Relaciones entre Rusia y el espacio postsovietico


Lituania, Polonia y Ucrania abrirán una sede militar conjunta
Los Ministerios de Defensa de Lituania, Polonia y Ucrania inaugurarán el 25 de enero el Estado Mayor de la brigada conjunta lituano-polaco-ucraniana en la ciudad de Lublin, informó el departamento militar de Lituania.

"El proyecto permitirá a los militares trabajar en una sede, participar en los ejercicios militares, prepararse para las misiones internacionales y intercambiar experiencia", según el servicio de prensa del ente que citó al ministro lituano de Defensa, Juozas Olekas.

Esta cooperación no solo permitirá formar a los militares ucranianos de acuerdo con los estándares de la OTAN sino también prestará a los militares de Polonia y Lituania la oportunidad de "adoptar la experiencia valiosa de sus colegas ucranianos", indicó el ministro.

La brigada conjunta, fundada en septiembre de 2014, empezó este año la formación intensiva del personal para responder a las crisis.

Hasta 2017 se prevé finalizar la preparación de la sede para los ejercicios de evaluación y certificación Common Challenge.

http://mundo.sputniknews.com/fuerza...66/lituania-polonia-ucrania-sede-militar.html


https://es.wikipedia.org/wiki/República_de_las_Dos_Naciones
https://en.wikipedia.org/wiki/Muscovite–Lithuanian_Wars

 

Barbanegra

Colaborador
Estonia acusa a Rusia de invadir su espacio aéreo
Estonia acusó el martes a rusa de invadir su espacio aéreo con un avión militar que voló cerca de la isla de Vaindloo, en el golfo de Finlandia.

El avión turbopropulsado Antonov An-26 estuvo menos de un minuto en el espacio aéreo de Estonia el lunes, indicó en un comunicado el ejército estonio.

El avión tenía los transpondedores encendidos y había entregado un plan de vuelo, pero no mantuvo contacto por radio con las autoridades estonias de aviación, indicó el ejército.

El Ministerio estonio de Exteriores presentó una queja formal ante la embajada rusa en Tallín por el incidente, la segunda intrusión de esta clase este año.

La isla de Vaindloo se encuentra cerca de un corredor por el que aviones militares y de mercancías rusos llegan de la zona de San Petersburgo a Kaliningrado, un enclave ruso entre Polonia y Lituania.

AP
 

Sebastian

Colaborador
Conflictos congelados en el espacio postsoviético

8 de abril de 2016 Alexéi Timoféichev, RBTH
El estallido de las hostilidades entre Azerbaiyán y Armenia de la semana pasada vuelve a poner el foco en conflictos congelados del antiguo espacio soviético. ¿Qué ocurre en Osetia, Abjasia y Transdniéster?

Residentes de Dzava organizan un grupo d autodefensa para proteger a sus familias. 1 de abril del 1991. Fuente: Sergey Titov/RIA Novosti

Nagorno Karabaj
Los enfrentamientos ocurridos durante varios días a principios de abril en Nagorno Karabaj se han cobrado la vida de cerca de 60 personas. Se trata de los sucesos más graves entre ambas partes desde el alto el fuego de 1994.

Durante los últimos meses no paró de crecer la tensión en este territorio de mayoría armenia que durante la época soviética fue parte de Azerbaiyán. En la guerra ocurrida entre 1991 y 1994 murieron cerca de 15.000 personas y terminó con la proclamación de la República de Nagorno Karabaj, apoyada por Armenia.

Los expertos subrayan que el conflicto nunca ha llegado a "congelarse" del todo. "No pasaba ni un mes sin que mataran al alguien, sin que no hubiera escaramuzas...", explica Serguéi Mijéiev, director del Centro de Coyuntura Política. Aunque en el último año la violencia en la zona ha aumentado considerablemente.

Según los expertos rusos, Azerbaiyán está interesado en los enfrentamientos actuales, ya que perdió la guerra hace 20 años. Además de esto, los analistas creen que Bakú pretende distraer a la población de las dificultades económicas por las que pasa el país actualmente. También apuntan al papel desempeñado por Ankara. Turquía ha sido el único país que ha mostrado un apoyo incondicinal a Bakú durante la última crisis.

Rusia formó parte del grupo de países que alcanzó parar el conflicto hace 20 años, trata ahora de reconstruir las relaciones entre las antiguas repúblicas soviéticas.

Moscú tiene una relación estratégica con Ereván y por eso lo más complicado para Rusia, señalan los expertos, consiste en determinar hasta qué punto ayuda a Armenia en este conflicto. Aunque hasta ahora Moscú ha tratado de dialogar con ambas partes. El presidente azerí, Ilham Alíev, tras el encuento con el ministro Serguéi Lavrov declaró a la agencia TASS que el alto el fuego se había alcanzado con la mediación de Moscú.

Transdniéster
El conflicto de Transdniéster, otra de las consecuencias de la desintegración de la URSS, fue más breve y menos sangriento que el de Karabaj.

El territorio colindante con Ucrania y que pertenecía a la República Socialista Soviética de Moldavia quiso separarse de la recién independizada Moldavia. Agunos residentes de la RSS de Moldavia, principalmente de la población rusohablante de las zonas industrializadas del este del país, se opusieron a la creación del Estado moldavo, ya que lo consideraban un proyecto nacionalista.

El poder en Chisinau (capital de Moldavia) trató de resolver el problema por la fuerza. Los enfrentamientos militares tuvieron lugar durante varios meses del año 1992. Hubo cientos de víctimas. El conflicto terminó con la llegada de tropas de pacificación rusas, que se encuentran en la zona desde entonces. La autoproclamada República Moldava de Transdniéster existe desde hace casi un cuarto de siglo.

Los observadores hablan del aumento de las hostilidades últimamente pero no creen que vaya a haber una confrontación armada. El empeoramiento de la situación en Transdniéster se da en el contexto de los acontecimientos en Ucrania.

El ambiente prorruso en Transdiniéster ha acabado siendo rehén de la crisis entre Moscú y Kiev. En septiembre de 2015 se trató de organizar un bloqueo de transporte a la región desde Ucrania.

Vladímir Evséiev, del Instituto de la CEI, cree que tanto las partes moldava como ucraniana causas los problemas económicos de la región.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia afirmó que las autoridades moldavas están tratando de arruinar la misión de las fuerzas de paz rusas en Transdniéster, reemplazándolas por una misión civil. Moscú cree que esto conduce a un aumento de la tensión.

