estimados foristas
del snorkel 270411
Alocución del 29° Aniversario del Bautismo de Fuego del Arma Submarina Argentina.
Alocución del Sr. Comandante de la Fuerza de Submarinos en el Ceremonia llevada a cabo el dia 26/04/2011 en la Base de Submarinos de la Armada Argentina.
Señor Comandante de ALISTAMIENTO Y ADIESTRAMIENTO DE LA ARMADA – Vicealmirante VGM Daniel Alberto Eduardo MARTÍN.
Acompañado por el Comandante de la Fuerza de Submarinos Capitán de Navio Gustavo Domingo KRASSER y el Comandante del Submarino A.R.A. “SANTA FE” (1982) Capitán de Fragata VGM Horacio BICAIN, y el Comandante del Área Naval Atlántica Contraalmirante VGM Edgardo GARCÍA.
Luego de la alocución se procedió a colocar ofrendas florales en el Monumento a las Dotaciones de los Submarinos Argentinos en Malvinas por parte de:
La ARMADA ARGENTINA colocada por el los Almirantes MARTÍN y GARCÍA
COMANDO DE LA FUERZA DE SUBMARINOS colocada por los Capitanes KRASSER, BICAIN acompañados por la hijas del Suboficial Artuso Señoras KARINA Y CAROLINA ARTUSO
AGRUPACIÓN SUBOFICIALES SUBMARINISTAS ARGENTINOS, por parte de la Comisión directiva
Una participación especial tuvo el Jardín de Infantes 934 “SUBOFICIAL FELIX ARTUSO” donde la Directora y alumnos de sala de 4 años depositaron una ofrenda floral
Atentamente
ROBERTO MARCELO PAZ
Suboficial Principal Furriel
Secretario Fuerza de Submarinos
Alocución
El ataque al submarino ARA “SANTA FE” el 25 de Abril de 1982 dio a la Fuerza de Submarinos Argentina su bautismo de fuego.
Ya han pasado 29 años desde el día en que este veterano construido en la década del 40, con muchos años de servicio y con 80 tripulantes a bordo, enfrentó su destino final, sabiendo que se está para servir a la Patria sin la excusa de la edad o el estado.
Esta ciudad lo había visto zarpar un mes antes, para participar de la gesta del 2 de Abril. De su seno partieron los buzos tácticos que, en esa madrugada, fueron unos de los primeros en poner pie en tierra malvinense, contribuyendo decisivamente a su recuperación.
El Submarino ARA “SAN LUIS” por su parte, había comenzado un frenético alistamiento que le permitió zarpar de esta Base Naval el 11 de Abril.
Desplegado con un corto preaviso, enfrentó el esfuerzo impuesto por un enemigo decidido y tecnológicamente superior. En ese entorno hostil, limitado en sus equipos, cumplió sus 40 días de patrulla atacando a los buques británicos y soportando el intenso hostigamiento antisubmarino.
Las áreas de patrulla asignadas serían testigo de un enfrentamiento que marcó el espíritu de sus 35 tripulantes. La templanza y el estoicismo de todos ellos determinaron una impronta que perdura en el tiempo.
El SANTA FE mientras tanto, se preparó para una difícil misión. Llevar refuerzos humanos y materiales a la guarnición argentina aislada en las islas Georgias, lo que demandaba una larga travesía por aguas peligrosas.
Transcurridos 11 años de intensa actividad, para 1982 el SANTA FE era la nave submarina más veterana de la Armada y última de su clase en servicio.
Sus tripulantes sabían, eran conscientes de las circunstancias adversas que enfrentaban. Conocían muy bien el poderío material del oponente. Ese submarino que era su hogar, con su alma de hierro y madera, poco podría contra la tecnología más avanzada.
Gracias a la pericia de su Comandante y el profesionalismo de toda su tripulación, alcanzó a burlar el bloqueo en las Islas Georgias, penetró en la Bahía Guardia Nacional y logró cumplir con su tarea desembarcando todo el personal y material en Gritviken.
Cumplida la misión, la madrugada del 25 de Abril fue atacado en superficie por helicópteros británicos.
Lo que sigue es historia conocida. El combate desigual, fusiles y puños en alto como armas, sólo el corazón como escudo. La primera sangre derramada por el Cabo Macías, las averías y el retorno a muelle.
Al día siguiente, bajo supervisión enemiga el SANTA FE es trasladado de muelle. En esa maniobra el Suboficial Primero FELIX OSCAR ARTUSO es ultimado por un custodio que no entendió la celeridad de su trabajo.
Durante ese movimiento de muelle, otros miembros de la tripulación accionaron los mecanismos que permitirían que el submarino se hundiera lentamente.
Esos hombres que fueron parte de la Historia están parados frente a nosotros.
