Por la razón o la fuerza
http://www.lasegunda.com/edicionimp...05301S0110016&from=d&fecha_elegida=09/08/2005
Gonzalo Vial Correa
Un senador ha propuesto reemplazar la leyenda del escudo nacional. En vez de decir: "Por la razón o la fuerza", quiere que diga : "Por la fuerza de la razón".
Desde luego, no es posible cambiar así como así los símbolos nacionales. Tienen una tradición propia - aunque su exterioridad parezca inadecuada; aunque SEA inadecuada- , tradición cuyo valor sólo se advierte en tiempos tormentosos, cuando es preciso unir a los nacionales para afrontar alguna grave emergencia... y, en cambio, no se ve necesaria en tiempos tranquilos, cuando cabe plantear estos pequeños escándalos, para publicitar la imagen propia y sin daño aparente de nadie.
Así le sucedió a la Unión Soviética del Padrecito Stalin, tan revolucionarios ambos, cuando fue agredida por la Alemania Nazi, el año 1941. Inmediata y deliberadamente la U.R.S.S. resucitó las aborrecidas tradiciones zaristas... sus legendarios generales victoriosos - cuyos nombres pasaron a bautizar las condecoraciones de la "Gran Guerra Patriótica" contra Hitler- y hasta los gobernantes más crueles y despóticos de su pasado "feudal" , como Pedro I.
Mientras haya paz, aunque sea relativa, cabrá cambiar el escudo nacional - reemplazándolo por un cuadradito colorinche, diseñado por algún publicista "top"- e incluso su lema, que nos ha presidido poco menos de dos siglos. Si sobreviene un desafío que involucre al país entero y requiera unirlo, reinstauraremos y revalorizaremos aquel lema, y el escudo con el cóndor y el huemul, simplemente por la carga histórica que conllevan.
Pero, además, el cambio que sugiere el senador es particularmente insatisfactorio, por dos razones:
- porque no significa nada; y
- porque el ACTUAL lema, en cambio, significa lo que el parlamentario quiere decir (y no dice) con el suyo.
1. "Por la fuerza de la razón" es una frase incompleta y, como tal, ininteligible, pues no señala qué hará Chile si un eventual contrincante o disputante NO ACEPTA LA RAZON CHILENA, NI TAMPOCO UN MEDIO PACIFICO DE DETERMINAR SI ES EFECTIVA.
La respuesta única es: EN ESE CASO, Chile aplicará la fuerza para DEFENDER su razón.
El ejemplo es muy reciente. Desde inicios de la centuria pasada, Argentina nos disputaba las islas del Beagle, con argumentos tan débiles que incluso su más conocido y relevante experto limítrofe, el legendario Perito Moreno, los hallaba insostenibles. Durante más de medio siglo "razonamos" con nuestros vecinos. Optativamente al acuerdo directo, les ofrecíamos arbitraje, que ellos rechazaban, prefiriendo seguir las "conversaciones". Por último, aceptaron arbitrara Su Majestad Británica, a través de cinco juristas de la Corte de La Haya. El fallo unánime de los jueces fue TOTALMENTE FAVORABLE A CHILE: declaró en plenitud la razón que alegábamos. No obstante, Argentina desconoció el fallo de modo unilateral. Lo discutimos con ella un año más. Al final - y como anunciáramos un nuevo y último esfuerzo para "razonar" el diferendo: recurrir a la Corte referida- los argentinos decidieron y prepararon atacarnos por tierra, mar y aire. Estuvimos a seis horas de la invasión y la guerra, que fueron ahorradas a ambos países sólo por la mediación de Juan Pablo II.
Ahora bien, ¿qué hubiera sucedido si Argentina hubiese llegado a atacarnos? Simplemente que le habríamos opuesto la FUERZA, ofensiva y defensiva, para amparar nuestra RAZON. Y a tal fin, con mucha justicia, y en la medida de nuestras posibilidades, estábamos preparados.