Abjasia y Osetia del Sur
Los conflictos de Abjasia y Osetia del Sur recuerdan al de Transdniéster. Tras la deriva independentista de Tblisi hacia la independencia en los últimos años de la existencia de la URSS, Abjasia anunció su propia soberanía. Así lo hizo también Osetia del Sur, que había tratado de aumentar su autonomía dentro de la República Socialista de Georgia.

En ambos casos la oposición entre Tbilisi y las regiones acabó derivando en guerra. En el caso de Abjasia las víctimas fueron 14.000-16.000 personas, mientras que en Osetia murieron menos de 1.000. Ambos conflictos terminaron con el despliegue de fuerzas de paz. En agosto de 2008 las tropas georgianas lanzaron un ataque contra la capital de Osetia del Sur, Tsjinvali. Posteriormente Rusia repelió este ataque y hubo una guerra de cinco días entre Rusia y Georgia. Poco después Moscú reconoció la independencia de Osetia del Sur y Abjasia y se desplegaron tropas rusas en la región.

En 2015 hubo serias negociaciones entre Rusia y Abjasia sobre una posible unión y una alianza estratégica. Osetia del Sur ha llegado a un acuerdo de cooperación e integración.

En la actualidad, la única plataforma para el diálogo entre las dos repúblicas y Georgia son las conversaciones de Ginebra sobre seguridad y estabilidad que tienen lugar bajo la égida de la ONU, la UE y la OSCE.
http://es.rbth.com/internacional/2016/04/08/conflictos-congelados-en-el-espacio-postsovietico_583247
 

Sebastian

Colaborador
Arrestado un candidato a suceder a Islam Karímov, cuya muerte ha desmentido el Gobierno después de que una agencia local le diera por muerto

Rodrigo Fernández
Moscú 30 AGO 2016 - 14:00 CEST
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El presidente uzbeco, Islam Karimov, durante una reunión con John Kerry en noviembre de 2015. BRENDAN SMIALOWSKI AP
La lucha por el poder ha comenzado en Uzbekistán en medio de informaciones contradictorias sobre el estado del presidente Islam Karímov, quien el fin de semana fue hospitalizado en Tashkent, la capital de ese país centroasiático, después de sufrir un derrame cerebral el sábado pasado. La agencia digital independiente Ferganá lo dio por fallecido a última hora del lunes, mientras que la administración del presidente uzbeko lo ha desmentido. El Kremlin, por boca de su portavoz Dmitri Peskov, señaló a mediodía de este martes que «las noticias de anoche [sobre la muerte de Karímov] no han tenido confirmación». Este martes en la mañana la agencia rusa Regnum informó que uno de los candidatos a sucederle ha sido arrestado.

Islam Karímov, a diferencia de otros gobernantes de la ex Unión Soviética que han creado auténticas dinastías, no ha preparado su sucesión y los observadores nombraban a dos políticos con posibilidades de convertirse en el próximo jefe de Estado de Uzsbekistán. El que mayores posibilidades tiene de ocupar el puesto de Karímov es, según los analistas, el primer ministro Shavkat Mirziyóyev, de 59 años, quien ocupa la jefatura del Gobierno desde diciembre de 2003. El otro cadidato sería el veterano ministro de Finanzas, Rustam Azímov, que, según Regnum, habría sido puesto bajo arresto domiciliario después de que algunos medios lanzaran la noticia de la presunta muerte de Karímov.

Hay un tercer hombre que los especialistas en Uzbekistán consideran que será clave a la hora de definirse el sucesor. Se trata Rustam Inoyátov, jefe de los servicios de seguridad, quien ha gozado de un amplio poder bajo el régimen de Karímov. De confirmarse el arresto de Azímov -58 años, ministro desde el 2000-, este probablemente se ha realizado precisamente por orden de Ayátov, 72 años, que es considerado por los analistas como aliado de Mirziyóyev. El director de Ferganá, Danil Kislov, comentó a la radio Eco de Moscú que sus fuentes son gente «de la vertical del poder» y por ello no se descarta que el jefe de la seguridad uzbeka haya podido culpar al entorno del ministro de Finanzas de haber divulgado el rumor sobre la muerte de Karímov.

En la familia de Karímov, su hija mayor Gulnara, que fue embajadora en España, tenía ambiciones políticas e incluso se dijo en su época que confabulaba para deponer a su padre. Pero sus posibilidades se esfumaron después de que se incoara un proceso contra ella y, según noticias extraoficiales, quedara en arresto domiciliario en 2014. Su hermana, Lola, ha tenido asimismo puestos diplomáticos y fue ella la que en su cuenta de Twitter e Istagram contó que su padre había sufrido un derrame cerebral. Sin embargo, ningún comentarista la incluye en la lista de posibles sucesores de Karímov.

Sea como fuere los uzbekos, según el analista Arkadi Dubnov, miran el próximo final del régimen con la esperanza de que comience un deshielo, al menos, como el vivido en la Unión Soviética después de la muerte de Stalin.

Karímov ha gobernado Uzbekistán con mano dura desde 1989. Su dictadura se ha caracterizado por la violación de los derechos humanos, la represión a los opositores, la persecusión religiosa, las falsificaciones electorales y la censura. A pesar de ello, ha contado con el apoyo de Estados Unidos y de Rusia gracias a su posición estratégica en la región, especialmente a su frontera con Afganistán.
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/08/30/actualidad/1472557031_772152.html
 
"<a href="https://www.stratfor.com/weekly/russo_georgian_war_and_balance_power">The Russo-Georgian War and the Balance of Power</a> is republished with permission of Stratfor."


The Russo-Georgian War and the Balance of Power



Geopolitical Weekly
August 12, 2008 | 15:08 GMT
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By George Friedman The Russian invasion of Georgia has not changed the balance of power in Eurasia. It simply announced that the balance of power had already shifted. The United States has been absorbed in its wars in Iraq and Afghanistan, as well as potential conflict with Iran and a destabilizing situation in Pakistan. It has no strategic ground forces in reserve and is in no position to intervene on the Russian periphery. This, as we have argued, has opened a window of opportunity for the Russians to reassert their influence in the former Soviet sphere. Moscow did not have to concern itself with the potential response of the United States or Europe; hence, the invasion did not shift the balance of power. The balance of power had already shifted, and it was up to the Russians when to make this public. They did that Aug. 8.

Let's begin simply by reviewing the last few days.

On the night of Thursday, Aug. 7, forces of the Republic of Georgia drove across the border of South Ossetia, a secessionist region of Georgia that has functioned as an independent entity since the fall of the Soviet Union. The forces drove on to the capital, Tskhinvali, which is close to the border. Georgian forces got bogged down while trying to take the city. In spite of heavy fighting, they never fully secured the city, nor the rest of South Ossetia.

