Relaciones: Arabia Saudita - Iran

Barbanegra

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Israel y Arabia Saudí, unidos ante su enemigo común iraní
Con el histórico duelo entre Irán y Arabia Saudí reactivado en torno a la dimisión del primer ministro libanés, Saad Hariri, no es casual que el jefe del Ejército israelí, Gadi Eizenkot haya concedido por primera vez una entrevista a un medio saudí en la que ofrece cooperación en materia de Inteligencia "para hacer frente a Irán".

Nunca antes, un diario de este país árabe, sin relaciones diplomáticas con Israel, había aceptado dar espacio a una figura tan importante como el responsable de las Fuerzas Armadas israelíes. Nunca antes, éste había mostrado en público su disposición a colaborar con el líder del bloque suní reconociendo además que tienen la misma posición en lo que concierne a Irán que define como "la mayor amenaza para la región".

Más allá del contenido, la entrevista supone paso más en la normalización de las relaciones de Arabia Saudí con Israel siempre condicionada a la resolución del conflicto con los palestinos. Con el 2018 a la vuelta de la esquina, Israel no sólo ha dejado de ser el enemigo de Riad sino que es visto como un socio en la coalición para "contener" el eje iraní-chií presente en el Líbano, Yemen, Siria, Iraq y la Franja de Gaza.

"Irán quiere tomar el control de Oriente Medio. Si es necesario, estamos dispuestos a compartir información de Inteligencia con países árabes moderados. Los intereses con los saudíes son comunes frente a Irán", declaró Eizenkot al "Elaph" en una entrevista criticada por dos grupos bajo el paraguas iraní: el libanés Hizbulá y el palestino Yihad Islámica.

Cabe destacar que Eizenkot coincidió con su homólogo saudí en una reunión de jefes militares que tuvo lugar hace varias semanas en Washington. El discurso que hizo el oficial árabe sobre "el peligro iraní" lo podía haber firmado él mismo.

Irán contempla la entrevista del oficial número 1 de Israel en un medio saudí como un ejemplo de la alianza entre su gran rival suní y su gran enemigo al que suele llamar como "ente sionista". A raíz de la grave crisis en torno a la dimisión y supuesta detención de Hariri en Riad, el líder de Hizbulá, Hassan Nasrala denunció que la monarquía saudí pidió a Israel que ataque a sus efectivos armados en el Líbano a cambio de muchos petrodólares.

En este sentido, Eizenkot ha aclarado que Israel no tiene ninguna intención de atacar a Hizbulá en el Líbano añadiendo por si acaso que no aceptarán "ninguna amenaza estratégica". En los altos mandos militares israelíes no creen que la tensión en el triángulo Teherán-Beirut-Riad arrastre a Israel a una guerra no deseada en el país vecino.

"Estoy feliz por los 11 años de calma en los dos lados de la frontera, vemos intentos iraníes que pueden desembocar en una escalada pero no veo que tenga en estos momentos una probabilidad muy alta", señaló además de confesar su "sorpresa" por la dimisión de Hariri.

Eizenkot reiteró que no permitirán la presencia de bases o fábricas de armas iraníes en Siria y en especial cerca de su frontera. En un mensaje a Siria, Irán y los grupos armados Hizbulá, Hamas y la Yihad Islámica, avisó: "Desde el punto de vista militar, Israel está mejor que nunca. Y todos los saben".

El analista especializado en el mundo árabe Oded Granot afirma que "de momento los misiles que Irán envía a Hizbulá para dañar a Israel son disparados desde Yemen contra el aeropuerto de Riad. La creciente presencia de Irán en Siria e Líbano es una amenaza no solo para Israel sino para los intereses de Arabia Saudí y la corriente suní en esos dos países".

El portavoz de Exteriores iraní, Bahram Qasemi ha replicado las acusaciones saudíes según las cuales, "Irán provoca tensión e inestabilidad en todos los lugares donde está". "Los países de la zona no ha visto nada positivo de Arabia Saudí, sólo violación de derechos humanos, intentos divisionistas y bloqueo económico de sus vecinos", ha declarado Qasemi este viernes.

