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El castigo del Kremlin a Occidente golpea los bolsillos de los rusos
Juri Vendik
BBC Rusia, Moscú
Viernes, 22 de agosto de 2014
El precio del queso ha subido un promedio del 4,4% desde el 7 de agosto.
El embargo de Rusia a productos de algunos países occidentales afecta a sus propios consumidores: en una semana los precios en las tiendas de Moscú se incrementaron hasta un 6%.
Ese es, por ejemplo, precisamente el incremento del precio del pescado congelado en los principales supermercados de la capital. El costo de la leche es ahora un 5,3% mayor y el del queso ha subido un promedio del 4,4% desde el 7 de agosto, cuando la medida entró en vigor.
Rusia ha prohibido la importación de alimentos básicos, así como de carne y otros muchos productos, de países de la Unión Europea, Estados Unidos, Australia y Japón, en respuesta a las sanciones que estos, por su lado, habían aprobado en su contra por su papel en la crisis de Ucrania y su supuesto apoyo a los rebeldes.
Pero no sólo están sufriendo los bolsillos moscovitas. En la isla de Sajalín, en el extremo oriental del país, el precio de los muslos de pollo se ha disparado. La que era carne más barata y por lo tanto popular de Rusia cuesta ahora un 60% más que hace una semana.
De la misma forma, los vecinos de la región de Primorie han visto incrementar el precio del pescado hasta un 40%.
En las redes sociales rusas circulan imágenes de estanterías vacías, aunque el gobierno dice que hay suficientes existencias para llenarlas por un mes.
Búsqueda de nuevos proveedores
En las redes sociales rusas circulan muchas imágenes de estanterías vacías en los supermercados de Moscú, que antes solían rebosar de variedades extranjeras de queso y yogur.
Sin embargo, las autoridades dicen que eso no debería ser así y que las existencias importadas antes del embargo son suficientes para que no haya desabastecimiento por un mes.
Según el gobierno, en un mes los productos occidentales serán sustituidos por otros procedentes de Argentina o Brasil, por ejemplo.
En ese tiempo, según el gobierno, los productos europeos serán sustituidos por otros procedentes de Argentina, Brasil, Egipto o Turquía.
Frente a eso, los expertos aseguran que el hecho de que existan productos importados suficientes no frenará la escalada de precios.
"El precio para septiembre de la carne brasileña es ya un 20% o 30% más alto que el de agosto. Así que no ponga sus esperanzas en Brasil, ya que esto es sólo el inicio de una incremento general de precios", dijo Sergei Yushin, el presidente de la Asociación de Proveedores de Carne de Rusia, al medio especializado en negocios,
Vedomosti.
Las encuestas muestran que la amplia mayoría de los rusos aprueba el embargo. El gobierno, a través de la televisión pública, ha asegurado que esta medida no afectará a los precios y que, además, permitirá a la agricultura del país florecer. Y el mensaje parece haber calado en la población, en vista de los resultados de los sondeos.
A día de hoy no es fácil encontrar productos porcinos a menos de 9 dólares el kilo en Rusia.
Recuerdos soviéticos
Las autoridades ya han prometido vigilar de cerca los precios y castigar a aquellos que intenten sacer provecho de forma ilegal de la situación. Un término que resuena a la era soviética vuelve a estar en uso: "spekulyanty", especuladores del mercado negro.
En la Unión Soviética los productos occidentales de contrabando se vendían a precios inflados, ante la escasez de alimentos básicos y otros productos.
Algunos economistas liberales de Rusia han advertido de que si el Estado intentara de nuevo regular el precio de los alimentos, el país podría enfrentar una escasez real que recordaría la época soviética.
Los precios de la comida son actualmente en Moscú similares o incluso algo más altos que los de Londres, por ejemplo.
Economistas liberales rusos han advertido que si el gobierno volviera a regular el precio de los alimentos, el país podría enfrentar una escasez que recordaría la época soviética.
En contra a la creencia popular, la capital no es el lugar más caro de Rusia. En algunas partes de Siberia o en el extremo oriental del país, donde los ingresos son mucho menores que en Moscú, los precios son más altos.
Algunos alimentos, como el cerdo de Ucrania y de la Unión Europea y las manzanas de Polonia, fueron prohibidos antes del 7 de agosto.
Como consecuencia, el precio del cerdo ha subido un 20%. Estos días es difícil encontrar productos porcinos a menos de US$9 el kilo en los supermercados.
Preocupación por la leche
"Si el suministro se corta bruscamente y la demanda se mantiene, porque la gente siempre querrá comer, los precios subirán", escribió el economista liberal ruso Igor Nikolayev en su blog.
Asimismo, muchos analistas prevén el deterioro del mercado de los productos lácteos como consecuencia de las sanciones.
"Tenemos problemas fundamentales", dijo a ese respecto a la BBC la especialista en agricultura, Yelena Tyurina. "Hay escasez de leche como materia prima, lo que se está solventando con leche en polvo. Pero ésta también proviene de los países de la UE, de los Estados bálticos en concreto".
Rusia respondió con el embargo a las sanciones que EU, EE.UU. y otros países le impusieron por su papel en la crisis de Ucrania.
La prohibición rusa cubre la mayor parte de los alimentos importados de Occidente, con algunas excepciones, entre las que se encuentran las bebidas alcohólicas, alimentos para bebés y para mascotas, café y aceite de oliva.
Las sanciones impuestas por la UE, Estados Unidos y algunos otros países occidentales tienen como objetivo a altos funcionarios rusos y sectores económicos clave, como la energía y las finanzas.
Fueron puestas sobre la mesa por primera vez después de la anexión rusa de Crimea en marzo y se endurecieron después de que los gobiernos occidentales acusaran al Kremlin de ayudar a los separatistas en el este de Ucrania.