On the morning of Aug. 8, Russian forces entered South Ossetia, using armored and motorized infantry forces along with air power. South Ossetia was informally aligned with Russia, and Russia acted to prevent the region's absorption by Georgia. Given the speed with which the Russians responded — within hours of the Georgian attack — the Russians were expecting the Georgian attack and were themselves at their jumping-off points. The counterattack was carefully planned and competently executed, and over the next 48 hours, the Russians succeeded in defeating the main Georgian force and forcing a retreat. By Sunday, Aug. 10, the Russians had consolidated their position in South Ossetia.

On Monday, the Russians extended their offensive into Georgia proper, attacking on two axes. One was south from South Ossetia to the Georgian city of Gori. The other drive was from Abkhazia, another secessionist region of Georgia aligned with the Russians. This drive was designed to cut the road between the Georgian capital of Tbilisi and its ports. By this point, the Russians had bombed the military airfields at Marneuli and Vaziani and appeared to have disabled radars at the international airport in Tbilisi. These moves brought Russian forces to within 40 miles of the Georgian capital, while making outside reinforcement and resupply of Georgian forces extremely difficult should anyone wish to undertake it.

The Mystery Behind the Georgian Invasion
In this simple chronicle, there is something quite mysterious: Why did the Georgians choose to invade South Ossetia on Thursday night? There had been a great deal of shelling by the South Ossetians of Georgian villages for the previous three nights, but while possibly more intense than usual, artillery exchanges were routine. The Georgians might not have fought well, but they committed fairly substantial forces that must have taken at the very least several days to deploy and supply. Georgia's move was deliberate.

The United States is Georgia's closest ally. It maintained about 130 military advisers in Georgia, along with civilian advisers, contractors involved in all aspects of the Georgian government and people doing business in Georgia. It is inconceivable that the Americans were unaware of Georgia's mobilization and intentions. It is also inconceivable that the Americans were unaware that the Russians had deployed substantial forces on the South Ossetian frontier. U.S. technical intelligence, from satellite imagery and signals intelligence to unmanned aerial vehicles, could not miss the fact that thousands of Russian troops were moving to forward positions. The Russians clearly knew the Georgians were ready to move. How could the United States not be aware of the Russians? Indeed, given the posture of Russian troops, how could intelligence analysts have missed the possibility that the Russians had laid a trap, hoping for a Georgian invasion to justify its own counterattack?

It is very difficult to imagine that the Georgians launched their attack against U.S. wishes. The Georgians rely on the United States, and they were in no position to defy it. This leaves two possibilities. The first is a massive breakdown in intelligence, in which the United States either was unaware of the existence of Russian forces, or knew of the Russian forces but — along with the Georgians — miscalculated Russia's intentions. The second is that the United States, along with other countries, has viewed Russia through the prism of the 1990s, when the Russian military was in shambles and the Russian government was paralyzed. The United States has not seen Russia make a decisive military move beyond its borders since the Afghan war of the 1970s-1980s. The Russians had systematically avoided such moves for years. The United States had assumed that the Russians would not risk the consequences of an invasion.

If this was the case, then it points to the central reality of this situation: The Russians had changed dramatically, along with the balance of power in the region. They welcomed the opportunity to drive home the new reality, which was that they could invade Georgia and the United States and Europe could not respond. As for risk, they did not view the invasion as risky. Militarily, there was no counter. Economically, Russia is an energy exporter doing quite well — indeed, the Europeans need Russian energy even more than the Russians need to sell it to them. Politically, as we shall see, the Americans needed the Russians more than the Russians needed the Americans. Moscow's calculus was that this was the moment to strike. The Russians had been building up to it for months, as we have discussed, and they struck.

The Western Encirclement of Russia
To understand Russian thinking, we need to look at two events. The first is the Orange Revolution in Ukraine. From the U.S. and European point of view, the Orange Revolution represented a triumph of democracy and Western influence. From the Russian point of view, as Moscow made clear, the Orange Revolution was a CIA-funded intrusion into the internal affairs of Ukraine, designed to draw Ukraine into NATO and add to the encirclement of Russia. U.S. Presidents George H.W. Bush and Bill Clinton had promised the Russians that NATO would not expand into the former Soviet Union empire.

That promise had already been broken in 1998 by NATO's expansion to Poland, Hungary and the Czech Republic — and again in the 2004 expansion, which absorbed not only the rest of the former Soviet satellites in what is now Central Europe, but also the three Baltic states, which had been components of the Soviet Union.

The Russians had tolerated all that, but the discussion of including Ukraine in NATO represented a fundamental threat to Russia's national security. It would have rendered Russia indefensible and threatened to destabilize the Russian Federation itself. When the United States went so far as to suggest that Georgia be included as well, bringing NATO deeper into the Caucasus, the Russian conclusion — publicly stated — was that the United States in particular intended to encircle and break Russia. The second and lesser event was the decision by Europe and the United States to back Kosovo's separation from Serbia. The Russians were friendly with Serbia, but the deeper issue for Russia was this: The principle of Europe since World War II was that, to prevent conflict, national borders would not be changed. If that principle were violated in Kosovo, other border shifts — including demands by various regions for independence from Russia — might follow. The Russians publicly and privately asked that Kosovo not be given formal independence, but instead continue its informal autonomy, which was the same thing in practical terms. Russia's requests were ignored.

From the Ukrainian experience, the Russians became convinced that the United States was engaged in a plan of strategic encirclement and strangulation of Russia. From the Kosovo experience, they concluded that the United States and Europe were not prepared to consider Russian wishes even in fairly minor affairs. That was the breaking point. If Russian desires could not be accommodated even in a minor matter like this, then clearly Russia and the West were in conflict. For the Russians, as we said, the question was how to respond. Having declined to respond in Kosovo, the Russians decided to respond where they had all the cards: in South Ossetia.

Moscow had two motives, the lesser of which was as a tit-for-tat over Kosovo. If Kosovo could be declared independent under Western sponsorship, then South Ossetia and Abkhazia, the two breakaway regions of Georgia, could be declared independent under Russian sponsorship. Any objections from the United States and Europe would simply confirm their hypocrisy. This was important for internal Russian political reasons, but the second motive was far more important.

