SALTA TRAS LA INSTALACIÓN DE UN NUEVO HITO EN LA FRONTERA
Bolivia controla ahora el agua de Abra de Santa Cruz
01:28 El Tribuno estuvo en la zona con los vecinos, que denunciaron amenazas. "Les dijeron a los medios y ahora van a tener que retirarse, los desafió un funcionario de Tarija.
Bolivia controla ahora el agua de Abra de Santa Cruz
01:28 El Tribuno estuvo en la zona con los vecinos, que denunciaron amenazas. "Les dijeron a los medios y ahora van a tener que retirarse, los desafió un funcionario de Tarija.
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ANTONIO GASPAR
ROBUSTIANO PINEDO
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Desde que se instaló el nuevo hito que separa la frontera de Salta con Bolivia, en el Abra de Santa Cruz, del departamento de Santa Victoria Este, el 28 de noviembre último, la Argentina le cedió a la vecina República Plurinacional el control de la vega de agua por donde nace el río Santa Cruz, que desemboca en el Bermejo. El cauce surge en el extremo norte del Valle del Silencio, que hasta que se instaló la polémica demarcación pertenecía tradicionalmente al territorio argentino, y corre hacia el sur internándose en suelo salteño. La línea fronteriza por las altas cumbres divisorias de aguas que se respetó de palabra entre los habitantes lugareños de las dos naciones por 90 años fue súbitamente abandonada por una línea imaginaria trazada entre dos hitos existentes en el lugar desde 1940, lo que provocó que, de un día para otro, al menos 17 familias salteñas quedaran con sus propiedades en Bolivia.
Los vecinos atrapados en el extranjero tuvieron el lunes último una reunión en la escuela provisoria que levantó la vecina república en suelo que hasta el 28 de noviembre se consideraba argentino. Ahí denunciaron amenazas para que abandonen las tierras que vienen poblando por generaciones y que hasta el día de hoy son su único medio de subsistencia.
Santos Peloc, de 62 años, señala el valle desde el abra del cerro Santa Cruz. Con el dedo marca todas las casas de familias salteñas de la etnia colla que quedaron en territorio boliviano. “Nos dicen que arreglaron todo entre autoridades grandes y que nosotros ya no tenemos voz ni voto en el asunto. Ya está todo arreglado desde arriba y nosotros desde acá no podemos hacer nada. El límite siempre se respetó por el filo del cerro y ahora dicen que lo hicieron cruzar en línea recta todo el valle. El agua cae para el lado argentino, pero ahora donde nace queda para el lado boliviano y eso no puede ser porque nosotros somos dueños del agua, que es la que usamos para vivir ¿Y si ahora lo contaminan qué podemos hacer nosotros si ellos dicen que son dueños de donde nace el río? Esa agua llega hasta el Bermejo”, afirmó.
En los mapas, el Abra de Santa Cruz, en Santa Victoria Oeste, figura como territorio argentino. En la Dirección General de Inmuebles de la Provincia, el antiguo Rodeo Santa Cruz, que perteneciera en tiempos de la corona al Marqués de Yavi que apoyó la rebelión americana desde la puna, aparece en el plano N§10 de la matrícula 454 de ese departamento y tiene una extensión 12.620 hectáreas. El rodeo ocupaba todo el Valle del Silencio, un verdadero paraíso natural enmarcado entre cerros a más de 4.400 metros sobre el nivel del mar.
En el valle viven cerca de 3.000 personas y alrededor de 1.600 figuraban en los padrones electorales de las últimas elecciones provinciales de noviembre último. Ahí están las poblaciones de Santa Cruz, al sur del valle; Santa María, en el centro, y Abra de Santa Cruz en el norte, donde familias salteñas quedaron atrapadas en Bolivia sin que hasta el momento ninguna autoridad nacional y provincial se acercara a la zona. “Se quieren quedar con el agua, pero quién puede asegurar que no será contaminada, porque es el agua que usamos y es nuestra”, contó Rómulo Lara, en la casa de Evangelista Subelza.
El Tribuno fue el único medio en llegar a la zona de conflicto y ya estuvo tres veces desde que los campesinos de la puna salteña denunciaron la pérdida de lo que sus padres y abuelos consideraban territorio argentino. Este medio recorrió los tres hitos internacionales que dejaron en suelo boliviano las vegas donde nace el río Santa Cruz, del que se nutren de vida en su trayecto miles de pobladores del departamento de Santa Victoria Oeste.
El nuevo hito no tiene placa identificatoria de ninguna de las dos naciones, ni tampoco un número de referencia. Según los argentinos del lugar el nuevo mojón no solo modificó el límite de uso tradicional que corría por las altas cumbres, sino que sembró dudas sobre la línea imaginaria que trazó una comisión binacional de ambas cancillerías en noviembre pasado entre los hitos del cerro Peña Orco y el Cerro Mecoya, colocados en 1940, según el acuerdo internacional que data de 1925. “Los hitos ya estaban cambiados”, aseguró Rómulo Lara.