El fondo y la forma de la entrevista de Eizenkot obtuvieron la luz verde del Gobierno de Benjamín Netanyahu.

Según diversas fuentes, Arabia Saudí apoya el plan de paz israelopalestino que en los próximos meses presentará el presidente estadounidense Donald Trump. Precisamente, el "obstáculo" que impide que la alianza anti-iraní sea más estrecha y salga completamente de la sombra es el estancamiento del dialogo con los palestinos. Netanyahu suele hablar de "oportunidades para nuevas alianzas regionales ante el terrorismo de Irán" pero sabe que la relación con Riad y otras capitales árabes pasan por un acuerdo con los palestinos-o al menos un significativo avance en el proceso de paz- que acabe con el desmantelamiento de colonias en Cisjordania y la creación de un Estado palestino. Y sabe que su coalición de Gobierno se opone a concesiones en la negociación con el presidente Abu Mazen.

Tampoco es casual que hace dos semanas Abu Mazen fuera invitado a una reunión en Riad. Arabia Saudí quiere asegurarse que Hamas se desvincule completamente de Irán mientras se aplica el frágil plan de reconciliación interna palestina. Una muestra más de que en el tablero de Oriente Próximo, los escenarios suelen estar muy relacionados

http://www.elmundo.es/internacional/2017/11/17/5a0ee025268e3e1b408b4622.html
 

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Israel y Arabia Saudí, acercamiento en la misma trinchera diplomática frente a Irán
Israel y Arabia Saudí han vuelto a coincidir en la trinchera diplomática. Durante la reciente Conferencia de Seguridad de Múnich, tanto el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, como el ministro saudí de Exteriores, Adel al Jubeir, acusaron a Irán de expansionismo militar en Oriente Próximo y denunciaron el acuerdo nuclear. Es el último ejemplo de una creciente convergencia de intereses políticos que ha desatado todo tipo de especulaciones sobre si esa alianza de facto frente al enemigo común puede llegar a cuajar. Una calculada política de gestos ha hecho aflorar en los últimos meses señales de acercamiento más allá de las relaciones encubiertas que han mantenido hasta ahora

Suscita revuelo porque se trata una pareja diplomática atípica; no sólo no mantienen relaciones, sino que Arabia Saudí ni siquiera reconoce la existencia de Israel. Aunque el Reino del Desierto no participó directamente en ninguna de las guerras contra el Estado judío del siglo pasado, siempre ha defendido el derecho a la soberanía de los palestinos. Riad apadrinó en 2002 la llamada Iniciativa Árabe de Paz, que en esencia implica el reconocimiento de Israel a cambio de la retirada de los territorios que ocupó en 1967. Tras décadas de antagonismo emergen signos de cooperación entre ambos países, que ven en el auge de Irán una amenaza a sus intereses regionales.

Si lo que es malo para Teherán es bueno para Israel, la mano tendida del general Gadi Eisenkot, jefe del Estado Mayor israelí, se plasmó negro sobre blanco en la entrevista sin precedentes concedida en noviembre al diario digital saudí Elaph, editado en Londres. Eisenkot ofrecía compartir información de inteligencia con los saudíes frente a Irán, al que acusó de representar “la gran amenaza real para la región”.

Fue el pistoletazo para una carrera de mensajes de acercamiento, como el del ministro de Energía, Yuval Steinitz, al reconocer a una cadena de radio estatal que Israel ha establecido contactos encubiertos con Arabia Saudí sobre preocupaciones compartidas ante el expansionismo iraní. “Las relaciones se están desarrollando, con los saudíes y con otros países árabes y musulmanes”, precisó Steinitz, “pero preferimos mantenerlas en secreto, ya que así lo desea la otra parte”.

Medios como el diario Haaretz ha informado también de reuniones regulares entre militares israelíes y saudíes en el centro de operaciones conjunto en el que se coordinan Jordania, Arabia Saudí y EE UU. El ministro de Inteligencia, Yisrael Katz, aseguró a la prensa israelí que había invitado al príncipe Mohamed a visitar Israel al príncipe heredero saudí, Mohamed Bin Salmán, conocido por las siglas MBS, a visitar el Estado judío como “líder del mundo árabe”, en el curso de una entrevista con Elaph, aunque finalmente el portal digital omitió esa parte de sus declaraciones.