Es, entonces, incompleto y engañoso decir que Chile actuará siempre y solamente "por la fuerza de la razón". Si otro país se niega a aceptar la nuestra; o a convenir que un tercero resuelva la disputa (arbitraje); o a acatar lo que el árbitro haya determinado, y si ese país - en cualquiera de tales alternativas- nos lleva a la guerra... no contestaremos ya con "la fuerza de la razón", sino con la "fuerza-fuerza".
No lo dice el lema nuevo que el senador propone, por lo cual - analizado literalmente- es engañoso, una presentación trunca de nuestra línea exterior, maquillada para ocultar su realidad.
2. Pero lo más singular es que el lema de hoy, el que molesta al senador, significa precisamente lo que quizás éste QUIERE que diga , pero no dice, SU PROPUESTA DE REEMPLAZO.
El lema propuesto no significa nada, porque no "cierra", es inconclusivo. El lema actual, en cambio, señala que nuestra arma primera es la razón. Pero que si el contrincante rechaza ésta o su declaración por un tercero, la ampararemos por la fuerza. "Por la razón", primero; o "(por) la fuerza", si aquélla no es acogida ni arbitrada, o si el fallo arbitral es desconocido, como en el ejemplo visto.
Y ESA HA SIDO LA POSTURA TRADICIONAL DE LA REPUBLICA EN CASI TODOS SUS CONFLICTOS EXTERNOS:
A. En 1978, con Argentina y las islas del Beagle, según acabamos de explicar.
B. En 1901, con Argentina, por la interpretación del Tratado de 1881 sobre el deslinde austral.
C. En 1898, con Argentina, por la Puna de Atacama.
D. En la Guerra del Pacífico, 1879, con Perú y Bolivia.
Los casos "B" y "C" son muy ilustrativos, porque los respectivos Presidentes de Chile, Errázuriz Echaurren y Riesco, "razonaron" hasta tal extremo con Argentina, que nuestra opinión pública se sublevó, llamándolos cobardes y traidores... Pero las dos veces, a la postre, hubo arbitraje y no choque armado.
La Guerra del Pacífico, un aparente caso de fuerza chilena, tiene sin embargo orígenes muy claros. Chile no estaba preparado para la guerra, no la quería (el año anterior, para salvar las penurias fiscales, incluso hablamos de vender los dos blindados nuevos, el Cochrane y el Blanco, que serían claves de nuestra victoria marítima en el conflicto). Bolivia nos provocó a la guerra, violando deliberadamente el tratado que le prohibía gravar con nuevos impuestos a las empresas de salitre chilenas que operaban en su costa. Como rehusaran pagar, dispuso el remate de los bienes de la principal de ellas. De verificarse este remate, habría introducido en el problema a los eventuales subastadores de dichos bienes, seguramente extranjeros de países ricos y poderosos... una variable, como se comprenderá, muy negativa para nosotros. Por eso ocupamos Antofagasta e impedimos la subasta: esto detonó la guerra. De todos modos, seguimos gestionando posibles arreglos y arbitrajes... hasta convencernos de que existía un pacto secreto, desde 1873, que tornaba obligatorio el apoyo peruano a Bolivia en cualquier pugna con Chile. Respaldado por el pacto, el mandatario boliviano había decidido hacernos la guerra, contra nuestros deseos y esfuerzos.
A la verdad, el único conflicto en que hubo de parte de Chile una voluntad de guerra más que de razonamiento fue - con muchos matices, que no podemos desarrollar- el que nos enfrentó a la Confederación Perú Boliviana. Esto aparte, el historial exterior de la República es de razonar hasta el límite (arbitrajes incluidos), y sólo en último término recurrir a la fuerza. Gracias a eso, probablemente, hemos tenido paz durante más de un siglo, a pesar de múltiples amenazas. Y ello confirma y afirma nuestro actual lema. No es serio decir lo mismo, pero sin la claridad indispensable en materia tan grave.