La Argentina ejerció la soberanía en la zona desde hace 90 años, poblándola de familias salteñas durante al menos cuatro generaciones. Aunque la ausencia del Gobierno y el abandono que sufren los habitantes salta a la vista para cualquiera que llegue al lugar, los caminos y escuelas argentinas fueron, hasta finales del año pasado, las únicas referencias de ejercicio de soberanía por parte de algún Estado en la zona.
Todos los pobladores son argentinos y en sus documentos de identidad se reconoce su domicilio dentro del territorio argentino, aunque hoy sería parte de Bolivia. Además, un mes antes de quedar en el vecino país fueron convocados a votar, como en todos los comicios, en las escuelas argentinas para las últimas elecciones provinciales. Los habitantes del Abra de Santa Cruz reclamaron al Gobierno argentino que los “rescate” y exigieron la inmediata presencia de las autoridades provinciales, que hasta ayer no se habían hecho presentes en la zona, aunque ya pasaron más de 80 días desde la instalación del nuevo hito.
A Valeriana Subelza le instalaron una escuela en sus potreros sin permiso
A Valeriana Subelza le instalaron una escuela boliviana en sus potreros. “Estábamos todas mujeres porque los hombres estaban trabajando. Llegaron unos 60 bolivianos para realizar la saneación. Vinieron y de muy mala manera dijeron que era suelo boliviano y comenzaron a medir todo. En mi terreno dijeron que tenía que estar la escuela y nosotras no pudimos hacer nada porque éramos solo 14 mujeres”, relató. Así comenzó la arremetida que luego siguió con un camino de unos 8 metros de ancho que baja por el extremo norte del valle, según los lugareños salteños de la comunidad originaria de la etnia coya.
Desde el año pasado el profesor boliviano Luis Miguel Churquina comenzó a impartir contenidos del Ministerio de Educación Boliviano a 7 niños argentinos.
En el vecino país comenzaron las clases el pasado 5 de febrero, pero Churquina aún no llegó a la zona.
Ahora están esperando al maestro boliviano para que estrene la escuela.
Algunos ven como beneficioso contar con la doble nacionalidad, aunque no quieren dejar de ser argentinos. Adela Subelza cobra la Asignación Universal por Hijo. Pero tiene que retirar el dinero de un cajero electrónico en La Quiaca. Mes a mes debe salir y caminar por dos horas para abordar una camioneta que la deja en la ciudad jujeña después de abonar 70 pesos de transporte por cada tramo.Cobra 250 pesos y gasta en viaje 140.
Denuncian que amenazan con expulsar a los argentinos
Los vecinos que ahora quedaron fuera del territorio nacional tienen miedo de que los expulsen de sus casas. El pasado 14 de febrero, en una reunión en la localidad boliviana de Rejará, autoridades andinas recibieron a los vecinos argentinos de Abra de Santa Cruz, quienes denunciaron amenazas.
La comunidad se comunicó con El Tribuno a fines de enero último, y con una serie de informes denunció el grave problema social de estas familias que quedaron atrapadas en Bolivia. Según los ciudadanos argentinos, el ejecutivo seccional de Padcaya, Rufino Choque Alarcón, convocó, el pasado 14 de febrero, a una reunión con las familias afectadas.
De acuerdo al relato de las mujeres argentinas, el alto funcionario boliviano maltrató a los victoreños y amenazó con expulsar a las familias de la porción de tierra que ahora dicen es boliviana.
Al maltrato y las amenazas del funcionario boliviano los describió Avelina Portal: “Ustedes fueron a los medios de prensa y hasta los diputados pidieron informes a la Cancillería (argentina) sobre la frontera; eso no debía suceder. Ahora los vamos a sacar a todos y vamos a llevar bolivianos a que habiten suelo boliviano”, increpó Choque Alarcón, según aseguró la salteña. Lo mismo aseguraron otros vecinos en la asamblea del lunes en la nueva escuela instalada en Abra Santa Cruz, a donde fue invitado El Tribuno.
En soberana elección decidieron pedir a las autoridades de ambos países que se defina la situación de las familias argentinas que quedaron en tierras bolivianas y que se aclare definitivamente el límite. “Si es que estamos en suelo boliviano pedimos documento de ese país para poder vivir tranquilos”, fue la opinión mayoritaria. Sin embargo ellos siguen sosteniendo que desde siempre vivieron en suelo argentino, mostraron sus DNI argentinos y aseguraron que quieren seguir perteneciendo a Salta.
En ese sentido les pidieron a las autoridades argentinas la asistencia necesaria y les dieron el plazo de un mes para recibir alguna respuesta de algún funcionario que se digne en visitar el lugar. Este nuevo escenario para las familias sucedió a partir de las publicaciones en la prensa, pues ahora no les quieren entregar la doble ciudadanía y ven peligrar su estadía en sus tierras.