IN MEMORIAM
TENEMOS EL GRAN PESAR DE COMUNICAR EL FALLECIMIENTO DEL BRIGADIER® -VGM LUIS GUILLERMO CASTELLANOS, JEFE DEL COMPONENTE AÉREO DEL TEATRO DE OPERACIONES CON BASE EN LAS ISLAS MALVINAS.
ELEVEMOS UNA ORACIÓN POR SU ALMA Y QUE GOCE LA DICHA ETERNA JUNTO AL ALTÍSIMO Y QUE SU MEMORIA EN LA TIERRA ARGENTINA NO SE APAGUE JAMÁS EN EL PANTEÓN DE LOS HÉROES NACIONALES.
ADJUNTAMOS REPORTAJE REALIZADO A VEINTE AÑOS DE LA GUERRA DE MALVINAS, ROMPIENDO UN SILENCIO QUE LE ESTALLABA EN SU PECHO DE SOLDADO ALADO.
Mayo 14 de 2017
Sierras de Cordoba ,Lunes, 23 de junio de 2014
Relato personal del señor Brig. (R) Luis Guillermo Castellano,
Ex Comandante del “Componente Aéreo Malvinas”
Han pasado veinte años de la Gesta el Atlántico Sur, tiempo en el cual mantuve el silencio, pese a las múltiples dudas y distorsiones que intereses subalternos y mezquinos han dicho y escrito sobre los hechos heroicos que se sucedieron.
Lo hice como una norma de conducta adoptada, en homenaje a todos los caídos.
Pese a todo, ahora se nos respeta, como una NACION que tiene el valor de luchar y dar la vida de sus hijos, por defender lo que se considera propio.
El amanecer del 2 de abril, luego del primer impacto emocional al pisar el querido suelo malvinero, rodaron nuestra primeras lágrimas, mientras reemplazábamos en el mástil del Aeropuerto, la bandera británica por la CELESTE y BLANCA, que nos acompañaría en toda la contienda, haciendo realidad el sueño de muchas generaciones de argentinos que, a lo largo de 149 años vivieron y murieron pensando en este histórico momento. Este hecho y los que a partir de allí se sucedieron, se agigantan con el transcurrir del tiempo.
Estoy convencido que los que tuvimos la fortuna de protagonizarlo, no lo olvidaremos jamás. Quien ha tenido el honor de comandar hombres de cuyo valor y coraje, tuvo sobradas muestras el enemigo, no necesita lograr ya más nada en la faz profesional. En este aspecto, ha logrado todo. Soy uno de los que tuvo ese raro privilegio y como reconocimiento a tan grande HONOR, dedico estas reflexiones, con sincero orgullo, a los camaradas de la FUERZA AÉREA ARGENTINA, que sin distinción de cargo o jerarquía, me acompañaron a las Islas.
En agradecimiento al profesionalismo, lealtad, coraje y espíritu, puestos de manifiesto en cada circunstancia que nos tocó vivir.
Los avatares de la contienda, me permitieron compartir con ellos momentos de éxito y de dolor, como simples soldados en el cumplimiento de su deber en la EPOPEYA DEL ATLÁNTICO SUR. Cuando la Conducción Superior cambió los objetivos de la recuperación de las Islas, la Fuerza Aérea planifica y ejecuta la operación de transporte aéreo más grande de su historia: “El Puente Aéreo a Malvinas”.
Traslada en el mes de abril, durante las 24 hs. del día, el 90% de los medios necesarios para el combate (personal, armamento, munición, vehículos, etc.) y a partir del 1º de mayo, afrontando riesgos y sacrificios sin límites, batallaron hasta el último día luchando contra la adversidad, con el solo objetivo de brindarnos la ansiada ayuda.
Recuerdo algunos de esos vuelos, en que el profesionalismo, la idoneidad y el ingenio de las tripulaciones, permitieron trasladar lo que en principio parecía imposible. Así fue con la batería misilística Rolland, los cañones SOFMA de 155mm y la batería misilística Exocet MM39, que estuvieron en las Islas.
La lluvia, el viento y el frío, nunca fueron obstáculos para las tripulaciones, ni para el personal de la Terminal Aérea. Con elevada capacidad e ingenio pudieron superarlos, organizando, almacenando y distribuyendo ordenadamente, todo lo que llegaba.