Russian Prime Minister Vladimir Putin once said that the fall of the Soviet Union was a geopolitical disaster. This didn't mean that he wanted to retain the Soviet state; rather, it meant that the disintegration of the Soviet Union had created a situation in which Russian national security was threatened by Western interests. As an example, consider that during the Cold War, St. Petersburg was about 1,200 miles away from a NATO country. Today it is about 60 miles away from Estonia, a NATO member. The disintegration of the Soviet Union had left Russia surrounded by a group of countries hostile to Russian interests in various degrees and heavily influenced by the United States, Europe and, in some cases, China.

Resurrecting the Russian Sphere
Putin did not want to re-establish the Soviet Union, but he did want to re-establish the Russian sphere of influence in the former Soviet Union region. To accomplish that, he had to do two things. First, he had to re-establish the credibility of the Russian army as a fighting force, at least in the context of its region. Second, he had to establish that Western guarantees, including NATO membership, meant nothing in the face of Russian power. He did not want to confront NATO directly, but he did want to confront and defeat a power that was closely aligned with the United States, had U.S. support, aid and advisers and was widely seen as being under American protection. Georgia was the perfect choice.

By invading Georgia as Russia did (competently if not brilliantly), Putin re-established the credibility of the Russian army. But far more importantly, by doing this Putin revealed an open secret: While the United States is tied down in the Middle East, American guarantees have no value. This lesson is not for American consumption. It is something that, from the Russian point of view, the Ukrainians, the Balts and the Central Asians need to digest. Indeed, it is a lesson Putin wants to transmit to Poland and the Czech Republic as well. The United States wants to place ballistic missile defense installations in those countries, and the Russians want them to understand that allowing this to happen increases their risk, not their security.

The Russians knew the United States would denounce their attack. This actually plays into Russian hands. The more vocal senior leaders are, the greater the contrast with their inaction, and the Russians wanted to drive home the idea that American guarantees are empty talk.

The Russians also know something else that is of vital importance: For the United States, the Middle East is far more important than the Caucasus, and Iran is particularly important. The United States wants the Russians to participate in sanctions against Iran. Even more importantly, they do not want the Russians to sell weapons to Iran, particularly the highly effective S-300 air defense system. Georgia is a marginal issue to the United States; Iran is a central issue. The Russians are in a position to pose serious problems for the United States not only in Iran, but also with weapons sales to other countries, like Syria.

Therefore, the United States has a problem — it either must reorient its strategy away from the Middle East and toward the Caucasus, or it has to seriously limit its response to Georgia to avoid a Russian counter in Iran. Even if the United States had an appetite for another war in Georgia at this time, it would have to calculate the Russian response in Iran — and possibly in Afghanistan (even though Moscow's interests there are currently aligned with those of Washington).

In other words, the Russians have backed the Americans into a corner. The Europeans, who for the most part lack expeditionary militaries and are dependent upon Russian energy exports, have even fewer options. If nothing else happens, the Russians will have demonstrated that they have resumed their role as a regional power. Russia is not a global power by any means, but a significant regional power with lots of nuclear weapons and an economy that isn't all too shabby at the moment. It has also compelled every state on the Russian periphery to re-evaluate its position relative to Moscow. As for Georgia, the Russians appear ready to demand the resignation of President Mikhail Saakashvili. Militarily, that is their option. That is all they wanted to demonstrate, and they have demonstrated it.

The war in Georgia, therefore, is Russia's public return to great power status. This is not something that just happened — it has been unfolding ever since Putin took power, and with growing intensity in the past five years. Part of it has to do with the increase of Russian power, but a great deal of it has to do with the fact that the Middle Eastern wars have left the United States off-balance and short on resources. As we have written, this conflict created a window of opportunity. The Russian goal is to use that window to assert a new reality throughout the region while the Americans are tied down elsewhere and dependent on the Russians. The war was far from a surprise; it has been building for months. But the geopolitical foundations of the war have been building since 1992. Russia has been an empire for centuries. The last 15 years or so were not the new reality, but simply an aberration that would be rectified. And now it is being rectified.
 

Barbanegra

Colaborador

Jóvenes civiles lituanos vestidos con uniformes militares ensayan tácticas contra la insurgencia en Pomarazai, 25 kilómetros al norte de la capital Vilnius. Muchos lituanos temen que Rusia invada su tierra en un futuro no muy lejano y se preparan para hacerle frente. (AP Photo/Mindaugas Kulbis)
Lituanos temen ataque ruso, se preparan para lo peor
Rasa Miskinyte se pasó todo un día helado en un bosque, aprendiendo a sacar agua de un estanque con un condón, afiltrarla con arena, carbón y un trapo, y a improvisar una hornalla a partir de una lata de cerveza. Cree que estas técnicas de supervivencia pueden serle útiles en caso de que Rusia invada Vilna y su familia tenga que esconderse en el bosque.

"Rusia tiene un vecino peligroso", afirmó Miskinyte, productora de cine de 53 años. "Siempre nos ha tenido en la mira".

En Lituania, Letonia y Estonia aumenta el temor de que Moscú, que ya apeló a la fuerza en Georgia, Ucrania y Siria, le apunte ahora a los estados bálticos. El presidente ruso Vladimir Putin ha dicho que no dudará en defender a los rusos dondequiera que se encuentren, lo que sonó a amenaza en los países del Báltico, donde viven muchos rusos.

No hay forma de saber si el peligro es real o no por ahora. Pero en Lituania, un país que ya sabe lo que es ser ocupado por Rusia, algunas personas no se quedan cruzadas de brazos.

Jóvenes lituanos están aprendiendo tácticas de contrainsurgencia en los fines de semana. Otros, como Miskinyte, toman medidas para protegerse. Y el mismo gobierno publicó un manual.

Rimvydas Matuzonis dirige un proyecto que en los fines de semana enseña técnicas típicas de una guerra de guerrillas.

No hay duda de que algunos estados del Báltico confían en que la OTAN los protegerá de una posible invasión rusa. Pero hay quienes dicen que de vez en cuando los abruma la ansiedad. Y quienes están realmente asustados, preparándose para lo peor.

Cuando Rusia anexó la península de Crimea, de Ucrania, en el 2014, Miskinyte empacó pan, sal y algunos artículos básicos y se dispuso a irse a una casa que tiene en el campo. Exhortó a sus familiares a que hiciesen lo mismo.

"En los pueblos siempre sobrevives", dijo Miskiyte. "Hay tierra, vegetales. Lo tienes todo allí".

La decisión de Moscú de desplazar soldados y misiles nucleares a Kaliningrado --región rusa entre Lituania y Polonia-- no ha hecho sino azuzar los temores.

