El año pasado nos sorprendimos con los resultados del primer ejercicio en donde participo el Raptor, el Northern Edge en Alaska donde el F-22 terminó con un increíble 108 a 1. Esta semana se conocieron los resultados del Northern Edge 2006 que se llevó a cabo en Junio pasado, también en Alaska y hasta donde se desplazó el Escuadrón 27 de caza de Langley. Según el comandante de éste escuadrón, el Coronel Tolliver, los resultados fueron mucho más sorprendentes aún: 241 a 2.
Con ésos números hay muy poco para decir. Sus tácticas son el secreto mejor guardado, aunque algo se conoce sobre su entorno operativo. Tras el despegue se posicionan a una altitud de aproximadamente 50.000 pies (16.500 mts) una altura que no es normal para ningún otro caza e incluso para la aviación comercial. A más de 16 kilómetros de altitud, muchos especulan que el alcance de detección del radar AESA utilizando el mínimo de emisión supera ampliamente los 500 kilómetros, y el rango de detección pasiva de sus sistemas de alerta radar se aproxima a los 800 Km aproximadamente.
Si a ello le sumamos que se desplaza a 1.500 km/h de forma constante, el piloto dispone de una cobertura enorme de todo lo que sucede en su entorno con la fundamental ventaja de tener una firma radar que lo hace indetectable por cualquier radar común, e incluso los radares AESA de los F-15C sólo pueden tener algún tipo de contacto en el orden de los 30/40 kilómetros. Para ése momento el piloto del Raptor ya conoce la posición del avión atacante, al menos con una anticipación de 1,5 a 2 minutos. Tiempo suficiente para “madrugar” al atacante.
La USAF sabe que tiene en sus manos un arma muy poderosa. Algunos analistas europeos indican que la tecnología del Raptor tardará al menos entre 5 a 7 años poder alcanzarla, aunque reconocen que para entonces el F-22 ya estará un par de escalones más alto. Sin embargo, las críticas arrecian y cada vez con más fuerza.
Un mes atrás Pierre Spray, el diseñador del F-16, fue muy duro con el Raptor al considerarlo que era un “pavo”, o sea un avión torpe, poco maniobrable y sin nada de agilidad, indicando incluso que el F-15 era muy superior en su envolvente de vuelo. Cuando aparecieron los resultados del ejercicio Northern Edge, Spray no realizó ningún comentario más, ya que precisamente el F-16 fue la aeronave más derribada por el Raptor.
El periodismo también se ha lanzado contra el Raptor. Algunos medios tratan de conocer a ciencia exacta el nivel de disponibilidad del avión. Señalan que son contínuos los problemas eléctricos, las pérdidas de aceite y el malfuncionamiento de otros componentes que impiden que el F-22 tenga una tasa alta de disponibilidad. Nadie niega el elevado costo del avión, pero para nivelar las críticas, el Raptor recién lleva un año en servicio operativo y una aeronave de la complejidad de éste, es normal y hasta natural que presente muchas fallas en su etapa de servicio inicial.
Pero también ha sido el periodismo en detectar que los misiles AIM-120 que utiliza el Raptor son muy exclusivos. Según algunos comentarios que se han obtenido de algunos armeros, hay un modelo desconocido, de mayor peso que no corresponde a ninguna de las variantes tradicionales y que sólo se utilizan en circunstancias especiales. Esto coincidiría con algunos reportes que hablan de un supuesto “AIM-120 Delta Dos” cuyo alcance máximo superaría los 120 km. Algo razonable considerando el alcance de detección del radar APG-77.
En relación a la capacidad stealth del avión, un piloto declaró que resulta más que emocionante verlos llegar (a los otros cazas), ver cómo tratan de localizarnos y como casi enfrente de sus caras no nos pueden ver. Y si no nos pueden ver, tampoco nos pueden disparar. Esto nos da una ventaja considerable, ya que en algunos casos puntuales los podemos detectar cuando despegan.
La USAF buscaba 381 ejemplares, pero con un costo de producción del orden de los 240 millones de dólares, el Congreso se mantiene firme en permitir sólo 183 unidades que permitirán equipar 7 escuadrones. En estos momentos está en pleno debate la construcción de los 60 ejemplares finales correspondientes a los Lotes 7, 8 y 9 integrados de 20 unidades cada uno.
Nadie duda que el Raptor es carísimo, nadie duda que tendrá algunos inconvenientes, pero los resultados están hablando de la real capacidad del avión. Se conoce que han volado muy cerca del espacio aéreo ruso sin ser detectados, incluso “jugaron” con una sección de MiG 31. Algo similar sucedió con un destructor japonés y con un Sentry de la USAF. La gran incógnita es qué sucederá en un combate real, ya que por el momento no hay ningún adversario que le pueda hacer sombra o al menos acercarse tecnológicamente para poder estar a la par y así tener más certeza si el Raptor es realmente imbatible o no.