Por esas mismas fechas, la embajadora israelí en Viena visitó el Centro Internacional para el Diálogo Interreligioso e Intercultural Rey Abdalá Bin Abdulaziz, y difundió su foto ante la bandera saudí. La diplomacia de las fotos había empezado en enero de 2017 en Davos, cuando la exministra de Exteriores Tzipi Livni se fotografió con el exjefe de los servicios secretos saudíes Turki Bin Faisal, y también publicó la imagen en Twitter.

Acuerdo nuclear con Irán
Los observadores sitúan el principio del acercamiento durante la negociación del acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y las grandes potencias, al que tanto Arabia Saudí como Israel se opusieron desde el principio y al que ahora responsabilizan de la consolidación regional de la República Islámica. Hasta entonces, el afán saudí por armarse para hacer frente a su rival de la otra orilla del golfo Pérsico también suscitaba inquietud en el Estado hebreo.

Dos cambios políticos han impulsado la aproximación. Por un lado, a principios de 2015 accedió al trono saudí el rey Salmán, quien, junto a su hijo y heredero el príncipe Mohamed Bin Salmán, ha mostrado una sorprendente disposición a asumir riesgos de política exterior. Por otro, la llegada a la Casa Blanca, dos años después, de Donald Trump, quien intenta convencer a los países árabes de que reconozcan el papel clave del Estado judío en Oriente Próximo.

En Riad no se han desmentido las señales de aproximación emitidas por Israel y, aunque de forma necesariamente más discreta dada la naturaleza de su sistema político, también ha hecho algunos gestos. El pasado noviembre, Mohamed Bin Abdulkarim Isa, un exministro de Justicia saudí muy próximo al príncipe heredero, declaraba que “ningún acto de violencia o terrorismo que trate de justificarse invocando el islam está justificado en ninguna parte, incluido Israel”, según lo publicado por el diario hebreo Maariv. Se trata de una crítica a los ataques contra israelíes inusual en el mundo árabe.

La ausencia de relaciones diplomáticas ha prevalecido finalmente, como se comprobó a finales de diciembre cuando el Gobierno saudí negó el visado de entrada al equipo israelí convocado por la Federación Internacional de Ajedrez para participar en un campeonato organizado en la capital del reino.

El presidente de Estados Unidos ha buscado, a través de su yerno y enviado especial para la región, Jared Kushner, la colaboración saudí para presionar a los palestinos a aceptar un acuerdo con Israel. Se muestra convencido, no sólo de que puede poner fin a ese conflicto y lograr la “solución definitiva”, sino de que ese acercamiento mejoraría las relaciones del Estado hebreo con sus vecinos, lo que haría más vulnerable a Irán. No parece haber conseguido su propósito. MBS convocó al veterano presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, en la capital saudí para presentarle un plan de paz que, según fuentes palestinas, resultaba inaceptable.

"Un gran error de Mohamed Bin Salmán"
“Es un gran error de MBS, que va a dañar la imagen de Arabia Saudí y dar un triunfo a Israel”, interpreta el analista saudí Jamal Khashoggi. “Terminará por descubrir que no puede conseguir mucho de Israel. Por un lado, presionar a los palestinos (…) no va a ninguna parte porque, incluso bajo ocupación, son mucho más libres que la mayoría de los árabes para expresar sus opiniones y manifestarse”, explica en conversación telefónica. Además, añade, “los israelíes no van a luchar contra Irán por nosotros”.

Khashoggi, cuyo estilo directo le ha obligado a autoexiliarse, opina que por el actual camino “Israel logrará el premio de la normalización con otro Estado árabe, y no uno cualquiera, sino Arabia Saudí”, mientras que éste no va a conseguir lo que quiere de aquél. “Israel no va a enviar a sus soldados a Alepo a luchar contra los iraníes, sólo interviene [como en los recientes bombardeos en Siria] cuando sus intereses están amenazados”, concluye.