Polonia está creando una Fuerza de Defensa Territorial que entrenará a miles de voluntarios en ciberguerra y otras formas de combate de baja intensidad vistas en Ucrania.

Pero la aprensión es mayor en las antiguas repúblicas soviéticas, cuya decisión de recuperar su independencia tras el derrumbe del imperio soviético humilló al Kremlin.

En respuesta a pedidos de la ciudadanía, el ministerio de defensa de Lituania publicó un manual con información sobre cómo sobrevivir en situaciones de riesgo y cómo reconocer el armamento ruso.

La mejor forma de prevenir una guerra es "demostrarle al agresor que estamos preparados para luchas por nuestra libertad, por cada centímetro de nuestra tierra", afirmó el ministro de defensa Juozas Olekas.

"Es la única forma de frenar la agresión rusa en la región", sostuvo Olekas en una entrevista con la Associated Press.

Lituania restableció el servicio militar obligatorio el año pasado, pero hay tantos voluntarios que no ha sido necesario reclutar gente por la fuerza.

Instructores del Proyecto Defensa, que enseña técnicas militares, dicen que es imperativo demostrarle a Rusia que están decididos a defenderse de un eventual ataque.

El temor a una posible agresión rusa da paso a interrogantes sobre la lealtad de los ciudadanos de origen ruso que viven en Lituania y representan el 6% de la población. Muchos vinieron durante la ocupación soviética y se quedaron.

Hay quienes temen que, en caso de un conflicto, la población de origen ruso se alineará con Rusia.

"Sin duda que los rusos apoyarán a la gente de Putin", dijo Miskinyte.

Los lituanos de origen ruso se quejan de lo que describen como una "propaganda antirrusa" de parte de las autoridades lituanas y muchos de ellos no niegan su afinidad con el Kremlin.

"En la prensa lituana todo es tendencioso: que los rusos son los malos de la película, que se vienen, que Putin siempre es el malo", se quejó Roman Nutsubidze, de 30 años,

Nutsubidze dice que quiere mucho a Lituania y que Putin no tiene razón alguna para querer ap

oderarse de los estados del Báltico.

"No entiendo qué es lo que hizo que está tan mal", expresó.

AP
 

Sebastian

Colaborador
Instructores del Proyecto Defensa, que enseña técnicas militares, dicen que es imperativo demostrarle a Rusia que están decididos a defenderse de un eventual ataque.
Listo los generales rusos eliminaron los posibles planes de ataque a Lituania.....
 

Sebastian

Colaborador
La integracíón del espacio postsoviético 25 años después de la URSS

12 de diciembre de 2016 Alexéi Timoféichev, RBTH
La Comunidad de Estados Independientes fue el primer intento por crear un espacio de integración tras la caída de la URSS. Todavía sigue exisitiendo pero está vacía de poder. La Unión Económica Euroasiática, formada por Rusia, Bielorrusia, Kazajistán y Armenia, es el mayor ejemplo de una alianza de países compuesta por miembros del antiguo estado socialista.


¿Qué relaciones mantienen los países que formaron un mismo país? Fuente:Yuri Belinsky / TASS

Para hacerse una idea sobre lo que ha sucedido y sigue sucediendo en el espacio de la antigua URSS basta con echar un vistazo al destino de la organización más antigua creada en este territorio justo tras la caída de la URSS y que sigue existiendo a día de hoy: la Comunidad de Estados Independientes, CEI.

Por un lado, la CEI se parece a la Liga de Estados Árabes o a la Unión Africana, donde no existe ningún órgano ejecutivo similar a la Unión Europea. Sin embargo, es más que un simple foro para debatir decisiones conjuntas. Según los observadores, la CEI se distingue de muchas asociaciones regionales por el gran nivel de integración de sus miembros.

El hecho de que la CEI siga existiendo y reúna a la mayoría de los países del espacio postsoviético, según los analistas, demuestra el interés de sus miembros por tratar de conseguir un mínimo de integración entre las distintas partes de lo que antiguamente fue un solo país. Los datos del Barómetro de Integración del Banco de Desarrollo Euroasiático confirman también la popularidad de las ideas de integración entre los habitantes de los países de la antigua URSS. Según Andréi Súzdaltsev, de la Escuela Superior de Economía, la CEI mantiene a los países miembros protegidos en el seno de una región unificada.

Rusia no estaba dispuesta a la integración
Sin embargo, muchos esperaban bastante más cuando se formó la CEI. En el marco de esta organización se proponían proyectos de integración profunda similares a la Unión Europea. En 1994 el presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, propuso crear la Unión Euroasiática basada en la CEI. Pero esta propuesta no triunfaría todavía. Para ello no estaba preparada ni siquiera Rusia, representada por su élite de la época del presidente Yeltsin, subraya Vladímir Zharijin del Instituto de Países de la CEI. No obstante, como diría luego Nazarbáyev, “en la Comunidad se funden las experiencias de todos nosotros, algo que ha permitido con el tiempo adoptar unas formas más productivas de integración regional entre países con distintos formatos y ritmos”.

La integración euroasiática
Esta experiencia se utilizó en la década de los años 2000, cuando la situación en el espacio postsoviético comenzó a cambiar. En Moscú llegó al poder el nuevo gobierno liderado por Vladímir Putin, que comenzó a llevar a cabo su propio proyecto de integración, comúnmente llamado “euroasiático”.

Su núcleo está formado por los mismos países de la CEI que nunca han escondido sus intenciones de integración, Kazajistán y Bielorrusia, junto con Rusia. En 2001 se firmó el acuerdo de creación de la Comunidad Económica Euroasiática. Además de su núcleo, en el proyecto participan Kirguistán y Tayikistán. Uzbekistán formó parte de la organización durante varios años, pero más tarde la abandonó.

El proyecto continuó desarrollándose y finalmente, en enero de 2015, se convirtió en la Unión Económica Euroasiática. En la actualidad sigue contando con cinco países, aunque en el lugar de Tayikistán figura Armenia. Tayikistán está estudiando la cuestión de unirse de nuevo a la organización. Según Viacheslav Mijáilov, de la Academia Presidencial Rusa de Economía Nacional y Administración Pública, en la actualidad la UEE puede considerarse como un proyecto completamente realizado. Los países de la UEE también forman parte de la OTSC, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, una especie de análogo de la OTAN en el espacio postsoviético.