El 19 de abril, arriba un grupo humano singular: eran 19 civiles acompañados por un selecto núcleo de Suboficiales. Se trataba de los radioaficionados pertenecientes al “Radio Club Córdoba” y “Carlos Paz”. Estos hombres escuchando el llamado de la Patria, abandonaron todo y sin dudar ni pedir nada, se presentaron voluntariamente munidos de sus valiosos equipos personales. Ellos integran la ROA (Red de Observadores del Aire), elemento vital para la conducción de operaciones aéreas.
El conmovedor espíritu de entrega y el profesionalismo de sus hombres, al iniciarse las acciones bélicas, se transformaron en una pieza clave e imprescindible de la defensa, tanto aérea, terrestre o naval. Su incansable vigilia, su inquebrantable espíritu de sacrificio y su ejemplar vocación de servicio, ayudó en buena medida al éxito de muchas misiones de combate. Su principal y más importante misión fueron las oportunas alertas tempranas, que sin lugar a dudas salvaron muchas vidas humanas. En síntesis, su heroico y patriótico desempeño, contribuyó a que la Fuerza Aérea Argentina, escribiera páginas de gloria para la Historia de la Patria.
En la madrugada del 1º de mayo, nos encontrábamos descansando en nuestro Puesto de Comando, cuando un trueno ensordecedor nos levantó en vilo. Inmediatamente me comunico con el Jefe de la “BAM Malvinas”, Comodoro Destri, quién lacónicamente me informa que un avión “Vulcan” bombardea la pista. Se alerta a la “Base Aérea Militar Cóndor” ubicada en Darwin y se ordena que con las primeras luces, los IA 58 “PUCARÁ” se desplieguen previendo un segundo ataque. Nuestra ansiedad es muy grande, esperando el alba para ver los resultados del ataque. Por suerte, una sola bomba “tocó” la pista, no impidiendo su operatividad. El Santo Rosario colocado oportunamente cumplió su objetivo y dio sus frutos. Un milagro sucedió: las 17 bombas de 1.000 kg. arrojadas tardíamente alcanzaron de lleno el Vivac, donde la noche anterior había dormido toda la tropa. Sólo tuvimos que lamentar la pérdida de dos soldados que estaban de guardia. A las 08:15hs. se produce un 2º ataque, simultáneo, a las dos Bases Aéreas Militares, empleando aviones “SEA HARRIER en vuelo bajo; esta vez la artillería antiaérea, habiendo superado la sorpresa del primer ataque, estaba alerta y les hace pagar caro su osadía. Tan caro, que a partir de ese día, nunca más volvieron a atacarnos en vuelo bajo. Este proceder puso en duda nuestra la capacidad o decisión de lucha de los pilotos ingleses, ya que no se aproximaron más a los blancos medianamente defendidos. A partir del mediodía, se acerca a Puerto Argentino parte de la flota británica y comienza el ataque en pleno día contra nuestras posiciones. En nuestro Centro de Información y Control, (CIC) la situación se pone caótica. Ésta empeora cuando empiezan a llegar las escuadrillas de combate y los enlaces radioeléctricos son ineficientes. Esta grave falencia es subsanada con la eficiencia e idoneidad de los operadores de nuestro Radar de Control Aéreo (VYCA), quienes asumen la responsabilidad de guiar con seguridad y eficacia a nuestros “Cóndores de acero” que ponen en fuga al enemigo. Lamentablemente, el señor de la guerra, aún no estaba satisfecho con nuestros heroicos muertos de esa mañana.
Nos faltaba, aún, un castigo mayor. El Capitán García Cuerva, con insuficiente combustible para regresar en su Mirage (M-III), en lugar de eyectarse, pretendió (¡!) salvar el avión intentando un aterrizaje de emergencia en Puerto Argentino. La tensión reinante y la falta de coordinación apropiada, hicieron que nuestra artillería antiaérea, al ver eyectar los tanques de combustibles suplementarios del avión, lo consideraron enemigo y lo derribaron. En ese triste e inolvidable día, la brutalidad de la guerra nos daba su último cachetazo. Una vez más surcaron nuestras mejillas, las lágrimas del dolor y de impotencia. Fue incluso, paradógicamente para nosotros, la eficacia de la artillería antiaérea.