Con ésos números hay muy poco para decir. Sus tácticas son el secreto mejor guardado, aunque algo se conoce sobre su entorno operativo. Tras el despegue se posicionan a una altitud de aproximadamente 50.000 pies (16.500 mts) una altura que no es normal para ningún otro caza e incluso para la aviación comercial. A más de 16 kilómetros de altitud, muchos especulan que el alcance de detección del radar AESA utilizando el mínimo de emisión supera ampliamente los 500 kilómetros, y el rango de detección pasiva de sus sistemas de alerta radar se aproxima a los 800 Km aproximadamente.
Si a ello le sumamos que se desplaza a 1.500 km/h de forma constante, el piloto dispone de una cobertura enorme de todo lo que sucede en su entorno con la fundamental ventaja de tener una firma radar que lo hace indetectable por cualquier radar común, e incluso los radares AESA de los F-15C sólo pueden tener algún tipo de contacto en el orden de los 30/40 kilómetros. Para ése momento el piloto del Raptor ya conoce la posición del avión atacante, al menos con una anticipación de 1,5 a 2 minutos. Tiempo suficiente para “madrugar” al atacante.
La USAF sabe que tiene en sus manos un arma muy poderosa. Algunos analistas europeos indican que la tecnología del Raptor tardará al menos entre 5 a 7 años poder alcanzarla, aunque reconocen que para entonces el F-22 ya estará un par de escalones más alto. Sin embargo, las críticas arrecian y cada vez con más fuerza.
Un mes atrás Pierre Spray, el diseñador del F-16, fue muy duro con el Raptor al considerarlo que era un “pavo”, o sea un avión torpe, poco maniobrable y sin nada de agilidad, indicando incluso que el F-15 era muy superior en su envolvente de vuelo. Cuando aparecieron los resultados del ejercicio Northern Edge, Spray no realizó ningún comentario más, ya que precisamente el F-16 fue la aeronave más derribada por el Raptor.
El periodismo también se ha lanzado contra el Raptor. Algunos medios tratan de conocer a ciencia exacta el nivel de disponibilidad del avión. Señalan que son contínuos los problemas eléctricos, las pérdidas de aceite y el malfuncionamiento de otros componentes que impiden que el F-22 tenga una tasa alta de disponibilidad. Nadie niega el elevado costo del avión, pero para nivelar las críticas, el Raptor recién lleva un año en servicio operativo y una aeronave de la complejidad de éste, es normal y hasta natural que presente muchas fallas en su etapa de servicio inicial.
Pero también ha sido el periodismo en detectar que los misiles AIM-120 que utiliza el Raptor son muy exclusivos. Según algunos comentarios que se han obtenido de algunos armeros, hay un modelo desconocido, de mayor peso que no corresponde a ninguna de las variantes tradicionales y que sólo se utilizan en circunstancias especiales. Esto coincidiría con algunos reportes que hablan de un supuesto “AIM-120 Delta Dos” cuyo alcance máximo superaría los 120 km. Algo razonable considerando el alcance de detección del radar APG-77.
En relación a la capacidad stealth del avión, un piloto declaró que resulta más que emocionante verlos llegar (a los otros cazas), ver cómo tratan de localizarnos y como casi enfrente de sus caras no nos pueden ver. Y si no nos pueden ver, tampoco nos pueden disparar. Esto nos da una ventaja considerable, ya que en algunos casos puntuales los podemos detectar cuando despegan.
La USAF buscaba 381 ejemplares, pero con un costo de producción del orden de los 240 millones de dólares, el Congreso se mantiene firme en permitir sólo 183 unidades que permitirán equipar 7 escuadrones. En estos momentos está en pleno debate la construcción de los 60 ejemplares finales correspondientes a los Lotes 7, 8 y 9 integrados de 20 unidades cada uno.
Nadie duda que el Raptor es carísimo, nadie duda que tendrá algunos inconvenientes, pero los resultados están hablando de la real capacidad del avión. Se conoce que han volado muy cerca del espacio aéreo ruso sin ser detectados, incluso “jugaron” con una sección de MiG 31. Algo similar sucedió con un destructor japonés y con un Sentry de la USAF. La gran incógnita es qué sucederá en un combate real, ya que por el momento no hay ningún adversario que le pueda hacer sombra o al menos acercarse tecnológicamente para poder estar a la par y así tener más certeza si el Raptor es realmente imbatible o no.