“Un centro de poder alternativo a Rusia”
El proyecto euroasiático amparado por Rusia no es la única iniciativa de integración en el espacio postsoviético. Hace unos 20 años se creó el bloque GUAM (Georgia, Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia, llamado también Organización para la democracia y el desarrollo económico). Más tarde a este grupo se uniría Uzbekistán, convirtiendo su nombre en GUUAM. Sin embargo, al poco tiempo Tashkent abandonó el bloque (Uzbekistán, así como otro país de la CEI, Turkmenistán, siempre se han mostrado muy precavidos con las alianzas en el espacio postsoviético).

El bloque GUAM nació en varios encuentros que los líderes de estos cuatro países mantuvieron a finales de los años 90 en Estrasburgo y en Washington. El grupo intentaba desarrollar proyectos energéticos alternativos a los de Rusia: suministro de recursos energéticos desde la región del mar Caspio a Europa evitando pasar por Rusia. Sin embargo, la iniciativa se fue extinguiendo poco a poco: la última cumbre entre los jefes de Estado del bloque se celebró en 2008.

“El grupo GUAM fue un intento de crear un centro de poder alternativo a Rusia”, asegura Súzdaltsev. En la actualidad, Ucrania se está convirtiendo en el centro alternativo en el espacio de la antigua URSS. Esto sucede en un contexto de confrontación entre Moscú y Occidente. Además, el experto está convencido de que el futuro de las relaciones en el espacio postsoviético dependerá de los resultados del conflicto entre Rusia y los países occidentales.
http://es.rbth.com/internacional/20...stsovietico-25-anos-despues-de-la-urss_655667
 

Sebastian

Colaborador
El nuevo presidente de Moldavia inicia el viraje hacia Rusia a espaldas de Europa

Igor Dodón considera, en una entrevista tras su victoria electoral, que la firma del Tratado de Asociación con la UE “fue un error”


Pilar Bonet
Chisinau 30 DIC 2016 - 09:49 CET

El nuevo presidente de Moldavia, el socialista Igor Dodón, ha comenzado a escenificar su política de aproximación a Rusia y distanciamiento de la Unión Europea, organización ésta con la que su país está vinculado desde 2014 por un tratado de Asociación y Libre Comercio. “Firmamos sin preguntar al pueblo. Fue un error. Nuestro mercado tradicional está en Rusia, no en Europa”, afirma en una entrevista con EL PAIS en Chisinau. “Los resultados del tratado (de asociación) han sido negativos: perdimos el mercado ruso, ahogamos a los productores locales y no exportamos más a Europa”, explicaba Dodón pocos días antes de jurar su cargo, el 23 de diciembre. A escala reducida, el caso moldavo refleja la pugna global entre dos modelos de integración, uno orientado a Bruselas y otro a Moscú.

En el sistema de corte parlamentario moldavo el presidente tiene escasas competencias. Dodón, de 41 años, procede del partido comunista y fue vicejefe de Gobierno siendo jefe del Estado Vladímir Voronin (2001-2009). Hoy se enfrenta a un Parlamento dominado por tres fuerzas favorables a la integración europea (una de ellas, el partido liberal, es también partidario de la unión de Moldavia con Rumanía).

Pero la opinión pública es el gran aliado del primer presidente elegido por sufragio universal en Moldavia desde 1996 (sus antecesores durante 16 años lo fueron por el Parlamento). Para lograr sus fines, entre ellos el de incrementar sus competencias, Dodón considera recurrir al instrumento del referéndum, aprovechando sus facultades legales para iniciar consultas. El momento --marcado por la crisis económica y la corrupción-- le es propicio. En los sondeos, los moldavos valoran mucho más la integración económica con Rusia que el Acuerdo de Asociación con la UE. El presidente trata de provocar elecciones parlamentarias anticipadas que permitan alterar a su favor la correlación de fuerzas sin esperar al fin de la legislatura en 2018.

Dodón prodiga los gestos simbólicos: arrió la bandera de la UE que sus predecesores mantenían (junto a la del Estado) en la sede presidencial y ha cambiado las siglas del idioma oficial en su web, sustituyendo las letras “ro” (de “rumano”) por “md” (de “moldavo”), lo que supone una afirmación política aplicada a la lengua común de origen latino hablada en los dos países.

El destino elegido para su primer viaje al extranjero es Rusia, con la que quiere tratar sobre las restricciones a la exportación que Moscú impuso a Moldavia por firmar el tratado de Asociación con la UE. Explica que desde entonces sus “exportaciones han disminuido en un 50%” por lo que han “perdido 400 millones de dólares en el último año y medio”. ”Rusia solo ha autorizado a suministrar mercancías a varias decenas de empresas (de Moldavia), la mayoría de Gagauzia y del Transdniéster”, dice, refiriéndose a dos regiones simpatizantes con Moscú, la primera una autonomía poblada por turcos cristianos y la segunda, un territorio incontrolado e independentista, de mayoría eslava, en la ribera izquierda del Dniéster.

“No puedo anular el acuerdo de Asociación con la UE porque no tengo competencias”, dice Dodón. “Intentaré firmar un acuerdo de asociación estratégica con Rusia para volver al mercado ruso y no excluyo proponer el año próximo la firma de un acuerdo marco de colaboración con la UEE (La Unión Económica Euroasiática, promovida por Moscú) que no entre en contradicción con la UE. Como político y como economista, estoy por la integración euroasiática. El mercado europeo nunca consumirá el volumen de mercancías que producimos, y sin mercados ni puestos de trabajo se irá la gente activa y nos transformaremos en un país de jubilados en la ruina”.

Moldavia pierde población de forma continua desde hace 22 años. En 1994 tenía más de 4,3 millones de habitantes. Hoy tiene algo más de 3,5 millones, menos de los que había en 1970, en época soviética. La emigración es “un peligro serio” para el Estado, pero “si se abre el mercado ruso se podrán crear puestos de trabajo y el problema se resolverá”, afirma.

Dodón quiere intensificar el diálogo con el Transdniéster que en diciembre eligió a Vadim Krasnoselski como presidente y considera posible integrar a ese territorio en Moldavia con un “modelo federal y un estatus especial”. La solución daría “garantías del mantenimiento del Estado, de modo que si Moldavia pierde su soberanía, el Transdniéster tendría derecho a la autodeterminación, como ahora Gagauzia”, afirma aludiendo al temor (en el origen del secesionismo local) a una unificación de Moldavia con Rumanía. La solución debe basarse también en el “estatus de neutralidad”, opina el presidente. El acuerdo culminaría “en un referéndum simultáneo en la orilla izquierda y derecha (del Dniéster)”. “Debe haber una nueva constitución”, opina Dodón.

