexión, la desventaja numérica estimada entre 3:1 y 9:1 requeriría una superioridad cualitativa de entre 9:1 y 100:1, algo extremadamente difícil (si no imposible) de conseguir ante una potencia adversaria comparable.
De vuelta al entorno estratégico nacional, con la inestabilidad en el norte de África, la amenaza yihadista en la zona del Sahel y una Rusia cada vezmás activa, creo debe darse por sobreentendido la necesidad de una masa crítica de combate que proporcione una disuasión creíble y una potencial respuesta para garantizar los intereses nacionales. Y si alguien no está aún convencido basta con observar las tendencias de aquellos países como el nuestro con dos líneas de acción estratégicas, esto es la de defensa nacional y la de defensa colectiva. En sus respectivos conceptos FCAS Reino Unido, Italia, Francia y Alemania claramente han optado por mantener si no aumentar el número de plataformas de cuarta generación (Eurofighter y Rafale) y, en el caso de los dos primeros países donde el FCAS no es un concepto sino ya un programa, adquirir un número sustancial de componentes de 5ª generación (el F-35 en ambos casos) de forma que el necesario equilibriob entre calidad y cantidad se ven garantizado.
Esta tendencia contrasta marcadamente con la tomada por países europeos cuya única línea estratégica militar sustancial es la de la defensa colectiva: Países Bajos, Bélgica, Dinamarca y, en menor medida, Noruega han optado por la teórica “calidad” y, por el momento, verán reducidas sus fuerzas de combate a cantidades rayanas en la irrelevancia.
Y en la medida que esta tendencia hacia las reducciones continúe en el futuro, la OTAN y la Unión Europea deberían estar preocupados con que el poder aéreo de combate se la juegue exclusivamente a la carta de la calidad y comenzar a poner en valor a aquellos países que, sin renunciar a la primera, aportan el factor cuantitativo para afrontar la defensa colectiva.
En definitiva, si sigue en el futuro la tendencia que se observa de reducción significativa en el número de efectivos que engloben el FCAS, la capacidad podría no cumplir en el entorno 2030+ los objetivos derivados de la Estrategia de Seguridad Nacional.
EL COMPONENTE POR VENIR
Durante su comparecencia en el UNVEX16 el jefe de Estado Mayor del Aire definió el FCAS como un sistema de sistemas, combinando de aviones no tripulados de combate (UCAV, Unmanned Combat Air Vehicle) y tripulados, pudiendo ser estos últimos bien de nueva generación o bien actualizaciones de sistemas heredados. Aunque este concepto es compartido por muchas otras naciones –Alemania, Francia–,
también hay consenso que el componente no tripulado del FCAS no estará disponible hasta al menos el entorno del 2040.
Descartado el UCAV como opción operativa para nuestro entorno temporal, el vacío de capacidad dejado por el EF-18M y el AV-8 debe ser rellenado por un componente tripulado que se encuentre disponible en el mercado. Así, las opciones disponibles se podrían simplificar a dos: adquirir un sistema nuevo de los llamados de 5ª generación o mantener una línea continuista simplemente adquiriendo sistema ya conocidos pero adaptados a los tiempos. Ambas opciones tienen sus pros y sus contras. Cuando hablamos de un sistema de 5ª generación en el contexto actual, necesariamente estamos hablando del... F-35.
Sin duda factores favorables a este programa son la disponibilidad de variantes operativas optimizadas para los distintos servicios pero manteniendo una base logística común; la economía de escala o la interoperabilidad con los aliados; sin olvidar su capacidad para ser la fuerza catalizadora de trasformación del poder aéreo en una organización centrada en el dominio de la información. Pero el enorme coste del programa; la fuerte e incierta dependencia americana que supondría la operación del sistema de armas en lo relativo a los datos de apoyo a la misión y el más que probable impacto negativo en la industria nacional de defensa, por nombrar algunos, son aspectos que deben ser adecuadamente ponderados llegado el momento de la decisión.
Frente a esta opción, la adquisición de más EF-2000 o AV-8 excedentes como solución interina tiene a su favor el coste, el know-how operativo y logístico previo y el posible apoyo al desarrollo de la industria nacional de defensa. Sin embargo, la adopción de una línea continuista no parece ser la adecuada en aras de promocionar el cambio cultural necesario tanto en el Ejército del Aire como en la Armada de forma que se olvide el planeamiento de capacidades centrado en plataformas y se evolucione hacia un planeamiento centrado en capacidades colectivas.
Incluso cabría pensar que la opción más conveniente sería una tercera, combinación de las dos anteriores. En definitiva, cualquier solución interina podría ser potencialmente valida, pero siempre y cuando las limitaciones económicas no sacrifiquen el número de sistemas necesarios (la calidad no sustituye a la cantidad) y permita adoptar un nuevo enfoque conjunto y multi-dominio centrado en desarrollar las capacidades colectivas (sensores, redes, armamento, plataformas) que el poder aeroespacial debe aportar a la acción conjunta.
http://www.ejercitodelaire.mde.es/stweb/ea/ficheros/pdf/FA420085CCA0FF84C12580BA004AA0D7.pdf