Aquí quisiera destacar la presencia de Soldados aeronáuticos, que valientemente integraron las dotaciones de las piezas de artillería. En aquel histórico 1º de mayo, desde su humilde puesto de combate, tuvieron el privilegio y el HONOR de compartir el glorioso BAUTISMO DE FUEGO DE LAS ALAS DE LA PATRIA. En un derroche de coraje y patriotismo, lucharon codo a codo junto sus Superiores, tratando de frenar los embates del invasor que los acosó por mar y aire.
Digno de destacar también, fue el desempeño del Escuadrón “PUCARÁ” al mando del Mayor Navarro, única unidad aérea que combatió desde las Islas. Inicialmente estuvo basado en la Base Aérea Militar “Cóndor”, operando desde un “fangoso potrero”, pomposamente llamado pista. Han demostrado, tanto los aviones como sus Tripulaciones, una enorme fortaleza, eximia flexibilidad operativa y pericia muy profesional que les permitió cumplir acabadamente con sus Misiones. Pese a las pocas posibilidades de éxito que tenían por su velocidad y tamaño, enfrentando a un sofisticado enemigo, nunca dudaron en jugarse en apoyo de sus Camaradas, defendiendo la Bandera Nacional hasta las últimas consecuencias, si era necesario. Un ejemplo cabal fue la encarnizada defensa de Darwin en que, operando desde Puerto Argentino, aterrizaban perforados de impactos, recargaban munición y combustible y volvían a salir, a fin de dar el último aliento ayudando a quienes, luchaban metro a metro por ese querido Rincón Patrio.
No quisiera olvidar al valiente y estoico personal de apoyo técnico de dicho Escuadrón. Su jefe, el Mayor Argente junto a sus hombres, en lo más dramático del combate, solucionaron con capacidad e ingenio, todas las deficiencias para mantener los aviones en servicio. Por las noches, entre mate y mate, esperábamos la aparición de las “nocheras”, que eran las fragatas que se acercaban a cañonear sistemáticamente la Base Aérea Militar “Malvinas” y la zona de despliegue del Componente Terrestre, hasta altas horas de la madrugada. Si bien, la magnitud de los daños eran poco significativos, el efecto psicológico era notorio.
Quiero hacer llegar mi reconocimiento a los estoicos “ganchos salvajes” (personal de Comunicaciones), que al mando del Capitán Zanardi y el “Pelado” Barbe, pusieron de manifiesto su gran profesionalismo, montando y desmontando cuantas veces fuere necesario, la Central de Comunicaciones de la Fuerza Aérea, único equipamiento que se mantuvo en servicio hasta último momento. Los gloriosos Equipos “Grinnell” demostraron su excepcional efectividad. Nunca el enemigo logró interferirlos y eso ayudó a no sentirnos solos. Recuerdo todavía las lágrimas de Barbe, cuando tuvo que destruirlos. Las leyes de la guerra son así. En lugar de llevarlo a un pedestal de gloria, había que destruirlo... ¡ Qué ingratitud !. En esos 45 días, con sus alucinantes noches, todo el personal de la Fuerza Aérea, siempre puso de manifiesto, su gran “Espíritu de Cuerpo”, alegrándose con los éxitos y particularmente, uniéndose en el dolor de las pérdidas. En nuestro Puesto de Comando, al tomar conocimiento del desarrollo de una misión, por ejemplo, el rescate de un Piloto eyectado, de inmediato el Mayor Guerrero, Oficial de Abastecimiento era el responsable de mantener encendida una velita al pie de la Virgen de Loreto, obsequio de nuestro Comandante en Jefe. Y a no dudarlo, el consumo de velas debió sumar varios cientos. Finalizada la contienda y durante nuestro cautiverio, dicha Imagen permaneció en poder de nuestro Capellán, el Padre Pacheco y hoy se encuentra entronizada en la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia, junto a la placa que perpetúa la memoria de los HEROES que cayeron en defensa del Honor Argentino.
El 28 y 29 de Mayo, durante la caída de Darwin, a pesar de la enorme frustración y amargura que nos deparó la derrota, deseo destacar el orgullo que me produjo el saber que, si algo de honroso tuvo la defensa de la zona, se debió particularmente al heroísmo y profesionalidad de los hombres de la Fuerza Aérea, con su Jefe, el Vicecomodoro Pedrozo. Su decisión, su valor y su conducción militar en la batalla, fueron un ejemplo de soldado.