Formados aquí, luciendo con orgullo sus medallas y poseedores de recuerdos íntimos e irrepetibles. Recuerdos que sólo pueden entender aquéllos hombres que, como ellos, han dedicado su vida a servir a nuestra bandera.
Las nuevas generaciones de submarinistas los admiran desde sus filas.
Estos veteranos pertenecen a una Institución que les ha permitido potenciar aquellos valores y principios morales sembrados en el seno del hogar, como así también nutrirse del profundo amor a la Patria, la lealtad, la satisfacción del deber cumplido, el compromiso y la pasión por el mar.
Los mismos valores por los cuales entregaron sus vidas los Suboficiales GALLO, FAUR y ALVAREZ en el CRUCERO GENERAL BELGRANO. Los mismos principios del Agente Civil EDUARDO LOPEZ, del Arsenal, al que su tarea le arrebató la vida mientras contribuía al rápido alistamiento de las unidades.
Sus padres, esposas e hijos se sienten orgullosos de los logros que han alcanzado y del esfuerzo y abnegación que se ha demandado de cada uno de ustedes.
Son familias que tantas veces esperaron largas horas el regreso de una etapa de mar, y que rogaron a Dios y a Nuestra Señora Stella Maris cuando partieron al combate.
Como lo expresa un viejo canto marinero:”Todas las aguas, todos los vientos, todos los mares, todos los puertos y riberas. Bajo los astros que condecoran los firmamentos guardan la gloria de aquellas almas aventureras”.
Las causas justas valen lo que vale la conducta de los hombres que las siguen, y ello trasciende el resultado, más aún si este es transitoriamente adverso. Trasciende por la pureza de la entrega y el heroísmo derramado.
Sentimos un gran orgullo por ustedes.
Un orgullo que se convierte en deber de recordar a aquellos que tienen como tumba el acero herrumbrado y las silenciosas profundidades de nuestro mar austral.
Estos veteranos fueron ejemplo del más puro y desinteresado amor a la Patria.
El Suboficial ARTUSO y el SANTA FE quizás representen a todos ellos.
FÉLIX OSCAR ARTUSO era un hombre que no pasaba inadvertido; era una persona simple de gestos fuertes y firmes, pero amistoso.
Un veterano del SANTA FE que a lo largo de tantos años se había formado en el espíritu de las unidades submarinas.
Todavía se recuerda el celo con que cuidaba sus máquinas, el cariño que dispensaba al submarino que consideraba su hogar, el consejo oportuno para enseñar y motivar a los más jóvenes de a bordo.
Su presencia es permanente en la ARMADA ARGENTINA y en particular entre todos los submarinistas, llevando su nombre la sala de motores de nuestra Escuela.
Descansa en el antiguo cementerio de Gritviken, en la tierra que juró defender y por la cual dio su vida.
El SANTA FE por su parte era la historia viva de la FUERZA DE SUBMARINOS. Sus 2000 toneladas de acero tenían vida propia. Y así lo sentían aquellos que en él aprendieron a amar la profesión militar y las profundidades del mar.
Sólo los que conocieron sus entrañas pueden entender ese sentimiento.
No era difícil darse cuenta que el orgulloso veterano era fruto de un cuidado constante y especial de las sucesivas tripulaciones, que le permitieron mantener su capacidad de combate a pesar de su vejez.
Porque más allá de la obligación, sólo se cuida lo que se ama.
Por ello nuestro submarino no quiso abandonar a quien tanto lo había cuidado.
Cuando el enemigo quiso obligarlo a abandonar esa tierra tan nuestra, él se negó a partir.
El SANTA FE, viejo, algo cansado, se fue hacia el lecho del mar buscando el reposo de los buenos barcos.
Tuvo la muerte que todo guerrero del mar ansía para culminar sus singladuras: en combate, altivo y valiente.
Las frías profundidades son testigo mudo, a 196 metros de profundidad, de la eterna patrulla de esta gallarda nave.
Pero no está solo.
ARTUSO lo habita montando una guardia permanente, haciendo latir con fuerza el corazón del casco herido.
En las noches claras, bajo las estrellas de nuestro cielo, velando el sueño lleno de Gloria de los marinos, la Patria ausente los arrulla con sus canciones. Alumbran su sombra los ojos de la Cruz del Sur.
Lo acompañan las sombras de Brown, de Espora, de Rosales; las sombras de las Fragatas argentinas y de los capitanes inmortales; todos montan junto a sus tripulantes, la guardia de LAS MALVINAS.
El oleaje rumoroso del Atlántico, coronado de espumas peregrinas, recuerdan al pasar del navegante que ellos montan guardia.
Donde el extraño pabellón flamea, entre las nieblas pálidas, allá están mientras amanece, el SANTA FE y ARTUSO, esperando su relevo, de guardia eterna.
Comandante de la Fuerza de Submarinos
Capitán de Navio Gustavo Domingo KRASSER
saludo 1
bagre