Hola muchachos!
Tengo un documento que quiero compartir con todos Uds. y formaría parte de
PREGUNTAS VARIAS SOBRE MALVINAS.-
En principio, algo que desconocía sobre la FAP, tal como lo refleja esta información, pero que uno imaginaba y esto confirma esa imaginación. No olvidemos que Perú fue uno de los países sudamericanos que más colaboró con Argentina durante Malvinas pero, no sabía de este tipo de colaboraciones.-
Mi primer pregunta es: ¿Alguien sabe algo y puede ampliar sobre esto?
Y, la segunda pregunta es si, a nivel diplomático, para más datos, un embajador argentino (o cualquier embajador), ¿puede ser tan inocente? ¿o habría que encuadrar esta pregunta, en el foro de las traiciones (o traidores) de Malvinas?
A continuación, el texto que, es un poco largo pero, no les tomará más de cinco minutos leerlo:
Pilotos de la FAP llevaron los Mirage a Buenos Aires en vuelo silencioso
Fue una madrugada de mayo de 1982 cuando las 10 naves partieron de La Joya. Les sustituyeron las insignia, bandera y matrícula peruanas por las de Argentina.
Por Alfredo Alí Álava
Era una operación militar secreta y, por ello mismo, ni siquiera las esposas o las novias de los pilotos peruanos se enteraron de que ellos volarían hacia Argentina llevando 10 aviones de combate Mirage M5-P para participar, si las condiciones lo exigían, en la guerra por las islas Malvinas.
Pero cuando los aviones caza-bombarderos que vendiera el Perú se encontraban listos para entrar en combate, luego de varios días de intensa preparación y acondicionamiento en tierras argentinas, el conflicto terminó con la reocupación británica de las islas del Atlántico Sur y los M5-P debieron esperar otros tiempos.
Fue una madrugada de mayo de 1982 cuando 10 capitanes y mayores de los escuadrones 611 y 612 de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) salieron de La Joya (Arequipa) hacia la base argentina de Tandil, al este de Buenos Aires, para cumplir las órdenes emanadas desde el alto mando de la FAP.
La Fuerza Aérea Argentina, a través de los canales políticos correspondientes, había solicitado apoyo a su similar peruana, pues requería de aeronaves de combate de alta performance para hacer frente a la armada real inglesa que llegaba escoltada por los famosos Harrier, aviones de despegue y aterrizaje vertical, que por entonces eran las más modernas y poderosas máquinas aladas que surcaban los aires.
Argentina tenía problemas con sus aviones de combate porque no estaban preparados para desplazarse hasta las islas Malvinas, atacar los objetivos en el mar y retornar a sus bases. No obstante --como recuerda el general FAP Aurelio Crovetto Yáñez-- "los pilotos argentinos se sobrepusieron a las circunstancias adversas e hicieron blanco en varios buques ingleses: cumplieron una excelente y admirable labor".
Pese a que disponían de algunos aviones de guerra recién adquiridos, como los Super Etendard (subsónicos) equipados con misiles Exocet, y otras naves más antiguas, como los Mirage-3 (para ataque aire-aire), los Dagger (ataque aire-tierra) y los A-4 Skyhawk (aire-tierra), los argentinos necesitaban aviones de mayor autonomía de vuelo y capacidad para tareas en el mar. Y esas máquinas las tenía el Perú.
Aviones Mirage M5-P, como los que aparecen volando en esta formación, fueron vendidos por el Perú a la Argentina. Se trató de una operación militar secreta cuyos alcances empiezan a conocerse ahora, un cuarto de siglo después de la guerra por las islas Malvinas
ERAN LOS MEJORES DE LA FAP
Por entonces los Mirage M5-P eran los aviones de línea y los mejores de combate que tenía la FAP. Aunque habían llegado entre 1968 y 1969, dichas aeronaves contaban con no muchas horas de vuelo y, a decir del general Crovetto, que por entonces era jefe del Escuadrón 611 con el grado de mayor, estaban en óptimas condiciones de operatividad. Eran los aviones ideales para atacar objetivos marítimos.
En efecto, las naves peruanas de fabricación francesa tenían una respetable autonomía de vuelo gracias a sus tanques de combustible. Poseían misiles teledirigidos AS-30, con un alcance de 15 kilómetros que estaban especialmente diseñados para atacar buques. Pero también eran de temer sus cañones, que disparaban balas, algunas con cabezas explosivas, de 20 milímetros.
Cuando despegaron de La Joya (Arequipa), después de dejar su base de origen, Chiclayo, los 10 Mirage M5-P debieron elevarse por encima de los 33 mil pies en un vuelo silencioso, con los equipos de radio apagados, para evitar ser detectados por los radares bolivianos y, especialmente, por los chilenos que jugaban su partido a favor de la corona británica. Fue un vuelo por ruta de frontera a una velocidad promedio de 800 a 900 kilómetros por hora.
Desde que salieron un Hercules de la FAP, originario del Grupo Aéreo No. 8 (con base en Lima) -piloteado por el coronel Dociteo Aliaga, con el mayor Silva Díaz como copiloto-, acompañó de cerca a la escuadrilla de guerra.
Dentro del Hercules, unos 15 técnicos mecánicos y un reducido número de oficiales se apretujaron alrededor de un Mirage desarmado y de los contenedores con misilería.