Al finalizar el combate hizo formar a sus efectivos y luego de entonar el Himno Nacional Argentino, procedió con todo honor, a la entrega de las instalaciones al vencedor.
Un párrafo aparte, merece el Escuadrón de Helicópteros, que al mando del Mayor Posse, cumplió heroicamente todas las tareas sin medir riesgos, ni sacrificios, volando 570 horas sin novedad. Merced a la capacidad y coraje de sus Tripulaciones, el 10 de junio, al considerarse ya innecesaria su permanencia en las Islas, por iniciativa del citado Jefe y contando con la autorización del suscripto, los dos “Chinook” disponibles, emprendieron el regreso en un épico vuelo, sorteando la detección enemiga y bombeando a mano el combustible que llevaban en tambores, para arribar henchidos de GLORIA a la Base Aeronaval “Río Grande”.
Asimismo, necesito hacer una mención especial al Personal de los helicópteros “Bell 212” que deseaban intentar el cruce. Dada la evaluación realizada y estimando las remotas posibilidades de éxito, se decide no autorizar el vuelo, para preservar la vida de tan valiosas tripulaciones. Fue una demostración más del patriotismo y profesionalidad de los helicopteristas.
El día 8 de junio, se produce el ataque en Bahía Agradable, “el día más negro de la Flota”, oportunidad que la Fuerza Aérea infringe el castigo más sedvero al enemigo, destruyendo dos buques de desembarco y averiando otros dos .
Una mención particularmente destacada, merece la Dotación de la Base Aérea “Malvinas”. Dicha Unidad estuvo al mando del Comodoro Destri, quien fue secundado por el mejor Jefe de Regimiento desplegado en las Islas, el Tcnel Mohamed Alí Seineldín, con su Regimiento de Infantería RI 25. Desde el primer momento hasta el último, el enemigo concentró su ataque en forma sistemática sobre la península donde estaba situada nuestra Base. Procuraron por todos los medios, destruir la pista de aterriza je que era el único enlace que nos quedaba con el continente, ya que la Armada, prácticamente había desaparecido. Nuestros hombres, concientes que bajo su responsabilidad estaba la posibilidad de mantener la capacidad combativa de nuestra Guarnición, realizaron un supremo esfuerzo para negarle al enemigo el logro del objetivo buscado, no midiendo riesgos ni sacrificios. Resistieron a pie firme los embates del invasor, que durante la contienda arrojó aproximadamente 130 toneladas de explosivos de variado tipo, fracasando estrepitosamente en los intentos de destrucción. Asimismo, no debo olvidar, que bajo su responsabilidad, estaba la recepción y descarga con la máxima celeridad y eficiencia de los vuelos de
nuestras poderosas e inolvidables “Chanchas” Hércules C-130, que como consecuencia del bloqueo debían operar a cualquier hora de la noche y bajo condiciones climáticas críticas. Cumplieron su misión hasta el último día, manteniendo en esa forma tan vital enlace, que nos permitió sostener nuestra inquebrantable voluntad de lucha.
Al finalizar las operaciones, personal inglés del Estado Mayor del Gral. Moore, al comprobar la condición de operatividad de la pista, no alcanzaban a creer que nuestros heroicos combatientes les habían negado el logro de inhabilitar el objetivo más buscado.
Antes de finalizar, quiero destacar la labor encomiable de nuestros hombres de los Servicios Sanitarios, que integrados al Hospital de Campaña que se instalara en Puerto Argentino, pusieron de manifiesto su valiosa capacidad profesional, espíritu de entrega permanente para beneficiar a sus pacientes y su sacrificio personal. Trabajaron sin descanso, sin límites, con pleno coraje y sumo patriotismo puesto en cumplimiento de la misión asignada, merecen que conjuntamente con nuestro reconocimiento, digamos con orgullo:
*** HONOR A TODOS LOS DEFENSORES DEL “ALCAZAR MALVINAS” ***
Brig. ® LUIS GUILLERMO CASTELLANO
Ex Comandante del Componente Aéreo “Malvinas”