Por lo que veo, es el supuesto lanzamiento de un A-4 desde un portaaviones de la clase Essex.
Así que tendríamos, cuanto menos, tres consideraciones a tener en cuenta.
La primera, ¿cuál es la velocidad del viento? Alcanza a verse una aparente bandera sobre el puente que indica que el portaaviones esta alineado con el viento, pero es imposible saber cuál era la velocidad.
La segunda, ¿Cuánto pesaba el A-4? No se observan bombas u otro tipo de elementos que aumentarían su peso. Más bien, da la sensación de estar bastante liviano.
La tercera, ¿Cuál es la potencia de lanzamiento de la catapulta? Siendo un portaaviones de la significativa clase Essex, cabe suponer que las catapultas también tienen más potencias que la del pequeño portaaviones argentino. Sería interesante conocer sus prestaciones.
En principio, un avión diferente en un portaaviones diferentes y en circunstancias diferentes a la del portaaviones argentino en la guerra de Malvinas.
En este marco, antes de concluir que es un requisito sine qua non el viento, seguramente es pertinente estudiar en mayor detalle el caso del intento de ataque del portaaviones argentino.
Me parece, como anticiparon otros, que al profundizar la historia de la suspención del ataque Argentino, se descubre que no necesariamente los A-4 necesitaban mucho viento para despegar. La velocidad del viento fue sólo uno de varios factores que habrían influido en los acontemientos.
Repasando algunos de los factores vinculados a los acontecimientos...
El primero de los factores a tener en cuenta era la distancia existente entre el portaaviones y la supuesta flota británica. Lo más seguro para el portaaviones argentino era lanzar el ataque desde la máxima distancia posible. Cuanto más lejos, más difícil de ser detectado y recibir un contraataque. Eso implica que los A-4 debían transportar la mayor cantidad posible de combustible.
Otro factor es la cantidad de bombas necesarias para generar un daño apreciable en un buque enemigos. La misma estaba ya estandarizada en tres pesadas bombas. Obviamente, este peso implica menos combustible y autonomía.
El tercer factor es la cantidad de aviones a lanzar. No es lo mismo lanzar un único avión que tratar de lanzar todos los aviones disponibles (que en este caso, creo que eran ocho A-4). Retomo esto a continuación.
El cuarto factor, teniendo en cuenta el peso máximo del avión (incluida las bombas y combustible), es la velocidad que necesita alcanzar para despegar. A eso contribuye la potencia de la catapulta, la velocidad máxima del portaaaviones y el viento favorable. Es interesante destacar que hay dudas de que este viejo portaaviones pudiera alcanzar su máxima velocidad.
Habría que preguntarse si las catapultas también podían proporcionar la máxima potencia y por cuántos lanzamientos. Muchos no saben que las catapultas de vapor pierden potencia con cada lanzamiento y, después de cierto numero, hay que esperar que se vuelvan a cargar para volverse a utilizar. Ahora bien, no se trataba de lanzar un único A-4, sino toda una flota de unos ocho A-4. La catapulta tenía que distribuir la energía de la que dispone entre todos estos aviones. Del primero al último, había que lanzarlos a todos con el máximo peso posible.
Cualquiera de estas debilidades en la velocidad máxima que puede alcanzar el portaaviones en un momento dado, y la energía que puede proporcionar su catapulta durante todo el procedimiento, puede ser compensada con un fuerte viento. También puede ser compensada lanzando aviones más livianos y/o un menor numero de aviones, pero esto último no era una opción.
Si el viento es insuficiente, entonces los aviones tienen que despegar más livianos. Ya que la cantidad de bombas necesarias estaba estandarizadas, menor peso al despegue implica menos combustible. Menos combustible es menos autonomía. Menor autonomía de los aviones requiere ser compensado con el portaaviones acercandosé más a la flota enemiga.
Recapitulando, la información disponible es que en la fecha del ataque se prevío lanzar todos los A-4 con sus bombas y el maximo de combustible desde la máxima distancia posible. Este ataque requería una elevada velocidad del viento. Elevadas velocidades del viento típicas en estas latitudes.
Pero esa velocidad del viento que nunca se alcanzo. Aparentemente, no es que los aviones no hubiesen podido despegar. Es que el mayor gasto de energía en el despegue hubiese sido tal que los aviones no hubiesen contado con combustible suficiente como para alcanzar la lejana flota británica.
La solución a este percance pasaba por retrasar el lanzamiento y proceder, por un lado, a acercar el portaaviones hasta la supuesta flota británica; por otro lado, reducir el peso de los aviones quitando combustible de sus tanques. Según creo recordar, ambas tareas se llevaron a cabo y se logro reducir el peso de los A-4 hasta alcanzar las condiciones necesarias para despegar con tan poco viento. Pero, finalmente, otras consideraciones llevaron a suspender el ataque antes de que el portaaviones se hubiese acercado lo suficiente.
Entre esas otras consideraciones se encontraba la dudas de que uno de los portaaviones británicos formara parte de la supuesta flota británica que se pretendía atacar (no valía la pena atacar blancos de escaso valor), el temor de que el ARA 25 de Mayo hubiese sido detectado por una patrulla de Harrier, la recepción de la noticia de que el ARA Belgrano había sido hundido y, según algunos, la necesidad de preservar la flota para conservar la capacidad de distuación ante los rivales continentales tradicionales cuando esta guerra hubiera terminado.
En cualquier caso, estos otros factores ya no parecen haber tenido que ver con el viento, sino con consideraciones políticas, estratégicas y hasta percepción de amenazas que impulsaron al almirantazgo a suspender el ataque, dar media vuelta y regresar al continente.
Así que, como dije más arriba, la fotografía refiere a un avión diferente, en un portaaviones diferentes y en circunstancias diferentes a la del portaaviones argentino en la guerra de Malvinas