No todo el mundo está de acuerdo en la evaluación de beneficios. “La clave aquí son las relaciones abiertas. En gran medida, Arabia Saudí ya está consiguiendo mucho de lo que necesita de Israel, sin una relación pública debido a sus posiciones compartidas sobre Irán. Pero aún tienen diferencias en otros asuntos”, precisa Gregory Gause, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad A&M de Texas y especialista en Arabia Saudí. Entre las discrepancias cita la reciente crisis libanesa, en la que Riad buscaba un enfrentamiento, pero Israel dio un paso atrás, pero el mayor obstáculo sería, y esta es una opinión compartida entre los analistas, “el coste de opinión pública que el Gobierno saudí tendría que pagar”.

“Aún sigue habiendo bastante sentimiento antiisraelí y simpatías propalestinas en el mundo árabe, y eso incluye a los saudíes”, explica Gause en un correo electrónico. “Las ventajas que Arabia Saudí obtiene de la relación entre bambalinas con Israel no serían mucho mayores si la relación fuera pública, pero aumentarían considerablemente los costes internos”.

De momento, el propio Trump ha puesto un obstáculo para oficializar esa relación cada vez menos secreta. Su decisión de reconocer Jerusalén como capital de Israel yde trasladar la embajada de EE UU desde Tel Aviv ha frenado nuevos gestos de aproximación ante el carácter altamente simbólico de la Ciudad Santa, que acoge el recinto de la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar sagrado de islam, precisamente tras La Meca y Medina. En su reciente intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU, el presidente Abbas ha excluido a EE UU como mediador exclusivo entre israelíes y palestinos y ha propugnado una conferencia internacional de paz bajo un mecanismo multilateral, en el que si duda espera poder contar con Arabia Saudí como patrocinador del diálogo con Israel.

https://elpais.com/internacional/2018/02/20/actualidad/1519136916_471378.html
 

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Arabia Saudí amenaza con desarrollar la bomba atómica si Irán también lo hace
Enemigos que se acechan sin disimulo y están obsesionados con imitarse. El príncipe heredero saudí, el todopoderoso ministro de Defensa Mohamed bin Salman, asegura que el reino desarrollará su propia bomba nuclear si la república de los Ayatolás logra dotarse de un arma similar en una nueva muestra de la escalada que libran las dos potencias de Oriente Próximo.

"Arabia Saudí no quiere adquirir ninguna bomba atómica pero, sin lugar a dudas, si Irán desarrolla la suya, secundaremos sus pasos en cuanto nos sea posible", desliza Bin Salman, de 32 años, en un extracto de la entrevista concedida a la televisión estadounidense CBS que se emitirá íntegramente el próximo domingo, en vísperas de su visita oficial a Estados Unidos.

Precisamente, uno de los objetivos de su periplo es firmar la cooperación nuclear civil con EEUU para la construcción de los primeros dos reactores del reino. En el último año el presidente estadounidense Donald Trump, su yerno Jared Kushner y el secretario de Energía Rick Perry se han dejado ver por Riad para tratar de llevarse un contrato en cuyo concurso de licitación también participan compañías de Rusia, China, Corea del Sur y Francia.

El pasado noviembre ejecutivos de cinco multinacionales dedicadas al diseño y construcción de reactores nucleares presentaron sus proyectos a las autoridades saudíes, interesadas en buscar fuentes alternativas para satisfacer el aumento del consumo de electricidad. Entre las empresas, figuraba la estadounidense Westinghouse.

El propósito del mayor productor de petróleo del planeta, protagonista de un amplio paquete de reformas para diversificar su economía, es contar con una capacidad nuclear de 17,6 gigavatios, equivalente a unos 16 reactores, en 2032. Riad insiste en su derecho a extraer y enriquecer sus propios depósitos de uranio para la producción de energía nuclear, un proceso que podría emplearse también para la fabricación de armas atómicas.

