Federico Franco: “El cambio se hizo con tal rapidez que hoy ni siquiera tengo tarjeta de presentación”
El presidente designado de Paraguay, Federico Franco, en entrevista exclusiva con canal televisivo RT en español*, revela detalles del reciente cambio del poder en el país y entrega su visión respecto a sus planes como líder del Estado y los desafíos internacionales que tendrá que afrontar.
FEDERICO FRANCO: Comienzo diciendo que el día miércoles yo… el viernes (22 de junio) fue la asunción, es decir, la destitución y la asunción. El miércoles a las tres de la tarde, luego de la última conferencia de prensa de Fernando Lugo, me di cuenta que el ambiente no estaba bien, estaba muy denso. Sin embargo, fue recién el jueves a las 7 de la mañana cuando el Partido Liberal se reúne en sesión de directorio y toma la decisión de acompañar el juicio político. Ahí me di cuenta de que esto venía realmente en serio y, como se lo he resaltado a todos los medios, con una rapidez inusitada.
- Justamente el tema de la rapidez es lo más cuestionado de este juicio y por eso los países regionales han, justamente, planteado que hay una interrupción del proceso democrático en Paraguay. ¿Usted reconoce esa rapidez?
-Sí, y eso es lo que le acabo de decir. Yo reconozco que esto se hizo con tal rapidez hasta el punto de que yo hoy no tengo tarjeta de presentación…. Incluso todavía no están listos todos los trámites de papelería necesarios para el Presidente de la República. El gabinete lo tuvimos que armar en casi 48 horas. La rapidez, creo, ha sorprendido a nosotros mismos y no solamente a los extranjeros. Únicamente debo decir que cuando conversé con los parlamentarios respecto a la necesidad de dar más tiempo para que tenga el formato internacional que usted reclamaba la respuesta fue muy clara de los parlamentarios: “Que esto no cueste más vidas, que no muera una sola persona más para que se produzca un cambio de gobierno”.
Y de 125 parlamentarios, haber obtenido 120 votos, o sea que solamente cinco votaron en contra, demuestra claramente que acá hubo una holgada mayoría, casi, casi le diría que una unanimidad. Estamos hablando del 95% de los parlamentarios que acompañaron el juicio político.
-Quizás el punto de diferencia radica en que esa rapidez para unos -y para la comunidad internacional regional al menos, UNASUR y MERCOSUR, con la expulsión de Paraguay- implica una interrupción del régimen democrático y le quita legitimidad a ese juicio sumarísimo. ¿Para usted no?
-No, absolutamente no. Yo podría decir tantas cosas... Y sobre todo de Argentina. Me callo porque creo que no es el momento, pero acá se hizo un juicio político avalado y amparado en la Constitución. Fernando Lugo tuvo derecho a defensa, de hecho fue a defenderse. Se le dio un espacio de tiempo y se abrió otro periodo para la presentación de los alegatos. En fin, el Presidente Lugo, antes de ir al juicio anunció públicamente que aceptaba ser sometido a un juicio político. Luego de su destitución, reconoció el juicio político y terminó saliendo del gobierno sin ningún tipo de incidente. Acá nadie ha salido contuso, no hay un sólo golpeado. Esta es una cuestión constitucional y legal, absolutamente.
-¿A qué se refiere cuando dijo “puedo decir muchas cosas”? Evidentemente no quiere decirlas. ¿Es que no quiere inmiscuirse en la política interna de los países vecinos?
-No, no lo voy a decir… Claro, se nota que es usted muy inteligente, pero no se lo voy a decir. A lo mejor usted puede responder a la ciudadanía algunos cambios de gobierno traumáticos, últimos en la Argentina.
-Sin embargo, usted ha apelado a esta expulsión del MERCOSUR y de UNASUR. ¿Espera que tenga un resultado favorable?
-Lo de MERCOSUR sí nos preocupa, lo de UNASUR, en absoluto.
-¿Por qué no?
-Porque Paraguay creo que todavía ni siquiera el Congreso ha ratificado el ingreso a UNASUR. Lo del MERCOSUR sí nos afecta porque es un bloque comercial, es un mercado regional en donde indudablemente afecta la vida del país. Con el tema de UNASUR hay muchas cuestiones que el Congreso de mi país ha resuelto tomar alguna distancia. Sobre todo en algunas cláusulas que nos parecieron muy leoninas, en este caso para el Paraguay.
-¿Cuál es la lectura que hace el gobierno paraguayo entonces de esta reacción que hubo, más allá de que usted desestime un poco la expulsión de UNASUR? Eso simbólicamente, a lo mejor...
-Eso no nos afecta.
-Demuestra que hay gobiernos como el de Piñera, que a lo mejor ideológicamente pueden estar más cerca, pero que sin embargo... o ser muy distinto del de Cristina Kirchner o el de Dilma Rousseff...
-Acá hubo una clara influencia de los países vecinos. Me refiero a Brasil y Argentina, y la demostración más clara y patética de que esto estuvo preparado fue que se permitió el ingreso de Venezuela contra toda la legalidad y la legitimidad, en forma absolutamente inconsulta. Se excluyó al Paraguay primero, y al mismo tiempo se le permite el ingreso a Venezuela. Más claro, echarle agua.
-¿En qué momento empieza la ruptura del gobierno de Lugo con el Partido Liberal? Usted entra en esa alianza por el Partido Liberal. ¿En qué momento empieza el Partido Liberal a despegarse del Ejecutivo?