Moldavia solo puede sobrevivir como Estado neutral, lo que significa que no debe haber tropas de otros Estados extranjeros en nuestro territorio, sean americanos, rusos o rumanos”, afirma Dodón respondiendo a la pregunta sobre el futuro del contingente militar que Rusia mantiene en el Transdniéster. Pero “la celeridad de la retirada es una cuestión técnica que debe verse después de la resolución política”, advierte. “Hay que ser realistas. Los que gritan que primero hay que retirar (las tropas) y después sentarnos a negociar, deben entender que esto no sucederá y que no depende de nosotros. Primero determinaremos el estatus político y luego el plazo técnico de la retirada y mi posición es que cuanto más deprisa mejor”.

El presidente pretende maniobrar entre el Este y el Oeste en defensa de los intereses de su país. ”Si no conseguimos maniobrar, Moldavia dejará de existir”, dice. “No vamos a ser miembros de la UE, porque la UE tiene sus problemas y vemos cómo vencen los euroescépticos y no habrá una ampliación de la UE. Si Moldavia dentro de 10 o 15 años llega a ser miembro de la UE, lo será sin el Transdniéster y sin Gagauzia y habrá dejado de existir como país”, afirma. ”Por eso nuestro única opción es continuar siendo un país neutral, con buenas relaciones con Europa y una asociación estratégica con Rusia”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/12/29/actualidad/1483028396_163722.html
 

Sebastian

Colaborador
Armenia descarta que interacción con la OTAN afecte alianza con Rusia

22 de febrero de 2017 Sputnik

La interacción de Ereván con la OTAN jamás ha estado ni estará dirigida contra los intereses de la alianza estratégica con Rusia, aseveró a Sputnik el ministro de Defensa de Armenia, Viguen Sargsián.

"Nuestras relaciones con la OTAN siempre se han desarrollado de un modo totalmente transparente para nuestros socios y países aliados, jamás hemos hecho de ello secreto alguno y nunca esta interacción afectó ni afectará los intereses de nuestra alianza estratégica con Rusia", indicó el titular.

Sargsián recordó que la OTAN lleva a cabo una serie de operaciones de paz aprobadas por la ONU.

"Para Armenia resulta de gran importancia y utilidad tener conocimientos y experiencia en este tipo de operaciones pacificadoras multinacionales", señaló.

Según el titular, esto ayuda "a generar nuestras propias capacidades pacificadoras, disponer de un contingente que haya cumplido misiones operativas en diversas situaciones reales y poder tener una imagen y comprensión más completas del sistema internacional de mantenimiento de la paz, que considere también los conflictos presentes en nuestra región".

El ministro añadió que el programa de asociación de Armenia y la OTAN "está dirigido en primera instancia al desarrollo de sistemas de control democrático de las Fuerzas Armadas, el fortalecimiento del componente que se basa en formas parlamentarias de dirección, semejante al de muchos países miembros de la Alianza".

"Llevamos a cabo toda una serie de proyectos que ayudan al fortalecimiento de nuestras Fuerzas Armadas y estoy convencido que esto no afecta en nada a los intereses de nuestros aliados", concluyó.

La cooperación actual entre Armenia y la OTAN se basa en el Plan de Asociación Individual (Individual Partnership Action Plan — IPAP) Armenia-OTAN, firmado en diciembre de 2005.

Este acuerdo supone la realización de consultas periódicas con la OTAN sobre seguridad regional, la creación de una estrategia para esta seguridad, el desarrollo de la doctrina militar de Armenia, el perfeccionamiento del proceso de planificación de defensa y presupuesto y otros temas.

Armenia también participa en misiones de paz de la Alianza en Kosovo y Afganistán.
http://es.rbth.com/noticias/2017/02...n-con-la-otan-afecte-alianza-con-rusia_707353
 

Putin y Lukashenko abordan la creación de "un espacio de defensa común"​


Publicado:12 abr 2022 12:46 GMT

El presidente ruso destacó la importancia de profundizar la integración con Bielorrusia ante "una guerra total de sanciones" de Occidente.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, abordó este martes durante la reunión con su homólogo bielorruso Alexánder Lukashenko, el tema de la creación de "un espacio de defensa común".

"Discutimos la creación de un espacio de defensa común y la seguridad de nuestros Estados, analizamos medidas de protección de nuestras fronteras occidentales, así como el progreso de la cooperación técnico-militar, y aclaramos los planes de ejercicios conjuntos", precisó Putin en una rueda de prensa ofrecida en las instalaciones del cosmódromo Vostochny, en la región rusa de Amur.

En paralelo, el líder ruso destacó la importancia de seguir profundizando la integración con Minsk en el marco del Estado de la Unión ante "una guerra total de sanciones" de Occidente. Putin acentuó que ambas naciones juntas "continuarán oponiéndose a cualquier intento de frenar" su desarrollo o "aislarlas de la economía global".


Al hablar sobre el impacto de las restricciones impuestas por Occidente tras el inicio de la operación militar especial en Ucrania, el presidente ruso enfatizó que "la guerra relámpago de sanciones fracasó".

Putin admitió que "hay problemas", pero la economía rusa funciona de forma estable y eficaz. En esta misma línea, expresó la esperanza de que prevalecerá el sentido común en Occidente con respecto a las sanciones. De todos modos, la economía rusa se acostumbrará a la nueva realidad, aseguró.

Transcurso del operativo militar​

En cuanto al actual conflicto en Ucrania, Putin lo describió como "una tragedia". "Lo que está ocurriendo en Ucrania es una tragedia, pero Alexánder Grigoryevich [Lukashenko] lo dijo bien: no había más remedio. Sencillamente, no había opción, la única cuestión era cuándo empezaría", agregó.

Según el mandatario, el transcurso del operativo militar ruso puede acelerarse, pero "depende de la intensidad de las acciones combativas". "Y la intensidad, de un modo u otro, está ligada a las pérdidas. Nuestra tarea es alcanzar todos los objetivos minimizando estas pérdidas", destacó.
 

"Rusia no está obsesionada con anexionarse a todos y todo": experto analiza las perspectivas de las relaciones de Moscú y los países postsoviéticos​


Publicado:16 jul 2022 18:44 GMT

Treinta años después del colapso de la Unión Soviética, Rusia y los países postsoviéticos se han acercado a una nueva fase de su existencia y actualmente se enfrentan a una crisis de desarrollo que tiene dos vías: "O los países pasan a un nuevo nivel o los problemas podrían llegar a ser fatales", afirma Fiódor Lukiánov, editor en jefe de la revista Russia in Global Affairs, presidente del Consejo ruso para la Política Exterior y de Defensa y director científico del Club Internacional de Debates Valdái.