El apoyo de Trump
El país, que libra una batalla por la hegemonía regional con Irán en naciones vecinas como Yemen o Siria, ha firmado ya acuerdos preliminares con China para la exploración de zonas con uranio. Una apuesta que se ha acelerado en las últimas semanas. El pasado martes el Gobierno saudí aprobó la política nacional del programa de energía atómica.

La estrategia promete que el país limitará el uso de la energía nuclear a fines pacíficos, conforme a los tratados internacionales; optimizará el empleo de recursos naturales y aplicará "las mejores prácticas" para la gestión de los residuos. Al igual que Israel, Riad ha sido muy crítico con el acuerdo nuclear rubricado en 2015 entre Irán y el Grupo 5+1 (EEUU, Rusia, Reino Unido, Francia, China y Alemania), para limitar el programa atómico de Teherán a cambio del levantamiento de las sanciones económicas internacionales.

Un rechazo que también comparte Trump desde su llegada a la Casa Blanca. "Irán no es un rival para Arabia Saudí. Su ejército no está entre los cinco más poderosos del mundo musulmán. La economía saudí es mayor que la iraní. Irán está lejos de hallarse al mismo nivel que Arabia Saudí", ha replicado Bin Salman en árabe en la entrevista al programa '60 minutos' de la CBS.

En el fragmento divulgado este jueves, Bin Salman compara al líder supremo iraní Ali Jamenei con Hitler. "Quiere expandirse. Quiere crear su propio proyecto en Oriente Medio de un modo muy parecido a como Hitler quiso expandirse en su momento", arguye el heredero. "Muchos países del mundo y Europa no se percataron de lo peligroso que era Hitler hasta que sucedió lo que sucedió. No quiero ver que esto mismo ocurre en Oriente Medio", agrega.

No es, sin embargo, la primera vez que los dardos de Bin Salman recurren al símil del 'Führer'. "Aprendimos de Europa que la táctica del apaciguamiento no funciona. No queremos que el nuevo Hitler de Irán repita en Oriente Medio lo que acaeció en Europa", señaló el pasado noviembre en una entrevista a 'The New York Times' antes de reconocer que cuenta con el respaldo entusiasta de Trump, al que calificó de la "persona adecuada en el momento oportuno".

http://www.elmundo.es/internacional/2018/03/15/5aaa8c6522601d9e598b46b8.html
 

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"No juegue con la muerte": Irán responde al príncipe heredero saudita sobre una posible guerra
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Bahram Qassemi, ha criticado fuertemente a Mohamed ben Salmán, después de que el príncipe heredero saudita en una reciente entrevista sugiriera la posibilidad de una guerra entre ambas naciones en 10 o 15 años.

"Este novato delirante, que todavía es demasiado pequeño para sus botas, o no sabe qué es la guerra, o no ha estudiado la historia, o desafortunadamente no ha hablado con una persona venerable", cita Al Jazeera a Qassemi con referencia a los medios iraníes.

Asimismo, el vocero advirtió al heredero del trono saudita, de 32 años, que "no jugara a los dados con la muerte" y pidió a los veteranos oficiales sauditas que le recordaran el destino que sufrió el exlíder iraquí Saddam Hussein después de desafiar la "determinación de la nación iraní".

"La hormiga que trata de lidiar con un águila se apresura a perecer", recitó el portavoz iraní un verso de un poema del siglo XIII, tras lo cual pidió a distancia a los lingüistas persas de la familia real saudita que tradujeran el verso de manera adecuada al príncipe heredero.

La reacción de la Cancillería de Irán llega después de que Mohamed ben Salmán en una entrevista concedida al diario Wall Street Journal, publicada este jueves, llamara a la comunidad internacional a presionar a Irán económica y políticamente para evitar el peor escenario: una guerra entre Arabia Saudita e Irán que podría desatarse en la próxima década.

El príncipe saudita insistió que nuevas sanciones contra Irán "crearán más presión sobre el régimen" y aseguró que el fracaso en este ámbito probablemente lleve a "una guerra con Irán en 10-15 años".

https://actualidad.rt.com/actualidad/267121-novato-delirante-iran-arremete-principe-saudita
 
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