-El 15 de junio se produce la masacre de siete oficiales de la Policía y once agricultores, campesinos. Los responsables del procedimiento fueron ascendidos, fueron promovidos. Creo que en ningún país del mundo se ha visto que una persona que dirija un procedimiento en el cual mueren 17 personas pueda ser ascendida al cargo de comandante de la Policía. Y el segundo encargado del procedimiento, que en cualquiera de los casos algún día deberán ser juzgados porque son los responsables negligentes, criminales, responsables de la muerte de 17 paraguayos, uno va como comandante de la Policía y otro como comandante de la región. Ahí se produce el gran divorcio en la legitimidad del desempeño, ahí se rompe la legitimidad y la capacidad de ejercicio del cargo para entrar en lo que se da en llamar “graves errores de desempeño en el cargo”, que es lo que finalmente motivó el juicio político incubado en el Tribunal acusador, que fue la Cámara de Diputados, hasta la sentencia, que fue el Tribunal convertido en Cámara de Senadores.
-Hay un cable de WikiLeaks fechado en 2009 de la Embajada de EE. UU., al Departamento de Estado en Washington, que fue publicado por WikiLeaks en 2011 y que hablaba que ya en 2009 habían rumores de que la oposición buscaba hacerle un juicio parlamentario a Lugo para destituirlo y que usted asumiera el poder. La pregunta principal es: ¿usted sabía de la existencia de ese documento? ¿Cuándo se enteró?
-No, acá nunca hubo... Siempre son rumores, trascendidos. Usted sabe que en el tema de WikiLeaks nadie se hace responsable, ni siquiera el Departamento de Estado. Mi responsabilidad de gobernante es decirle la realidad. Acá nunca hubo una posibilidad real de juicio político. ¡Cuesta hacer un juicio político! Tener dos tercios de los votos en ambas cámaras no es tan fácil. El juicio político no se hace en cualquier momento ni se hace por cualquier situación. El juicio político es la expresión máxima. Significa o revela un hastío -en este caso de la clase política- y representa el sentir popular por el mal desempeño en el cargo. Pero no se hace por un motivo trivial. Tiene que ser algo denso, sólido, algo que realmente justifique y pueda unir. Es muy difícil en un país unir a los 5 partidos políticos más grandes. Estamos hablando 6 partidos políticos parlamentarios y tener 5 partidos unidos y solo uno en contra, eso no se ve con frecuencia.
-Demuestra esto el poder que tiene el parlamento en Paraguay. Usted como Presidente ¿Cómo ve esta diferencia de poder entre el Ejecutivo y el Legislativo?
-Mi país, luego de 35 de dictadura, ha cambiado la Constitución. Y la Constitución del año 92 se hizo restándole casi todo el poder al Régimen Presidencialista. Pasamos a ser una república presidencialista, pero con un sistema prácticamente de gobierno parlamentario. El Parlamento tiene poderes por encima del Ejecutivo y por encima del Judicial.
-¿Espera que eso le traiga algún inconveniente en la gestión?
-Espero que no, espero que no. Ojalá. Quiero que terminemos bien. Paraguay no necesita de más juicios políticos. Al contrario, es mi desafío, la gobernabilidad, trabajar con todos los sectores, hacer un gobierno incluyente para gobernar con los más capaces, sin otra condición que la idoneidad y la capacidad para el ejercicio de la función pública. La política es la ciencia y el arte de lo posible. Lo que tenemos que hacer es darle la mayor gobernabilidad a Paraguay con el mayor consenso posible entre todos los sectores políticos.
-Usted dijo que no va a presentarse a las elecciones en abril, pero sí que va a mantener el poder hasta el 15 de agosto cuando tiene planeado entregar la Presidencia. ¿Qué espera para Paraguay durante estos meses? ¿Cuáles son para usted los desafíos y como va a evolucionar el tema de la reacción internacional?
-Efectivamente, no voy a candidatearme. Ya he tomado la decisión. Es uno de los motivos para poder pacificar el país. En primer lugar, al no involucrarme no voy a tener la participación activa en el proceso electoral de abril del año que viene. En segundo lugar, voy a hacer todo lo posible para que mi país tenga la gobernabilidad, para que los marginados, los pobres de solemnidad, aquellos que realmente no tienen condiciones mínimas puedan ser atendidos convenientemente no solo en el discurso, sino en los hechos por el gobierno. Y en tercer lugar vamos a ocuparnos de dejar como herencia algunas políticas de Estado que les permitan tener continuidad y cadencia a los próximos gobernantes. Ejemplo: una política energética. Ejemplo: una política educacional. Ejemplo: una política de Reforma Agraria. También sería muy bueno ir sopesando seriamente una política de modernización de las instituciones públicas en el país. No puede seguir siendo el Paraguay un país absolutamente prebendario y clientelista, con un Estado adiposo, “macrosómico”, lento, pesado, sino que al contrario, hay que convertirlo idealmente en un Estado ágil, atlético, musculoso, “lipoaspirar” el exceso de funcionarios públicos que tenemos y girar esos recursos a las áreas sociales que son más postergadas.
-¿Incluye eso la recomposición de las relaciones con sus vecinos o no le interesa eso definitivamente?
-Por supuesto que me interesa. ¿Quién es la persona que no quiere andar bien con su vecino? Absolutamente nadie, uno sabe que con los vecinos siempre tiene que andar bien. Yo voy a poner mis mejores esfuerzos, el mayor tiempo y el mayor empeño para que las relaciones con los países vecinos se normalicen. No dependen de mí, dependen de los vecinos...
http://www.sp.rian.ru/opinion_analysis/20120716/154363496.html