"Vaya si nos costó trabajo introducir el Mirage en el Hercules, pese a que le quitamos las alas" -comentó uno de los actores.
"Nos preocupamos en planificar bien el vuelo. No temíamos tanto que nos detectara Bolivia, pues considerábamos que ellos no tenían capacidad para hacerlo. El problema era Chile y sus radares que, probablemente, tenían en Iquique y Antofagasta. Pasamos, sin embargo, sin contratiempos", recordó un piloto que prefirió el anonimato.
Las aeronaves fueron conducidas por los pilotos FAP Ernesto Lanao, César Gallo, Augusto Mengoni, Pedro Ávila, Gonzalo Tueros, Pedro Seabra, Mario Núñez del Arco, Marco Carranza, Augusto Barrantes y Rubén Mimbela. La mayoría de estos oficiales está hoy en el retiro y unos tres o cuatro siguen en su institución con el grado de general.
Previamente los Mirage peruanos habían sido maquillados y, entre otras modificaciones de forma, habían renunciado a la insignia, bandera y matrícula peruanas para, desde entonces, lucir los emblemas argentinos con sus colores característicos, celeste y blanco. Así volaron hacia Tandil, previa escala en Jujuy, en una travesía que duró cerca de tres horas.
El escuadrón de M5-P fue acompañado por una nave madrina, un L-100 similar a los Hércules, en cuya bodega llevaba parte de los equipos de mantenimiento y varias decenas de técnicos y mecánicos de aviación que debían instruir a los argentinos en todo lo relacionado con el funcionamiento de las naves y la utilización del armamento. Los misiles, obuses, bombas, municiones y tanques de combustible, por cierto, viajaron posteriormente por otras vías.
ALEGRÍA EN ARGENTINA
En Tandil hubo algarabía total cuando el escuadrón de cazas aterrizó. Estaba allí para recibir a los pilotos peruanos el mayor Crovetto, que ya tenía varios días en Argentina trabajando en el Estado Mayor de la Guerra, junto con el coronel FAP Gonzalo Arenas y el mayor FAP Carlos Portillo.
Los pocos pilotos argentinos de Dagger que se hallaban en la base (los otros estaban combatiendo) se estrecharon en sincero abrazo con sus colegas peruanos. "Algunos estuvieron al borde de las lágrimas. Imagínese que a usted le llevan ayuda militar cuando más la necesita y en momentos cruciales. No era para menos", recordó Crovetto, quien más tarde se encargaría de dar instrucción a sus colegas argentinos.
Pero el Perú no solo se preocupó en enviar 10 aviones de combate a Argentina. El alto mando de la FAP también ordenó al Comando de Materiales entregar toda la logística necesaria para las operaciones de las naves e, incluso, equipos de defensa aérea. En aquella ocasión --recuerda un oficial-- le dimos alrededor de 30 misiles AS-30 aire-tierra, misiles antiaéreos y hasta compramos repuestos en Israel para aviones como si fueran para el Perú, pero terminaron en Argentina.
Nuestra fuente destacó, de otro lado, el apoyo peruano con tanques de combustible. No recuerda la cantidad, pero aseguró que fueron muchos, los suficientes como para que los aviones argentinos los utilizaran para decolar del continente, enfilar hacia Las Malvinas, atacar posiciones enemigas y retornar a sus bases. "Sin esos tanques era imposible realizar esos ataques. Fue clave en las operaciones", anotó.
Los M5-P superaban los 2.400 km por hora
El Mirage M5-P, de los cuales el Perú poseía entonces poco más de 36 aviones, era una nave supersónica que podía desarrollar dos veces la velocidad del sonido, es decir, volar a poco más de dos mil 400 kilómetros por hora.
Estaba preparado para realizar operaciones de penetración (sobrepasar las líneas enemigas y atacar objetivos diversos). Dependiendo de su configuración podía desplazarse a grandes distancias y para desarrollar diversas tareas podía ser equipado con misiles, obuses y bombas de 500 libras.
"Los cuidábamos mejor que un Maserati (el automóvil de lujo italiano), y los argentinos se sorprendieron de verlos en inmejorables condiciones", explicó un ex oficial del Comando de Materiales FAP.
Como se sabe, los misiles Exocet, fabricados por Francia y que posee la Marina de Guerra del Perú, fueron una de las armas decisivas en aquella guerra.
Según se hizo público en su oportunidad, un despacho de ocho misiles Exocet destinados a la Armada Peruana, y que debieron llegar a ese país en mayo de 1982, fueron retenidos sin causas convincentes por los proveedores, hasta después de la guerra.
Una fuente naval explicó que los fabricantes se enteraron que Perú había resuelto desviar ese material a Argentina. Supieron -aseguró la fuente- debido a la indiscreción del agregado naval argentino en París, que se acercó a la fábrica a preguntar si ya estaban listos los Exocet para Perú.
Otro rubro concreto de apoyo marino fue la dotación de 17 a 19 torpedos que aquellos días salieron de los arsenales de la Armada peruana para ir a potenciar las naves argentinas.
Lamentablemente parte de estos torpedos peruanos naufragaron con el hundimiento de la nave argentina Santa Fé.
Fuente:
http://www.elcomercio.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-04-02/ImEcTemaDia0700965.html