En una entrevista sobre la cuestión de las relaciones de Rusia con sus aliados y vecinos en medio de la imposición de sanciones económicas por parte de Occidente y el agravamiento de las tensiones en la comunidad internacional, el experto político sostiene que, debido a la falta de voluntad de Occidente de escuchar "las peticiones y luego exigencias" de Moscú en el ámbito de seguridad, Rusia "tendrá que confiar mucho más en sus propias fuerzas" y en sus relaciones con sus aliados y vecinos.

"Nadie va a construir una Unión Soviética"​

A pesar de los temores de Occidente de que la operación militar en Ucrania sea una etapa de un plan de Vladímir Putin para recuperar la URSS o crear algo similar, Lukiánov asegura que "nadie va a construir una Unión Soviética", ya que es "imposible e innecesario". "Treinta años después del colapso de la URSS, tanto Rusia como todos los países postsoviéticos han alcanzado un umbral a partir del cual se ha iniciado una fase absolutamente nueva", explica, subrayando que estos países "se enfrentaron a realidades diferentes", como un equilibrio de poder distinto en la arena mundial, crisis y cambios de sus objetivos.

El experto opina que la crisis de desarrollo de las antiguas repúblicas soviéticas ha sido provocada por "los cambios en la coyuntura externa y el cambio de generaciones políticas", a lo que atribuye la llegada al poder de Vladímir Zelenski en Ucrania en 2019. "Se trata de una crisis de desarrollo, peligrosa y bastante fatídica: o los países pasarán a un nuevo nivel o los problemas podrán llegar a ser fatales debido al desajuste de las decisiones tomadas y los retos de la época", indica el politólogo, señalando que Rusia está en una etapa en que intenta restaurar "una esfera de influencia histórica, sobre todo en términos de seguridad".

Sin embargo, Lukiánov destaca que Rusia "no está obsesionada con la idea de anexionarse a todos y todo. Basta con asegurar el entendimiento mutuo con los países vecinos para que quede claro cuál es la línea [de comportamiento] que no deben cruzar", y estas líneas estarán determinadas por los resultados del conflicto en Ucrania.

Cómo deben comportarse Rusia y sus vecinos entre sí​

El experto afirma que, en medio de la operación militar en Ucrania, Rusia tiene "una imagen distorsionada de cómo debe comportarse con los países vecinos y de cómo los vecinos deben comportarse con Rusia", ya que Moscú la inició sin consultar con sus aliados y vecinos, mientras que las consecuencias de esta decisión les afectan de forma significativa.

"Los países que se encuentran entre potencias fuertes tienen que vigilar su comportamiento. Y hay cosas que [Rusia] no debe exigir a sus vecinos", dijo, señalando que, aunque Moscú "puede esperar que no se pongan del lado de sus adversarios", esto no significa que esos países deban apoyar plenamente su postura todo el tiempo.


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Añadió que si bien algunos países vecinos apoyan a Moscú "por sus propias razones", como lo hace Bielorrusia, no hay que esperar que otros hagan lo mismo. Por ejemplo, Rusia no puede esperar que Kazajistán, que busca tanto mantener buenas relaciones con el Kremlin como defender sus propios intereses en la arena mundial, esté dispuesto a "tirarse delante de un tren" si quiere "construir relaciones a largo plazo".

El politólogo también subraya que "los juramentos públicos de lealtad" de los países vecinos no tienen gran importancia, ya que lo más significativo es que desempeñarían un papel importante en "los intentos de Occidente de bloquear a Rusia", puesto que permitirían a Moscú llevar a cabo "esquemas inteligentes para eludir las restricciones y encontrar rutas alternativas".

Relaciones polémicas con varios vecinos​

Lukiánov también habló del deseo de Moldavia y Georgia de seguir el mismo camino que los países bálticos y entrar en la OTAN. Según el experto, aunque los Estados bálticos ya son miembros de la Alianza Atlántica, esto no significa que sus lazos con Rusia "estén cortados para siempre", pero no hay que esperar ningún "avance en el futuro próximo". Sin embargo, está convencido de que la OTAN no se expandirá hacia Moldavia y Georgia, ya que haciéndolo "se pondría en una situación de posible confrontación directa con Rusia".

Al hablar de los vínculos de Rusia con Armenia y Azerbaiyán, dos países cuyas relaciones se tensaron a raíz del conflicto por la región de Nagorno Karabaj, Lukiánov destaca que Rusia es aliado militar de Ereván y ambas partes tienen un acuerdo de alianza, tanto bilateral como en el marco de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Sin embargo, Moscú no quiere perjudicar sus relaciones con Bakú, especialmente en medio de los intentos de Turquía de extender su influencia en la región.


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"El cambio de la balanza hacia Armenia no le gusta a Bakú, pero Rusia no renunciará a sus obligaciones ante Ereván, ya que le supondría enormes pérdidas de reputación. [...] Pero aquí también todo dependerá de los resultados de la operación en Ucrania", concluyó.

Cabe destacar que, en lo que respecta a la coexistencia con Ucrania después del fin del conflicto, el académico señala que actualmente esta cuestión no se plantea, "quizá porque nunca habrá que discutirlo, o quizá por alguna otra razón".

Perspectivas de las relaciones entre Rusia y Occidente​

De acuerdo con Lukiánov, los próximos 10 años serán difíciles para la comunidad internacional, ya que el telón de acero está cayendo y en este caso no por iniciativa de Kremlin. A pesar de que los "dirigentes rusos han decidido cambiar radicalmente la trayectoria del desarrollo del país", Moscú sigue incrustada en el sistema global centrado en Occidente, de la misma manera que sigue dependiendo de "algunos factores externos", como mercados extranjeros y tecnologías.


Dursun Aydemir / Anadolu Agency

"Actualmente Rusia conscientemente rechaza participar en este sistema en las condiciones de Occidente, y tendrá que confiar mucho más en sus propias fuerzas, y esto es una cuestión de desarrollo interno. Todo depende de cómo se desarrolle en el contexto de escasez de muchos servicios, componentes y capacidades", asegura el experto, subrayando que se trata de "una elección consciente" en el camino hacia la soberanía tecnológica o al menos hacia "una vuelta al modelo soviético", con su producción independiente en sectores estratégicamente importantes.

A su juicio, durante los próximos 10 años Rusia estudiará sus "reservas internas y oportunidades de desarrollo" para adaptarse a la "vida sin Occidente", a la vez que todo el mundo entrará en una "época de cambios cardinales".
 
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